El Camino Español: el puñal que los Tercios clavaron en el costado de Francia
César Cervera
Un hito logístico que permitió a España mantener una guerra a 1.500 kilómetros de Madrid. La vía sirvió durante 55 años para trasladar las tropas de Milán a Bruselas en poco más de un mes
FERRER-DALMAU
«El Camino Español», cuadro del pintor catalán Augusto Ferrer-Dalmau
Retumban las pisadas de miles de hombres, vibran las ondas en los charcos de barro y chocan los palos de las picas al balanceo de los soldados. Es el paso de la vieja infantería española que camina dirección a Flandes. Parten de Italia, cruzan los Alpes, y caen con estrépito sobre el corazón de Europa. Durante 55 años la infantería usó la misma ruta para llegar a las posesiones norteñas de los Austrias españoles: el Camino Español. Su pérdida en 1633 fue premonitoria, o quizás una de las causas, del derrumbe del Imperio español.
Tras la rebelión de las provincias de Flandes en 1568, entonces bajo la soberanía de Felipe II, el III duque de Alba fue designado para restablecer el orden. A cuenta de su avanzada edad, 61 años, el Gran Duque trató de evitar por todos los medios hacerse cargo de una misión que se convertiría en la única mancha de su impresionante hoja de servicios. Una vez que fue consciente de que no tenía otra alternativa que obedecer al Monarca, el veterano general diseñó un plan de avance por etapas para un ejército que debía embarcar en Barcelona, avituallarse en Italia y marchar de Milán al corazón de Europa.
No en vano, la otra opción para trasladar a un contingente de tropas tan elevado, 10.000 hombres que debían reforzarse con mercenarios italianos y alemanes, era hacerlo por vía marítima. Algo que desaconsejaba el mal tiempo que reina con frecuencia en el norte de Europa, además de la intermitente enemistad de Inglaterra y Francia, que dominaban el Canal de la Mancha. Por esa razón, el Duque de Alba tomó la decisión de abrir un corredor militar desde Milán hasta Bruselas, pasando por territorios seguros. Esta primera expedición, que permitió apagar la rebelión de Flandes, duró 56 días y fue seguida por otras muchas que llegaron a recorrer el camino en poco más de un mes. Durante 55 años fue la principal causa de que el Imperio español pudiera sostener una guerra, que no había hecho más que empezar, a 1.500 km de su corte y manteniendo un ejército que en algunos momentos sobrepasó los 80.000 soldados.
El Camino Español era posible gracias a dos de los pilares del Imperio: la maquinaria logística, donde algunos de los mejores ingenieros del imperio trabajaron en crear pasos de montaña, ensanchar los caminos y levantar puentes; y la preeminencia diplomática de la Monarquía Hispánica. Así, en su origen el trayecto recorría los Alpes por Saboya, transcurría por el Franco Condado, Lorena y Luxemburgo hasta llegar a Bruselas, donde los sucesivos gobernadores de Flandes esperaban ansiosos la llegada de tropas y dinero. Para este recorrido que bordeaba el Reino de Francia –frecuentemente enemistado con España– era necesaria la colaboración del Duque de Saboya, fiel aliado de Felipe II, y de los gobernantes del Ducado de Lorena, que se declaraban neutrales y permitían el paso de tropas siempre que tardaran menos de dos días.
Un puñal apuntando a Francia
Desde el principio, los monarcas de Francia vieron en el Camino Español una amenaza directa a su reino. Mientras el Imperio español pudiera trasladar tropas al norte de Europa tan rapidamente, Francia no podía sentirse segura: era susceptible de ser atacada desde tres frentes, norte, sur y este. Conforme aumentó la influencia gala en Europa ya entrado el siglo XVII, tras años de desangrarse en guerras internas por motivos religiosos, el primer objetivo fue desmantelar la vía hispana.
Así, el cardenal Richelieu atrajo para el bando francés al Duque de Saboya, Carlos Manuel I, en 1610. Un ducado que tradicionalmente estuvo en guerra con Francia, de hecho estaba en manos de un nieto de Felipe II de España, pero que vio en las debilidades españolas la ocasión perfecta para cambiar de bando. A partir de 1622, la enemistad de Saboya obligó a buscar otro corredor militar. Con tal motivo se iniciaron negociaciones diplomáticas con los cantones suizos, a fin de conseguir permiso de tránsito de tropas españolas por su territorio y el paso del Rin. Este segundo corredor partía de Milán, y por los valles de la Engadina y la Valtelina llegaba a Landeck, en el Tirol, y pasaba al Ducado de Lorena a través de Alsacia. Un trayecto que realizaron las tropas del Duque de Feria en 1633 cuando acudió en socorro del amenazado Duque de Baviera, aliado de la familia Habsburgo, y que tomaron parte al año siguiente en la batalla de Nördlingen.
No en vano, Francia estaba empeñada en amputar cualquier camino alternativo. La invasión francesa del valle de la Valtelina y la pérdida de Alsacia dificultaron todavía más las opciones de trazar un corredor militar con Flandes. Pero si hubo un golpe mortal al Camino Español fue la ocupación del Ducado de Lorena por Luis XIII también en 1633. Todas las rutas por tierra que servían para el aprovisionamiento de las tropas del Imperio español en los Países Bajos dependían del derecho de paso por Lorena. Francia se había salido con la suya.
El mismísimo Miguel de Cervantes, soldado de los Tercios de Flandes, se hace eco en el «Quijote» de este célebre camino que vivió su final 55 años después de la primera expedición: «Viaje a Génova, fui desde allí a Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas de soldado, de donde quise ir a asentar mi plaza al Piamonte; y estando ya de camino para Alejandría de la Palla, tuve nuevas que el Gran Duque de Alba pasaba a Flandes…».
El Camino Espaol: el pual que los Tercios clavaron en el costado de Francia - ABC de Sevilla
EL CAMINO ESPAÑOL
18 agosto, 2022 Fran de La Nao
Se denomina Camino Español a la ruta terrestre que creó Felipe II entre Génova y Bruselas para enviar soldados y dinero a Flandes, al considerarse muy peligroso el traslado por mar, pues el Canal de la Mancha estaba muy controlado por Inglaterra y Francia. En total, el trayecto eran algo más de 1.000 kilómetros en el que los Tercios caminaban unos 25 diarios.
El Camino Español fue una hazaña logística para la época. No solo había que trasladar soldados, ingenieros, carpinteros, herreros… Había que hacerlo con todos sus pertrechos, caballos, arcabuces, pólvora, cañones… También había que alimentarlos y acampar por las noches, por lo que el Camino Español se convirtió en un buen negocio para las localidades por las que transcurría.
El Camino Español. Obra de Augusto Ferrer Dalmau
El Camino Español comenzó en el año 1567, cuando la hasta entonces ruta marítima de abastecimiento se había vuelto muy peligrosa por el control marítimo que ejercían ingleses y franceses en el Canal de la Mancha. Para sortear este peligro, se decidió que era más seguro embarcar en Barcelona y navegar hasta el puerto de Génova en el Milanesado (el gran Ducado con sede en Milán y que era aliado de España), para desde allí hacer el camino aprovechando el paso por otros territorios que también eran aliados Desde Milán tenían que cruzar los Alpes por el Ducado de Saboya (actual Italia), pasaban por el Franco Condado, Lorena, Luxemburgo y Lieja, para llegar finalmente a Bruselas, en Flandes.
El primer Camino Español lo realizó en 1567 Fernando Álvarez de Pimentel, III Duque de Alba, quien al frente de 10.000 soldados inició el camino terrestre en Génova el 20 de junio y llegó a Bruselas el 15 de agosto. Sin duda que fue una jugada maestra, un golpe moral para los luteranos.
A partir de 1622 hubo que trazar una nueva ruta debido a los cambios políticos en el Ducado de Saboya, al aliarse con Francia. La nueva ruta comenzaba también en Génova hacia Milán y pasaba por Suiza, por los valles de Engadina y Valtelina hasta el Tirol. De ahí bordeaba el sur de Alemania, cruzaba el río Rin en Alsacia y llegaba a Flandes por Lorena.
El Camino Español
El Camino Español estuvo operativo desde 1567 hasta 1638. En total 71 años por los que transitaron más de 123.000 soldados.
Expediciones registradas entre 1567 y 1593
Año Mando Hombres Salida Llegada Días 1567 – Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, Duque de Alba 10.000 20/06 15/08 56 1573 – Acuña 5.000 04/05 15/06 42 1578 – Lope de Figueroa 5.000 22/02 27/03 32 1578 – Serbelloni 3.000 02/06 22/07 50 1582 – Paz 6.000 21/06 30/07 40 1582 – Carduini 5.000 24/07 27/08 34 1584 – Passi 5.000 26/04 18/06 54 1585 – Francisco Arias de Bobadilla 2.000 18/06 29/08 42 1587 – Antonio de Zúñiga 3.000 13/09 01/11 49 1587 – Luis de Queralt 2.000 07/10 07/12 60 1591 – Toledo 3.000 01/08 26/09 57 1587 – Luis de Queralt 2.000 07/10 07/12 60 1592 – Sevilla 7.000 01/09 31/09 30 1593 – México 3.000 02/11 31/12 60
«Embarqué en Alicante, llegué con próspero viaje a Génova, fui desde allí a Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas de soldado, de donde quise ir a asentar mi plaza al Piamonte; y estando ya de camino para Alejandría de la Palla, tuve nuevas que el gran Duque de Alba pasaba a Flandes. Mudé propósito, fui con él y serví en las jornadas que hizo…»
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, 1605
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