El Alzamiento Nacional de 1936 fue obra del Carlismo. I - El plan
Descontado se tiene que todos los fariseos se llevarán las manos a la cabeza, aun sin llenársela de ceniza, y se aprestarán a rasgarse moderadamente sus vestiduras. También será motivo de estupefacción o escándalo lo que se irá refiriendo para cuantos, nacidos para avestruces, creen que en cerrando los ojos a la luz, como aquéllos ocultando sus cabecitas en el hoyo abierto en la arena para no ver al león, ya el peligro no existe. Y gritan ¡escándalo!, ¡escándalo!, cuando hay quien se atreve a proclamar bien alto lo que es sabiduría de clavo pasado, o verdades escuetas de la historia austera.
Aunque principalmente se tratará el problema político de España, como éste se roza con el problema militar y parece que algunos militares, mal aconsejados, han querido convertir el glorioso Movimiento Nacional en una cuartelada o pronunciamiento estilo siglo XIX, desvirtuando su carácter popular, base y fundamento jurídico de su legitimidad, accidentalmente se tratará de los mayúsculos yerros militares; porque las guerras se ganan alcanzando victorias y no repitiendo tontamente las palabras: victoria, invicto, derrota aplastante del enemigo, descalabro tremendo, etcétera, etc. Resulta soberanamente ridículo leer la prensa nacionalista española, convertida en un inmenso botafumeiro por obra y gracia de politiquillos de la más vieja escuela, como Serrano Suñer, que, al remedar los métodos fascistas e hitlerianos, los han dejado tamañitos. Se publicará a su hora una colección de las órdenes emanadas de la Dirección de Prensa y Propaganda de Salamanca, que resulta el monumento máximo de la adulación, del servilismo y de la incomprensión del carácter y psicología españoles.
Dejados de la mano de Dios han olvidado que en el fondo del español está siempre el espíritu de aquellos claros varones que, monárquicos ferventísimos, se dirigían a la Autoridad con las frases sabidas: Nos que somos tanto como vos y juntos más que vos; Rey serás, si ficieres derecho, e si no, non lo serás. Y la figura gigante del Alcalde de Zalamea será siempre el modelo representativo del verdadero carácter español, que se pretende convertir en el rebaño de Panurgo o en autómatas marcando el paso de ganso, sin ideas y sin voluntad propias.
Las necesidades de la guerra imponen muchas obligaciones y restricciones, cierto, ciertísimo; pero lo que jamás imponen es el ridículo, y menos todavía aprovecharlas para hacerse una plataforma y convertir a todos los periódicos en un diario y repetido anuncio gratis. ¡Qué mala debe ser la mercancía cuando necesita tanto bombo! [...]
Aunque se han visto los originales y fotografías de los documentos que se citarán, es inútil pedir, antes de finir la guerra, las tales fotocopias y documentos, celosamente guardados en lugar seguro. [...]
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José Sanjurjo Sacanell (1872-1936) |
En la preparación del Movimiento que debía acaudillar el glorioso, doble laureado, general Sanjurjo, tuvieron poca intervención los generales que luego, por efecto de las circunstancias, han resultado primeras figuras.
El Movimiento fue preparado por la Comunión Tradicionalista —el viejo Carlismo, luchador de siempre y siempre por los mismos ideales—, en combinación con algunos elementos de Renovación Española, con algunos de José Antonio, quien estaba en la cárcel cuando se enteró, con el conocimiento de Gil Robles a última hora y siempre bajo la jefatura de Sanjurjo. Los representantes de éste fueron, primero, un general que se rajó en Madrid; luego el doble laureado, entonces coronel Varela, y cuando éste no podía ya moverse por pisarle los talones la policía de Azaña, quien lo tenía en el castillo de Santa Catalina en Cádiz al estallar el Movimiento, fue el postrer representante el general Mola, Gobernador Militar de Pamplona.
El general Franco se comprometió a sublevarse en África mucho después que el actual Príncipe-Regente de la Comunión Tradicionalista-Carlista se entrevistase en Lisboa, por orden del difunto Rey Don Alfonso Carlos (q. s. g. h.), con el general Sanjurjo y se conviniesen los postreros detalles del Movimiento que sustancialmente fueron:
Los Requetés cooperarían, desde el primer instante, al Movimiento, si lo iniciaba el Ejército; pero si éste no podía, los Requetés empezarían, siempre mandados por el general Sanjurjo, y para ello, el teniente coronel de E. M. Baselga formó el plan del alzamiento, constituido en principio por dos fuertes grupos de Requetés que aparecerían en la Sierra de Huelva y en la Sierra de Gata, en el sudoeste de España, sobre la frontera de Portugal, por razones obvias y fáciles de comprender.
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Eduardo Baselga Recarte (1879-1936) |
Al atraer las fuerzas del Gobierno, debían actuar inmediatamente los Requetés navarros y vascos, al par que los catalanes y aragoneses, en un doble movimiento sobre Madrid. El general Sanjurjo no era partidario de la guerra de carreteras, sino que pretendía dar una batalla, pero una verdadera batalla decisiva, tan pronto hubiese reunido los elementos que se hubieran plegado a su nombre glorioso.
Si bien es cierto que él había reservado su pensamiento, no es difícil adivinar que hubiera tenido lugar por el norte de Madrid, y aun es probable que hubiera sido algún Guadalajara, pero glorioso. Desde las estribaciones del Guadarrama por Sigüenza y hasta Medinaceli existe, en dirección a Madrid, un vasto terreno para dar una batalla, o una serie de combates que abrieran las puertas de la Capital por el único camino que se pueden abrir, según lo aprendieron Felipe V y Napoleón.
EL REQUETÉ (Buenos Aires, 1 de enero de 1939)
Reino de Granada
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