Joseph Pearce, una autobiografía de su conversión

Se ha publicado una autobiografía a la que no se ha dado suficiente publicidad, Mi carrera con el diablo, en la que narra el camino seguido desde sus más radicales posiciones hasta su conversión a la fe verdadera. A continuación una breve reseña de esta obra sobre el autor de TOLKIEN, Hombre y mito.



Mi carrera con el diablo. Del odio racial al amor racional
Joseph Pearce. Ed. PALABRA, 2013. 256 pp.


POR QUÉ LEERLO

Porque Joseph Pearce es un experto en biografías –de Oscar Wilde, William Shakespeare, Solzhenitsyn, Tolkien…– y aquí lo demuestra.

Porque, com bien dice él mismo, hay muchas historias que superan la ficción y que son totalmente reales y cercanas a nosotros mismos. Esta es una de ellas.
Porque llena de optimismo ver que se puede hacer un cambio tan radical desde la parte más oscura de la persona.

“Era el segundo día de una condena de doce meses de cárcel. No era la primera vez que estaba en ella. Cuatro años antes, había cumplido una condena de seis meses. En ambos casos me habían encarcelado por publicar material que se consideró incitaba al odio racial (…). Yo era dirigente del Frente Nacional, una organización que defiende la supremacía blanca y pide la expulsión forzosa del Reino Unido de las personas que no sean de raza blanca. También era el editor de Bulldog, el periódico del Joven Frente Nacional, y lo que publiqué en este periódico fue el motivo de mis dos condenas de cárcel”.


Así empieza su autobiografía espiritual Joseph Pierce. A los quince años se enroló en el Frente Nacional del Reino Unido y rápidamente obtuvo su liderazgo gracias, sobre todo, a su “buen hacer” en todo tipo de propaganda racista sin tapujos. Y, aunque heredó la “mentalidad de caballero” con la que su padre concebía toda lucha y que le libró de unirse a las bandas más radicales, sabía que “no se podía construir una Gran Bretaña racialmente pura sin romper algún cráneo”. Por ello, como si se tratara de un soldado, se entrenó para coger buena forma física y luchar siempre que fuera necesario; e incluso llegó a “flirtear con el terrorismo” en contra de los radicales católicos del Ulster y el IRA.

No obstante, los planes de Dios a menudo son de lo más misterioso y a veces actúan cuando menos se espera. Así lo cuenta Joe Pierce en Mi carrera con el diablo, cuando, también sorprendido por la alegría del cristianismo —como decía uno de sus autores preferidos, C. S. Lewis—, se encontró ante “el día más negro de su vida”, con doce meses de prisión por delante. Doce meses que aprovechó para leer a Chesterton, Belloc y Lewis y correr su particular carrera (race) con el diablo entre dos extremos totalmente opuestos: from racial hatdret to rational love; es el juego de palabras que hace en el subtítulo y que solo en inglés tiene toda su fuerza.

Pearce, autor de grandes biografías como la de Chesterton o Shakespeare, escribe aquí con la misma soltura y sumerge al lector en su propia historia desde el comienzo. De un modo muy sincero, describe todo su proceso, gracias al que el lector se dará cuenta de que Dios realmente actúa y, como dice el mismo Pearce de uno de sus biografiados, Solzhenitsyn, se da cuenta de que “la verdad no solo supera a la ficción, sino que tiene un final más feliz”.



http://www.addingstories.com/culture...joseph-pearce/

Alabo su conversión al catolicismo y el fin de su odio. Pero lo que debería haber hecho desde un origen es buscar luchar por mantener la población autóctona británica sin defender a pirados como la mitad de los nazis que existen, o estados fascistas totalitarios, o ideas supremacistas y de pureza racial ridículas (lo de la lucha contra el IRA a pesar del catolicismo irlandés, que apoyo antes que al estado británico, lo veo más una excusa para definir la nacionalidad de britanicos e independentistas, que, que realmente el IRA sea una organización católica, que no lo es)
La suplantación que se está llevando a cabo desde hace varias décadas de la población europea por unas poblaciones de cultura, formas sociales y genética distinta ( que aunque no existe una población superior a otra, pues todas están igual de adaptadas al medio en el que viven, hay que pensar que entre poblaciones alejadas del planeta existe un 0,5% de diferencias genéticas, genes que en su mayoría regulan la conducta, capacidades, sociabilidad, emociones y no la pigmentación de la piel y cuatro diferencias oseas) va a ser la mayor problemática a la que se enfrente el continente en el futuro. Sobre todo por poblaciones totalmente in absorvibles como la musulmana, pero pensar que Europa será igual con africanos cristianos que con europeos...Los gitanos de misma fé y pocos diferencias genéticas y culturales no se han integrado en 500 años no quiero ni pensar de como será España con 50 etnias como la gitana cada una reclamando un cupo de poder en el estado...va a ser esto como los estados musulmanes, siempre estados fallidos por los intereses de sus distintas etnias. Ya lo dijo Aristóteles, que no era precisamente un nazi racista: "Todo estado que ha permitido la entradas de poblaciones de linaje ajeno ha acabado en la sedición".Que no haya nadie que plantee seriamente este tema de la inmigración es lo que da alas a movimientos blancos en Europa, sin ese tema desaparecerían, excepto cuatro nostálgicos por "el fuhrer".