A finales de los años 80 aparece un fenómeno nuevo apoyado financieramente por el clan Pujol –con su chiringuito del 3% a la cabeza- y TV-res etiquetado sesudamente como “Rock català”.
Aprovechando que la canción de autor estaba más acabada que la Guerra de Cuba, los Raimond, Montllor, Serrat y compañía dejan paso al rock local, las “estel.lades” locales y a la quema de banderas de España por jóvenes locales de ERC, MDT, Entesa y esa infinita galaxia de grupúsculos micronacionalistas que aparecían y desaparecían con los presupuestos anuales de la Generalitat, pero que eran tremendamente efectivos para sembrar el discurso separatista en un movimiento a priori musical.
Aprovechando la lluvia de millones que la administración Pujol invirtió en promocionar la “moguda”, pronto se transformó en una reivindicación política antiespañola manipulada desde los despachos de la Generalitat. De aquellos años son los memorables conciertos retransmitidos por el canal autonómico en donde los realizadores estaban más atentos a sacar por antena las “estel.lades” –bandera separatista de signo masónico- que a los propios cantantes.
Si en el País Vasco los movimientos separatistas tenían como bandera el rock de grupos anarcos o directamente proetarras –con Fermín Muguruza a la cabeza-, los burguesitos catalanes progres se dejaban crecer el pelo emulando un escenario musical más acorde con el de la Señorita Pepis que con Jim Morrison.
Pero a CiU le salio rana la “moguda” y los miles de “fans-votantes” que entre litronas y porros soñaban con una Catalunya catalana (sic) acabaron engrosando las filas del micronacionalismo de izquierdas más "guay", es decir: abortista, plantadores de cañamo, okupas rastas-mugre, proetarras y multiculturales, para finalmente votar a un tal Bargalló en la Catalunya del trist-partit.
El pasado 23 de Abril, se estrenó en una docena de salas de cine la película “Rock&Cat” (Utopia Global, Filmax, en coproducción con Televisión de Cataluña), documental que repasa en un recorrido forzado y carente de ritmo, los años dorados de la “moguda”. Realizado por el periodista y profesor de la Facultad de Comunicación Blanquerna (FCCB), Jordi Roigé, de conocida afiliación política en la órbita de CiU, contó entre otras “deferencias” con la colaboración del Liceu para la libre utilización de sus instalaciones. Era la primera vez, que dicho teatro cedía sus instalaciones para una actuación de música que no fuera ópera, acceso denegado en reiteradas ocasiones a diferentes grupos musicales que habían intentado poder utilizarlo.
Pues bien, tras dos semanas en cartelera, el documental fue retirado ante la gran indiferencia del público en general. La mala acogida hizo que algunas salas, cancelasen los pases previstos ante la escasa asistencia de espectadores.
Por fotuna o por desgracia, la fiesta anual que la emisora de Rádio Teletaxi realiza en Can Zam reunió más espectadores en un día que asistentes al documental en toda Catalunya durante dos semanas. La España cañí sin subvenciones y con los comisarios políticos de ERC requisando flamencas y camisetas con el toro por todas las Ramblas de Barcelona tiene más audiencia que los viejos roqueros -algunos de ellos con hijos e hipoteca- en la Catalunya de profilático cuatribarrado y escaparate de diseño globalizado.
No estaba muerto, estaba de parranda...
Última edición por Arnau Jara; 14/05/2006 a las 01:46
Vita hominis brevis:ideo honesta mors est immortalitas
Que no me abandone la Fe,cuando toque a bayoneta,que en tres días sitiamos Madridy en otros quince la capital, Lisboa.
Sic Semper Tyrannis
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