EL SECRETO MÁS BIEN GUARDADO


Aparición de la Virgen de Guadalupe a Gil Cordero


"...el refuerzo del secreto es más bien de orden histórico: el mundo cambia, aun entre los "primitivos", y ciertas tradiciones ancestrales corren el riesgo de alterarse; para evitar el deterioro, las doctrinas están de más en más selladas con el secreto. Es el fenómeno muy conocido de la ocultación de una doctrina cuando la sociedad que la conservaba se encuentra en vías de transformarse radicalmente".


("Misterios y regeneración espiritual", Mircea Eliade, estudio publicado en Eranos-Jahrbücher).

LA TRADICIÓN A SALVO


Cuando arreciaban las persecuciones religiosas en la península, nuestros piadosos antepasados fueron a las cuevas, a los montes, a las oquedades de los árboles, para ocultar las sacras imágenes de la Virgen María. Esas tallas se veneraban en todos los pueblos de Hispania, antes de la invasión de los iconoclastas. Muchas tallas fueron destruidas. Otras desaparecieron. Pero muchas se salvaron, gracias al cuidado que se tomaron sus devotos en esconderlas. Con el tiempo, cuando las comarcas eran delibradas por los ejércitos de la Cruz, la misma Virgen María solía revelar, mediante milagrosas apariciones, el paradero de aquellas imágenes que habían sido enterradas seis, siete, cinco generaciones antes. Tampoco sería descabellado pensar que los descendientes de aquellos mismos que las habían ocultado hubieran recibido en tradición el secreto, generación tras generación, guardándolo celosamente hasta que los tiempos fueran más bonancibles.

Lo que era costumbre hacer con las imágenes sagradas, para librarlas de la destrucción de quienes odiaban el cristianismo, ¿cabe hacerlo con las tradiciones? Con ciertas tradiciones, sí. Es lo más sensato y conveniente que puede hacerse. Cuando una sociedad sufre una aculturación tan tremenda como la actual, adulterándose toda su forma de vida, destruyéndose o bastardeándose sus venerandas tradiciones, sólo un grupo (el compuesto por los más fieles a sus tradiciones) puede preservar lo que pretenden destruir las fuerzas disolventes (de los extraños malignos y de sus colaboracionistas, convenidos renegados y traidores a lo propio).

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS