Poesía y folklore: la agenda de las costosas «embajadas» de Mas

Los delegados catalanes asisten a conferencias sobre Nicaragua, recitales de piano y poesía, y desfiles de gigantes

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«Embajada» catalana en Londres


Fue Josep Lluís Carod-Rovira quien, al frente de la vicepresidencia de la Generalitat, convirtió el gasto y la utilidad de las «embajadas» catalanas casi en un secreto de estado. «Es de sentido común abrir una delegación, pero no preguntar qué cuesta», dijo el expresidente de ERC durante la inauguración de la oficina de Nueva York en enero de 2009.
Las cosas apenas han cambiado y, pese a la insistencia de PP y Ciudadanos en averiguar a qué dedican su tiempo estas oficinas que ahora gestiona el Gobierno de Artur Mas, poco se sabe del personal, gastos corrientes y agenda de las cinco «embajadas» existentes actualmente en el extranjero —Bruselas, París, Londres, Berlín y Nueva York— y a la que en breve se unirá una sexta en Washington. Así lo ha anunciado el Ejecutivo de CiU, inmerso como se sabe en un proceso hacia la independencia, consulta secesionista mediante, que exige contactos internacionales y la capital estadounidense es, para los nacionalistas, un enclave necesario para fomentar contactos al más alto nivel político.


El objetivo de las «embajadas» (no confundir con las 35 oficinas comerciales repartidas por todo el mundo) es representar a la Generalitat en el exterior, de acuerdo con el Estatuto, según el cual el Gobierno autonómico «debe impulsar la proyección de Cataluña en el exterior y promover sus intereses respetando la competencia del Estado en materia de relaciones exteriores».
Otra cosa es cómo se traduce ese cometido en el día a día, es decir, qué tipo de actividades realizan las oficinas y qué beneficio se obtiene con ello. Hay un gran secretismo al respecto, incluso a nivel parlamentario, donde la oposición ha reclamado en varias ocasiones al Gobierno de Mas que dé ejemplo de esa transparencia que tanto predica. Las páginas webs de cada delegación dan algunas pistas. Las cinco tienen un denominador común: el anuncio de la fecha y el contenido de la pregunta de la consulta sobre el Estado propio efectuado por el líder convergente el pasado 12 de diciembre.
A partir de aquí, cada oficina da cuenta de sus actos, donde abunda el protocolo empresarial y sobre todo, el cultural. Estos portales no suelen estar demasiado actualizados y, en el caso de la «embajada» en Bruselas, se informa de que permanecerá cerrada del 23 de diciembre al 5 de enero. Estas dependencias, situadas en Rue de la Loi, acogen la exposición «Gaudí, una arquitectura de anticipación» y en noviembre, fue visitada por miembros del Gremio de Áridos de Cataluña.
La oficina de París está emplazada en un edificio noble de la rue de la Boétie cuyo alquiler cuesta 416.000 euros al año. En abril, con motivo del Día de Sant Jordi, organizó un concierto de la pianista Soo Jung Ann y un taller para niños en el que se presentó el libro «Lluís Llach: yo de mayor quiero ser cantautor» de Mercè Galí. También acogío un acto de Diplocat, el órgano que aglutina las acciones diplomáticas de la Generalitat, con la finalidad de explicar el «derecho a decidir» que defiende Artur Mas.
La «embajada» catalana en Berlín (cuesta 60.000 euros), situada en la Charlottenstr, participó en septiembre en la Larga Noche de los Museos que esta ciudad celebra anualmente, con una actuación de las gigantas Elisabeth-Christine y su hija Marie Theresia de Wolfenbüttel, amenizada con música popular de grallas, inspirada en la guerra de sucesión de 1714. La delegada, Mar Ortega, no dominaba el alemán cuando fue designada en enero de 2012.
En Londres, la sede de la delegación catalana está en un edificio estilo Tudor que data de 1610 situado en Fleet Street y ha sido escenario de una tarde dedicada a la poesía catalana. También participó en noviembre en la conferencia «Nicaragua en el siglo XXI: Oportunidades y desafíos». En Nueva York, la delegación estaba situada en el Rockefeller Center, pero se trasladará a Lexington Avenue, donde se ganará un 28% más de espacio, pero se reducirán los costes de alquiler (en 2011 ascendía a 473.000 euros) un 40%. Entre sus actos destaca el anuncio de la exposición «Guastavino: Palacios para el pueblo», dedicada al arquitecto catalán.
Los presupuestos de la Generalitat de 2014 destinan a estas delegaciones catalanas 2,2 millones, el doble que en 2012. Cada delegados cobra 74.000 euros brutos al año.

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