Tengo una amiga filipina y me dice que la gente anciana habla español
Filipinas Hispanizada: ¿Una Buena Opción?
Por Elizabeth Medina | Santiago de Chile
28 de marzo de 2000
Hace poco un amigo filipino residente en EE.UU. me preguntó por qué me parece factible y positiva la hispanización de Filipinas y mi respuesta fue la siguiente:
Filipinas tiene 479 años de historia, o sea, de pasado escrito (1521 hasta el presente), y 379 de ellos han sido consignados en español. Está confirmado que tenemos un legado documental que no está traducido al inglés y que por lo tanto hoy no somos capaces de leer, una veta de oro apenas minada por nuestros historiadores. Además, los trabajos de historiadores modernos españoles, quienes con tanta dedicación y pericia han investigado y publicado innumerables trabajos sobre nuestra cultura y pasado hispanofilipinos, se acumulan en bibliotecas sin que los filipinos nos podamos valer de aquel invaluable acervo de aportaciones actuales.
Es innegable y curioso que los españoles escribieron mucho sobre Filipinas, y sospecho que más aún que sobre la mayoría de sus colonias americanas. Esto se debe seguramente en parte a que Filipinas se independizó sólo 88 años después de América. Pero indudablemente, Filipinas de por sí era un espacio geográfico y cultural fascinante, que cautivó la imaginación, el interés científico, y la sensibilidad humana de los muchos españoles doctos que pasaron largos años conviviendo con el pueblo.
Hablando como lego y basándome en lo que he podido colegir de los pocos contactos con académicos filipinos y de sus trabajos en general, de mis propias indagaciones y de las de investigadores independientes, me parece que la documentación española rebosa de gemas que siguen a la espera de ser redescubiertas por estudiosos de la historia filipina. Nuestros historiadores no le han prestado mucha atención, prefiriendo estudiar las obras de historiadores anglosajones y los pocos trabajos escritos por españoles y traducidos al inglés, y por una razón muy sencilla: porque sin la incorporación profunda del idioma y la cultura hispana, es imposible penetrar los niveles de significado profundo e implícito de la documentación.
Aquí tenemos, por lo tanto, una doble magnificación del problema,. Los historiadores filipinos están distanciados de su propio legado documental hispanofilipino porque lo estudian de tercera mano, a través de los filtros culturales de los investigadores que manejan un nivel un tanto operativo de conocimiento, pero cuyos filtros culturales ya de por sí operan seleccionando sólo aquellos contenidos que refuerzan el modo de aprehender de su sensibilidad -que tampoco, por sincero que fuere su interés en desentrañar los mensajes profundos de los documentos- no puede sino carecer de los pitones que necesitan para poder escalar tamaño glaciar cultural. Sin los pitones y todo el equipamiento especializado que proporciona la experiencia y el estudio profundos de la cultura productora de aquel acervo documental, es imposible recibir sus mensajes y compenetrarse con él. Esto es así porque más importante aun que la información externa, es el paisaje interno adecuado que habilita al investigador para percibir toda la información -implícita, invisible, no explícita- que la subyace.
El resultado es que si bien se acumulan datos e interpretaciones de aparente gran valor científico, no se logra comprender el significado humano y espiritual de aquella historia.
Y si suponemos -como es mi caso- que el conocimiento debe incorporar siempre un componente cultural y espiritual que va mucho más allá de la mera acumulación de datos neutros y que se ocupa por sobre todo de orientar el desarrollo humano, entonces esta manera de proceder debe ser corregida y reorientada sin perder más tiempo y esfuerzo.
La cultura, estoy convencida, es la mina de oro de este nuevo siglo. Es el último continente ignoto y es la mayor riqueza de las naciones. Si un pueblo descubre la forma de crear en los demás países un vivo interés por su cultura, y plasma esa fascinación en productos comercializables, tiene asegurada su fuente de ingreso. Es así que España ha logrado crear mercados para su música, literatura, arquitectura, moda; Italia otro tanto, particularmente su gastronomía y su alta costura; Alemania su ingeniería, sus automóviles; del mismo modo Francia, y por supuesto los EE.UU., cuyos productos anegan nuestras casas y hasta nuestros cerebros, en el planeta entero.
Filipinas necesariamente deberá aprender a crear mercados externos para su cultura, no solamente aquella cultura folclórica que no es nada más que una proliferación de objetos, sino los talentos innatos del pueblo filipino, reconocidos mundialmente, en las artes culinarias, las plásticas y visuales, la música, la capacidad inventiva, y -lo que por ahora recién empieza a manifestarse- la plasmación en una nueva literatura que da cuenta de la maravillosa complejidad y riqueza de su experiencia histórico-cultural. Todo lo anterior tiene su arraigo profundo, sus fuentes creativas, en la cultura del pasado hispanofilipino.
Esto sin mencionar otro tema de gran relevancia, que es el desarrollo de nuestras relaciones comerciales con los países de habla hispana de la Cuenca del Pacífico.
Lo invisible que rehusa morir
Los 377 años de hispanización filipina dieron luz a una cultura y un pasado que se intentó aniquilar y que sigue siendo objeto de atropellos... pero que rehusa desaparecer y morir.
Una cultura y un pasado que sólo se hace visible cuando, al igual que el Principito de St. Exupéry, se aprende a ver con el corazón.
Si uno no sabe hablar español, y fluidamente, no se da cuenta de la riqueza de palabras castellanas que se han incorporado al tagalo y a tantos otros dialectos nativos filipinos. Si uno no lleva dentro de sí la cultura hispana, no puede reconocer la cultura hispana que informa y empapa los usos y costumbres sociales filipinos.
Si uno no conoce los paisajes de España y de América Hispana, con sus imponentes estructuras de la Edad media y de la Colonización, no reconocerá el pasado hispano cuyos testigos fieles son las iglesias, casas y pueblos antiguos de las Islas.
La responsabilidad de los guardianes culturales filipinos
El hecho de que la mayor parte de nuestra historia transcurrió durante el período colonial español y que quedó registrada en el idioma de nuestra cultura hispanofilipina, necesariamente pone en situación de gran responsabilidad a los guardianes de la cultura y la educación en nuestro país. Borrar el pasado significa borrar el futuro. El mayor problema cultural que enfrentamos los filipinos, según mi parecer, es que no existe una mirada reflexiva frente a estos asuntos en Filipinas, porque tal como dijimos, no se nos esclareció sobre la importancia de la cultura profunda. Parte de la culpa la tienen sin duda nuestros antiguos administradores españoles, otra el sistema de educación norteamericana implantado después, que necesariamente obró tratando de borrar el pasado cultural para imponer un presente y futuro anglosajonizados. Pero otra porción de culpa la tienen quienes han gobernado el país y que han permitido que bajo las nuevas condiciones de independencia, se hubiese abandonado el amor de las antiguas generaciones por el idioma y la cultura hispanofilipina, y se hubiese dado carta blanca a quienes se formaron bajo el régimen norteamericano y se entregaron por entero a ese nuevo poder, en desmedro de su propia identidad y legado histórico.
Por lo tanto, aunque la propuesta no puede ser pretender dar vuelta de la noche a la mañana la tortilla cultural y -así como se nos impuso el idioma inglés- ahora imponer el castellano, lo que sí es imprescindible es modificar el canon educacional para que nuestros historiadores, sociólogos, antropólogos, literatos, arquitectos -todos nuestros formadores de cultura-, recuperen la conciencia plena del pasado y tengan la opción de emprender estudios profundos -sea en Filipinas, España o América Latina- en historia y cultura hispanoamericano asiática, en el idioma castellano.
Estoy convencida, además, que el intercambio cultural entre América Hispana y Filipinas no puede sino conducir a una nueva síntesis que a su vez producirá un florecimiento de lo mejor de cada uno de nuestros pueblos, gracias al nuevo clima de hermandad y unidad que tenderá a fomentar. Síntesis que ayudará a llevar nuestras relaciones con España a un nuevo nivel de madurez y mutua cooperación.
Lo anterior no significa que abogo por la separación de Filipinas de su familia asiática, lo cual sería un absurdo y un nuevo movimiento pendular bajo el signo del mismo purismo de quienes hoy abogan por separarnos fanáticamente de nuestro pasado occidental. El hecho es que los filipinos somos un nexo viviente entre Occidente y Oriente. Somos de los dos mundos y los dos mundos son nuestros. La mirada naturalista y determinista, tanto de los españoles y de los norteamericanos, y ahora de nosotros frente a nosotros mismos, dijo que éramos indios o asiáticos y por lo tanto debemos atenernos a ser lo que somos y nada más.
De allí el debate actual y absurdo de si Filipinas debería hispanizarse de nuevo o no. Cuando Filipinas "siempre" ha sido hispanizada. Sólo que los "filipinos" nacidos a partir de 1901, rápidamente sufrieron primero el trueque cultural y la supresión del pasado, y después, la franca tergiversación y aniquilamiento de su conciencia histórica.
En síntesis, yo diría en respuesta a la pregunta: ¿sería positivo que Filipinas vuelva a hispanizarse?, que Filipinas "ya está hispanizada"; sólo hace falta que los filipinos se den cuenta de esta verdad y que la hagan trabajar en su beneficio, para enriquecerse y progresar, en vez de empobrecerse y regresar.
Porque la regresión tiene sus límites --a diferencia del progreso-- y me parece evidente que tales límites ya los hemos alcanzado.
Tengo una amiga filipina y me dice que la gente anciana habla español
Este tema ya lo había leído hace mucho tiempo, me parece muy interesante el que haya aún hispano-hablantes en Filipinas aunque nunca he tenido la oportunidad de conocer alguno, los q he conocido son de hecho residentes en USA y los han aprendido después, es decir no es su lengua materna. ¿Alguien sabe si el proyecto cervantes en Filipinas a tenido éxitos destacables?
¡Viva la Nueva España! ¡Viva la madre patria Española! ¡Viva la santísima virgen de Guadalupe!
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