La primera pérdida de Gribaltar (Crónica de Alfonso XI)
La Primera pérdida de Gibraltar[1]
Oído avedes como la estoria ha contado, que Vasco Perez tenia el castiehlo de Gibraltar sin abastecimiento, et si non fuera por la barca cargada de trigo que traxo la tormenta, non tovieran mantenimiento para un mes. Et como quiera que por esto cayó en muy grand culpa, et despues en muy mayor, por quanto entregó el castiello á los Moros, ca él tenudo era de entregar el castiehlo a su señor, ó morir en él; pero mucho trabajo et mucho mal pasaron los Christianos que estaban en el castielio de Gibraltar. Ca Vasco Perez avia postura con el Rey de tener y tantas compañas que lo podiesen defender; et él, con cobdicia de ganar los dineros que le daba para esto, tenia y pocos pobladores, et pocos defendedores. Et estidieron cercados cinco meses: et en este tiempo avian á velar cada noche, et avian á pelear de dia cada que los combatian; et demas avian á labrar alguna cosa de lo que derribaban los engaños: et Vasco Perez dabales muy poca vianda, et con esto pasaban grand premia et mucho trabajo. Et Vasco Perez coydando salir de allí con su honra, facia mucho por mantener los ornes de su casa, et unos Moros que tenia cativos, que eran de grand redencion; et á los otros de la villa duró un mes que les non dió pan ninguno: et por esto llegaron a tan grand quexa de hambre, que comian los cueros de los escudos cocidos, el otrosi las cintas de cueros que tenian, et las piezas de los zapatos cocidas: ca non tenian al deque se podiesen mantener. Et el Almirante que sabia algo desto, quisieralos acorrer con vianda: et fizo poner dos trabucos en dos naves, et con aquellos trabucos lanzabanles las talegas de la farina; et como quier que algo caía dentro en el castiello, pero lo más caía fuera, et tomabanlo los Moros: et por esto el Almirante non dexaba de les mandar lanzar farina con aquellos trabucos. Et los Moros, por tirar que los del castiello non oviesen aquel acorro, posieron dos engeños con que tiraban aquellas dos naves en que estaban los trabucos: et los marineros de las naves ovieronlas arredrar, por rescelos que ge las quebrarían;et non podieron alcanzar los trabucos á echar la farina en el castiello. Et Vasco Perez, veyendo que le non acorrian con vianda, et aquellas gentes laceraban tanto, salió al Infante Abornelique et entrególe el castiello, et pedióle que le dexase salir los Christianos á salvo. Et el Infante otorgógelo, et pedióle los Moros que él tenia de quien coydaba ayer grand rendicion, et diógelos. Et los Moros, desque cobraron el castiello, metieron toda la su flota en el atarazana de la villa de Gibraltar: et Vasco Perez fué de mala ventura en facer esto, ca el dia que él entregó el castiello a los Moros, fallaron farina et vianda en eh apartamiento et en la torre que él tenia en el castiello, que les podiera abondar cinco días. Et si él posiera en el talante de facer lo que era tenido, que era entregar el castielio á su señor, 6 morir en él, non moriera; ca podiera partir aquella vianda á las gentes, et oviera y cinco dias, et á los quatro dias los acorriera el Rey; et asi non fincára él de tan mala ventura como fincó, fin cobráran los Moros el castiello. Et maguer que en esto fizo él grand maldad, pero grand daño traxo á este fecho el (letardamiento quel Rey fizo en quanto el castiello estido cercado: ca Vasco Perez ovo desafuciamiento, porque pasaba el tiempo quel Rey le enviára decir iue era llegado a Sevilla, et que le acorrería; como quier que por esto non debiera él facer lo que fizo.
[1] Crónica de Don Alfonso el Onceno. “Bib. A.E.”. Crónicas de los Reyes de Castilla. Tomo I, Capítulo CXV, página 248.
