La expedición del corsario George Shelvocke

20 octubre, 2022

Por Santiago Gómez Cañas

Autor del libro: «Historiales de los navíos de línea españoles, 1700-1850»

Enmarcado en la guerra de la Cuádruple Alianza, la expedición del corsario británico George Shelvocke, separado a la salida de Inglaterra de su compañero John Clipperton, atacó las costas chilenas y peruanas en 1719 y 1720, enfrentándose en varios combates «de película» a los buques de la Armada del Mar del Sur.

La campaña corsaria de Shelvocke

Gran Bretaña no estaba oficialmente en guerra con España, a pesar de que la escuadra del almirante John Byng había destruido a la española de Gaztañeta en Cabo Passaro en agosto de 1718.

Varios comerciantes de Londres, conocidos como los «Gentleman Venturers», financiaron en 1718 el armamento de dos fragatas para atacar y robar en el Mar del Sur a las poblaciones costeras y el tráfico marítimo. Sus principales objetivos eran los buques que llevaban la plata a Panamá, las ricas poblaciones costeras y hacerse con el Galeón de Manila.

Ofrecen el mando de los buques a John Clipperton y George Shelvocke, además de embarcar varios oficiales y hombres conocedores de aquellas lejanas aguas.

Para no ser acusados como piratas, al no estar en guerra las dos naciones, los dos buques partirían con una patente de corso austriaca, obtenida en Ostende.

Antes de la salida de los buques, Gran Bretaña declara la guerra a España el 28 de diciembre de 1718, pudiendo obtener con ello una patente de corso británica el 12 de enero de 1719.

Zarparon de Plymouth el 13 de febrero1 las fragatas Success, al mando de Clipperton, y Speedwell, al mando de Shelvocke, armada esta última con 24 cañones y tripulada con 106 hombres.

Embarcación aparecida en la portada del libro «A Voyage round the World by Way of the Great South Sea», 1726, escrito por George Shelvocke y publicado en 1726. Presumiblemente se trata de la Speedwell.


La expedición comienza con serias discrepancias entre estos dos personajes sobre quién debía tomar el mando de la expedición.

Una semana después de su partida se separan en una tormenta en el golfo de Vizcaya. Shelvocke no acude a ninguno de los puntos de reunión establecidos, con el objetivo de actuar por su cuenta, lo que sería motivo de litigio para Shelvocke, el primero de muchos.

Realizan, por tanto, campañas diferentes, y relataré la del capitán Shelvocke y sus encuentros con los buques de guerra españoles.

En la costa de Brasil, en Cabo Frío, se encuentra con un buque portugués. A pesar de pertenecer a una nación aliada, envía a bordo a su segundo al mando, Simon Hatley, y varios hombres armados, que regresan a su fragata con oro y muchos objetos de valor, «todo ello sin el conocimiento de Shelvocke, según su relato».
La fragata quedó fondeada desde finales de junio a finales de agosto en Florianópolis, en la costa brasileña de la isla Santa Catalina, para hacer reparaciones, embarcar suministros y prepararse para cruzar el cabo de Hornos.

A primeros de agosto, la tripulación estaba descontenta con los términos del reparto de las ganancias y hubo un conato de motín. Como resultado del mismo, Shelvocke se hace con el control total del modo de repartir el botín, y acusa a Hatley de promoverlo, además de acusarlo de abusar de las mujeres y meterse en problemas al insultar a unos de los ciudadanos principales del lugar: «toda una joya».

Shelvocke, con la Speedwell, dobla el cabo de Hornos el 12 de octubre. Con un clima tormentoso, sigue rumbo norte a lo largo de la costa chilena. Falta de víveres, entra por el Canal de Chacao en diciembre de 1719, entre el continente y la isla de Chiloé, y fondea en el puerto con bandera francesa.

Después de robar todo lo necesario en los pueblos de Chacao y Calbuco, se hace a la vela rumbo a Concepción. Con los botes de la fragata, al mando de Hatley, apresan el 23 de diciembre dos pequeños mercantes, uno de 150 toneladas cargado con maderas de cedro, y otro de 25 toneladas, cerca de la isla Quiriquina, cargado de fruta, que sería llamado Mercury.

A un tercer buque deja escapar Hatley, para lo que no encuentra excusa ante Shelvocke, pero los hombres que mandaba Hatley informan a Shelvocke que habían visto la cubierta del buque llena de hombres.
Informado Shelvocke, por el contramaestre español del primer buque capturado, de la llegada de un buque ricamente cargado, y que por suerte estaba por fondear a dos leguas al norte de la fragata británica, en la bahía de la Herradura, ordena a Randal, segundo teniente, ponerse al mando de 25 hombres y capturarlo, haciéndose a la vela a bordo del Mercury.

La embarcación española consigue varar en la playa y desembarcar lo que había de valor. Mientras Randal y tres o cuatro hombres quedan en el buque varado, el resto marchan tierra adentro al ver una casa, donde pudieron haber escondido las mercancías.

Al acercarse a ella son atacados por los marineros y algunos milicianos a caballo, que se hacen con cinco prisioneros2. El resto consigue embarcar en el Mercury, pero no estaban fuera de peligro al ser atacados desde la playa.

Después de este contratiempo, observan la llegada desde la punta septentrional de la isla Quiriquina de un buque, que se acerca a la fragata británica sin sospechar que era enemiga, siendo capturada sin resistencia.
Era el llamado San Fermín, de 300 toneladas, capitán Francisco Larragan (o Larrayn), que llegaba de Callao con numerosas mercancías, valoradas en unos seis mil pesos. Embarcan todo lo que les es de utilidad y valor en el Speedwell.

El capitán Larragan ruega que se le permita rescatar el buque, marchando en su propia lancha a Concepción para recaudar el dinero. El 30 de diciembre se acerca una lancha con bandera de tregua del gobernador de Concepción, Gabriel Cano.

Shelvocke exige 16.000 pesos por el rescate del San Fermín, mientras que Cano ofrece, por carta, pagar solo 12.000 por todos los buques.

Al no obtener un rescate por su liberación, tras duras negociaciones que se mantienen por varios días, Shelvocke incendia los buques apresados, pero mantiene al Mercury.

Se hace a la vela el 7 de enero rumbo a las islas Juan Fernández, donde llegan cuatro días después. Permanecieron varios días dedicándose a la pesca y reparando unas vías de agua en el Mercury.

El 27 de enero envía al primer teniente Brooks y a Rainor, primer teniente de infantería de marina, a relevar a Randall y Dodd en el Mercury. El 5 de febrero ordenó a Brooks adelantarse y reconocer el puerto de Arica. Cuando llega la fragata a puerto, la Mercury ya había apresado al Rosario, de 100 toneladas, buque dedicado al transporte de guano, que sería rescatado por su dueño, Francisco Díaz González, por 1.500 pesos.
Después de recalar en el puerto de Ilo, para el 22 de febrero estaban a la altura del puerto de Callao. Para no ser descubierto, esa misma noche Shelvocke escapa a toda vela con rumbo norte.

El 26 de febrero los oficiales del Mercury querían ser relevados. Le tocaba el turno a su segundo Simon Hatley, que conocía bien esa costa3.

Propone a Shelvocke navegar por separado y cerca de la costa hasta la isla de Lobos, con el propósito de encontrar a alguno de los buques que regresaban a Callao desde Panamá, y que se mantenían cercanos a tierra para aprovechar las brisas.

El capitán de los infantes de marina William Betagh, que le tocaba relevar al oficial Rainor en el Mercury, se niega a embarcar y a declarar que los que embarcasen en el pequeño buque serían sacrificados, según consta en el libro de Shelvocke. Finalmente, embarcan los dos oficiales y otros hombres en el Mercury.

Capturados algunos buques, saqueada la isla de Chiloé y bloqueo de los puertos de Concepción, Arica e Ilo, a comienzos del mes de abril de 1720, Shelvocke ataca Paita con la fragata Speedwell, donde se tendría que enfrentar a los buques de la Armada del Mar del Sur.

Mapa del libro «A Voyage round the World by Way of the Great South Sea», 1726, George Shelvocke. En él se detalla la ruta seguida por el corsario británico.


La Armada del Mar del Sur en 1720

Para la defensa de las costas, el virrey contaba con escasos recursos. La capitana Sacramento y almiranta Concepción, de la Armada estaban en Callao inservibles, pues necesitaban una costosa carena para habilitarse.

Tras la campaña corsaria del francés Jean Nicolás Martinet en el Pacífico en 1717, tres de los seis buques capturados a los comerciantes franceses se incorporan a la Armada del Mar del Sur, el Príncipe de Asturias, el Águila Volante y el Brillante, con los nombres de San Miguel, San Francisco Javier y San Antonio de Padua, armadas con 32 cañones. Uno de ellos, el San Miguel, es dado de baja en 1719.

La fragata francesa de dos puentes Le Pèlerin, que sería llamada Peregrina y que había servido en la escuadra de Martinet, no estaba en condiciones de regresar a Cádiz, quedando en Callao. En 1719 se da de baja a la fragata San Miguel, ex Prince des Asturies.

En esos años se incorpora a la defensa la fragata Zelarain. El motivo de su presencia en las costas del Pacífico es el siguiente.

Finalizada la campaña de Martinet, este envía a Madrid, para informar a la corte, a su cuñado Monsieur De Grange, que solicita licencia para regresar a las costas del Pacífico con un navío y vender mercancías.

Con la fragata Celerín4 se dirige a Cádiz para completar su carga. Pero tiene una fría acogida por parte de los comerciantes franceses, de los que no obtuvo ninguna franquicia, por considerarlo traidor, al igual que a Martinet.

En Cádiz se encontraba un británico, Fitzgerald, que propone a De Grange embarcar las mercancías que negocie a su nombre, a cambió de ser nombrado teniente y segundo al mando, todo ello con el permiso de la administración española. Tripulado por una mayoría de marinos franceses y unos pocos ingleses, sale de Cádiz rumbo al mar del Sur.

Cuando se supo de la llegada al Pacífico de los corsarios británicos Succes y Speedwell, el virrey ordena que sea el Celerín (Zelarain), armado con 36 cañones, uno de los buques encargados de capturarlos. Fitzgerald vende sus mercancías en Lima con gran beneficio y queda en Callao, mientras que De Grange servirá bajo el mando del general Pedro Medranda.

Otros dos buques llegan a Callao entre enero y marzo de 1720 procedentes de Montevideo, y a bordo Bartolomé de Urdinzu y Blas de Lezo, futuros jefes de la defensa naval en aquellas costas.

Eran las pequeñas fragatas francesas Danicant o Petit Danicant, de 250-280 toneladas, y Saint François, de 220 toneladas, capturadas en la cuenca del Río de la Plata por contrabando, rebautizadas Nª Sª del Carmen y San Francisco.

Dotadas con la tripulación y pertrechos del navío Nª Sª del Carmen, alias Lanfranco, abandonado en el Río de la Plata, consiguen doblar el Cabo de Hornos y llegar a Callao en enero de 1720, aunque es seguro que no llegaron en buenas condiciones para enfrentarse a los corsarios británicos.

Otro buque de la Armada que no debía estar en buenas condiciones era el conocido como El Portugués, aunque estaba en servicio en Callao en diciembre de 1719, según se menciona en varias fuentes. Había sido capturado en Río de Janeiro en septiembre de 1711 por la escuadra francesa de Duguay Trouin y rebautizado como La Notre Dame de l`Incarnation.

Con un desplazamiento de 500 toneladas, es llevado al Mar del Sur por el capitán Sieur de Brignon. Es comprado el 30 de septiembre de 1713 por el virrey Ladrón de Guevara, por 10.000 pesos, siendo conocido por la nao Portuguesa o El Portugués.

No había más que cuatro fragatas en condiciones de navegar, y otras dos pequeñas fragatas, todas construidas como mercantes, con artillería de pequeño calibre, y con un mantenimiento que dejaba mucho que desear.

Saqueo de Paita

La mañana del 29 de febrero captura Shelvocke al pequeño buque Carmencita, de unas 100 toneladas, que llevaba una pequeña cantidad de maderas de Guayaquil.

Al ser interrogada la tripulación, informan que se hallaba fondeada en Paita, para repararse de un temporal, una nave ricamente cargada. Incorporada la nave capturada, que se llama St. David, pone rumbo a Paita. A la mañana siguiente, cerca de isla de Lobos, la Mercury no acude al encuentro.

El 21 de marzo llegan los corsarios al puerto de Paita enarbolando la bandera francesa. Había dejado al St. David al mando de Coldsea, con unos cuantos hombres y algunos negros, para acercarlo a puerto en cuanto hubiera un botín que cargar.

Sobre las dos de la mañana del 22 de marzo, el 2 de abril en las fuentes españolas, desembarcan 46 hombres en el puerto. La población estaba desierta, al haberse refugiado sus habitantes en dos cerros que dominan la ciudad.

Se dedican al saqueo, pero solo consiguen algunas vituallas como azúcar, trigo, frijoles, maíz, además de sartenes y cacerolas, que son embarcadas al día siguiente. Pero Shelvocke no iba a marcharse de vacío. Planta la bandera británica en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced.

El regidor de Paita manda un mensajero al puerto la mañana del 3 de abril para informarle del rescate que habrían de pagar. Shelvocke escribe en francés la cuantía de dicho rescate, 10.000 pesos fuertes, que debían ser entregados en veinticuatro horas. Regresa el emisario de la ciudad la mañana siguiente, e indica al corsario que nadie entendía el francés, por lo que debía indicar las peticiones del rescate en español o en latín.
Modelo de la HMS Blandford, botado el 13 de febrero de 1720, una fragata de 20 cañones parecida a la Speedwell de Shelvocke. National Maritime Museum, Greenwich, Londres.

El corsario envía de nuevo las peticiones con un prisionero que tenía a bordo, regresando al día siguiente, ya era el 5 de abril, con la respuesta negativa. No se iba a pagar ningún rescate y le pedía que respetara las iglesias. Shelvocke, enfurecido, ordena quemar la ciudad, después de sacar todo lo que pudiera serles de utilidad.

Habían pasado cinco días desde la llegada del corsario a Paita. Las idas y venidas de los mensajeros no era más que una treta de los españoles para ganar tiempo. Sabían de antemano la llegada de Shelvocke por la captura días antes de la Mercury, por lo que estaban preparados y huyen a los cerros, llevándose todo lo que había de valor, y también conocían la presencia en aquellas aguas de dos fragatas españolas.

La trampa del regidor de Paita daría resultado.

Captura de la Rosa y del Mercury

Después de haber aceptado la propuesta de separación, Shelvocke embarca en el Mercury dos cañones de pequeño calibre y víveres suficientes para un mes, e instrucciones a Hatley para reunirse posteriormente en la isla de Lobos.

Su primera captura fue una pequeña barca con arroz, chocolate, trigo, harina y otros productos. Al día siguiente captura otra nave, y al cuarto día un buque más grande, el Rosa, de unas 200 toneladas y 150.000 pesos a bordo. Era un gran botín.

En el diario de Shelvocke, se afirma que Betagh conspiró para no acudir al encuentro con la fragata y dirigirse a la India, donde serían hombres ricos. Dejando unos pocos hombres en el Mercury, el resto, unos once hombres, se embarcan en el más grande Rosa.

Estos planes son abortados, al avistar el 10 de marzo a una fragata de guerra. El teniente Hatley cree que se trata de la fragata de Shelvocke y se acerca a ella. El patrón de laRosa, había informado que unos días antes se había topado con la fragata de guerra española Brillante.

Al darse cuenta que era una fragata española, sobre las diez de la mañana, ordena a sus hombres, con evidente apariencia de marinos británicos, esconderse bajo cubierta, hacerse pasar por la nave Rosa, sin sospechas de ser una presa, e izar la bandera española.

La fragata española Brillante dispara un cañonazo para que se detenga, y arriando la vela mayor, queda a su costado. Los españoles preguntaron a la voz de qué buque se trataba, de donde venían, a dónde se dirigían y por qué no habían avanzado en su navegación a Callao, a lo que respondieron que por culpa de las corrientes, y a todas las preguntas contestaban en español.

El engaño de Hatley parecía dar resultado hasta que suben a cubierta tres o cuatro marineros británicos, delatándoles su indumentaria: sus largos pantalones. Descubiertos por un vigía francés que estaba en el tope del mástil, gritó que eran ingleses. La fragata española lanza una andanada y el buque Rosa se rinde, después de quedar heridos varios hombres, entre ellos Hatley, aunque levemente.

Se inicia la caza del Mercury, que es alcanzado poco después. Le lanza hasta veinticinco cañonazos que destroza al pequeño buque y se rinden los tres marineros ingleses que quedaban a bordo5.

Unos días después desembarcan a los prisioneros británicos en Paita, que, al ser interrogados, informan de la presencia en aquellas aguas de la fragata corsaria de Shelvocke.

Después serían llevados a Piura y a Lima, donde todos fueron liberados, excepto Hatley, al que acusaron de piratería por el saqueo del buque portugués, al encontrarle una bolsa con monedas portuguesas. No sería liberado hasta 1723, pero no regresó a Inglaterra, refugiándose en Jamaica, nido de piratas, evitando ser juzgado por piratería en Inglaterra.

Combates con las fragatas españolas

Mientras la ciudad de Paita estaba en llamas, desde el Speedwell se hacen señales para que Shelvocke suba a bordo de la fragata. Se estaba acercando a puerto la fragataPeregrina, al mando del capitán De Grange e insignia del general Pedro de Medranda y Vivanco, comandante de la Armada del Mar del Sur.

Es avistada por los vigías a bordo del corsario, disparando varios cañonazos de aviso. No tenía escapatoria, la fragata española se acercaba a toda vela, mientras la Speedwellestaba fondeada y con solo veinte hombres a bordo.

El contramaestre dispara una andanada contra la española. Medranda cree que la fragata se encuentra con toda la dotación a bordo, y ordena recoger velas. Mientras tanto Shelvocke y sus hombres logran subir a bordo, con algunos de los cañones que habían desembarcado.

Ante la indecisión de Medranda de acercarse para abordar al buque enemigo o mantener un duelo artillero, Shelvocke consigue cortar amarras y acercarse a aguas poco profundas, donde la fragata española no podía acercarse, pero mantiene el duelo artillero durante una hora. Con uno de los disparos, derriba el mástil donde estaba izada la bandera británica, que cae al agua.

El general creyó que se habían rendido. Las maniobras que se producen a continuación no están claras, lo cierto es que Shelvocke aprovecha el viento a su favor para salir al mar abierto y alejarse con rumbo sur, aprovechando su mejor andar y vela. Aunque la Peregrina inicia la caza, poco después estaba la fragata corsaria fuera de su alcance6.

Para justificar su huida, el diario de Shelvocke describe a la Peregrina como un gran navío de línea, de construcción europea, de unas 600 toneladas, armado con 56 cañones y tripulado por 450 hombres7.

Aunque disponía de dos baterías y podía llevar 48 cañones, estaba artillada con solo 36 piezas, más poderosa, pero más lenta que la fragata británica, y necesitaba serias reparaciones.

De hecho, el motivo de su presencia en aquellas aguas es que estaba imposibilitada volver a doblar el cabo de Hornos y soportar la larga travesía hasta aguas europeas.

Además, estaba tripulada por una mayoría de indígenas que no conocían el oficio ni estaban acostumbrados a la mar. Shelvocke menciona en su relato la fuerza de su fragata, 20 cañones montados y 75 hombres, de los que 11 eran negros y dos indios.

El capitán William Betagh describe otro relato del combate. Dada su enemistad con Shelvocke, no podía ser más contrario al anterior. Betagh, hecho prisionero a bordo de laMercury y llevado a Lima, estuvo a bordo de la Peregrina en el Callao.

Dice que podría haber llevado 40 cañones, pero no más, y 350 hombres, pero la mayoría eran negros, mestizos e indios y que no habría más de veinte hombres expertos.

Navegaba tan pesadamente que los españoles nunca creyeron que fuera de utilidad, por lo que embarcaron a marinos expertos en otros buques, el Brillante, Zelarain y San Francisco8.

También Betagh describe el combate, y en su relato dice que al primer disparo del Speedwell, todos abandonan sus puestos a pesar de los esfuerzos que hacen algunos oficiales, quedando la nave al pairo, con las velas muertas.

De haber tenido buenos marinos y hombres acostumbrados al combate, el Speedwell hubiera sido tomado al abordaje, pero aprovecha la inacción de la fragata española y, tras hacer ocho o nueve disparos, corta el cable y huye a favor del viento. Para Betagh, el relato de Shelvocke de haber quedado su fragata destrozada en el combate, era una fanfarronería.

Aunque es cierto que la Peregrina hizo algunos disparos, en aquella confusión es improbable que pudieran hacer mucho daño.


Portada del libro «A Voyage round the World by Way of the Great South Sea», 1726. Escrito por George Shelvocke y publicado en 1726. En este libro Shelvocke narra sus vivencias en aquella expedición. Pueden descargar y leer gratuitamente este libro en esta dirección.

¿Debemos de creer a Shelvocke o a Betagh? Es evidente que a ninguno de los dos. El relato del primero magnifica la fuerza del enemigo y el combate para ensalzar sus propias hazañas, mientras que el segundo, en respuesta a las acusaciones del primero de amotinador y traidor, trata de desprestigiarlo, relatando el combate a su conveniencia y con claras exageraciones.

Al amanecer del 6 de abril avistan los corsarios una vela que se acerca a ellos. Unas horas después descubren que era una fragata de construcción europea, era la Brillante, que acortaba distancias por su mayor vela y por los daños en la fragata corsaria tras el combate anterior. Shelvocke debía enfrentarse a la fragata, pero llega un atisbo de esperanza al anochecer de ese día.

Ordena colocar un farol en un bote, a manera de señuelo, de manera que pareciese su farol de popa. Con la noche ya cerrada, apaga todas las luces de la fragata y cambia de rumbo.
Al amanecer del día 7, no hay rastro de la fragata española, su engaño «de película» había funcionado, al igual que hizo Aubrey con la fragata «Surprise» para escapar de la francesa «Acheron», que vemos en la película «Master and Commander».
La Speedwell, dañada en el aparejo y velas, no estaba en condiciones de continuar su campaña de rapiña. Llega a las islas Juan Fernández el 6 de mayo para reparar la fragata, pero allí naufraga en un temporal, chocando contra las rocas. Al estallar un motín, algunos marinos se apoderaron de dos de los botes y desaparecen.

Con los restos de la fragata, construyen una nave de unas veinte toneladas, a la que llaman Recovery, en la que se embarcan 47 hombres y se hacen a la vela rumbo norte. Dejan en la isla a otros 11 ingleses y 13 de los negros prisioneros.


Notas


  1. Fecha del calendario juliano, diez días más en el gregoriano, usado en España. Las fechas del calendario juliano estarán escritas en «cursiva».
  2. Después supieron, por el gobernador de Concepción, que tres de los prisioneros habían muerto a causa de las heridas.
  3. Simon Hatley había tomado parte en la expedición al Pacífico de Woodes Rogers en 1708. Fue capturado en mayo de 1709 y encarcelado en Lima. Regresa a Inglaterra en 1713.
  4. Esta fragata aparece escrita como Célerin, Zelerain o Zelarain.
  5. Para Vicuña Mackenna, p. 307, la fragata que captura al Mercury es el Águila Volante, mandada por el almirante Pedro de Medranda.
  6. Las fuentes escritas en español no se ponen de acuerdo ni en los nombres de los buques. Para Luis de Orueta, pp. 313-314, la fragata que protagoniza esta acción era la Águila Volante.
  7. La mayoría de escritores británicos, creyendo a Shelvocke, describen a la Peregrina con este mismo poder artillero y número de hombres.
  8. Seguramente Betagh se refiere al Águila Volante, en vez de al San Francisco.




Bibliografía


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  • Vicuña Mackenna, Benjamín.: Historia de Valparaíso. Crónica política, comercial y pintoresca de su ciudad y de su puerto. Desde su descubrimiento hasta nuestros días, 1536-1868. Volumen I. Valparaíso, 1869, pp. 306-307.







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