La Política Cultural de la Tradición Hispánica
LA POLÍTICA CULTURAL DE LA TRADICIÓN HISPÁNICA :
Por el camino de la literatura histórica de carácter épico y legendario y de la erudición eclesiástica de los anales y crónicas escritas en latín, se llega a los siglos XIII y XIV cuando la producción historiográfica de la sociedad del Medievo alcanzó la plenitud.
Las crónicas leonesas-castellanas y catalano-aragonesas ( Pienso que estos términos no son muy válidos en historia política pero sí para referirnos a la producción historiográfica española. Incluso cabría incluir en el “ leonés-castellana “ ya luego al Reino de Toledo; por su similitud literaria ) cubren temáticamente la época de la plenitud y los inicios de la decadencia de la sociedad feudal, de la que constituyen una interpretación desde el punto de vista de la Monarquía y de los allegados al poder. A diferencia de la historiografía de los siglos X y XI, y de buena parte del XII, que está muy relacionada con la visión de la Iglesia, la historiografía del XIII en conjunto parece mucho más un testimonio de la cosmovisión ya más reducida al sector nobiliario. Asimismo, las Monarquías Españolas son autoras e/o inspiradoras de algunas crónicas ( Alfonso X el Sabio, Jaime I el Conquistador ). La nobleza se expresa, por ejemplo, a través de Raimon Muntaner. La Iglesia participa en esto a través de sus prelados; un ejemplo serían algunos pasajes de la crónica del Monarca de Aragón Jaime I. Las familias de notables de las ciudades se fueron mezclando con los linajes de la pequeña nobleza, ocupando cargos en la cortesanía, y contribuyendo también a la historiografía; en este sector podríamos situar al funcionario público Bernat Desclot, autor de la crónica de Pedro el Grande.
Las crónicas del siglo XIII tienen no pocos elementos comunes, entre llos las influencias de los Cantares de Gesta, de las que existen numerosas prosificaciones en aquéllas, y la preferencia por historiar acontecimientos coetáneos o muy próximos al tiempo del cronista. En cierta manera, estas crónicas radícanse próximas a los dietarios o a los libros de memorias porque basan una gran parte de su información en acontecimientos vividos o protagonizados por los propios actos. En este sentido, las crónicas, en estrecha relación con el hecho literario en sí, marcan una progresiva asunción de la paternidad de la obra escrita por parte del historiador correspondiente. No hay duda de que Jaime I y Alfonso X planearon, mandaron componer, revisaron, e incluso redactaron algunos pasajes de sus piezas historiadoras; el Libre dels feyts y la Primera crónica general. Ña crónica de Muntaner representa un paso más en la afirmación del autor, porque es una obra enormemente personal, en la que el cronista se atribuye la paternidad de la obra y narra su propia vida en estrecha conexión con los hechos históricos. Con todo, el verdadero protagonista de las crónicas de esta época es el Rey. Desde este punto de vista se puede decir que los historiadores trabajaban en la plenitud de sus monárquicas convicciones; el Rey como el dirigente querido por Dios, el primer Soldado de la Patria.
Estas características, en general comunes a toda la historiografía de la época, se encuentran bien reflejadas en la historiografía catalana, que alcanzó por aquel entonces su plenitud. La primera pieza a destacar, el Libre dels feyts del rey En Jacme, escrito en lengua catalana y a caballo entre la memoria y la autobiografía. La segunda pieza importante de la historiografía catalana de la época de la Reconquista es el Libre del rei En Pere; crónica del Reinado de Pedro el Grande, con unos capítulos preliminares sobre los monarcas predecesores-desde Ramón Berenguer IV-, escrita por el ya mencionado Bernat Desclot-seudónimo-. El cronista narra con pretendida objetividad y ferviente admiración las gestas y caballerosidad de Pedro el Grande, para lo cual sirvióse del conocimiento personal y directo que tuvo de numerosos acontecimientos de la vida del Monarca y del estudio de documentos del propio archivo real. Desclot resulta ser un excelente prosista que a menudo se deja arrastrar por sentimientos de admiración, odio y pasión, que confieren a su obra un tono épico y a veces novelesco. El orgullo y devoción a la figura del Rey, que llegan a su culminación en las páginas dedicadas a las campañas del África y de la Sicilia, convierten a Desclot en un defensor del autoritarismo real frente al pactismo foral propugnada por los estamentos. La tercera crónica de la expansión, la de Raimon Muntaner, es la que narra en excelente prosa catalana las aventuras de los Almogávares en el Asia Menor y en la Grecia ( El aun existente Imperio Bizantino; llegando a reconquistar el Reino de Jerusalén y creando los Ducados de Atenas y Neopatria…Luego, allí conocieron a base de bien la venjança catalana….); fue escrita ya entrado el siglo XIV.
La historiografía de la Corona de Castilla durante el siglo XIII, aunque presenta muchos puntos en común con la producida en la Corona de Aragón, muestra diferencias apreciables y significativas. En algunas de las piezas mayormente importantes predomina el método de la compilación de materiales ( Fuentes de siglos anteriores, textos casi contemporáneos, literatura oral….), en detrimento de la crónica casi concebida como una obra de creación de su autor; y no ignoramos que en las obras catalanas hay prosificaciones de Cantares de Gesta. La diferencia se palpa en el predominio de la forma compilativa, que viene impuesta por la ambición de los cronistas castellanos ( Que más de uno oculta a León y adjudica a Castilla lo que no es suyo ), que conciben sus obras no tanto como historia de un rey o de una dinastía, sino como historia del mundo, en general, y de la Península Ibérica como unidad, en concreto, comenzando desde la Creación. Fernando III el Santo y su hijo Alfonso X el Sabio siguieron ambicionando la Idea Imperial Hispánica Leonesa, ya muy llevada a cabo por reyes anteriores como Alfonso VI y Alfonso VII ( En los siglos XI y XII ). Con San Fernando III se da un florecimiento de dos lenguas españolas : La astur-leonesa y la castellana. ( Bien recogido el testimonio por don Ramón Menéndez Pidal en su día )
No obstante, cierto es que en la historiografía leonesa y castellana se suele partir de la Hispania Romana y, sobre todo, de la Goda ( Esta última tuvo gran repercusión en Asturias y en León; al menos el ideal ), y así la historia del Toledo Imperial irá seguida de los reyes astures, leoneses y castellanos. Y además, en León y en Castilla siguió teniendo un papel preponderante la producción erudita eclesiástica en la lengua del Lacio.
Por orden cronológico, la primera obra a mencionar es el Chronicon Mvndi del Obispo Luchas de Tuy; compilación de la historia general de la Península Hispánica que enlaza con la historia universal y fue terminada en el año de 1236. Se realizó por encargo de Berenguela, madre de San Fernando III y Reina de Castilla. Recoge textos de historiadores de la Hispania Visigoda, fragmentos de crónicas astur-leonesas y castellanas y literatura juglaresca, para terminar con la historia del Reinado de San Fernando III hasta la Reconquista de Córdoba ( 1236 ). Sigue a continuación la obra del Arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada ( Hacia el 1247 ), titulado Historia Gothica o Rervm in Hispania gestarvm Chronicon, en la que se formula claramente la idea identificadora entre el pasado godo y el devenir hispánico, con una clara influencia isidoriana. Desde este punto de vista, los historiadores de León y Castilla la han considerado como una historia nacional que parte, ciertamente, del poblamiento de Europa pero se centra sobre todo en la época visigótica, infravalorando incluso la romanización, tratando con puntualidad la invasión musulmana y siguiendo la historia peninsular, en términos de Reconquista, hasta el 1243. En esta parte, el objetivo principal es la historia de las pujantes monarquías astur-leonesas y castellanas, con referencia a los reyes de Navarra, Aragón y Portugal. Pero la obra cumbre del periodo, con la que se inaugura de hecho la historiografía en lengua castellana, es la Primera crónica general, obra de Alfonso X el Sabio ( Hijo del Rey de León de una Princesa de Suabia; nacido en Toledo ), en la medida que este Monarca planeó, dirigió y eligió a sus colaboradores y e incluso corrigió sus trabajos. La primera parte de la obra, que alcanza hasta la invasión islámica, debió empezar a redactarse hacia el 1270 y terminarse hacia el 1280. La segunda parte, que comprende desde Don Pelayo hasta Fernando III el Santo, consta que se escribió en el 1289, es decir, durante el Reinado de Sancho IV. Para su redacción se utilizaron multitud de fuentes, si bien cabe destacar la influencia e incorporación de textos de las obras antes mencionadas, las de Lucas de Tuy y Rodrigo Ximénez de Rada, y la copiosa prosificación de poemas épicos ( Mainete, Bernardo del Carpio, Fernán González, García Fernández, Infantes de Lara; etc. ) La crónica parte del Génesis; el periodo romano adquiere vastas proporciones y trata con amplitud la época de los visigodos, de quienes se dice aquello de : “ que fueron ende sennores después acá todavía, como quier que ovieron y los moros yaquanto tiempo algún sennorio “. A la invasión mahometana sigue el capítulo “ Del loor de Espanna como es complida de todos bienes “; de inspiración isidoriana, que es frecuente en las crónicas de León y Castilla. En la segunda parte de la crónica, el núcleo de la narración son los reinos astur-leoneses y castellano; también con referencia a las genealogías reales de Navarra y Aragón. Acá, la influencia de la literatura oral dota al relato de una hermosa riqueza léxica.
Alfonso X de León, Castilla y Toledo organizó la mayor actividad editorial de su tiempo, dirigiendo la Escuela de Traductores de Toledo y promoviendo la redacción de obras históricas y científicas ( En este último aspecto, desarrolló lo que muchos árabes a lo largo de su islamista expansionismo compilaron de la antigua sabiduría grecorromana ); sobre todo, se reservó la corrección estilística, la última mano en el lenguaje. En el prólogo al Libro de la esfera se dice : “ Tolló las razones que entendió que eran sovejanas e dobladas et que non eran castellano drecho, et puso las otras que entendió que conplían; et quanto al lenguaje, endréçolo él por sise. “ Dedicóse también en su editorial tarea a incluir los juegos, dando valor oficial a sus reglas, que contienen ciertos aspectos curiosos, sobre la marcha de las piezas “ el andamiento de los trebejos “, como el hecho de que el ajedrez no admitía entonces más que tres casillas de desplazamiento por lo que tocaba a la reina y al alfil ( el elefante ).
El siglo XIII comprende la época en que la producción literaria de las formaciones sociales celtibéricas, en sus lenguas romances, se consolida y ( teniendo en cuenta la literatura oral anterior ) alcanza un primer momento de madurez. Para el área lingüística catalana, culturalmente, es una etapa decisiva porque la lengua se afirma como vehículo de expresión escrita, útil no sólo para transmitir las ideas e imágenes de la creación literaria sino también para difundir la cultura científica y humanística en general.
A pesar de la importancia que en el siglo XIII adquiere la poesía popular y la narrativa histórica catalana, fue el mallorquín Raimon Llull quien en esta misma época dio verdadera categoría literaria a la lengua catalana. Merced a sus escritos, la prosa catalana pasó de los primeros ensayos conocidos del siglo XII a la perfección, expresividad, flexibilidad y madurez que evidencian ya las obras de Llull un siglo más tarde. Su estilo léxico, rico y diáfano, abunda en vocablos populares y neologismos, y la sintaxis de sus escritos se encuentra bastante avanzada y desarrollada. Llull, como buen filósofo, poseía una mente muy clara y buscó a conciencia el perfeccionamiento de la lengua como su mejor instrumento mental. Llull recibió no vanas influencias : Los Padres de la Iglesia, los tratados tomísticos y de los dominicos, los sermonarios, la tradición neoplatónica trovadoresca, etc.
Este escritor, de padres barceloneses, nació en el Reino de Mallorca hacia el 1232-1235, casóse en el 1256 y permaneció más o menos vinculado a la Corte del futuro Jaime II de Mallorca hasta el 1265 aproximadamente, cuando se sintió llamado a abandonar la vida mundana y entregarse a la tarea evangelizadora que desarrolló por un trío de caminos :
- Predicando en tierra de infieles
- Redactando libros para su conversión
- Fundando escuelas de misioneros
Llull viajó incansablemente por la vieja Europa, enseñando en las universidades de la catalana Montpellier ( 1275 ), París ( 1287-1289 ) y del entonces aragonés Nápoles ( 1293-1294 ) y predicó en la Berbería. Falleció en el año de 1315.
De la enorme y fructífera producción de Llull se conservan no menos de 250 libros, escritos, la mayor parte en catalán y también en latín. Entre los primeros destaca el Libre de contemplació en Déu; concebido como instrumento de reflexión para religiosos; es una obra muy extensa, de amplitud temática y de bonanza léxica. En su curiosa síntesis de mística y lógica, pensó que el arte de las letras podía servir para demostrar a los infieles mahometanos las verdades de la Fe Cristiana. (Antes de viajar a la antigua Mauritania Tingitana, aprendió árabe con un esclavo ). Hacia la misma época ( 1272-1275 ) escribió el Libre del gentil e los tres savis; obra de la polémica medieval típica, los enfrentamientos entre los infieles muslimes y mosaicos y la Cristiandad. Al género novelístico corresponden los dos célebres libros conocidos como el Blanquerna y el Fèlix. El primero narra las vicisitudes del joven Blanquerna, que abraza la vida religiosa y es sucesivamente ermitaño, monje, abad, obispo y Papa. En esta obra, en la que Llull expone sus puntos de vista sobre el estadio matrimonial y el religioso, está inserto el Libre d´amic e d´amat, una de las piezas más bellas de la fecunda obra de Llull. El Fèlix o Libre de meravelles muestra al joven Félix, que viaja por el mundo a fin de conocer sus maravillas por boca de sabios y ermitaños. La mística llulliana impregna casi todos los escritos de este sabio místico mallorquín, especialmente el Libre de contemplació, el Libre d´amic e d´amat y el Libre de Sancta Maria, que es el máximo exponente del fervor mariano de Llull. En estas obras predomina el lenguaje alegórico, las metáforas y abstracciones y las referencias a los elementos de la naturaleza. El pensamiento filosófico de Llull se encuentra disperso por toda su producción, aunque de una manera especial en algunas concretas : el Arbre de sciència; una especie de tomo concebido como instrumento didáctico para el estudio de todas las ciencias, y el Libre de l´ordre de cavalleria, que es un tratado doctrinal para los Cruzados que se integraban en aquel estamento militar. Este polígrafo balear que escribió en prosa obras tan poéticas como el Libre d´amic e d´amat y el Arbre de filosofia d´amor fue, además, un excelente versificador. Entre sus poemas, de honda lírica, nos encontramos por ejemplo con Lo desconhort, Cant de Ramon, Plant de la Verge, Los cent noms de Déu, Hores de Nostra Dona Sancta Maria; etc.
A este periodo que significa el origen de la literatura catalana corresponde también la obra de un prosista importante : Arnau de Vilanova ( Hacia el 1238-1311 ); médico valenciano formado en Montpellier y en Nápoles. Su prestigio científico llegó a ser tan grande que Reyes y Pontífices le llamaron a su cabecera. Vilanova fue un exaltado del tomismo y un visionario que se creyó teólogo y profesó apocalípticos pensamientos; llegando a formular atrevidas profecías y vaticinando la proximidad del anticristo y el fin del mundo…Esgrimiendo textos bíblicos y defendiendo un ideario radical de reforma religiosa, polemizó con los teólogos dominicos más brillantes de la época, en especial con los de la Sorbona, y se aproximó a los planteamientos de los franciscanos más espiritualistas. Su pensamiento se recoge en Raonament d´Avinyó, Confessió de Barcelona, Lliçó de Narbona y la interpretación de un sueño del Rey Federico de Sicilia.
La producción literaria leonesa-castellana ofrece mayor diversidad de autores y un personaje comparable a Llull por la amplitud e importancia de su obra; a la cual nos tendremos que referir sin remedio a Alfonso X el Sabio. A esta época y al Mester de Juglaría, al que pertenecen en primer lugar los Cantares de Gesta que ya conocemos y que se siguieron divulgando durante el siglo XIII. A esta época y al Mester de Juglaría debemos atribuir también poemas hagiográficos ( Libro de la infancia y muerte de Jesús, Vida de Santa María Egipcíaca ) y composiciones de carácter polémico, en el sentido de debates entre dos personas o abstracciones ( Disputa del Alma y del Cuerpo, Disputa entre un cristiano y un judío ) Se trata de poemas de contenido popular y versificación irregular.
La novedad literaria del siglo XIII en Castilla radica en la aparición de una poesía distinta, de carácter erudito y clerical, que constituye el género que viene a denominarse Mester de Clerecía. Su primer representante, Gonzalo de Berceo, primer poeta conocido que escribe en castellana lengua, debió nacer a finales del siglo XII y se ordenó sacerdote y trabajó como notario al servicio del Monasterio de San Millán de la Cogolla ( La Rioja ); donde vivía aún en el 1252. Con sus poemas, en parte traducción y versificación al castellano de poemas latinos que adaptó a la realidad social y mentalidad de los castellanos de la época, Berceo pretendía estimular la devoción popular hacia la Virgen, conseguir donativos de los fieles hacia el monasterio y estigmatizar los vicios y pasiones humanas. Dentro de la esfera religiosa, la temática del poeta castellano es diversa : vidas de santos ( San Millán, Santo Domingo de Silos, Santa Oria ), poemas a la Virgen ( Milagros de Nuestra Señora, Loores de Nuestra Señora ) y poemas sobre El sacrificio de la Misa, el Martirio de San Laurencio; etc. Al Mester de Clerecía corresponde también el Libro de Apolonio, de hecho, una novela en verso que narra las aventuras del rey Apolonio de Tiro en la búsqueda de su esposa e hija, y el Libro de Alexandre, que recrea la vida del rey conquistador de origen macedonio Alejandro el Magno.
En contraste con las dificultades político-económicas de su desconcertante gestión, Alfonso X ofrece un saldo ampliamente positivo en el campo cultural. La corte alfonsina del Reino de Toledo, en la que convivían juglares, poetas, historiadores, jurisconsultos y sabios varios ( Incluso muslimes y judíos ) fue un centro profundo del desarrollo científico-cultural. En cierto sentido se puede decir que el Ideal Imperial Leonés de Alfonso X tuvo su correspondencia en el plano cultural a través de la labor desarrollada por aquella pléyade de eruditos, escritores y científicos cuya labor estimulaba y revisaba el propio Rey Sabio. Sin duda, Alfonso de Castilla, Toledo y León contribuyó enormemente a la fijación de la lengua castellana en la Cancillería; sobre la base dialectal toledana. A él se debió también que la prosa medieval castellana quedase estabilizada y alcanzara ese encomiable nivel literario. Junto a la tarea lingüista hay que reseñar la importante labor de traducción, como ya hemos mencionado, de obras árabes de ciencia ( Clara copia de lo grecolatino ) y también una honda revisión de la Cultura Clásica. Al Rey Sabio y a sus colaboradores hay que atribuir la traducción de tratados astronómicos ( Tablas alfonsíes, Libro del saber de astronomía ), astrológicos ( Libro de las cruzes, Libro conplido en los judizios de las estrellas, Picatrix ), narrativas ( Calila e Dimna, Libro de los engaños ) y recreativos ( Libro de axedrez, dados e tablas ). La actividad historiográfica en romance castellano de la Corte Alfonsina no se reduce solamente a la Primera crónica general, que antes hemos mencionado, sino que incluye una inacabada historia universal inspirada en la Biblia ; La General e grande estoria. Sus ciudades más insignes en la labor científica fueron Toledo y Sevilla.
El castellano no fue la única lengua literaria utilizada en León y en Castilla. Amén del cultivo de la lengua astur-leonesa en el siglo XIII, existió una lírica romance en la primera lengua mozárabe de la Península Ibérica, aún en territorio andalusí, y que incluso algo pervivió después de la Reconquista Católica; esto es, la jarcha. La poesía trovadoresca en lengua provenzal, que tanta importancia tuvo en las Cortes Aragonesas durante el siglo XII, cultivóse también en las Cortes de León y de Castilla. En lengua galaico-portuguesa ( Lengua muy hermanada con la astur-leonesa; y ésta última también con la navarro-aragonesa ) se compusieron también poemas líricos de temática religiosa, cantigas de amor y de escarnio ( Como por ejemplo la Balteira ), etc. Las más célebres son las llamadas Cantigas de Santa María, compuestas por Alfonso X el Sabio ( Él mismo consideraba a la lengua galaico-portuguesa como la más apta para la labor poética…¡¡ Qué distinta la política cultural del Rey Sabio de la de los liberales, llaménse Antonio Cánovas del Castillo o José Luis Pérez Carod….!! ) y profusamente ilustradas con miniaturas en las que aparecen representados todos los grupos sociales y se aprecian ricos detalles de la indumentaria, los útiles domésticos, las armas y los instrumentos musicales de la medieval sociedad. La obra está formada por un conjunto de 430 poemas donde se narran marianos milagros. Y es la época donde Alfonso X el Sabio compila El Código de las Siete Partidas ( 1256 ); la gran obra jurídica de la Tradición Hispanista ( Aunque no se le dio valor legal hasta el Ordenamiento de Alcalá del 1348 )
El siglo XIII constituye asimismo la plenitud del Liber Ivdiciorvm / Fuero Juzgo; esto es, el Libro de los Jueces de los Reyes de León, la mayoría de cuyas versiones se hicieron en gallego-portugués y en astur-leonés. Las leyes e instituciones leonesas se van a extender por los pagos de La Mancha, la Extremadura del Sur y la Andalucía. Pensaba el insigne iberista ( Lo mejor y más tradicional que dio aquella corriente que degeneró tanto ) Oliveira Martins que en los siglos XI y XII se dio posibilidad de que el gallego ( galiciano ) hubiera sido adoptado como lengua de la Corona de León y que, en lugar del castellano, hubiera podido desarrollarse como principal lengua de España . Considerando como gallego a todo el conjunto de romances del grupo galaico (gallego-portugués y bables astur-leoneses) derivados de un mismo tronco, esa posibilidad fue perfectamente racional. En aquellos siglos el gallego, por su extensión territorial y su desarrollo cultural, llevaba gran ventaja al incipiente castellano nacido en el rincón vasco-cántabro de Castilla la Vieja. El tema está en que, político-culturalmente, ni el Reino de Toledo ni los Reinos de Andalucía se castellanizan. Mantienen su tradición mozárabe y reciben más influencia de la antigüedad astur-leonesa; y es Alfonso X el Sabio quien, en base a la cultura política del Reino de Toledo, otorga Fueros a los Reinos Andaluces ( Herencia clara del Derecho Visigodo ). Y es en este siglo cuando se produce la poesía más selecta en lengua astur-leonesa, plasmada en Ramón, Elena y María ( Disputa del clérigo y del caballero ). La lengua astur-leonesa entrará por Portugal a través de Tras-os-Montes ( El hoy llamado mirandés; ya reconocido hasta oficialmente por la República Portuguesa ) y por la Extremadura sureña ( el castúo ); dejando notable influencia en las áreas rurales del Reino de Sevilla ( Influencia que pervive a día de hoy ).
En León y en Castilla, como en otras regiones, se crearon universidades a partir de las escuelas o estudios catedralicios. En el Reino de León hubo estudios de este tipo en Compostela, León, Zamora y Salamanca; y cómo Alfonso VIII fundó hacia 1212 un estudio general en Palencia (tierra históricamente leonesa ocupada entonces por un rey castellano). Alfonso IX decidió convertir el estudio catedralicio de Salamanca en una universidad para que sus súbditos no tuvieran que salir a estudiar fuera del reino de León. Así nació, en 1212, la famosa Universidad de Salamanca. Parece ser que Alfonso IX dudó en principio entre Santiago de Compostela y Salamanca como sede de la nueva universidad, pues la capital gallega era sin duda el foco cultural más importante de la Corona Leonesa y sus estudios catedralicios tenían más fama que los de Salamanca, pero razones geográficas y activas gestiones de los salmantinos decidieron que fuera Salamanca el centro de gravedad de los países de la Corona de León. Se desplazaba más y más hacia el sur, y la proximidad del estudio palentino hacía urgente la creación de la universidad leonesa. Ya sabemos que poco tiempo después Fernando III por agradar a los leoneses decidió trasladar a Salamanca el estudio general de Palencia con lo que la universidad helmántica quedó asegurada. Alfonso X le dio el impulso definitivo.
Asimismo, durante el siglo XIII se realizó a partir de los Reinos de León ( principalmente ) y Castilla una importante tarea legislativa tendente a la unificación y regulación de los diferentes Fueros. Fernando III el Santo y después su hijo Alfonso X impulsaron la unificación sobre la base de conceder a los territorios reconquistados ese ya mencionado Fuero Juzgo de los Reyes de León, presente por ejemplo en Córdoba, Sevilla, o en Murcia ( Aunque mayormente podemos decir que para la Reconquista de la última fue decisiva la intervención de la Corona de Aragón a través de Jaime I el Conquistador, familia política de Alfonso X el Sabio y cumplidor de un viejo tratado ). Por encargo del Rey Sabio, hacia el 1255, un grupo de juristas de su Corte redactó el Fuero Real, que fue concedido a municipios de Castilla y de León, tales como Burgos, Aguilar de Campoo, Sahagún, Soria, Peñafiel, Valladolid, etc. El texto, que normativiza las relaciones de los súbditos con su Monarquía, reservaba al Monarca el nombramiento de los alcaldes, la actuación de los jueces, el desarrollo de los pleitos, el riepto o desafío, las herencias, transacciones, relaciones entre señores y vasallos….El propósito del Fuero es indudablemente reforzar el poder real, y por ello su aplicación tropezó con la oposición nobiliaria, en especial con la castellana, que llegó hasta la revuelta del 1272. El resultado fue la confirmación de los Fueros Nobiliarios, la vuelta a los Antiguos Fueros en algunos concejos y la no aplicación de otro texto legal, el Espéculo; colección de disposiciones para uso de los tribunales de justicia que debió ser escrito entre el 1255 y el 1260. La dificultad que encontraban los jueces en su actividad “ por los muchos fueros que eran en las villas e en las tierras “; los juristas que trabajaron en la confección del Espéculo lo intentaron resolver a base de tomar de cada uno de los ya existentes “ lo que más valíe e lo mejor “.
Con todo, puede empaparse uno de nuestra lógica formación nacional, en base a la propia naturaleza cultural de sus pueblos, y sin embargo, cómo a raíz de las malas políticas ya de los Austrias Menores y de los Borbones; y sobre todo, su agudizamiento a raíz del nefando liberalismo que logró penetrar ya del todo en el siglo XIX y hasta nuestros días ( Con todas las formas que se le quieran dar….) Por eso mismo, buscar soluciones dentro de los parámetros del demoliberalismo ( Ya sea reivindicando a Cánovas, a Sabino Arana, a Fraga o a Zapatero ) no es sino una pérdida de tiempo amén de una-ignorante-injusticia. Ahora más que nunca, en la Tradición radica la Esperanza…..Dejémonos de cobardías o intereses “ malmenoristas “ y dejemos de considerar compañeros de barco a quien no son más que mequetrefes herramientas del mismo sistema. No hay que volver al pasado, sino conocerlo; y en base a ello, amarlo para construir el futuro con decencia. Ya dijo Vázquez de Mella que la Tradición era un concepto dinámico. Sepamos encarnar al León Hispánico con todas sus consecuencias, rechazando los males que ya sabemos cómo y de dónde vienen. ¡¡¡ HISPANISMO !!!