Las relaciones internacionales de Montilla
Acaba de estar en Barcelona el gringo cacahuetero Jimmy CARTER para recoger un premio dotado con 100.000 € salidos de los bolsillos de la ciudadanía, y que recibe no se sabe con qué otro mérito o finalidad que la de pagar sus apoyos al delirante "Estatut", cuyo texto orla el clavo del water.
La cosa es que este personaje trasnochado se ha ofrecido como "observador internacional" caso de que se produzca un referéndum independentista en Cataluña. Mal deben andar sus negocios del "jamón de mono", y mal los de "su" fundación, cuando se presta a hacer de "pintamonas" del cesante Montilla (de sobra él sabe que se va a la mierda --su residencia habitual--, este otoño y que se le termina la mamandurria de paleto), pero antes, en un nuevo gesto de provocación y chulería barriobajera de charnego renegado, ha propiciado que el delirante viejo se haya ingerido en los asuntos internos de España.
Si en este país hubiera un gobierno, si hubiera un mínimo de decoro y vergüenza, si hubiera alguien al frente, aunque sólo fuera mediocre, ya hubiese comunicado al chocheante ex-presidente que resulta "persona non grata" y que procure no volver a pisar suelo nacional, al tiempo que se le hubiese invitado a tomar el avión que más pronto levantase el vuelo.
Pero no hay nada de lo dicho, lo que hay es una total y absoluta falta de autoridad, no hay gobierno, sólo una inercia en espera de unas elecciones, que van a ser la tumba definitiva de un inepto que jamás debió llegar a donde ha llegado, su tumba y la de toda la pandilla de impresentables que lo secundan. Yo, por si acaso, y en ejercicio de mi parte alícuota de soberanía que proclama el artículo 1º párrafo 2 de la todavía vigente Constitución, le digo a la antigualla gringa: ¡vaya usted a tomar por donde amargan los pepinos y no vuelva más, fantoche!
Para los otros ya llegarán las facturas, están pendientes y apiladas con recargo por impago y por demora, al tiempo.
