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Una gran figura de España, muchas veces olvidado en el tiempo, pero que es digno de ser recordado..
"Vas a servirme en una Religión, cuya perfección antigua ayudarás a levantar".
Fueron las palabras que Nuestro Señor le respondió al joven Juan de Yepes, en una ocasión en que él oraba a Dios pidiéndole orientación vocacional, ya que él se encontraba preocupado sobre el sentido de su vida.
La vida de San Juan de la Cruz, es un itinerario, que se ha llegado a resumir en dos sencillas palabras: Amor y Cruz (Cáritas et Crux).
Conoció desde la infancia el rigor de la pobreza, de la carencia, fue un hijo de migrantes, su madre viuda, tuvo que padecer por buscar mejores condiciones de vida, ya les vemos yendo y viniendo de ciudad en ciudad en esa búsqueda.
Cuando entra al Hospital, fue cuando tuvo un encuentro más cercano con Dios ya que en los enfermos veía a Dios, que necesitaba ser atendido.
Su contacto con la naturaleza, con los lagos, con los arroyos, comienza a ser para él, algo muy llamativo, reflejo de la creación de Dios, que más tarde serán figuras de sus poesías muy subidas.
San Juan fue, como lo describen sus contemporáneos un hombre que derramaba caridad y bondad, con una mente poética profundamente influenciada por lo bello y lo atractivo, también fue un hombre austero consigo mismo. Un hombre de mente abierta, de grande entendimiento, la misma Madre Teresa de Jesús, se admiró de su gran sabiduría, que lo hacía ver de muchos años, aunque poseía veinte.
Piadoso sobremanera, soportó con admiración el látigo de la persecución, en un tiempo en que muchos cristianos habían mitigado al Cristianismo, pero él, se muestra indoblegable e inquebrantable, es como columna de hierro, pues su fortaleza la hallaba en Cristo, no vaciló en ningún momento, cumpliendo fielmente el mandato de Nuestro Señor que en aquella ocasión le encomendó: de levantar la antigua perfección de su Religión.
Se muestra pequeño en su tierra, de la cual no fue profeta, pero grande e inmortal ante las generaciones venideras, hombre iluminado del Señor, que se gozaba de verle en el Sacramento, pero que ansiaba verle cara a cara.
Tenemos por seguro lo que dice el Salmo cuando habla de nuestros Santos del cielo, que no murió, sino que sigue proclamando las alabanzas a nuestro Señor allá en el cielo, e intercediendo a favor de los cristianos.
San Juan de la Cruz, maestro, profeta, poeta, padre espiritual, hermano, cristiano, reformador y Doctor de la Iglesia. Ruega por nosotros. Amén.
Escrito por: Josef.
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