Como ex miembro de la orden, fui protagonista de los hechos que acontecieron. Inútiles fueron las gestiones que se hicieron para que la Gran Maestría hiciera una declaración ante la grave situación del país en vísperas del golpe militar...

Por Rodrigo Gutiérrez.

Publicado como carta al director en el diario EL PAIS el 12-03-1985




En la crónica del domingo 3 de marzo sobre la internacional masónica hay un lamentable error cuando se indica que la masonería en Chile está prohibida. Como ex miembro de la orden, fui protagonista de los hechos que acontecieron. Inútiles fueron las gestiones que se hicieron para que la Gran Maestría hiciera una declaración ante la grave situación del país en vísperas del golpe militar. El silencio se mantuvo. Al asumir el general Pinochet se vio una franca adhesión de la jerarquía, especialmente de su gran maestro, Horacio González C., alto miembro de la Iglesia Presbiteriana. Como manifestación de compromiso con el Gobierno, su primera medida fue disolver la Logia Hiroin número 65, de la cual era miembro activo el presidente Salvador Allende. En más de una oportunidad conminó a los jefes de logia para colaborar con el régimen, a instancia del propio general Pinochet, el cual había sido miembro de la orden, llegando al segundo grado. Todo el consejo directivo de la orden de aquel entonces, y cuyos miembros en su mayoría siguen dirigiendo la institución, no ocultaron su simpatía con el nuevo régimen. Todo movimiento de protesta dentro de la orden fue silenciado. Cabe preguntarse: ¿puede considerarse una masonería regular que mancilla; sus principios?. O es tal la decadencia de la masonería sajona que permite tales hechos. Cuando el país vuelva a la normalidad que lo distinguió por su trayectoria democrática, a la cual contribuyeron no sólo los civiles, sino también las fuerzas armadas; cuando cese la intromisión extranjera en la vida nacional, esperamos que la orden masónica reorganice sus cuadros y vuelva a ser la institución que siempre defendió las libertades públicas y que, como ejemplo digno de admiración, hoy lo hacen la Iglesia católica de Chile y el movimiento demócrata.-

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