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Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Miguel de Cervantes y Saavedra
(Alcalá de Henares, 1547- Madrid, 1616).
F. Sevilla Arroyo / Enciclopedia Universal / Micronet / 1999
Poeta, novelista y dramaturgo español, considerado como el más grande escritor español de todos los tiempos, y uno de los mejores escritores universales. Su obra más conocida, la Historia de El Quijote de la Mancha, ha trascendido todas las fronteras y todas las culturas.
El retrato más fidedigno que se conoce de Miguel de Cervantes se debe a su propia pluma, con la que trazó su "rostro y talle" en el prólogo a las Novelas ejemplares:
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria".
Miguel de Cervantes fue bautizado el 9 de octubre de 1547, en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de Alcalá de Henares, donde nació posiblemente el día 29 de septiembre, día de San Miguel. Era el cuarto hijo de los seis que tuvo el matrimonio Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. El padre era cirujano-barbero, profesión de escasos ingresos y baja consideración social. Las estrecheces económicas, en las que sin duda se crió nuestro autor, forzaron a su padre a emprender un vagabundeo por Valladolid, Córdoba y Sevilla en busca de mejor suerte, nunca conseguida, sin que sepamos a ciencia cierta si su prole lo acompañó en sus viajes o no. Si lo hizo, Cervantes podría haber aprendido sus primeras letras en un colegio de la Compañía de Jesús de esas localidades, e incluso haberse aficionado al teatro -una vocación que no abandonaría jamás- bajo la tutela del padre Acevedo. Desde 1566 el cirujano-barbero se estableció definitivamente con su familia en Madrid, iniciando por esos años el joven autor su carrera literaria: primero, en 1567, con un soneto dedicado a la reina ("Serenísima reina, en quien se halla"), con motivo del nacimiento de la infanta Catalina, la segunda hija de Felipe II. Después, en 1569, con cuatro poemas de corte garcilacista dedicados a la muerte de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, que le pidió Juan López de Hoyos, rector del Estudio de la Villa -tratándolo de "caro y amado discípulo"-, para incluirlos en la Historia y relación de las exequias reales. Es posible que Cervantes se iniciara en la literatura bajo la supervisión y en la amistad del humanista y gramático López de Hoyos. Lo que sí es seguro es que Cervantes entró al mundo literario de la mano de la poesía.
Esos tempranos inicios poéticos se vieron truncados casi en sus comienzos, pues a finales de 1569, encontramos al joven escritor instalado en Roma como camarero del cardenal Giulio Acquaviva, al que serviría durante un tiempo para iniciar pronto su carrera militar. Allí tuvo Cervantes ocasión de familiarizarse con la literatura italiana del momento, tan influyente en su propia obra.
Abandonó el ambiente pontificio en 1570, para entrar en el servicio militar, entonces absolutamente voluntario, en el que desde luego no le sonreiría nunca la fortuna. Se alistó primero en Nápoles a las órdenes de Álvaro de Sande, para sentar plaza después, con toda seguridad, en la compañía de Diego de Urbina, del tercio de don Miguel de Moncada, bajo cuyas órdenes se embarcaría en la galera Marquesa, junto con su hermano Rodrigo, para combatir, el 7 de octubre de 1571, en la batalla naval de Lepanto. Aunque en aquellos días sufría de fiebres, luchó con valor, pues recibió dos arcabuzazos en el pecho y uno en la mano izquierda, que se la dejaría inutilizada para siempre. A cambio, quedaría inmortalizado como El manco de Lepanto y conservaría hasta su muerte el orgullo de haber participado en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.
Ya recuperado de sus heridas en Mesina, en 1572 se incorporó a la compañía de don Manuel Ponce de León, del tercio de don Lope de Figueroa, dispuesto a seguir como soldado, pese a tener una mano lisiada. Participó en diversas campañas militares en los años siguientes, pasando gran parte de su tiempo en los aburridos cuarteles de invierno de Mesina, Sicilia, Palermo y Nápoles. Cansado de tal modo de vida, unos tres años después Cervantes decide regresar a España, no sin obtener antes cartas de recomendación del propio don Juan de Austria, reconociéndole sus méritos militares, con intención de utilizarlas en la Corte para obtener algún cargo oficial. Así, en 1575 embarca en Nápoles, junto con su hermano Rodrigo, en una flotilla de cuatro galeras que parten rumbo a Barcelona, con tan mala suerte que una tempestad las dispersa y precisamente El Sol, en la que viajaban Cervantes y su hermano, es apresada, ya frente a las costas catalanas, por unos corsarios berberiscos al mando del renegado albanés Arnaut Mamí. Los cautivos son conducidos a Argel y Miguel de Cervantes cae en manos de Dalí Mamí, apodado El Cojo, quien, a la vista de las cartas de recomendación del prisionero, firmadas por el gran capitán mediterráneo Juan de Austria, fija su rescate en 500 escudos de oro, cantidad prácticamente inalcanzable para la familia de su padre el cirujano.
Así se inicia el periodo más terrible de su vida: cinco largos años de cautiverio en las mazmorras o baños argelinos, que dejarían una huella indeleble en la mente del escritor -normalmente traducida en una continua exaltación de la libertad-:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres (Quijote, II, 58).
a la vez que alimentarían numerosas páginas de sus obras, desde La Galatea al Persiles, pasando por El capitán cautivo del primer Quijote, y sin olvidar El trato de Argel ni Los baños de Argel. Intentó escaparse en varias ocasiones, sin éxito, y al final fue liberado gracias al rescate pagado por el fraile trinitario fray Juan Gil, con las monedas obtenidas de sus recorridos pedigüeños por la geografía española. El 27 de octubre llega a las costas españolas y desembarca en Denia (Valencia): su cautiverio ha durado cinco años y un mes.
Pretendió largo tiempo algún puesto oficial, especialmente en América, a donde quería viajar. En 1581 fue a Orán, en misión desconocida, y luego a Lisboa, a dar cuentas al gobierno de Felipe II. Sigue empeñado en un puesto en América, y así en 1582, dirige una solicitud a Antonio de Eraso, que le es denegada. Nunca le fueron recompensados sus méritos militares.
Dedicado de lleno a las letras, en el mundo literario del Madrid de finales del siglo XVI, mantiene relaciones amistosas con las más altas plumas de la época: Laýnez, Figueroa, Padilla, etc.) y se dedica a redactar La Galatea -donde figuran como personajes buena parte de estos autores-, que vería la luz en Alcalá de Henares, en 1585. Sigue también muy de cerca la evolución del teatro, acelerada por el nacimiento de los corrales de comedias, y se empapa de las obras de Argensola, Cueva, Virués, etc., llevando a cabo una actividad dramática muy fecunda no ajena al éxito:
"compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas" dice en el Prólogo a Ocho comedias.
De ellas se conservan hoy El trato de Argel, La Numancia y, si admitimos su paternidad, la recién atribuida Conquista de Jerusalén. También conocemos un contrato firmado en 1585 con Gaspar de Porres, referente a dos piezas perdidas: El trato de Constantinopla y La Confusa.
Se casó en Esquivias con Catalina de Salazar, en 1585, y poco después siguió con sus viajes y movimientos por el ancho mundo, que le llevaron a tener esposa de modo sólo nominal, pues hasta principios del siglo XVII no volverá a verse con ella.
En 1587 le vemos instalado en Sevilla, donde, al fin, obtiene, por mediación de Diego de Valdivia, el cargo de comisario real de abastos para la Armada Invencible. Más tarde sería encargado de recaudar las tasas atrasadas en Granada, habiéndole denegado una vez más el oficio en Indias que había vuelto a solicitar en 1590. Tan miserables empleos lo arrastrarían a soportar, hasta finales de siglo, un continuo vagabundeo mercantilista por el sur (Écija, La Rambla, Castro del Río, Cabra, Úbeda, Estepa, etc.), sin lograr más que disgustos, excomuniones, denuncias y algún encarcelamiento (Castro del Río, en 1592, y Sevilla, en 1597), al parecer siempre injustos y nunca demasiado largos. Como contrapartida, el viajero entrará en contacto directo con las gentes de a pie, y aun con los bajos fondos, adquiriendo una experiencia humana magistralmente recreada en sus obras.
Como dramaturgo, se compromete en 1592 con Rodrigo Osorio a entregarle seis comedias, que no cobraría si no resultaban de las mejores, entre las cuales se cuentan varias de las incluidas en el tomo de 1615; como novelista, redacta varias novelas cortas (El cautivo, Rinconete y Cortadillo, El celoso extremeño, etc.) y, mucho más importante, esboza nada menos que la primera parte del Quijote y, quizá, el comienzo del Persiles. Al comienzo del siglo XVII, Cervantes se despide de Sevilla y sólo sabemos de él que anda dedicado de lleno a la escritura del Quijote. En 1603 se instaló en Valladolid, ciudad declarada nuevamente capital de España por Felipe III.
A principios de 1605, de forma un tanto precipitada, ve la luz El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en la imprenta madrileña de Juan de la Cuesta, a costa de Francisco de Robles, con un éxito inmediato y varias ediciones piratas, por lo que Juan de la Cuesta inicia la segunda edición al poco tiempo. Este éxito se vería empañado por un nuevo encarcelamiento, ordenado sediciosamente por el alcalde Villarroel, motivado por el asesinato de Gaspar de Ezpeleta a las puertas de la casa de los Cervantes, en cuyo proceso la familia fue acusada de llevar vida licenciosa ("Las Cervantas").
Viaja de nuevo, y queda a vivir, en Madrid, en 1606. Ya en la recta final de su vida, aún vive dos nuevas mudanzas: primero a la calle Huertas y luego a la de Francos, la asistencia a las academias de moda, como la del conde de Saldaña, en Atocha, y el ingreso en la Orden Tercera de San Francisco.
Ya prestigioso novelista y escritor, Miguel de Cervantes va redactando gran parte de su producción literaria, aprovechando títulos y proyectos viejos. Tras ocho años de silencio editorial desde la publicación de la novela que lo inmortalizaría, publica una verdadera avalancha literaria: Novelas ejemplares (1613), Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados (1615) y Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615 también). La lista se cerraría, póstumamente, con la aparición, gestionada por su mujer Catalina, de Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional (1617).
Enfermo gravemente de "hidropesía" (accidente vascular con posible parálisis) en 1616 se vio morir: el 18 de abril recibe los últimos sacramentos; el 19 redacta, "puesto ya el pie en el estribo", su último escrito: la sobrecogedora dedicatoria del Persiles; el 22, poco más de una semana después que Shakespeare, el autor del Quijote fallece y es enterrado al día siguiente, con el sayal franciscano, en el convento de las Trinitarias Descalzas de la actual calle de Lope de Vega. Sus restos mortales se perdieron, y hoy permanece en la memoria de todos los que aman la buena literatura y el idioma castellano en su más puro acento.
La Obra de Cervantes
Miguel de Cervantes cultivó los tres grandes géneros literarios (poesía, teatro y novela) con el mismo empeño, aunque con resultados bien distintos. La historia literaria ha respetado siempre la evaluación adelantada por sus contemporáneos: fue menospreciado como poeta, cuestionado como dramaturgo y admirado como novelista.
Poesía.
La producción poética cervantina ocupa un espacio considerable en el conjunto de su obra, se halla diseminada a lo largo y ancho de sus escritos y recorre su biografía desde sus inicios literarios hasta el Persiles. Responde a una vocación proaache, cultivada ininterrumpidamente, aunque no siempre con la inspiración necesaria. Su obra poética está integrada por numerosas composiciones sueltas, normalmente de circunstancias (conmemorativas, fúnebres, laudatorias o satírico-burlescas), y por un largo poema con perfiles auto biográficos: el Viaje del Parnaso. Este es el único poema narrativo extenso de Cervantes. Hecho a imagen y semejanza del Viaggio di Parnaso (c. 1578), de Cesare Caporali di Perugia, como declara el propio autor, se inscribe en la tradición satírico-alegórica menipea, de ascendiente clásico, medieval y erasmista. Narra autobiográficamente, en ocho capítulos, un viaje fantástico al monte Parnaso, a bordo de una galera capitaneada por Mercurio, emprendido por muchos poetas buenos con el fin de defenderlo contra los poetastros. Reunidos allí con Apolo, salen victoriosos de la batalla y el protagonista regresa mágicamente a su morada. La aventura se completa con la "Adjunta al Parnaso", donde Pancracio de Roncesvalles entrega a Miguel dos cartas de Apolo con las que se cierra la adenda.
Teatro.
Comedias y tragedias.
También el teatro fue cultivado por Miguel de Cervantes con asiduidad y empeño vocacional. Desde sus inicios literarios, tras volver del cautiverio, hasta sus últimos años, se dedica a escribir teatro: la cronología de sus piezas abarca desde comienzos de los 80 hasta 1615, dejando escasos períodos inactivos.
Por orden de antigüedad, abren la serie las dos piezas sueltas representadas en la primera época. La más antigua, el Trato de Argel, es una tragicomedia de cautivos ambientada en un trasfondo histórico y costumbrista, de cuño autobiográfico, que se ve animado por la doble intriga amorosa de Aurelio-Silvia e Yzuf-Zahara. Mucho más relevante es la Tragedia de Numancia, acaso la mejor del género por aquellos años, donde las fuentes históricas (Apianno, Morales, Valera) sobre el cerco se adoban con motivos literarios (Farsalia, Laberinto de Fortuna, Araucana) y se enriquecen ya con vivencias individuales ficticias (madre e hijos, pareja de enamorados, dos amigos), ya con proyecciones alegóricas como el Duero o España.
Entremeses.
Son excelentes y Cervantes los aborda en absoluta libertad, tanto formal como ideológica, desplegando por entero su genialidad creativa para ofrecernos auténticas joyitas escénicas, cuya calidad artística nadie les ha regateado. Logra ocho "juguetes cómicos", protagonizados por los tipos ridículos de siempre (bobos, rufianes, vizcaínos, estudiantes, soldados, vejetes, etc.) y basados en las situaciones convencionales, pero enriquecidos y dignificados con lo más fino de su genio creativo (ironía, vida-literatura, apariencia-realidad...), de modo que salen potenciados hasta alcanzar cotas magistrales de trascendencia ilimitada. Entre burlas y veras, con la permisividad inherente al cuadro bufo, el manco de Lepanto no deja de poner en solfa los más sólidos aachementos de la mentalidad áurea.
Hay que destacar de ellos El juez de los divorcios, El rufián viudo, La guarda cuidadosa, La cueva de Salamanca, El viejo celoso, El vizcaíno fingido, La elección de los alcaldes de Daganzo, y el Retablo de las maravillas, que se alza como la pieza maestra indiscutible de la serie por su interés tanto estético como ideológico: el mayor de los puntales de la sociedad barroca, la pureza de sangre, o si se prefiere, la condición de cristiano viejo, se echa por tierra, y aun se reduce a la nada, cuando de ella depende la contemplación de un fantástico retablo, fabricado por el sabio Tontonelo, donde no hay más espectáculo que el representado por los espectadores, víctimas estúpidas de sus prejuicios casticistas, aunque no por ello dejan de anular los límites entre realidad y ficción.
Narrativa.
Cervantes está considerado por todos como el creador de la novela moderna. En este campo logró cuajar sus títulos más grandiosos: tras la concesión a la moda pastoril de La Galatea (1585), El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605), las Novelas ejemplares (1613), la Segunda parte del ingenioso caballero (1615) y, póstumamente, la Historia de los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617). Fue capaz de renovar todos los géneros narrativos de su tiempo (caballeresca, pastoril, bizantina, picaresca, cortesana, etc.), y esto lo hizo con su indudable genio creativo, pues la novela se entendía por entonces a la italiana, como relato breve, y no estaba contemplada teóricamente en las retóricas. La fórmula novelesca empleada hay que ir a buscarla a sus propias obras, y no pasa de unas cuantas claves que han sido inteligentemente sistematizadas por Riley: verismo poético de los hechos, admiración de los casos, verosimilitud de los planteamientos, ejemplaridad moral, decoro lingüístico, etc. Son los mismos principios, por otro lado, que rigen en el resto de sus creaciones, siempre situadas en esa franja mágica que queda a caballo entre la vida y la literatura, la verdad y la ficción, la moral y la libertad...
Las Novelas ejemplares.
Los "doce cuentos" incluidos en el tomo de las Novelas ejemplares de 1613 recogen una tarea narrativa que arranca muy de atrás; al menos algunos de ellos, Rinconete y Cortadillo y El celoso extremeño, estaban ya escritos hacia 1600. Pero el Cervantes que los agrupa, retoca y completa, cuatro años antes de su muerte, es ya el autor del Quijote. Seguro de su talla como prosista de creación, despliega en ellos un muestreo novelesco de lo más variopinto que nos ofrece -no sin alardes- con aires de primicia desde su prólogo: "yo soy el primero que he novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas estranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas: mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma". La obra comprende doce títulos (La Gitanilla, El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso estremeño, La ilustre fregona, Los dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso y La de los perros Cipión y Berganza), pero el último de ellos está engastado en el anterior de forma indisoluble: el Coloquio se inserta como lectura llevada a cabo por uno de los personajes del Casamiento, de modo que éste se cierra una vez terminado aquél. Los títulos incluidos están pensados como muestreo genérico dentro de la tradición italiana del relato breve. En sus páginas se recrea y se pasa revista a la práctica totalidad de las modalidades propias de esa corriente: bizantina, picaresca, gnómica, cortesana, lucianesca, etc. Aparentemente, son relatos independientes, escritos al margen de la colección, que suelen clasificarse por sus planteamientos idealistas o realistas, por sus temas (amor, matrimonio, picaresca) o por su lenguaje más o menos culto. Las novelitas parecen estar presididas por un marco implícito que establece múltiples interrelaciones (simetrías, variaciones o contrastes) entre ellas, ya sean genéricas, temáticas, ambientales, lingüísticas, etc. Todas ellas se verán recapituladas en el Coloquio de los perros, al que llegan ecos de La Gitanilla, del Rinconete, de la Ilustre, etc., para hacernos volver a considerar la "mesa de trucos" que supone la colección y su compleja organización laberíntica.
El Persiles.
Aunque publicados póstumamente (1617), Los trabajos de Persiles y Sigismunda bien pudieran ser empresa novelesca iniciada por Cervantes en la última década del XVI. La novela se cierra en el lecho de muerte, lo que viene a significar que está acabada por quien se sabe y autoestima como el primer novelista de su tiempo; sin duda, Cervantes pretendía desquitarse de la fama de novelista "cómico" que le había deparado el carácter risible del Quijote y se adentra en el "género bizantino" dispuesto a colmarlo de gravedad y trascendencia. Es este un "romance" nítidamente cristiano, tridentino, basado en la figura central del peregrino que se purifica moralmente en su continuo deambular viajero; precisamente el modelo más próximo a la "novela ideal". El resultado es la azarosa peregrinación llevada a cabo por Persiles y Sigismunda: dos príncipes nórdicos enamorados que, haciéndose pasar por hermanos bajo los nombres de Periandro y Auristela, emprenden un viaje desde el Septentrión hasta Roma con el fin de perfeccionar su fe cristiana antes de contraer matrimonio. Como era de esperar, el viaje está entretejido de multitud de "trabajos" (raptos, cautiverios, traiciones, accidentes, reencuentros, etc.), enriquecidos y complicados hasta el delirio por las historias de los personajes secundarios que van apareciendo en el trayecto (Policarpo, Sinforosa, Arnaldo, Clodio, Rosamunda, Antonio, Ricla, Mauricio, Soldino, etc.) y por las jugosas descripciones de los escenarios -particularmente de los nórdicos- geográficos.
No obstante, la novela está perfectamente unificada tanto estructural como semánticamente. Por una parte, el viaje responde a un itinerario bien preciso que arranca de la Isla Bárbara y termina en Roma, pasando por Irlanda, Portugal y España; se nos ofrece distribuido en cuatro libros, claramente agrupables en dos grandes bloques, con la llegada a Lisboa como eje central: primero, las andanzas por los países nórdicos (I y II); después, las correrías por el centro (III y IV). Por otra, el recorrido que conduce a los personajes desde la Isla Bárbara hasta Roma no es sólo geográfico, sino que está concebido simbólicamente como peregrinación purificadora, en lo humano y en lo amoroso, que pasa por distintos eslabones en la cadena del ser: desde el barbarismo salvaje de los nórdicos, hasta el pontífice romano; desde la lujuria brutal, hasta el matrimonio cristiano. En definitiva, todo se integra literariamente en un "camino de perfección" que no puede terminar sino en Dios: "Nuestras almas [...] siempre están en continuo movimiento y no pueden parar sino en Dios, como en su centro". Ello explica la alta estima en que Cervantes tuvo al Persiles.
El Quijote
La más grande obra de Miguel de Cervantes y de la literatura hispánica de todos los tiempos. Para saber de ella, click aquí.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Uno no se cansa de releer El ingenioso hidalgo don Quixote de La Mancha de Miguel de Cervantes.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
La destrucción de Numancia, texto estremecedor.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
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Uno no se cansa de releer El ingenioso hidalgo don Quixote de La Mancha de Miguel de Cervantes.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
En La Galatea evoco los verdes y juveniles años.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
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Triaca
En La Galatea evoco los verdes y juveniles años.
"Hecho esto, mandó Thelesio encender el sacro fuego, y en un momento alrededor de la sepultura se hizieron muchas, aunque pequeñas, hogueras, en las quales solas ramas de ciprés se quemavan, y el venerable Thelessio, con graves y sossegados passos, començó a rodear la pira y a echar en todos los ardientes fuegos alguna cantidad de sacro y oloroso incienso, diziendo cada vez que lo esparcía alguna breve y devota oración a rogar por el alma de Meliso encaminada, al fin de la qual levantaba tremendamente la voz, y todos los circunstantes, con triste y piadoso acento, respondían: Amén, amén, tres vezes, a cuyo lamentable sonido resonavan los cercanos collados y apartados valles, y las ramas de los altos cipreses y de los otros muchos árboles de que el valle estaba lleno..." Miguel de Cervantes, La Galatea, Libro V.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"En Vos, Santísima María,
[entr]e Dios y los hombres medianera,
de mi mar incierto cierta guía,
virgen entre las vírgenes primera;
en Vos, Virgen y Madre, en Vos confía
mi alma, que sin Vos en nadie espera..." Comedia llamada 'El trato de Argel', hecha por Miguel de Cervantes, questuvo cautivo en él siete años, Jornada I.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"¡Cuán cara eres de haber, oh dulce España!..." Miguel de Cervantes, Comedia famosa de los baños de Argel, Jornada II.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"-¿Qué buscas entre el áspero ruïdo
del cóncavo metal, que, el aire hiriendo,
no ha de llevar a tu sabroso oído
de Apolo el son, mas el de Marte horrendo?
-El tantarán del atabal herido,
el bullicio de guerra y el estruendo
de gruesa y disparada artillería
es para mí süave melodía..." Miguel de Cervantes, Comedia famosa de el gallardo español, Jornada III.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Fama quiero y honra busco,
no entre bailes ni cantares,
sino entre acerados petos,
entre lanzas y entre alfanjes..." Miguel de Cervantes, Comedia famosa de la casa de los celos y selvas de Ardenia, Jornada III.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"No hay cosa que sea gustosa
sin la dura cruz preciosa". Miguel de Cervantes, Comedia famosa intitulada el rufián dichoso, Jornada II.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"¡Virgen, que el sol más bella;
Madre de Dios, que es toda tu alabanza;
del mar del mundo estrella,
por quien el alma alcanza
a ver de sus borrascas la bonanza!" Miguel de Cervantes, Comedia famosa intitulada la gran sultana doña Catalina de Oviedo, Jornada II.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"La buena fama es parte de belleza,
y la virtud, perfecta hermosura;
que, a do suele faltar naturaleza,
suple con ventaja la cordura..." Miguel de Cervantes, Comedia famosa del laberinto de amor, Jornada I.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Madre la mi madre
guardas me ponéis..." Citado por Miguel de Cervantes en Comedia famosa de la entretenida, Jornada III.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Va el mundo de suerte ya,
que no se puede sufrir". Miguel de Cervantes, Comedia famosa de Pedro de Urdemalas, Jornada I.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Entre casados de honor,
cuando hay pleito descubierto,
más vale el peor concierto,
que no el divorcio mejor". Miguel de Cervantes, Entremés del juez de los divorcios.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Dió la galera al traste en Berbería,
donde la furia de un jüez me puso
por espalder de la siniestra banda;
mudé de cautiverio y de ventura;
quedé en poder de los turcos por esclavo;
de allí a dos meses, como el cielo plugo.
me levanté con una galeota;
cobré mi libertad, y ya soy mío.
Hice voto y promesa inviölable
de no mudar de ropa ni de carga
hasta colgarla de los muros santos
de una devota ermita, que en mi tierra
llaman de San Millán de la Cogolla;
y este es el cuento de mi estraña historia,
digna de atesorarla en mi memoria". Miguel de Cervantes, Entremés del rufian viudo, llamado Trampagos.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Como Rana,
habré de cantar mal; pero con todo,
diré mi condición, y no mi ingenio.
Yo, señores, si acaso fuese alcalde,
mi vara no sería tan delgada
como las que se usan de ordinario:
de una encina o de un roble la haría,
y gruesa de dos dedos, temeroso
que no me la encorvase el dulce paso
de un bolsón de ducados, ni otras dádivas,
o ruegos, o promesas, o favores,
que pesan como plomo, y no se sienten
hasta que os han brumado las costillas
del cuerpo y alma..." Miguel de Cervantes, Entremés de la elección de los alcaldes de Daganzo.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Que, donde hay fuerza de hecho,
se pierde cualquier derecho". Miguel de Cervantes, Entremés de la guarda cuidadosa.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Lo bien ganado se pierde, y lo malo ello y su dueño". Miguel de Cervantes, Entremés del vizcaíno fingido.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"-Señor Benito Repollo, deje salir ese oso y leones, siquiera por nosotras, y recibiremos mucho contento.
-Pues hija, ¿de antes te espantabas de los ratones, y agora pides osos y leones?
-Todo lo nuevo aplace, señor padre". Miguel de Cervantes, Entremés del retablo de las maravillas.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Digan lo que quisieren; que nosotros somos como los perros del herrero, que dormimos al son de las martilladas: ninguna cosa nos espanta ni turba". Miguel de Cervantes, Entremés de la cueva de Salamanca.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Señor Gómez Arias,
doleos de mí;
soy niña y muchacha,
nunca en tal me vi". Citado por Miguel de Cervantes en el Entremés del viejo celoso.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Hase de usar de la poesía como una joya preciosísima, cuyo dueño no la trae cada día, ni la muestra a todas gentes, ni a cada paso, sino cuando convenga y sea razón que la muestre. La poesía es una bellísima doncella, casta, honesta, discreta, aguda, retirada, y que se contiene en los límites de la discreción más alta". Miguel de Cervantes, Novela de la Gitanilla.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Cuando llegaron al puerto serían las ocho de la mañana, que tan serena y clara se mostraba, que parecía que estaba atenta mirando aquella alegre entrada. Antes de entrar en el puerto hizo Ricardo ispararlas piezas de la galeota, que eran un cañón en crujía y dos falconetes; respondió la ciudad con otras tantas (...) En llegando a tierra hicieron como los demás, besándola postrados por el suelo". Miguel de Cervantes, Novela del amante liberal.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"¿Admíranse de la escoba? Pues bien hacen, pues música más presta y más sin pesadumbre, ni más barata, no se ha inventado en el mundo; y en verdad que oí decir el otro día a un estudiante que ni el Negrofeo, que sacó a la Arauz del infierno; ni el Marión, que subió sobre el delfín y salió del mar como si viniera caballero sobre una mula de alquiler; ni el otro gran músico que hizo una ciudad que tenía cien puertas y otros tantos postigos, nunca inventaron mejor género de música, tan fácil de deprender, tan mañera de tocar, tan sin trastes, clavijas ni cuerdas, y tan sin necesidad de templarse; y aun voto a tal que dicen que la inventó un galán de esta ciudad, que se pica de ser un Héctor en la música". Miguel de Cervantes, "Rinconete y Cortadillo".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Mandó la reina prender a su camarera y encerrarla en un aposento estrecho de palacio, con intención de castigarla como su delito merecía, puesto que ella se discultpaba diciendo que en matar a Isabela hacía sacrificio al cielo, quitando de la tierra una católica, y con ella la ocasión de las pendencias de su hijo". Miguel de Cervantes, "La española inglesa".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Y al bajar de la cuesta de la Zambra, camino de Antequera, se topó con un gentilhombre a caballo, vestido bizarramente de camino, con dos criados también a caballo. Juntóse con él y supo como llevaba su mismo viaje. Hicieron camarada, departieron de diversas cosas, y a pocos lances dio Tomás muestras de su raro ingenio y el caballero las dio de su bizarría y cortesano trato, y dijo que era capitán de infantería por Su Majestad y que su alférez estaba haciendo la compañía en tierra de Salamanca. Alabó la vida de la soldadesca; pintóle muy al vivo la belleza de la ciudad de Nápoles, los festines de Lombardía, las espléndidas comidas de las hosterías (...) Puso las alabanzas en el cielo de la vida libre del soldado y de la libertad de Italia; pero no le dijo nada del frío de las centinelas, del peligro de los asaltos, del espanto de las batallas, del hambre de los cercos, de la ruina de las minas, con otras deste jaez, que algunos las toman y tienen por añadiduras del peso de la soldadesca, y son la carga principal della". Miguel de Cervantes, "El licenciado Vidriera".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Vino la cena, y vinieron músicos que para esto estaban prevenidos. Viose Rodolfo a sí mismo en el espejo del rostro de su hijo. Lloraron sus cuatro abuelos de gusto. No quedó rincón en toda la casa que no fuese visitado con júbilo, del contento y de la alegría". Miguel de Cervantes, "La fuerza de la sangre".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Hizo Carrizales su testamento en la manera que había dicho, sin declarar el yerro de Leonora, más de que por buenos respectos le pedía y rogaba se casase, si acaso él muriese, con aquel mancebo que él la había dicho en secreto. Cuando oyó esto Leonora, se arrojó a los pies de su marido y, saltándole el corazón en el pecho, le dijo:
-Vivid muchos años, mi señor y mi bien todo, que puesto caso que no estáis obligado a creerme ninguna cosa de las que os dijere, sabed que no os he ofendido sino con el pensamiento.
Y comenzando a disculparse y a contar por extenso la verdad del caso, no pudo mover la lengua, y volvió a desmayarse (...) Quedó Leonora viuda, llorosa y rica; y cuando Loaysa esperaba que cumpliese lo que ya él sabía que su marido en su testamento dejaba mandado, vio que dentro de una semana se entró monja en uno de los más recogidos monasterios de la ciudad". Miguel de Cervantes, "El celoso extremeño".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Dejad tocar el pandero a quien sabe y que guíe la danza quien la entiende". Miguel de Cervantes, "La ilustre fregona".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Reiteráronse dos veces los abrazos y con alegría mezclada con algún sentimiento triste se despidieron, y caminando con la comodidad que permitía la delicadeza de las dos nuevas peregrinas, en tres días llegaron a Monserrat, y estando allí otros tantos, haciendo lo que a buenos y católicos cristianos debían, con el mismo espacio volvieron a su camino, y sin sucederles revés ni desmán alguno llegaron a Santiago". Miguel de Cervantes, "Las dos doncellas".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Ya en esto se le arrasaban los ojos de lágrimas [a Lorenzo], y al duque [de Ferrara] lo mismo, enternecidos, el uno con la pérdida de su esposa, y el otro, con el hallazgo de tan buen cuñado; pero consideraron que parecía flaqueza dar muestras con lágrimas de tanto sentimiento, las reprimieron y volvieron a encerrar en los ojos, y los de don Juan, alegres, casi les pedían las albricias de haber parecido Cornelia y su hijo, pues los dejaba en su misma casa". Miguel de Cervantes, "La señora Cornelia".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Que el culpado no por conocer su culpa deja de sentir la pena del castigo". Miguel de Cervantes, "El casamiento engañoso".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias que en procurar saber las ajenas vidas". Miguel de Cervantes, "El coloquio de los perros".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Deseo podremos inferir que tanto peca el que dice latines delante de quien los ignora como el que los dice ignorándolos". Miguel de Cervantes, "El coloquio de los perros".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"-Consideré en ella [una perrita faldera] que hasta los cobardes y de poco ánimo son atrevidos e insolentes cuando son favorecidos, y se adelantan a ofender a los que valen más que ellos.
-Una muestra y señal desa verdad que dices nos dan algunos hombrecillos que a la sombra de sus amos se atreven a ser insolentes; y si acaso la muerte o otro accidente de fortuna derriba el árbol donde se arriman, luego se descubre y manifiesta su poco valor, porque, en efecto, no son de más quilates sus prendas que los que les dan sus dueños y valedores". Miguel de Cervantes, "El coloquio de los perros".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Adiós, teatros publicos, honrados
por la ignorancia que ensalzada veo
en cien mil disparates recitados". Miguel de Cervantes, "Viaje al Parnaso".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Hay un párrafo en el Quijote que me gusta a sobremanera, ya que refleja la realidad de la valentía y gallardía del Soldado Español:
"Y si éste parece pequeño peligro, veamos si le iguala o hace ventajas el de embestirse dos galeras por las proas en mitad del mar espacioso, las cuales enclavijadas y trabadas, no le queda al soldado más espacio del que concede dos pies de tabla del espolón; y, con todo esto, viendo que tiene delante de sí tantos ministros de la muerte que le amenazan cuantos cañones de artillería se asestan de la parte contraria, que no distan de su cuerpo una lanza, y viendo que al primer descuido de los pies iría a visitar los profundos senos de Neptuno; y, con todo esto, con intrépido corazón, llevado de la honra que le incita, se pone a ser blanco de tanta arcabucería, y procura pasar por tan estrecho paso al bajel contrario."
CAPÍTULO XXXVIII, Que trata del discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Yo he dado en 'Don Quijote' pasatiempo
al pecho melancólico y mohíno,
en cualquiera sazón, en todo tiempo". Miguel de Cervantes, "Viaje del Parnaso".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Yo he abierto en mis 'Novelas' una camino
por do la lengua castellana puede
mostrar con propiedad un desatino". Miguel de Cervantes, "Viaje del Parnaso".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"El son de más de una templada caja,
y el del pífano triste, y la trompeta,
que la cólera sube y la flema abaja,
así os incite con virtud secreta,
que despierte los ánimos dormidos
en la facción que tanto nos aprieta.
Ya retumba, ya llega a mis oídos
del escuadrón contrario el rumor grande,
formado de confusos alaridos;
ya es menester, sin que os lo ruegue o mande,
que cada cual, como guerrero experto,
sin que por su capricho se desmande,
la orden guarde y militar concierto,
y acuda a su deber como valiente
hasta quedar o vencedor o muerto". Miguel de Cervantes, "Viaje del Parnaso".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"No ha menester el que tus hechos canta,
¡oh gran marqués!, el artificio humano,
que a la más sutil pluma y docta mano
ellos le ofrecen al que al orbe espanta.
Y este que sobre el cielo se levanta,
llevado de tu nombre soberano,
a par del griego y escritor toscano,
sus sienes ciñe con la verde planta.
Y fue muy justa prevención del cielo
que a un tiempo ejercitastes tú la espada,
y él su prudente y verdadera pluma,
porque, rompiendo de la envidia el velo,
tu fama, en sus escritos dilatada,
ni olvido o tiempo o muerte la consuma". Miguel de Cervantes, "Soneto" [en alabanza del marqués de Santa Cruz]
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Aquellas coplas antiguas, que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan: 'Puesto ya el pie en el estribo', quisiera que no vinieran tan a pelo en esta mi epístola (...) Ayer me dieron la Extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir, y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies a vuesa Excelencia; que podría ser que fuese tanto el contento de ver a vuesa Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos, y por lo menos sepa vuesa Excelencia este mi deseo, y sepa que tuvo en mí un tan aficionado criado de servirle, que quiso pasar aun más allá de la muerte mostrando su intención". Miguel de Cervantes, "A Don Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Lemos".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Apenas hubo oído el estudiante el nombre de Cervantes, cuando apeándose de su cabalgadura, cayéndosele aquí el cojín y allí el portamanteo, que con toda esta autoridad caminaba, arremetió a mí, y acudiendo a asirme de la mano izquierda, dijo:
-¡Sí, sí; éste es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre y finalmente regocijo de las musas!
Yo, que en tan poco espacio vi el grande encomio de mis alabanzas, parecióme ser descortesía no corresponder a ellas. Y así, abrazándole por el cuello, donde le eché a perder de todo punto la valona, le dije:
-Ese es un error donde han caído muchos aficionados ignorantes. Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las musas, ni ninguna de las demás baratijas que ha dicho. Vuesa merced vuelva a cobrar su burra y suba, y caminemos en buena conversación lo poco que nos falta de camino". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Los piadosos cielos te paguen, piadoso señor, el bien que me has hecho [ordenar que echasen un esquife al agua para salvar al náufrago], que mal se pueden llevar las tristezas del ánimo, si no se esfuerzan los descaecimientos del cuerpo. Mis desdichas me tienen de manera que no te puedo hacer ninguna recompensa deste beneficio, si no es con el agradecimiento. Y si se sufre que un pobre afligido pueda decir de sí mismo alguna alabanza, yo sé que en ser agradecido ninguno en el mundo me podrá llevar alguna ventaja". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Porque a él [Arnaldo] le parecía que tal vez las leyes del gusto humano tienen más fuerza que las de la religión". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Los piadosos cielos te paguen, piadoso Triaca...
Por rescatar y recordar la insigne figura y obra de nuestro entrañable Cervantes.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Estimado Sr. Juan Vergara:
No merezco tales palabras. Pero me siento muy honrada. Gracias.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Sé que los engaños, aunque sean honrosos y provechosos, tienen un no sé qué de traición cuando se dilatan y entretienen". Miguel de Cervantes, "Trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"No hay pecado tan grande, ni vicio tan apoderado, que con el arrepentimiento no se borre o quite del todo". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"De los bienes que reparten los cielos entre los mortales, los que más se han de estimar son los de la honra, a quien se posponen los de la vida; los gustos de los discretos hánse de medir con la razón, y no con los mismos gustos". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Porque os hago saber que una onza de buena fama vale más que una libra de perlas", Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
"Persiles depositó a su hermano en San Pablo, recogió a todos sus criados, volvió a visitar los templos de Roma, acarició a Constanza, a quien Sigismunda dio la cruz de diamantes y la acompañó hasta dejarla casada con el conde su cuñado. Y habiendo besado los pies al Pontífice, sosegó su espíritu u complió su voto, y vivió en compañía de su esposo Persiles hasta que biznietos le alargaron los días, pues los vio en su larga y feliz posteridad". Miguel de Cervantes, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
Vale.
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Re: Miguel de Cervantes; poeta, novelista y dramaturgo español
Los apellidos del autor del Quijote
Jesús Caraballo 13/10/2023
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Sobre que el autor de El Quijote se llamaba Miguel, no cabe duda, pero ¿cabe decir lo mismo de sus apellidos?. Desde luego, no pretendemos cambiar la Historia sobre el más insigne de los autores en español, patrimonio con toda justicia de la Literatura universal, pero si esclarecer algunas cuestiones.
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Para ello, hay que conocer lo que estaba establecido en España, en aquella época, en relación con los apellidos. Como en tantas cosas, nuestro país fue pionero, al establecer en fecha tan temprana como 1498, por parte del Cardenal Cisneros y en su diócesis de Toledo, la obligatoriedad de llevar un registro de matrimonios y bautismos, que en el resto de la Cristiandad sólo será obligatorio a partir del Concilio de Trento, es decir, 65 años después. Incluso se puede hablar de un precedente anterior a dicha normativa, establecido en el Sínodo de Burgos de 1443, convocado por su obispo Don Alfonso de Cartagena.
Pero además, en 1501, el propio Cisneros dicta otra norma, ordenando que todos se identifiquen con el apellido del padre, si bien, esta medida se irá imponiendo lentamente. España, una vez más, es pionera en este terreno, pues países tan avanzados como Dinamarca no implementarán los apellidos hasta el siglo XIX.
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En cuanto a la obligatoriedad de la incorporación del apellido de la madre, también nuevamente en nuestro país, la primera referencia aparece en el Reglamento Regulador del Montepío Militar en España y las Indias, que establece que para solicitar una pensión, la viuda de un militar debía aportar en el expediente correspondiente dos apellidos, el paterno por delante, y el materno detrás, sin usar el del marido. Conviene recordar que en el resto de países, y en particular los anglosajones, germánicos y francófonos, la mujer pierde su apellido de soltera al casarse, adoptando el del marido.
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De todas formas, de todo lo dicho, no cabe que Miguel de Cervantes y Saavedra debiera llamarse así. Respecto al primer apellido, no tenía por qué ser el de su padre. Ahí tenemos los casos del contemporáneo del autor de El Quijote, Tirso de Molina, pseudónimo de Gabriel Téllez, quien sin embargo era hijo de Gabriel López. Y el del insigne gramático Antonio de Nebrija, que firmaba como Antonius Nebrissensis, pese a ser hijo de Martínez de Cala.
En cuanto al segundo apellido, su madre no se llamaba Leonor Saavedra, sino Leonor Cortinas, por lo que en propiedad, habría que hablar de Don Miguel de Cervantes Cortinas.
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Y entonces, ¿de dónde le viene el Saavedra?. Parece que este apellido, de origen gallego y muy noble, proviene del latín “salam vetera”, o sea, “solar viejo”, si bien, este linaje no corre por las venas de nuestro insigne escritor. Parece, más bien, según sostiene numerosos especialistas en el autor de Alcalá de Henares, que éste habría añadido a su nombre de pila, un apelativo que recibió durante su cautiverio en Argel, el de “Shaibedraa”, con el significado de “brazo defectuoso”, o el “Manco de Lepanto”, como se le conoce también, y de lo que se gloriaba, por haber sido herido en “la más alta ocasión que vieron los siglos”. Un Shaibedraa que Don Miguel españolizaría con el más que conveniente Saavedra, de tan ilustre trayectoria.
Finalmente, conviene anotar un último detalle curioso y es que Don Miguel firmaba Cervantes con “b”, no con “v”, dicen las malas lenguas que para evitar que se le identificara con el ciervo, bien conocido por su cornamenta, que podría prestarse a bromas hirientes.
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