1697: el asedio de Barcelona olvidado (por el nacionalismo)





Durante los últimos años en Cataluña, hemos oído hablar hasta la saciedad del asedio de Barcelona de 1714, durante la Guerra de Sucesión Española. Y sin embargo, poco o nada se oye hablar de otro asedio de Barcelona, unos años antes, que fue más sangriento y donde la ciudad recibió mayores destrozos. Fue el asedio francés de Barcelona, entre junio y agosto de 1697. ¿Por qué no se oye hablar de este asedio casi nunca? Nada o apenas nada se conmemoró durante su tricentenario, en 1997. En cambio, hubo un fastuoso “Tricentenari” dedicado al de 1714. La auténtica razón para este olvido oficial es que con el recuerdo, tergiversado, del de 1714 intentan presentar una Barcelona y una Cataluña, en lucha contra el rey de España, Felipe V. En cambio, la heroica defensa de Barcelona en 1697 se hizo de pleno acuerdo con la Corona española, con sus autoridades virreinales y con el ejército hispánico. Por eso no interesa al nacionalismo.

Se vivía el período final de la Guerra de los Nueve Años (1688-1697) en que la coalición formada por Inglaterra, Holanda, el Sacro Imperio y España, se enfrentaba a la Francia de Luis XIV, intentando frenar el expansionismo del rey “Sol” francés, que había provocado varias guerras en las últimas décadas. El ejército francés, el más potente de Europa entonces, había invadido a sus vecinos, que a duras penas habían podido contenerlo en los Países Bajos Españoles, Alemania o Italia. Cataluña también era un frente de la guerra y estaba invadida por tropas francesas desde 1689 y 1690. Los soldados hispánicos de los Tercios y las milicias catalanas de los Migueletes o “Miquelets” los habían frenado en su avance hacia Barcelona durante unos años, también, a partir de 1695, con ayuda de tropas inglesa y holandesas.

Pero finalmente las tropas francesas lograron derrotar a las fuerzas hispánicas, adueñarse de la línea del río Ter y avanzar hacia Barcelona. El 5 de junio, el duque deVendome, con 18.000 infantes franceses, 6000 jinetes, 56 cañones y el apoyo de casi 120 buques de guerra, estableció el asedio de Barcelona. Las fuerzas hispánicas contaban, por su parte, con 9000 soldados de los Tercios y con la milicia municipal de la Coronela, de 3000 hombres, encabezada por el Conceller en Cap, o alcalde de Barcelona, Francisco Taverner y Montornés. El virrey era D Francisco Antonio Fernández de Velasco.

Durante este asedio, bien descrito por el cronista Narciso Feliu de la Peña, que además colaboró activamente en la defensa, Barcelona sufrió grandes bombardeos de la artillería francesa, que según De la Peña, costaron la vida a más de 4000 barceloneses. A principios de julio, los franceses lanzaron duros ataques, a través de algunas brechas en las muralla, en las zonas de Portal Nou y convento de Capuchinos, y también en la zona cercana al actual Paseo San Juan (que fue, por donde años más tarde, en la Guerra de Sucesión en 1714, penetraron las fuerzas borbónicas) pero fracasaron y murieron 2500 franceses.

Pero los franceses lentamente conseguían abrir brechas en la muralla y también minarla, a pesar de la durísima resistencia de las tropas hispánicas y de los barceloneses. El 29 de julio una contramina, colocada por los defensores hispánicos, hizo explosión, dando muerte a 300 soldados franceses. Por su parte el rey de España, Carlos II, destituyó como virrey a Velasco, atendiendo a las indicaciones de las autoridades catalanas, que le acusaban de incapaz y le sustituyó por el conde de Corzana, pero ya era demasiado tarde. Barcelona y el nuevo virrey se rindieron el 10 de agosto Las tropas francesas entraron en la ciudad.

Según Feliu de la Peña murieron en este asedio 4000 barceloneses y 1000 soldados hispánicos. Las bajas francesas también fueron muy altas. Se considera que murieron entre 12 y 15000 soldados franceses, lo que da idea de lo enconado de la lucha. Finalmente las tropas francesas, se retiraron de Cataluña cuando se firmó el tratado de Ryswick, en septiembre de 1697, en Holanda, que ponía fin a la Guerra de los Nueve Años. Finalmente, como quedó dicho en el artículo anterior, Luis XIV decidió devolver a España sus conquistas, lo que causó un fuerte malestar en Francia, ya que los franceses veían que los sacrificios de sus soldados habían quedado en nada. Pero es que Luis XIV tenía su mirada puesta en la sucesión española y dándose cuenta que Carlos II estaba cercano a la muerte y sin sucesión, quiso reconciliarse con él, para conseguir que su nieto Felipe, el futuro Felipe V fuese nombrado heredero del trono español, cosa que acabó logrando.

En cualquier caso había quedado clara la leal colaboración entre Cataluña y la Corona española en este asedio y en esta guerra, razón por la cual, hoy, el nacionalismo catalán intenta olvidar este período y este asedio. De hecho, incluso las autoridades catalanas publicaron un interesante libro a finales de 1697, detallando el asedio con el revelador título de “Manifestación de los muchos y relevantes servicios prestados por la ciudad de Barcelona a la Corona de Castilla desde 1652 hasta 1697, especialmente durante el último asedio”, una obra considerada hoy como una auténtica joya bibliográfica.

RAFAEL MARÍA MOLINA




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