Re: Destruir el sacerdocio católico
"Tarde o temprano acabará el mundo y llegará el día del Señor. Nosotros desconocemos cuando llegará el fin: todo lo que sabemos se funda en las propias palabras de Nuestro Señor: 'Se predicará este evangelio del reino en todo el mundo, en testimonio para todas las naciones; y entonces vendrá el fin' (Mt 24,14)
Sin embargo, si desconocemos el momento, conocemos, en cambio, las señales que indicarán el hecho. Nuestro Señor nos lo ha dicho, por ejemplo, en el capítulo XXIV de San Mateo. Tenemos varios detalles en el profeta Daniel (especialmente en los capítulos VII, XI y XIII, y también en la 2ª Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses.) De estas señales, dos son indicadas con inmensa claridad, a saber la apostasía general y la llegada del Anticristo: 'No abandonéis ligeramente vuestros sentimientos, ni os alarméis... con ciertos discursos... que se supongan enviados por nosotros, como si el día del Señor estuviera ya muy cercano... Sin que haya venido primero la apostasía y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdición. El cual se opondrá y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios... Ya sabéis vosotros la causa que ahora le detiene, hasta que sea manifestado en su tiempo. El hecho es ya va obrando el misterio de la iniquidad. Entre tanto el que está firme ahora, manténgase, hasta que sea quitado el impedimento. Y entonces se dejará ver aquél perverso, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, y, destruirá con el resplandor de su presencia a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales, y de prodigios falsos y con todas las ilusiones que puedan conducir a la iniquidad a aquéllos que se perderán: por no haber recibido y amado la unión en la verdad a fin de salvarse.' (2 Tes 2)
Hay un tercer signo que parece ser indicado por San Pablo. Es la conversión de los judíos: "Una parte de Israel ha caído en la obcecación, hasta tanto que la plenitud de los gentiles se haya realizado; entonces se salvará todo Israel.' (Rom 11, 25) San Pablo es el único en decirnos esto. Las Sagradas Escrituras insisten continuamente sobre el hecho de la apostasía y la venida del Anticristo. Reinará por doquier la iniquidad y se enfriará el amor, vendrá entonces el Anticristo, y muy poco después vendrá Cristo.
(...) El éxito del Anticristo habrá de ser espectacular mientras dure. San Juan narrando su visión de él, escribe: 'Y así la adoraron todos los habitantes de la tierra: aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero, que fue sacrificado desde el principio del mundo.' (Apoc 13).
FUENTE: Teología y Sensatez SHEED. Edit. HERDER. Barcelona 1984. P´gs., 314-315
Personalmente prefiero no especular demasiado y, en cambio, estar muy atento. Tengo una cuestión por cierta, Dios nos está poniendo a prueba a todos, colectiva e individualmente. Así pues, seamos prudentes y pensemos si se pueden atribuir las señales descritas a cualquiera de los pontífices. No siempre el que calla otorga, y es muy común que el que guarda silencio esté observando.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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