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Las estadísticas preliminares de ONE insisten en índices de precios al consumidor (IPC) sin validez alguna, con un crecimiento sólo del 1,4% en 2010, aclarando que se trata de mercados en pesos cubanos. No se define si se ha contemplado la incontestable realidad del mercado negro.
En Cuba existe una gama de mercados a los que el ciudadano tiene que recurrir sin opciones, que van desde la venta en pesos convertibles (CUC) de muchos artículos casi imposibles de adquirir en otros lugares, hasta el mercado negro, pasando por la venta estatal y los mercados de oferta y demanda permitidos. De todos modos es difícil sostener un incremento del IPC del 1,4%, si los precios de los combustibles crecieron entre 14,0%-18,0%, y hasta septiembre los precios en el mercado agropecuario tuvieron un aumento promedio del 4,5%, según la propia ONE; con un agravamiento posterior en muchos artículos como los frijoles, que llegaron a costar hasta 20 pesos/libra o el arroz que en el mercado negro ha oscilado entre 5-6 pesos/libra, y en algunas zonas del país sobrepasó los 10 pesos/libra.
De igual forma, parece que ONE olvida el aumento de precios por la salida de venta racionada de cigarrillos que pasaron de 2.00-2.50 pesos/cajetilla, a 7.00-7.60 cada una en el mercado libre, así como el chícharo que cambió de 16 centavos/libra a 3.50 pesos. En el mercado negro también se han disparado los precios, como la leche en polvo vendida tiempo atrás entre 20-25 pesos/libra y ahora, cuando se consigue, no baja de 35 pesos.
El IPC real en 2010, como en anteriores años, podría ser superior a las tasas de interés que paga la banca cubana por los depósitos de ahorro a plazo, tanto en moneda nacional (MN), como en CUC y en US dólares. El máximo interés anual pagado por los fondos en MN es de 7,0% a 36 meses. En idéntico plazo los intereses por depósitos en CUC y USD son de 4,50 y 1,75%, respectivamente. En cuanto a las cuentas a la vista, los intereses no sobrepasan el 0,50% anual en cualquier moneda. El hecho de que los intereses bancarios pueden ser inferiores a la inflación real, debe ocasionar una continuada depreciación de los ahorros.
La falta de credibilidad se repite en el índice de desempleo del 1,6% mostrado por ONE, inferior al 1,7% de 2009, ambos irreales por supuesto. Sólo debe darse un recorrido por cualquier pueblo o ciudad para constatar la cantidad de personas en edad laboral, deambulando ociosas a cualquier hora, lo que destroza tales absurdos indicadores.
El salario medio mensual llegó a 436 pesos en 2010 -según ONE-, equivalente a 17.44 CUC o 21.80 dólares a las tasas oficiales, para un incremento de 1,6% respecto a 2009. Esto significa que el salario real sigue disminuyendo, teniendo en consideración el incremento del IPC acaecido en 2010. Incluso la aseveración del ministro Murillo de que el aumento de la productividad del trabajo se acercó al crecimiento del salario medio pudiera no ser tan certera. El PIB por trabajador ocupado fue de 9 339 pesos para un crecimiento del 2,1%, cálculo realizado sobre la base del PIB a precios constantes de 1997. Pero, si como se ha señalado anteriormente, este indicador es poco sustentable, el incremento de la eficiencia productiva que aportan estas cifras podría ser inexacto, manteniéndose la tendencia del crecimiento superior del salario medio sobre la productividad del trabajo.
Respecto a la ejecución del presupuesto en 2010, se observa una reducción en el déficit estimado de 549.4 millones de pesos. De ratificarse el déficit de 2.46 miles de millones de pesos en 2010, representaría el 3,8% del PIB anunciado frente al 4,8% del año anterior. Claro está, habrá que tomar estos datos con prudencia, por la falta de credibilidad del PIB cubano. No obstante, el déficit debe haberse reducido por los drásticos recortes en los gastos sociales, como las minoraciones en los subsidios a los artículos vendidos en el sistema de racionamiento, la disminución de la asistencia social y la eliminación de la costosa escuela secundaria en el campo, entre otros. Para 2011, la política de ahorros se radicalizará con el despido masivo de trabajadores y la reducción de las subvenciones a alimentos y servicios como la electricidad.
Aunque en el aspecto económico los ajustes pudieran beneficiar, indudablemente, si no se producen compensaciones a los sectores poblacionales más desvalidos y una aplicación gradual de las medidas, podrían crearse delicadas tensiones sociales y políticas.
Los datos preliminares aportados por ONE en materia demográfica indican que en 2010 continuó reduciéndose la población en términos absolutos, con menos nacimientos y más defunciones. Puede inferirse que el proceso de envejecimiento continuó, con los retos que significan para un país con tan bajas posibilidades de realizar inversiones para atender las necesidades generadas por el aumento de las personas en la tercera edad; situación agravada por los bajos niveles de productividad del trabajo. La población económicamente activa disminuyó en 11 600 personas.
Como en muchas cifras de ONE se aprecia igual falta de sustentabilidad que en años anteriores, no debe sorprender que los organismos internacionales dedicados a asuntos económicos sigan recibiendo las informaciones brindadas por instituciones cubanas con reservas. En el Índice de Desarrollo Humano 2010 publicado por PNUD, Cuba no aparece en el escalafón de países, sino en un grupo denominado “Otros países y territorios”, sin datos económicos, y junto a naciones fallidas como Somalia, Corea del Norte, Eritrea, islas y otros países muy pequeños.
El Presidente Raúl Castro, en la sesión de la Asamblea Nacional celebrada en diciembre, se pronunció contra las imprecisiones, mentiras y engaños. Llamó a “poner sobre la mesa toda la información y los argumentos que fundamentan cada decisión y de paso, suprimir el exceso de secretismo”. Expuso que “las informaciones inexactas pueden conducir a decisiones erradas con mayor o menor repercusión en la nación”. Para abundar en este análisis, pudiera agregarse que indicadores sin sustentación real, como crecimiento de la economía y desempleo, y tasas de inflación ridículas, entre otros datos carentes de credibilidad, desprestigian nacional e internacionalmente a los gobiernos que los brindan.
Las perspectivas económicas para 2011 son inciertas. En el Plan de la Economía se planteó un crecimiento del 3,1%. Esto dependerá de las decisiones que se adopten sobre el alcance de las reformas económicas a acometer este año. Si únicamente se procura actualizar un modelo absolutamente fracasado con medidas parciales, tal como se plantea en el proyecto de Lineamientos Económicos y Sociales para el VI Congreso del Partido Comunista, no habrá soluciones. La última oportunidad se habrá perdido irremediablemente, y Cuba se podría hundir en el caos.