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- Ireland can do better… Asturias también, sin Tratado de Lisboa y sin Unión Europea
Envidia que nos dan los de la República de Irlanda, sí, que han podido rechazar el llamado Tratado de Lisboa (nuevo maquillaje del Tratado Constitucional Europeo), y lo han hecho. Se les agradece, además.
Envidia nos dan también porque ellos carecen de la considerable dotación de
cursis que, hay que reconocerlo, Gijón y su comarca producen. Nuestros oligarcas son
corruptos,
venales,
prepotentes. Pero algunos, además, son cursis. Qué desgracia.
Al rebufo (y, para ellos, el espanto) del no irlandés en su referéndum de anteayer, hoy en
La Nueva España espeta Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos (el guión no es guión, sino signo menos),
prototipo del pedante, una de esas columnitas en que inflige a los lectores sus personales obsesiones. Las sexuales –en su variante de perversiones, especialmente– y las antirreligiosas, no necesariamente por ese orden, son las principales. Así que bajo el título
«Coñazo de Irlanda» (sic, un cursi también puede ser grosero, qué se creían ustedes), acumula en pocas líneas unos cuantos disparates, aderezados con unos cuantos lugares comunes de la progresía más
in (progresía de izquierdas o de derechas, da igual), contra los irlandeses.
Lo que de verdad le molesta a Pedro de Silva C.-J. es que el referéndum irlandés haya supuesto una piedrina en el zapato de la macro Europa de los capitalistas,
a la que él lealmente sirve y de la que obtiene sustanciosos réditos. Una Europa a la que le estorban campesinos, familias, religiones, identidades, naciones.
A nuestro prototipo del pedante le queda también cierto resquemor anti irlandés de sus tiempos de presidente del Gobierno autónomo de Asturias, cuando
tantos desmantelamientos supo presidir. Entonces utilizó la práctica totalidad de los fondos de fomento de empleo e industria para que la multinacional estadounidense
DuPont destrozase más el valle de Carreño. Pero los de la DuPont instalaron en Irlanda parte de lo que Pedrito y los suyos (como Saruman, tienen
«a mind of metal and wheels» y odian todo lo que tiene vida y crece) querían poner entre nosotros. Y sin subvención, sin carreteras públicas para usos privados, sin violación de la ley de ríos… Hay que ver. Desagradecidos, los de la DuPont.
Otro de los diarios locales, tan atento como el anterior (o más) a los intereses de la
oligarquía, le dedica parecida atención al rechazo irlandés. El bilbaíno
Correo ex
Español (perdón,
El Comercio) publica, entre otros, un artículo de un tal Enrique Vázquez,
«analista político» (también sic), titulado
«Irlandeses testarudos». Su interés principal es lo paladinamente que proclama, explica y aplaude el absoluto desprecio de los políticos de toda Europa por la democracia con la que se llenan la boca, pero especialmente su desprecio por sus súbditos y por lo que éstos puedan querer o pensar.
Bien por Irlanda. Nosotros contemplemos el ejemplo –y las opciones– de
1808.