El balance del aborto en el Distrito Federal, México, a más de cuatro años de su legalización


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Por Alejandro Villarreal
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Han pasado 4 años 4 meses desde el fatídico día en que a los mexicanos de la capital nos impusieron la política del “aborto por elección”, ¿cuáles son las conclusiones que se pueden sacar de esta situación, se han cumplido los objetivos del gobierno del PRD encabezado por su jefe de gobierno Marcelo Ebrad, se comprueban los datos con que nos bombardearon mediante su propaganda?
En resumen podemos afirmar lo siguiente tras los 4 años y fracción de abortos en el Distrito federal:

El número de abortos ha ido en aumento, esto es totalmente opuesto a los “beneficios” que nos prometieron durante la propaganda de su despenalización.

La ganancia de las organizaciones abortivas en México, en tres años, suma unos $788,175,000 (setecientos ochenta y ocho millones de pesos). Una parte de estas ganancias corresponde a los subsidios que se toman de los impuestos de los ciudadanos para sostener esta práctica detestable.

Se confirma en México, como en muchos otros países, que las cifras han sido exageradas durante la propaganda de promoción de legalización del aborto. Simplemente los números no concuerdan entre el antes y el después.

Existen verdaderos problemas de salud mucho más graves y prioritarios, el aborto sólo es problema porque gobiernos como el de Marcelo Ebrard, sólo se ocupan en promocionarlo mas de no de atacar las causas y promueve el sexo en libertinaje, fuera del matrimonio y sin fines reproductivos, y se promociona a los anticonceptivos como si fuese la gran panacea.

El número de mujeres que experimentan una complicación durante un aborto legal no ha disminuido, esta es otra mentira respecto a los “beneficios” que se prometieron.

El aborto en México sigue en aumento, tal y como se comprueba en otros países donde se ha despenalizado, esto también representa otra mentira respecto a los utópicos “beneficios” de su despenalización.

Hoy, a diferencia de cuando estaba penalizado, existe un mercado negro o clandestino mucho mayor y en crecimiento, el cual se beneficia de la apertura legal sin dar cuentas a las autoridades sanitarias o hacendarias. Quizás esto mismo se busque con la legalización de drogas, promoverlas con falsas estadísticas para después beneficiarse de las pingües ganancias sin dar cuenta a las autoridades.

En el siguiente audio el comunicador Javier Solórzano entrevista al Dr. Jorge Traslosheros, investigador titular del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, donde ofrece su opinión a 1 año de haberse legalizado el aborto en el Distrito Federal, además de hablar del lamentable caso de la muerte de “Vianey” de 15 años de edad a raíz de haberse hecho practicar un aborto legal.


Las cifras del aborto en el Distrito Federal desde su despenalización hasta julio de 2011, según el Grupo de Información en Reproducción Elegida -GIRE- (proabortista), y que trabaja muy de cerca con el gobierno del D. F., son las siguientes:
Si tenemos en cuenta que esto representa las muertes de niños verdaderamente inocentes, comparándolas por ejemplo, con el número estimado de muertes a raíz de la “guerra contra los narcotraficantes” en todo el país, que se estima en unos 40 a 50 mil caídos, podemos darnos cuenta que todo el ruido que los medios de comunicación social en México por esta última causa es cuestionable y bien podría ser una cortina de humo, cuando contados comunicadores en México protestan contra el aborto, el cual sí es un crímen que se lleva a cabo en lo oscuro por más que presuma su legalización y se lleva a cabo contra verdaderos inocentes. 19 estados de la República mexicana se han opuesto a este crímen, las oposiciones a estas acciones a favor de la vida siguen teniendo su origen en la arbitrariedad y la cobardía de los legisladores, está demostrado que el pueblo de México no quiere el aborto, es momento de reflexionar a quien queremos como gobernantes, el juego de ellos dice llamarse democracia, entonces votemos en contra de los asesinos de niños en México.
Marcelo Ebrard Casaubón, ¿presidenciable?