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  • 1 Mensaje de Valmadian

Tema: Katyn, masacre comunista: el muro de Berlín intelectual no ha caído

  1. #1
    Avatar de Ogmios
    Ogmios está desconectado Miembro graduado
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    Katyn, masacre comunista: el muro de Berlín intelectual no ha caído



























    Gracias a un amigo he tenido noticia de la película, ya algo antigua, del cineasta polaco Andrzej Wadja acerca de los crímenes comunistas de Katyn, que contiene imágenes escalofriantes sobre aquella masacre. El asunto no ha podido por menos de moverme a reflexión. En primer lugar es necesario precisar lo pertinente de hablar de "crímenes comunistas" y no meramente "soviéticos", ya que sucesos semejantes han ido siempre aparejados con todos los regímenes comunistas o filocomunistas, independientemente de su ubicación geográfica, desde la II República española hasta el Gulag.

    La masacre del bosque de Katyn fue ordenada por las autoridades de la Unión Soviética el 5 de marzo de 1940 y se estima que perecieron unas 22.000 personas, si bien la cifra más citada es de 21.768. De éste total, unos 8.000 fueron oficiales polacos detenidos tras la invasión de 1939 –recordemos que Polonia fue invadida simultáneamente por la URSS y por Alemania, pese a lo cual las democracias occidentales solo declararon la guerra a Alemania- mientras que el resto fueron ciudadanos polacos arrestados a causa de los sempiternos cargos comunistas que han ensombrecido el planeta: "espía", "saboteador", "agente del imperialismo", etc.

    Cuando el Ejército alemán descubrió las fosas en 1943 inmediatamente convocó una comisión internacional de forenses para esclarecer los hechos. Algunos miembros de esta comisión eran naturales de países aliados, enemigos de las potencias del Eje. La comisión fue capaz de determinar qué es lo que allí había ocurrido. Pese a ello los soviéticos culparon a los alemanes del crimen e insistieron en semejante acusación en el célebre proceso de Nüremberg, que terminó sin la más mínima denuncia de los verdaderos culpables. Lógicamente, tantos los aliados occidentales como los propios soviéticos conocían sobradamente los autores del crimen pero hubo que esperar hasta 1990, tras la caída del Muro de Berlín, para que el gobierno ruso admitiera la culpabilidad de la URSS en la autoría de los crímenes.

    Pero que unos y otros conspiraran para ocultar responsabilidades, y que indirectamente todos ayudasen una vez más a salvar la cara al comunismo, no es lo más sorprendente. Lo peor es que el asunto de Katyn es un ejemplo más de cómo, hasta nuestros días, existen asesinados de primera y de segunda categoría. Así, leo en un antiguo ejemplar de El Diario Vasco (4.10.2007) a un tal Enrique Müller que la película de Wadja se enmarca en una especie de cruzada de "los mellizos Kaczynski, que están enfrascados para seguir detentando el poder en el país. Los mellizos nunca han ocultado su anticomunismo y desean llevar a cabo una peligrosa caza de brujas en país para castigar a todos los polacos que colaboraron con el régimen".

    Imagínese ahora el lector medianamente crítico ese mismo párrafo escrito en otros términos y que se apuntara que los mellizos Kaczynski "nunca han ocultado su antifascismo y desean llevar a cabo una peligrosa caza de brujas en país para castigar a todos los polacos que colaboraron con el régimen". Así redactado, el texto puede resultar sospechoso de… fascismo, el mal absoluto frente al que no cabe siquiera el análisis. Para Müller –para los miles de Enrique Müllers que pueblan el planeta-, parece más importante la "peligrosa caza de brujas" que denunciar un crimen brutal y horrendo, cuya responsabilidad fue falsamente imputada durante más de cincuenta años.

    El "anticomunismo" es coartada para hacer la vista gorda en su crimen histórico. Así, a Müller, en el artículo de Diario Vasco, le chirría que el portavoz del Ministerio de Defensa polaco Jaroslaw Rybak, anunciara que los 130.000 soldados del Ejército polaco fueran obligados a ver la película como parte de sus actividades culturales de fin de semana. El portavoz dijo que los militares tendrían que "asistir a la proyección de la película dentro de las actividades culturales del fin de semana" y añadió que la película ayudaría a los soldados "a entender el honor que entraña servir en el Ejército y defender a la patria". No estoy seguro de que las reticencias del periodista fueran las mismas si la obligación de recibir información unilateral histórica trascurriera en un sentido ideológicamente diferente. Es más: estoy muy seguro de que hubiera existido una sorprendente adhesión si se hubiera obligado a los soldados a visionar, por ejemplo, La lista de Schindler.

    La cosa cobra una dimensión más grave si se piensa que la película de Andrzej Wadja ha pasado completamente sin pena ni gloria. El número de salas en las que ha sido estrenada a lo largo de toda Europa es realmente muy exiguo. ¿Quiere esto decir que la denuncia histórica no vende, cuando toca a idearios políticos convenientemente santificados por la propaganda? Pues efectivamente así es. Por eso José Saramago puede vanagloriarse de profesar una ideología criminal y en España, por ejemplo, pueden celebrarse actos con la hoz y el martillo. Con todo el cinismo del mundo, los autoproclamados defensores de la "Memoria Histórica" ocultan que el déficit de memoria recae precisamente entre sus correligionarios ideológicos de la izquierda, gracias a lo cual han sido escamoteados al público los asesinatos y los regímenes más brutales que registra la historia. Todo ello al mismo tiempo que las ideas que inspiraron a sus verdugos son incorporadas sin una sola crítica al discurso académico y gozan de un aura de preeminencia moral sobre la que se ha edificado una férrea y dictatorial hegemonía ideológica. Marx y Lenin tienen su lugar en sesudos tratados de filosofía y jamás se cuestiona la responsabilidad del materialismo filosófico en regímenes verdaderamente asesinos. Mientras tanto, los que en uno u otro momento han combatido los engendros derivados de la Ilustración suscitan por sistema la indignación hipócrita.

    Sin duda el "Telón de Acero" se desplomó en 1989 en Berlín, pero desgraciadamente se mantiene muy en pie en nuestros foros académicos y culturales. Solo la aceptación indiscutible de que no existe ningún asesinato justo y de que jamás puede legitimarse la muerte de un inocente nos devolverá la paz que tanto necesitamos. De nuevo hay, por tanto, que regresar a viejos principios que nunca debieron olvidarse.


    E.Arroyo


  2. #2
    Avatar de Juan del Águila
    Juan del Águila está desconectado Jainko-Sorterri-Foruak-Errege
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    Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn


    Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Antes que nada, Arjún escribió esto ayer mismo: La masacre de Katyn

    * * * * *

    Os lo dejo sin más; no os perdáis la historia: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Han rodado recientemente una película que no encuentra locales que la proyecten y que está pasando sin pena ni gloria. Se trata de la élite católica de Polonia. Ni que decir tiene que si fueran personas de la étnica que todos sabemos esto sería tema obligatorio en los libros de texto.

    Pasadlo a vuestros conocidos.



    Podemos ver la película aquí, con subtítulos en español. 1ª parte de 13.

    http://www.youtube.com/watch?v=iz80UREGRWM&feature=related

  3. #3
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn


  4. #4
    Antonio Hernández Pé está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Una verdadera vergüenza lo que ha sucedido con esta película. Ya sabemos quien presiona para que estos hechos históricos no se conozcan. El comunismo tiene que quedar impoluto ¡ faltaría más !
    Los que mandan ya han decidido para siempre quienes son los "buenos" y quienes son los "malos" y los del puño en alto jamás serán de estos últimos. Y por supuesto aquí no hay más víctimas que las que todos sabemos, asunto repetido hasta la náusea.

  5. #5
    Avatar de Reke_Ride
    Reke_Ride está desconectado Contrarrevolucionario
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Yo vi un par de carteles por la ciudad (en la parada del autobús), anunciando la peli, duraron poquito (no creo que por un complot, sino porque la peli en si tiene poco gancho, principalmente para el público joven, y la pela es la pela)...pero mira, gracias a esos carteles conocí la historia y hace poco la descargué en el Cinetube.

    La historia es terrorífica; a mi, lo que me jode, no es el caso o la publicidad que le estén haciendo (porque por exigencias del guión y el argumento, la peli no da mucho mas de si, mas allá de la DENUNCIA DE LOS CRÍMENES DE LOS ROJOS ASESINOS, porque es un coñazo...repito, es coñazo porque es tema para documental o película corta, no para una película tan larga), sino que se hayan silenciado durante tanto tiempo los CRÍMENES MARXISTAS.

    Pero es ley de vida, como en este mundo mandan los que mandan, siempre se ocultarán este tipo de cosas...
    "De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"






  6. #6
    Antonio Hernández Pé está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Cita Iniciado por Reke_Ride Ver mensaje
    Yo vi un par de carteles por la ciudad (en la parada del autobús), anunciando la peli, duraron poquito (no creo que por un complot, sino porque la peli en si tiene poco gancho, principalmente para el público joven, y la pela es la pela)...pero mira, gracias a esos carteles conocí la historia y hace poco la descargué en el Cinetube.

    La historia es terrorífica; a mi, lo que me jode, no es el caso o la publicidad que le estén haciendo (porque por exigencias del guión y el argumento, la peli no da mucho mas de si, mas allá de la DENUNCIA DE LOS CRÍMENES DE LOS ROJOS ASESINOS, porque es un coñazo...repito, es coñazo porque es tema para documental o película corta, no para una película tan larga), sino que se hayan silenciado durante tanto tiempo los CRÍMENES MARXISTAS.

    Pero es ley de vida, como en este mundo mandan los que mandan, siempre se ocultarán este tipo de cosas...
    Es cierto, la película como tal es larga y pesada, pero en general el cine polaco es así (también lo es el cine ruso y bastante, con notables excepciones, el alemán) El mundo eslavo tiene una concepción estética diferente de la Europa occidental. Es una pena que no salga un Spielberg para contar esta atrocidad tan bien como sabe contar la "otra"
    Sin embargo las escenas de los asesinatos están tratadas como un documental totalmente fiel a la meticulosidad con que se cometieron y son espeluznantes precisamente por ese frío realismo. Es el clímax de todo el filme y después de todo es lo que se pretende mostrar. La cuestión es que esto es solo una muestra de lo que hicieron los bolcheviques desde el "octubre rojo" en todos los lugares donde se impusieron: el asesinato en masa. Y sin embargo con ser estos crímenes infinitamente superiores a los atribuidos a otros regímenes, se pasa por ellos como sobre ascuas, se mira para otro lado, se obvian displicentemente y, lo que es más sangrante, no se ha pedido cuenta de ellos A UNO SOLO DE SUS INSTIGADORES Y AUTORES, cuando a los crímenes de los "otros" se los ha mirado con lupa, agrandado, exagerado e incluso falsificado y forman parte de los textos obligatorios de enseñanza en muchos países de Europa. Nada digamos de la severísima cuenta que se les ha pasado a los vencidos, desde los más altos grados militares y políticos hasta un simple ordenanza que pasaba por allí. O sea, la justicia "asimétrica". Y ahora, en muchos países podemos ver tranquilamente la hoz y el martillo ostentosamente colocados en los locales de los perfectamente legales Partidos Comunistas respectivos (yo mismo tengo que pasar muchas veces por delante del PCE y el Centro Social Octubre). Y ellos no han pedido perdón por nada, y proclamándose herederos de la Revolución de Octubre (Anguita dixit) no son llevados a los tribunales por apología de regímenes que cometieron genocidio... no hablemos del carnicero de Paracuellos tan ricamente paseándose por todas partes y recibiendo homenajes y doctorados "Horroris Causa", cuando a un simple "kapo" ucraniano, con noventa años de edad y sesenta y cinco años después, se le extradita sin más contemplaciones. No se puede entender tanta hipocresía y tanto enfermizo afán de venganza de esta gente con la complaciente tolerancia y hasta apoyo de los memócratas. Así se escribe la Historia.

  7. #7
    Avatar de Reke_Ride
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Cita Iniciado por Antonio Hernández Pé Ver mensaje
    Es cierto, la película como tal es larga y pesada, pero en general el cine polaco es así (también lo es el cine ruso y bastante, con notables excepciones, el alemán) El mundo eslavo tiene una concepción estética diferente de la Europa occidental. Es una pena que no salga un Spielberg para contar esta atrocidad tan bien como sabe contar la "otra"
    Sin embargo las escenas de los asesinatos están tratadas como un documental totalmente fiel a la meticulosidad con que se cometieron y son espeluznantes precisamente por ese frío realismo. Es el clímax de todo el filme y después de todo es lo que se pretende mostrar. La cuestión es que esto es solo una muestra de lo que hicieron los bolcheviques desde el "octubre rojo" en todos los lugares donde se impusieron: el asesinato en masa. Y sin embargo con ser estos crímenes infinitamente superiores a los atribuidos a otros regímenes, se pasa por ellos como sobre ascuas, se mira para otro lado, se obvian displicentemente y, lo que es más sangrante, no se ha pedido cuenta de ellos A UNO SOLO DE SUS INSTIGADORES Y AUTORES, cuando a los crímenes de los "otros" se los ha mirado con lupa, agrandado, exagerado e incluso falsificado y forman parte de los textos obligatorios de enseñanza en muchos países de Europa. Nada digamos de la severísima cuenta que se les ha pasado a los vencidos, desde los más altos grados militares y políticos hasta un simple ordenanza que pasaba por allí. O sea, la justicia "asimétrica". Y ahora, en muchos países podemos ver tranquilamente la hoz y el martillo ostentosamente colocados en los locales de los perfectamente legales Partidos Comunistas respectivos (yo mismo tengo que pasar muchas veces por delante del PCE y el Centro Social Octubre). Y ellos no han pedido perdón por nada, y proclamándose herederos de la Revolución de Octubre (Anguita dixit) no son llevados a los tribunales por apología de regímenes que cometieron genocidio... no hablemos del carnicero de Paracuellos tan ricamente paseándose por todas partes y recibiendo homenajes y doctorados "Horroris Causa", cuando a un simple "kapo" ucraniano, con noventa años de edad y sesenta y cinco años después, se le extradita sin más contemplaciones. No se puede entender tanta hipocresía y tanto enfermizo afán de venganza de esta gente con la complaciente tolerancia y hasta apoyo de los memócratas. Así se escribe la Historia.
    Está claro.

    También te digo que el día que vea una bandera comunista por la calle, me pondré a chillar como un loco y a gritarles ASESINOS, porque a esa gentuza que aun lleva esos símbolos hay que anatematizarlos.

    Manda "güevos" que todavía sea legal el símbolo genocida (la hoz y el martillo).
    "De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"






  8. #8
    Avatar de Hyeronimus
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    Respuesta: Masacre de oficiales polacos de la nobleza católica en Katyn

    Blog dos leitores (Putin e Katyn)


    Texto e tradução enviados pelo leitor António Campos:


    "Se há virtude que todos unanimemente reconhecem em Vladimir Putin, será a sua extrema habilidade política. E tal ficou mais do que provado no seu recente discurso em Katyn, que obteve a proeza de receber elogios generalizados e incondicionais de um lago espectro da classe política internacional, bem como de muitos comentadores que seguem a realidade daquela parte do mundo. No entanto, uma análise mais profunda das suas palavras na cerimónia revela não mais do que uma simples manobra de charme, com poucos ou nenhuns resultados conducentes à resolução desta disputa histórica. Boris Sokolov, num ensaio publicado recentemente no site Grani.ru, tem uma visão crítica sobre o verdadeiro alcance da postura do primeiro-ministro russo.




    Segue abaixo a tradução do comentador. Peço antecipadamente desculpas por eventuais incorrecções da tradução do original em russo.




    "Atolados em Mentiras




    Vladimir Putin usou uma cerimónia fúnebre na floresta de Katyn para pressionar a Polónia a parar de discutir a história. Do seu ponto de vista, "uma via conjunta para compreender a memória nacional e as feridas históricas poderá ajudar-nos a evitar o impasse da incompreensão e do eterno ajuste de contas, bem como da divisão primitiva de povos entre justos e culpados, tal como é a intenção de alguns políticos menos escrupulosos...". Além disso, referiu que "no nosso país temos uma clara avaliação política, jurídica e moral das atrocidades do regime totalitário, que não está aberta a revisão". O primeiro-ministro polaco, Donald Tusk, afirmou em resposta que a verdade sobre Katyn não deve servir como pretexto para dividir os povos russo e polaco.




    Estas palavras soam inteiramente correctas. Pelos padrões russos, trataram-se de declarações sensatas de um líder nacional.

    À vista dos dois chefes de governo ajoelhados em memória das vítimas inocentes, os polacos ficaram aparentemente bem impressionados. Todavia, surpreendentemente, o primeiro-ministro russo falou muito sobre a sua simpatia para com as vítimas, mas quase nada sobre a responsabilidade dos carrascos. E não se coibiu também de atirar mais umas achas para a fogueira.




    Por exemplo, Vladimir Vladimirovich afirmou: "Durante décadas, mentiras cínicas tentaram ocultar a verdade sobre o massacre de Katyn; mas as mesmas mentiras procuravam atribuir a responsabilidade ao povo russo." Esta formulação tem implícita a exigência polaca de que a Rússia assuma a sua responsabilidade moral pelos massacres e compense as vítimas. Em princípio, as palavras de Putin sobre as tentativas ilícitas de culpar o povo russo por Katyn poderão ser vistas no contexto da visita de Tusk e Kaczynski no dia 10 de Abril ao local onde estão previstas as cerimónias, ainda que as reivindicações polacas abranjam não o povo russo, mas sim o estado russo, que se autoproclamou sucessor directo da URSS.




    Por outro lado, Putin afirmou hipocritamente que a única coisa que restringe o acesso às informações sobre a tragédia de Katyn são questões humanitárias, ou seja, o desejo de não prejudicar os familiares dos envolvidos nesse acontecimento trágico. Somos levados a imaginar cenas em que os familiares das vítimas perseguem os familiares dos carrascos com facas e pistolas, numa tentativa de ajustar contas.




    De facto, estas "considerações humanitárias" destinam-se apenas a justificar as reticências do gabinete do procurador militar russo em desclassificar os documentos de acusação do caso de Katyn, onde se apontam todos os supostos responsáveis. E a preocupação aqui não é com o público polaco, mas com o russo. Todos os documentos importantes contendo, entre outras coisas, os nomes dos envolvidos no crime de Katyn, foram entregues mesmo antes da investigação oficial aos historiadores polacos, já se encontrando disponíveis nos arquivos do Instituto da Memória Nacional. Porém, se os documentos da investigação russos, incluindo a lista dos responsáveis, fossem desclassificados, tal não impediria a sua publicação na Rússia, ficando o país finalmente a saber a verdade sobre os seus heróis da polícia secreta. E tal é algo que a soberania russa não pretende que aconteça.




    Acima de tudo, no seu discurso sobre Katyn, Putin não conseguiu resistir a criticar a conduta sobre os prisioneiros de guerra do lado polaco em 1920: "A minha opinião é a de que Estaline sentiu a responsabilidade pessoal pela tragédia do conflito militar polaco-soviético de 1920 e foi motivado, nesta matança, por um desejo de vingança...tenho vergonha de admitir a minha ignorância do facto de Estaline ter supervisionado directamente as operações militares durante a guerra polaco-soviética de 1920. Como sabemos, o Exército Vermelho foi derrotado. Muitos dos seus soldados foram feitos prisioneiros. De acordo com dados recentes, morreram em cativeiro devido a fome e a doença 32 mil soldados cativos dos polacos.”




    Sou levado a perguntar como é que o nosso primeiro-ministro citou o número de 32 mil. Os historiadores polacos afirmam que cerca de 18 a 20 mil militares do Exército Vermelho morreram em cativeiro, o que é comprovado por documentos polacos e pelo número aproximado de sepulturas. Contudo, os nossos historiadores patrióticos referem geralmente um número de 60 mil mortes de soldados capturados. Aquele será então provavelmente um número apenas conveniente, pois excede o número de polacos assassinados pelo NKVD na Primavera de 1940 (22 mil).




    De facto, Estaline foi um dos mais importantes actores da guerra polaco-soviética de 1920. No entanto, é improvável que tenha tido alguma ideia sobre o número de mortes do Exército vermelho em cativeiro (a propósito, o seu exército não era menos propenso a mortes por febre tifóide ou outras epidemias). Como as experiências das guerras entre a Finlândia e a URSS e da Segunda Guerra Mundial comprovam, Estaline considerava os prisioneiros do Exército Vermelho cobardes e traidores, tendo-os recambiado para o GULAG após a libertação. Vingar 1920 não lhe terá pois seguramente passado pela cabeça.




    Na senda de alguns historiadores russos, Putin afirmou: "A questão, claro, é saber porque é que alguns foram exilados para a Sibéria, enquanto que outros foram executadas. Não há nenhuma explicação racional para isso, nem nos documentos. A razão para estes crimes não é clara e não existem indícios que nos permitam chegar a uma conclusão." De facto, foram enviados para a Sibéria e para a Ásia Central familiares dos executados em Katyn, bem como polacos que não eram oficiais nem vistos como "exploradores", mas que eram considerados desleais. Entre os oficiais houve excepções, tais como o general Anders, informadores do NKVD e, nas palavras de Beria, indivíduos com "pensamento politicamente correcto", tais como Sigmund Berling, que estava pronto a organizar um novo exército polaco controlado pelos soviéticos.




    A razão pela qual os oficiais polacos foram chacinados em Abril e Maio de 1940 foi o objectivo de Estaline de organizar um exército polaco totalmente controlado, e, por inerência, um estado polaco fantoche. Este previa que, o mais tardar em Maio, Hitler iniciasse uma ofensiva generalizada contra a França, o que lhe permitiria atacar a sua retaguarda quando a Wehrmacht estivesse atolada na linha Maginot. De seguida, a França, a Inglaterra e o governo polaco no exílio tornar-se-iam aliados soviéticos e os oficiais polacos prisioneiros seriam libertados. Não sendo estes, na sua maioria, muito dados ao comunismo, o novo exército polaco sob o seu comando não seria facilmente controlado por Moscovo. Por isso, Estaline decidiu assassiná-los. No entanto, esta explicação não poderia sair da boca do primeiro-ministro russo.




    Putin não se conteve de repetir a mentira, propagada pela imprensa russa, de que em Katyn estão também enterrados, juntamente com os oficiais polacos e com as outras vítimas das repressões do NKVD, cidadãos soviéticos mortos pelos nazis. No entanto, é sabido que os alemães não mataram prisioneiros soviéticos em Katyn, tendo mesmo, ignorando a existência das vítimas aí enterradas, montado nas imediações um quartel de comunicações. Putin serviu-se desta falsidade para adiantar que a comissão Burdenko terá apenas cometido um erro honesto, em vez de ter falsificado deliberadamente os factos ao afirmar que os polacos foram fuzilados pelos alemães. Sendo estes também carrascos, seria fácil ser induzido em erro.




    Por outro lado, Putin tentou como que diluir o assassínio de quase 22 mil polacos na primavera de 1940, misturando-o com os crimes estalinistas contra cidadãos soviéticos, quando afirmou que "a repressão esmaga pessoas, independentemente da nacionalidade, convicção ou religião. A lógica era espalhar o medo, despertando os instintos mais primários, incitar uns contra outros e levá-los a obedecer cegamente e sem pensar." Assim, de forma não muito elegante, o primeiro-ministro russo tentou evitar acusações de genocídio em Katyn.




    No entanto, o camarada Estaline tinha bem presente a questão da nacionalidade. É tristemente notória a decisão do Politburo de 5 de Março de 1940 sobre a execução de oficiais polacos e representantes dos "exploradores de classe", bem como de exploradores "bielorrussos e ucranianos" a "reprimir ao abrigo de outros regulamentos". Mas pouco antes do Katyn, em 1937-1938, o NKVD conduziu uma operação contra "contingentes nacionais" no âmbito das quais foram executados ou enviados para campos de concentração centenas de milhares de polacos, alemães, estónios, letões, lituanos e outros grupos étnicos "duvidosos", cujo único crime era pertencerem a estados não incorporados na URSS. De entre essas operações, o grupo dos "polacos" foi o mais sangrentamente afectado.




    Assim, a cerimónia comemorativa não trouxe nenhum dos avanços históricos sobre Katyn que eram aguardados tanto pelos políticos como pelo público polaco. Putin não forneceu nenhum dos documentos desclassificados sobre a investigação, nem anunciou a reabertura do inquérito, mau grado as solicitações do lado polaco. Além disso, na véspera da cerimónia, foi publicada a resposta do gabinete do procurador militar ao pedido de Estrasburgo, na qual aquele se recusou a entregar ao tribunal os autos do inquérito. Em nenhum dos textos oficiais russos é possível ler as expressões "crimes" ou "assassínios", optando o Ministério Público por usar termos como o "caso" ou os "acontecimentos de Katyn".




    O melhor que as autoridades russas se dispuseram a fazer foi autorizar a exibição, no canal "Kultura", do filme "Katyn" de Andrzej Wajda. Foi uma boa iniciativa. Contudo, se o filme tivesse sido exibido num dos canais principais, muito mais pessoas teriam ficado a saber a verdade.



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  9. #9
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    Respuesta: Katyn, masacre comunista: el muro de Berlín intelectual no ha caído

    ENTREVISTA: Conmoción en Polonia ANDRZEJ WAJDA Cineasta y autor de la película 'Katyn'

    "Si nos reconciliamos con Alemania, nos podemos reconciliar con Rusia"


    El reciente estreno en la televisión rusa de la película Katyn (2007), sobre el exterminio de la élite militar polaca por la policía secreta de Stalin en 1940, ha sido considerado como un gesto sin precedentes de Rusia hacia Polonia y un paso clave en el camino hacia la reconciliación de dos viejos enemigos. El responsable del filme, el director polaco Andrzej Wajda, de 84 años, no daba crédito cuando se enteró de que la película se había emitido en Rusia y cree que se están dando las condiciones para que Varsovia y Moscú puedan normalizar sus relaciones.



    "No es comparable esta tragedia con Katyn. En 1940, fueron asesinados"

    "La televisión rusa emitió mi película el domingo. Me quedé boquiabierto"


    En una entrevista en los Estudios Akson de la capital polaca -tres días después del accidente aéreo en el que perdió la vida del presidente polaco, Lech Kaczynski, junto con decenas de altos cargos políticos y militares justo cuando se dirigían al recordar a las víctimas de aquella matanza-, Wajda se declara optimista respecto a la posible reconciliación entre ambos países y afirma que, aunque Polonia ha avanzado considerablemente, todavía está presa de algunos lastres del pasado.
    Pregunta. ¿Es posible la reconciliación con Rusia?
    Respuesta. Todo lo que se está haciendo desde Moscú apunta a la posibilidad de una reconciliación. Ojalá la matanza de Katyn quede pronto aclarada. Si nos reconciliamos con Alemania, nos podemos reconciliar con Rusia. Creo que es muy posible.
    P. ¿Su película se ha convertido en un elemento de acercamiento entre ambos países?
    R. Si es así, habrá que situarla como una pieza de un rompecabezas más complejo y amplio: la actitud de los ciudadanos rusos frente a los crímenes del estalinismo. Si Moscú está dispuesto a una cierta revisión de lo sucedido en la Unión Soviética, la reconciliación con Polonia es bastante posible. Estuve en Katyn el 7 de abril, cuando el primer ministro polaco, Donald Tusk, y el ruso, Vladímir Putin, rindieron homenaje a las víctimas de aquella matanza. Hay que enfrentarse al pasado estalinista.
    P. ¿Cómo vivió la emisión de su película Katyn en el canal temático Kultura de la televisión rusa, el 2 de abril?
    R. Me quedé estupefacto. Jamás habría imaginado, jamás, que Katyn fuera emitida en la televisión rusa. Habían comprado la película hace un año y no pensé que la llegaran a programar... Al final fue en un canal temático de audiencia limitada, pero lo hicieron. Pero lo que me pareció totalmente increíble es que la emitieran el domingo pasado en la televisión pública, con millones de telespectadores, y en horario de máxima audiencia. Me quedé boquiabierto.
    P. ¿Es posible que Rusia abra los archivos secretos de la época o que llegue a pedir perdón oficialmente por Katyn?
    R. Podría ser. Se puede decir que se están dando pasos en esa dirección y las cosas no pasan por casualidad; están pensadas de antemano.
    P. Su padre fue uno de los 22.000 militares ejecutados en el bosque de Katyn en 1940. ¿Qué fue lo peor de aquella matanza?
    R. Primero, el asesinato de la élite de todo un país. Catedráticos, profesores, médicos, policías... Los más formados fueron ejecutados. Fue muy doloroso. Es algo que está en mi corazón y seguirá allí siempre. Segundo, la mentira fue también horrible. Durante la dictadura comunista no se pudo hablar del asunto.
    P. Algunos comentaristas comparan la matanza de Katyn con el accidente del sábado, puesto que en el avión iban miembros de la élite del país. ¿Está de acuerdo?
    R. No es comparable. Ni en el número de muertos, ni en las circunstancias de las muertes. En 1940 fueron asesinados y, en el segundo caso, se trata de un accidente. Claro que en lo personal todos son insustituibles.
    P. La reacción en Polonia a la tragedia aérea ha sido de unidad, por encima de las ideologías, para recordar a las víctimas del accidente. ¿Cree que esa actitud se consolidará?
    R. Hemos reaccionado de forma muy emocional y habrá que ver si ese espíritu es viable a largo plazo.
    P. En otoño de 2007, cuando hubo un cambio de Gobierno y Jaroslaw Kaczynski, el hermano del presidente fallecido, perdió las elecciones, usted parecía albergar la esperanza de que una nueva Polonia acababa de nacer. Kaczynski había centrado su política en perseguir el pasado comunista y defender los valores tradicionales. El nuevo primer ministro, Donald Tusk, prometía una renovación. ¿Le ha decepcionado?
    R. Siempre he sido muy escéptico. Antes y ahora. Pero sigo apoyando a la Plataforma Cívica. El ambiente político se ha calmado. Ya no se persigue a la gente por su pasado comunista. Y nos hemos acercado a la Unión Europea. Ha habido bastantes cambios, pero aún hay restos de lo antiguo, del pasado, como el Instituto para la Memoria Nacional
    [donde los historiadores rebuscan en los archivos de la policía secreta comunista]. Todavía no estamos ante una nueva Polonia. Para una renovación total habrá que esperar a las siguientes elecciones.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


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    Respuesta: Katyn, masacre comunista: el muro de Berlín intelectual no ha caído

    REPORTAJE: LA MATANZA DE KATYN

    Los 22.000 tiros en la nuca de Stalin

    La URSS asesinó en 1940 a la élite polaca, en su mayoría oficiales del Ejército. Fue la matanza de Katyn. Esa era la tragedia que iban a conmemorar los dirigentes muertos el 10 de abril en un accidente aéreo


    Con el viejo libro abierto por la mitad, Anna Maria Wolinska busca en una lista el nombre de su padre. "Waclav Wolinski, deportado en 1939". Capitán de artillería ligera del Ejército polaco, tenía 38 años cuando se marchó a la guerra en agosto de ese año. Su hija estaba a punto de cumplir cinco: "Yo era entonces muy pequeña, pero recuerdo perfectamente el día en que mi padre se fue. Los bolcheviques le hicieron prisionero a las pocas semanas". Nunca volvió.



    La Unión Soviética detuvo a 230.000 polacos. De ellos, 22.000 fueron encerrados y liquidados en bosques uno por uno

    El Gobierno polaco en el exilio preguntó a Stalin dónde estaban sus presos. "Escaparon", se limitó a responde


    Uno a uno, a sangre fría, 22.000 militares polacos como Wolinski fueron ejecutados de un tiro en la nuca en 1940 y arrojados a fosas comunes en territorio de lo que entonces era la Unión Soviética. Fueron víctimas de la policía secreta de Stalin, el temido y siniestro NKVD. La conocida como matanza de Katyn -el bosque próximo a la ciudad de Smolensk en el que fueron hallados los primeros cadáveres- supuso el exterminio, en menos de un año, de la élite polaca. Durante medio siglo, el crimen fue censurado por el régimen comunista, que siempre acusó a la Gestapo de esa terrible carnicería.
    El 23 de agosto de 1939 amaneció como un día negro para el destino de Polonia. La Alemania nazi y la Unión Soviética firmaron un pacto de no agresión por el que se repartían el país centroeuropeo. Adolf Hitler invadió la parte occidental de Polonia el 1 de septiembre; las tropas polacas se replegaron hacia el este, por donde entraron las fuerzas de Josef Stalin 17 días más tarde. Aplastados por las máquinas de guerra alemana y soviética, el pánico se adueñó de Polonia. Fue arrestado "cualquiera que llevara un uniforme, desde el oficial de carrera hasta el profesor movilizado desde la reserva para ayudar al Gobierno polaco a defenderse de los enemigos", explica Richard Zelichowaski, historiador de la Academia de las Ciencias Polaca. "Eran policías, generales, coroneles, capitanes, profesores, miembros de los servicios secretos, médicos, jueces, abogados, funcionarios, empresarios... Eran la élite militar y administrativa del país", explica.
    En los años 1920 y 1930, el Ejército polaco estaba falto de gente formada, y cuando estalló la guerra, miles de profesionales e intelectuales fueron llamados a filas como oficiales. Cerca de 230.000 militares polacos fueron hechos prisioneros por los soviéticos. Se les interrogó y clasificó para identificar a los que podían representar un peligro mayor para las autoridades invasoras. De ellos, un total de 22.000, oficiales en su mayoría, fueron internados en tres campos especiales para prisioneros en territorio soviético: Kozielsk, Starobielsk y Ostaszkow.
    Lo peor no eran las condiciones inhumanas en las que vivían: lo peor fue la incertidumbre. Pasaron semanas, y en muchos casos meses, alojados en los campos sin que nadie les dijera qué quería de ellos. Algunas versiones sostienen que les interrogaron y torturaron, otras creen que simplemente les mantuvieron a la espera de órdenes que no terminaban de llegar.
    El padre de Anna Wolinska era soldado profesional. Su guarnición tenía la sede en Wolyn (en la actualidad, territorio ucranio). Tras ser detenido, acabó en el campo de Starobielsk. "Mi padre mandaba cartas a mi madre desde allí", recuerda Wolinska, que ahora tiene 75 años y vive en Varsovia. "Decía que estaban bien, pero que no sabían qué iba a pasar; nadie les decía nada". La última carta llegó el 8 de marzo de 1940. Justamente en ese mes fatídico, el Politburó de Moscú había tomado su decisión. El máximo órgano ejecutivo del Partido Comunista dictó la orden de matar a los oficiales polacos, pasando por encima de todos los convenios internacionales relacionados con el trato a los prisioneros de guerra. El exterminio fue organizado por la policía secreta de Stalin. "Un gran número de oficiales del Ejército, empleados de la policía polaca, de los servicios de espionaje, miembros de los partidos nacionalistas y contrarrevolucionarios de Polonia, todos ellos declarados enemigos de la autoridad soviética, están siendo retenidos en varios campos", afirmaba aquella orden, firmada por Laurenti Beria, mano derecha de Stalin. "Todos están esperando a ser liberados para empezar a actuar contra la autoridad soviética", añadía para justificar las ejecuciones.
    En conducciones de varias decenas cada vez, los presos fueron trasladados en camiones a bosques cercanos. Los prisioneros de Kozielsk fueron llevados a Katyn; los del campo de Starobielsk, a Járkow; los del campo de Ostaszkow, a Kalinin (Tver, en la actualidad). Uno a uno, fueron colocados frente a su propia tumba, y a veces con la cabeza tapada, a veces al descubierto, maniatados, recibieron un tiro en la cabeza. Así durante semanas, meses...
    El tiro en la nuca era un método habitual de la NKVD (entidad precursora del KGB), pero Krystyna Brydowska, de 73 años, tiene otra teoría sobre cómo murió su padre, también oficial del Ejército polaco detenido por la Unión Soviética. "Radio Europa Libre aseguró que los prisioneros del campo de mi padre, el de Ostazskow, habían sido trasladados hasta el mar Blanco
    [en la costa noroeste de Rusia], donde fueron ahogados por la policía secreta estalinista", cuenta. El historiador Piotr Gontarezyk está convencido de que no fue así: "Era lo que muchas familias querían creer, porque siempre tenían la esperanza de que al ser llevados a otros lugares existía la posibilidad de que hubieran escapado. Pero sinceramente no creo que la NKVD se hubiera molestado en llevar a los prisioneros a otro sitio para ejecutarlos a miles de kilómetros de distancia. No encaja con el sistema de exterminio organizado por el aparato del Estado soviético".
    Las primeras huellas de aquella matanza fueron destapadas en 1943. Y lo hizo Radio Berlín, en aquella época en manos de los nazis. Unos obreros polacos que trabajaban en las líneas ferroviarias en el este del país, entonces ocupado por la Alemania nazi, descubrieron los primeros cadáveres. Había decenas de fosas, llenas de esqueletos apilados unos sobre otros, en el bosque de Katyn, a pocos kilómetros de la ciudad rusa de Smolensk. Unidades del Ejército alemán desenterraron allí 4.500 cuerpos. Medio siglo después se hallaron más cementerios de este tipo, pero el nombre de Katyn ya se había convertido en el símbolo de todos ellos.
    "El hallazgo fue para Alemania un instrumento propagandístico de primer orden", cuenta Gontarezyk. Hitler y Stalin, que empezaron la guerra como amigos, eran ahora enemigos. Stalin cambió de opinión y se unió a los aliados que combatían contra Hitler. Para el Berlín hitleriano, la oportunidad era de oro para mostrar al mundo los crímenes soviéticos y, de paso, sembrar la discordia entre los aliados, incluido el Gobierno polaco en el exilio. Los medios del Tercer Reich publicaron fotografías, cartillas de vacunación y detalles sobre los objetos personales hallados en las fosas. Algunos polacos se enteraron de esta forma del fallecimiento de algunos de sus familiares.
    Stalin contraatacó de inmediato culpando a la Gestapo de los crímenes descubiertos. Su estrategia no sirvió para explicar dónde estaban los soldados polacos hechos prisioneros por Moscú que, pese a haber sido oficialmente amnistiados tras la paz firmada por Moscú con los aliados (en junio de 1941), no volvían a sus casas. El jefe del Gobierno polaco en el exilio, general Wladyslaw Sikorski, preguntó a Stalin dónde se encontraban todos esos militares de su país que no regresaban. "Escaparon", se limitó a responder el dictador soviético. "¿Adónde podrían haber escapado?", insistió otro general polaco. "A Manchuria", sugirió.
    Pese a que a ninguno de los aliados le convenía entonces que se sospechara que uno de los suyos había cometido tales crímenes, Polonia se mostró reacia a aceptar como buenas estas explicaciones. Meses después, las relaciones de Sikorski con Stalin se rompieron. En julio de 1943, el general polaco murió en un accidente aéreo nada más despegar de Gibraltar el avión Liberator en el que viajaba con 16 personas más.
    Tras el fin de la guerra, en 1945, se consumó la ocultación de los crímenes de Katyn. La censura del régimen comunista impedía pronunciar ese nombre en público. Y quienes hablaban de ello en privado podían acabar en las listas de la policía política polaca, la SB, y en algunos casos ir a parar a la cárcel. Anna Wolinska ya vivía en Varsovia. Ella y su madre huyeron del este del país, por temor a acabar en un campo de trabajo en Siberia, y se las arreglaron para pasar inadvertidas. "Mi madre quería huir a toda costa, quería evitar a los bolcheviques", cuenta. Tenía sus razones: muchos de los familiares de los oficiales asesinados acabaron recluidos en campos de diversos territorios de la URSS en Rusia, Ucrania y Bielorrusia, junto con millones de ciudadanos soviéticos, donde la mayoría perecía de frío, hambre o enfermedades.
    "Para pasar sin problemas, mi madre tuvo que quemar todos los objetos personales que tenía de mi padre, incluidas las cartas", cuenta Wolinska. Tras instalarse en Varsovia, "enseguida empezamos a buscarle. Escribimos a la Cruz Roja, al Gobierno polaco en el exilio... y no hubo noticias. Y seguimos buscando durante la etapa comunista. Una de mis tías huyó a Occidente. Tener a un familiar en Occidente, ser católica practicante e hija de un oficial que presuntamente estaba en una cárcel rusa no ayudó. Mi madre iba de un trabajo a otro. No me admitieron en la Universidad de Varsovia y tuve que estudiar en Lublín", explica.
    Anna Wolinska logró licenciarse en Filología Polaca, pero nunca logró saber qué pasó con su padre. "La palabra Katyn atemorizaba a la gente. Yo no sabía si mi padre estaba vivo o muerto... y ya se sabe que la esperanza es lo último que se pierde". Esa esperanza se vio truncada en 1990, cuando el entonces presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, entregó a su colega polaco, Wojciech Jaruzelski, la lista de los fusilados y otros documentos, y se abrió una causa criminal. Las investigaciones iniciadas entonces se cerraron en 2004, durante la presidencia de Vladímir Putin, en virtud de una disposición secreta de la fiscalía militar.
    "Aquella matanza supuso una enorme pérdida para Polonia", afirma el profesor Zelichowski. "Buena parte de la élite, la gente más formada, los más preparados, murieron, y este episodio siempre ha marcado las relaciones con Rusia", añade. A pesar de que, tras la caída del bloque comunista, se han encontrado más fosas, todavía se desconoce dónde están enterrados los cuerpos de 7.000 de aquellas víctimas. "Moscú reconoce que la matanza se produjo, pero jamás ha admitido que fuera un crimen de guerra y un genocidio, que nunca prescribe. Nunca ha rehabilitado a las víctimas y se niega a abrir los archivos. Para Rusia es muy difícil abordar este tema porque supone hacer frente a su pasado y a los millones de víctimas que perecieron durante el estalinismo". De los 183 tomos de la investigación rusa sobre Katyn, 116 son secreto de Estado.
    "Katyn es un símbolo tan poderoso, en parte, porque no se pudo poner en duda la versión oficial de la historia. Nunca se aclaró. En clase estaba prohibido explicar la tragedia, aunque algunos maestros lo hacían de forma clandestina", recuerda el sociólogo Krzysztof Pankowski, del centro CBOS en Varsovia. "Desde el punto de vista social, supuso la decapitación de la crema y nata de la sociedad. La élite que quedaba fue prácticamente eliminada en el levantamiento de Varsovia contra el Ejército alemán en 1944; a partir de entonces, la sociedad se sometió al régimen comunista", afirma. Hasta la llegada del movimiento Solidaridad, liderado por Lech Walesa en los ochenta, los ciudadanos no volvieron a rebelarse.
    Setenta años después ha vuelto a ocurrir una tragedia en Katyn. El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, y decenas de altos cargos políticos y militares han muerto justo cuando viajaban a Smolensk, a pocos kilómetros de Katyn, para recordar los crímenes de 1940. Pero la gestión de este siniestro por parte de las actuales autoridades rusas ha impresionado a Varsovia. El primer ministro en persona, Vladímir Putin, ha supervisado la investigación y la repatriación de los cuerpos. Rusia declaró un día de luto oficial, algo muy poco habitual, dos días después de la tragedia. Incluso, la televisión estatal rusa emitió el domingo 11 de abril por la noche, en horario de máxima audiencia, la película Katyn, del director polaco Andrzej Wajda, que narra aquel exterminio. "Jamás imaginé que eso pudiera suceder", declaró a EL PAÍS el cineasta, cuyo padre también perdió la vida en Katyn. "Emocionalmente al menos, Rusia está dando algunos pasos para una nueva relación", afirma el profesor Zelichowski.
    Si la tragedia de Katyn de 1940 fue el comienzo de un túnel negro en las relaciones de Polonia y Rusia, quizá la tragedia de 2010, aunque incomparable con la primera, suponga el inicio de una etapa de esperanza.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  11. #11
    Antonio Hernández Pé está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Katyn, masacre comunista: el muro de Berlín intelectual no ha caído

    Quiera Dios nuestro Señor, y así lo rogamos nosotros fervientemente, que todos los pueblos europeos se reconcilien definitivamente, reconociendo que todos han cometido crímenes (no solo este o aquel país ni este o aquel régimen político) Que todos tengan la generosidad de perdonar y la humildad de pedir perdón y que con "dolor de corazón y propósito de enmienda" (como decía nuestro viejo catecismo) retornemos a las raíces cristianas de nuestra cultura común. Paz y justicia para todas las víctimas, perdón entre todas las naciones, piedad con los vencidos en todas la guerras. Que el amor fraterno predicado por el Salvador, se extienda sobre nuestras patrias empapadas con la sangre de tantos inocentes.
    Amén.

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    Cool Un repaso a los genocidios liberales

    Otro gran crimen de lesa humanidad que la izquierda siempre ha tratado de ocultar.

    KATYN

    En 1.943 la Wehrmacht (ejército alemán) durante la invasión de Polonia, encuentran y destapan fosas masivas de oficiales polacos en el bosque de Katyn. Oficiales polacos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por la NKVD (la policía secreta rusa) en Katyn en 1940.
    Muchos polacos habían sido hechos prisioneros de guerra tras la invasión y la derrota de Polonia por los Nazis y la Unión Soviética en septiembre de 1.939, una semana después de la firma del pacto secreto Pacto Molotov-Ribbentrop ó pacto entre Hitler y Stalin. Muchos campos de prisioneros fueron usados para el internamiento de polacos capturados, incluyendo los campos de Ostashkov, Kozielsk y Starobielsk. Los dos últimos fueron usados principalmente para oficiales, mientras que Ostashkov se usó, sobre todo, para exploradores, gendarmes, policías y funcionarios de prisiones.
    El 5 de marzo de 1.940, de acuerdo con una nota para Stalin preparada por Lavrenty Beria, miembros del politburó soviético : Stalin, Vyacheslav Molotov, Lazár Kaganóvich, Mijaíl Kalinin, Kliment Voroshilov y Beria, firmaron una orden de ejecución de activistas "nacionalistas y contrarrevolucionarios" mantenidos en campos y prisiones de la parte oeste ocupada de Ucrania y Bielorusia. Esto provocó el asesinato de unos 22.000 ciudadanos polacos, incluyendo unos 15.000 prisioneros de guerra. La extensa definición de "acusado" incluyó un número significativo de miembros de la inteligencia polaca además de policías, reservistas y oficiales militares en activo.
    El descubrimiento de la masacre precipitó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre la Unión soviética y el gobierno polaco en el exilio en Londres en 1.943. La Unión Soviética negó las acusaciones hasta 1.990, cuando la URSS reconoció que el NKVD (Naródniy Komissariat Vnútrennij Del)(Comisariado del Pueblo) fue responsable de la masacre y su encubrimiento.

    El destino ha querido que el Estado de Polonia quede descabezado por segunda vez, 70 años después, en el mismo sitio, en un bosque de Katyn (Rusia).
    Allí se dirigía desde Varsovia el presidente polaco, Lech Kaczynski, acompañado de su esposa, Maria Kaczynska, y de un séquito compuesto por colaboradores, miembros del Gobierno, militares y prelados de la Iglesia Católica, cuando el avión en el que viajaban, un Tupolev-154 de fabricación rusa, se estrelló.

    Mi honor, la lealtad,

    mi fuerza, la voluntad,
    mi fe, la catolicidad,
    mi lucha, la hispanidad,
    mi bandera, la libertad,
    mi arma, la verdad,
    mi grito... ¡despertad!
    mi lema... ¡¡Conquistad!!

  13. #13
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    Re: Un repaso a los genocidios liberales

    No había tenido ocasión de verla hasta ayer, impresionante. Justamente lo que hacían las 280 divisiones de Stalin allá donde ponían sus botazas. Aquí todavía sdeguimos esperando el juicio contra el "marxismo-bolchevismo-comunismo-etc-etc." por crímenes contra la humanidad, contra el genocidio que nunca prescribe. Mientras, en España abren fosas aqui y allá, pero casi siempre las deben cerrar inmediatamente ¿por qué? La respuesta es obvia, es el silencio culpable de que los asesinos son ellos, pero son muy demócratas y forman parte del sistema de libertades que disfrutamos. Yo lo disfrutaré cuando los vea a todos sentados en el banquillo escuchando la sentencia condenatoria por crímenes contra la humanidad, y cuando escuche la orden de cierre y disolución de todos los partidos, sindicatos y toda clase de cuevas marxistoides. Desde que surgieron han sido y siguen siendo una plaga de la peor especie.
    Hyeronimus dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  14. #14
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    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
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    Re: Un repaso a los genocidios liberales

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Un testigo en las fosas donde se descubrió la matanza a sangre fría de miles de oficiales polacos en 1939, por los comunistas rusos




    Revista
    FUERZA NUEVA, nº 127, 14-Jun-1969

    Katyn

    Por Frank W. Baulrich, autor del libro “El desafío ruso”

    En la ceremonia de la celebración del vigésimo aniversario de la OTAN, el presidente de Norteamérica, Richard Nixon, declaró que: “El puño cerrado del organismo se transformará en mano abierta hacia la Unión Soviética y sus aliados, a medida que las circunstancias vayan cambiando”.

    A pesar de que el puño cerrado no fue, que digamos, el distintivo de los miembros de la OTAN, sino la señal de identificación de los comunistas, la posibilidad de cambiar el odio en disposiciones amistosas, alegrará a todos los seres pacíficos. Sin embargo, además de que semejantes demostraciones tendrían otro significado si proviniesen del habitual agresor soviético, el hecho es que se producen muy poco tiempo después de la agresión a Checoslovaquia y de las amenazas a la Alemania Federal. En efecto, para los hombres del Kremlin puede significar la luz verde para seguir la serie de sus fechorías en Europa y, en el momento que se están discutiendo las condiciones de paz en el Oriente Medio, pueden aparecer como el precio de la supervivencia del Estado israelí. (…)

    Que Norteamérica titubee ante una posible guerra nuclear, para defender a los Estados europeos, que no fueron capaces de unirse frente al peligro soviético, puede encontrar una justificación. Por otra parte, que las juventudes revolucionarias y sus inspiradores marxistas vean en el triunfo ruso la realización de sus sueños de cambio de estructuras, se explica igualmente, porque a los jóvenes les falta el recuerdo personal de las atrocidades cometidas a partir de 1907 por los comunistas rusos, y a sus maestros les embarga el afán de poder, pero que las multitudes, que no olvidaron los crímenes atroces perpetrados por los bolcheviques, no reaccionen y parezcan resignarse al destino que les espera, es realmente inexplicable..

    A pesar de que la descripción de los fosas comunes de Katyn (Rusia) haya sido profusamente difundido en el pasado, voy a precisar los recuerdos de un testigo ocular del espectáculo más espantoso del salvajismo comunista, esperando que los pueblos occidentales tomarán conciencia de lo que significa caer en manos de los soviéticos.

    “En el curso de la última Guerra Mundial y perteneciendo a una unidad combatiente del frente del Este, fui designado para asistir, conjuntamente con una comisión médica internacional, a la investigación sobre la matanza de los oficiales del Ejército polaco, hechos prisioneros por los rusos en 1939, cuyos restos habían sido encontrados enterrados en fosas comunes, en el bosque de Katyn. Acompañado del alférez V. (…) nos dirigimos el día 3 de mayo de 1948, hacia Smolensk, donde llegamos al día siguiente.

    Katyn está ubicado sobre el lado derecho de la carretera de Brest-Litovsk a Moscú, aproximadamente diez kilómetros antes de llegar a Smolensk. Este bosquecito, que era propiedad de C.P.U. desde la época de la revolución bolchevique, servía de necrópolis a sus innumerables víctimas y, en 1930, las ejecuciones sumarias de los enemigos del régimen comunista seguían consumándose allí. A pesar de que estaba totalmente prohibido a los campesinos cultivar los campos circundantes a menos de dos kilómetros del bosque, algunos se habían acercado y habían oído gritos de terror, seguidos de disparos. Al principio de 1940, aquellos alaridos se habían incrementado considerablemente, para cesar, casi por completo, semanas más tarde.

    Atemorizada, la gente de los alrededores no se atrevió a hablar, hasta que, perdido el terror a represalias, unos hombres se decidieron a confiar su terrible secreto a las autoridades de ocupación (alemanas). Fue suficiente para que éstas ordenaran inmediatamente un registro de la zona y descubriesen los primeros despojos humanos, enterrados a tres metros de profundidad en la arena del bosque, al pie de los pinos. Una zona despejada de árboles adultos, pero plantada de arbustos, llamó la atención de los investigadores. Siguiendo los límites del claro, se excavó hasta encontrar cuerpos alineados, revestidos del uniforme polaco. Sobre una altura de ocho metros, los cadáveres estaban apilados y, bajo el peso, las capas inferiores estaban aplastados, al punto de no dejar sobresalir más que los cráneos y los puntas de las botas de estos desventurados.

    Cuando llegamos a Katyn, un olor espantoso nos asaltó, obligándonos a taparnos la nariz. Frente a la primera fosa abierta en toda su extensión, que nos pareció ser de cincuenta metros de largo por veinticinco de ancho y once de profundidad, la visión era horrible. Alrededor, los cuerpos recién extraídos yacían en medio de billetes de banco arrugados y con la ropa desgarrada, en espera de ser identificados y vueltos inhumar en forma individual. Las comisiones médicas procedían a la autopsia, sacando los cabellos a la entrada de la bala en la nuca, así como en el lugar de la salida, encima del cráneo. Los médicos, ya acostumbrados a estas heridas idénticas, operaban maquinalmente, pero, a pesar de su indiferencia profesional, no podían ocultar una mueca de repulsión. Sus conclusiones unánimes fueron: “Muerte acontecida tres años antes, por tiro en la nuca”.

    A poca distancia de este primer osario, otro de dimensiones más reducidas, ofrecía un espectáculo idéntico, pero con la diferencia que las víctimas tenían las manos atadas detrás de la espalda, la boca llena de serrín y los omoplatos rasgados a bayonetazos. Eran los cuerpos de los cadetes, cuya juventud se había revelado ante un fin tan atroz, y habían opuesto una resistencia desesperada para acostarse, boca abajo, sobre los cuerpos de sus compañeros y esperar, en esta posición, el tiro que acabaría con sus sueños. ¿Cómo tal monstruosidad fue posible? Parece hoy increíble y, sin embargo, para vergüenza de la humanidad, no se trata de una pesadilla sino de una terrible realidad.

    Aproximadamente, a doscientos metros de las fosas, existía un pabellón que servía de círculo a los verdugos y donde bebían licores hasta embrutecerse lo suficiente como para cumplir, sin flaquear, con su siniestro cometido. En efecto, en la parte trasera del edificio, se encontraron un montón de botellas vacías de bebidas, en su mayoría de marcas francesas: Coñac, Martel, Cointreau, Champagne, etc. En el pueblo vecino, delante de una isba, los alemanes habían hecho un muestrario, en una vitrina, de los documentos encontrados sobre las víctimas, en particular los diarios íntimos, los cuales se terminaban con estas palabras: “Esta mañana nos retiraron nuestros anillos y nuestros relojes. Tengo miedo…”

    Durante años, los soviéticos negaron haber sido los autores del genocidio, intentando culpar a los alemanes, pero las pruebas, por el contrario, eran demasiado numerosas y contundentes para que la opinión mundial pueda seguir creyéndolo. Hoy en día no quedará menor duda que Katyn fue, después de las matanzas de 1917, la peor muestra de la salvajez de los comunistas rusos.

    Aunque no se puede vivir con el recuerdo permanente de tales horrores, no debemos olvidarlo y admitir que el comunismo de nuestros días (1969) ha evolucionado, porque es incapaz de cambiar nunca. Las pruebas abundan al contrario, que su pérdida rápida de prestigio les volvió más feroces y, si mañana podían hacerse con el poder, en cualquier país europeo las atrocidades alcanzarían niveles jamás concebidos.

    Para convencerse de ello, basta con recordar los crímenes comunistas en Corea, Vietnam, Argelia, Cuba, etc., en donde las víctimas no se pueden cifrar. En su libro “La Guerra de Corea”, Robert Leckie escribe en las páginas 174 y 175 lo que sigue:

    “En casi todas las ciudades, las tropas de las Naciones Unidas encontraron las muestras concretas de las técnicas de “liberación” utilizadas por los comunistas. En Sachon, los norcoreanos incendiaron la prisión en la cual habían dejado encarcelados a 280 nativos. En Anui, en Makpo, en Kongju… los soldados encontraron fosas comunes conteniendo centenares de civiles ejecutados, en medio de las cuales muchas mujeres y niños. Cerca del campo de aviación de Taejon, 500 soldados surcoreanos estaban tendidos con las manos atadas detrás de las espaldas, asesinados de un balazo en la cabeza. Entre septiembre y octubre de 1950, se descubrieron los cadáveres de 5.000 a 7.000 civiles asesinados, así como los de diecisiete soldados surcoreanos y, por lo menos, cuarenta soldados norteamericanos (…) Los únicos que escaparon a la matanza fueron dos soldados americanos, un surcoreano y tres civiles, los seis habían fingido la muerte y se habían dejado enterrar vivos”.

    Se podría repetir hasta el infinito lo ya escrito sobre los crímenes comunistas en todos los países donde pudieran satisfacer su locura homicida, pero estos nuevos relatos serían incapaces de convencer y conmover a los lectores que no lo han sido por los ejemplos dados. Es de esperar que sean la minoría y que la voluntad de salvación de los europeos contribuirá a desterrar el marxismo bajo todas sus formas.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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