Me ha gustado mucho tu artículo. Sin embargo, desde mi punto de vista cometes un error. Excluyes al mestizo de un movimiento de unificación hispánica. Realmente el mestizo promedio vive una cultura mayoritariamente hispana, inclusive aquellos que tienen rasgos indígenas muy marcados. El problema que entraña la exclusión de los mestizos de un fortalecimiento de valores hispánicos es que el mestizo es una fácil víctima del indigenismo. Debido a que el mestizo tiene entre sus antepasados a los indios, el discurso indigenista cala en él, aprovechando la relación que este tiene con el indio, al cual se presenta como víctima, para inculcar un rechazo del español, al cual se presenta como agresor. El punto más triste de esto es que culturalmente nosotros los mestizos tenemos más en común con españoles que con indios, aún en los casos en que hay muchos aportes de la cultura indígena en la nuestra. El mestizo se encuentra en la gran dificultad de no poder reconocer abiertamente y con orgullo su cultura hispana, pues psicológicamente estaría traicionando al indio-víctima para asimilarse al español-agresor, y esto es obviamente un "crimen" que un mestizo no se podría dar el lujo de cometer. Es necesaria una acción que descubra lo falso que es el discurso indigenista y que el mestizo, que en muchos países hispanoamericanos puede constituir una mayoría, reconozca su identidad hispana. La otra forma en la que se manifiesta el gran conflicto de identidad que sufre el mestizo gracias al indigenismo es ver con admiración a los Estados Unidos e inclusive afirmar que nuestra situación en América Latina sería mejor de haber venido los ingleses a nuestras tierras, sin enterarse siquiera que dicha afirmación es un negación de todo lo que somos. Me opongo firmemente a ver a Estados Unidos como un modelo de sociedad. El hispano de muy buena gana abandona su identidad hispana cuando viaja a Estados Unidos al punto que la segunda o tercera generación de quienes fueron inmigrantes hispanos en Estados Unidos ya no hablan español, se avergüenzan de hablarlo, y cuando regresan a nuestros países tratan de traer el modelo de vida estadounidense, el cual es para mí es una absoluta antítesis de la nuestra. Creo que se nos debe permitir formar parte de una extensión del orgullo hispano también.
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