«Das Leben der Anderen», película de un director novel que muestra el estado policial de la RDA, se ha convertido en un fenómeno social
Anxela Iglesias
Berlín- La Alemania oriental y su enfermizo sistema de inteligencia vuelven a la actualidad con un filme que triunfa en los cines germanos. «Das Leben der Anderen» (La vida de los otros) se queda corta, según algunas víctimas del espionaje, o va demasiado lejos, en opinión de los nostálgicos del régimen. Para el gran público y la crítica, el filme da la oportunidad de reflexionar con seriedad sobre el régimen socialista. Después de reír y evocar con melancolía la extinta República Democrática Alemana (RDA), parece llegado el momento de enfrentarse a las miserias del sistema. Comedias como «Goodbye, Lenin», «Sonnenallee» o «Berlin is in Germany» dieron a los germano-orientales motivo de orgullo frente a sus arrogantes compatriotas occidentales. En el Este reinaba la camaradería, los pepinillos sabían mejor y todos los ciudadanos eran iguales, predicaban irónicamente estas películas, que arrasaron en las taquillas dentro y fuera de Alemania.
«Pero en la RDA las cosas no eran divertidas, ni emocionales, allí reinaba el miedo», cuenta el joven director Florian Henckel von Donnersmarck. Él creció en el oeste del país, pero cruzaba frecuentemente la frontera para visitar a sus familiares. Aquellos viajes le impresionaron tanto que decidió investigar durante varios años y dedicar su primer largometraje al opresivo aparato comunista.
«Das Leben der Anderen» se sumerge en los entresijos del temido Ministerio de la Seguridad Estatal, más conocido como Stasi, y su policía secreta, dedicada a husmear en la existencia de los demás. Refleja el día a día en una república marcada por la sospecha, con más de 90.000 agentes secretos y 200.000 informantes civiles. Con una mezcla de drama, suspense y retrato social, Donnnersmarck relata la historia de un gris y metódico oficial de la Stasi (Ulrich Mühe) encargado de espiar a un joven dramaturgo (Sebastián Koch) y su novia actriz (Martina Gedeck ).
La vida de los artistas y el descubrimiento de unos superiores que anteponen sus propios intereses al dogma socialista logran que el agente deje de ver la vida en blanco y negro para descubrir una realidad llena de matices. «Es lo que ocurre cuando se deja paso a las dudas en una creencia absoluta. Entonces todo se desmorona como un castillo de naipes», cuenta el protagonista Ulrich Mühe, que puede hablar por experiencia. Tras la caída del muro, el actor teatral germano-oriental descubrió que él mismo había sido vigilado por cuatro informantes. En la película, Mühe cambia de bando y, junto a un elogiado elenco de actores, interpreta «una metáfora hiperrealista de la RDA», según asegura el semanario «Die Zeit». Otro rotativo, el «Süddeutsche Zeitung», compara a este funcionario gris de la Stasi con «un monje ascético y provinciano de la religión del Estado de la RDA». Y es que la crítica se ha desecho en elogios y los académicos germanos han nominado «Das Leben der Anderen» a once de los quince premios del cine alemán. Ha convencido también al público, logrando escalar al tercer puesto de las películas más vistas en su tercera semana en cartel. Y en la clase política ha calado tan hondo que el gobierno de Berlín recomienda el filme a los escolares para que tengan una visión más certera de lo que fue Alemania antes de la caída del Muro.
Levantar ampollas. Pero como no podía ser de otro modo, esta revisión del pasado reciente de Alemania también ha levantado ampollas en los dos bandos. Algunos damnificados acusan al director de endulzar la realidad y recuerdan que ningún policía secreto se sacrificó por sus víctimas. La misma crítica se escucha desde los afines al régimen, que destacan que no se registraron suicidios políticos de artistas germano-orientales. Todos coinciden en que la cinta marca «el final de las risas», como resumía «Berliner Zeitung».
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Que no me abandone la Fe,cuando toque a bayoneta,que en tres días sitiamos Madridy en otros quince la capital, Lisboa.
Sic Semper Tyrannis
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