El fin del solar maldito
Vic construirá pisos en el cuartel donde atentó ETA en 1991
Viviendas de cinco plantas y un parking subterráneo ocuparán el cuartel donde murieron diez personas
La Vanguardia-JOAN SERRA - 26/03/2006
VIC
En Vic nadie ha olvidado la imagen del guardia civil José Barragán sujetando en sus manos a una niña herida, pocos segundos después del atentado contra la casa cuartel de la capital de Osona, explosión que sacudió la comarca entera. El rostro desencajado de Barragán, lleno de sangre, fue inmortalizado por los fotógrafos y se convirtió en la estampa del horror. El próximo 29 de mayo se cumplirán 15 años del atentado, y Barragán, ahora jubilado, sigue viviendo muy cerca del lugar que acogió la sede de la Guardia Civil en Vic. El espacio donde perdieron la vida diez personas es ahora un solar pendiente de urbanizar, convertido en parking gratuito de forma provisional.
Aunque han pasado muchos años desde aquel 1991 fatídico, Vic no había conseguido concretar la reutilización del espacio, ubicado en el paseo de la Generalitat, vía céntrica de la ciudad. Pero el aspecto de la antigua casa cuartel cambiará muy pronto, por iniciativa del Ayuntamiento. El Plan de Acción Urbanística Municipal (PAUM) ha catalogado el solar como edificable. Se permitirá la construcción de viviendas - planta baja más cinco pisos-, acompañadas de una zona verde que embellecerá un terreno infrautilizado. Hoy, el espacio todavía remite al atentado.
El Consistorio también impulsará un parking subterráneo, que podría tener dos plantas. La empresa que opte a la construcción de los pisos deberá edificar el parking, con plazas para los inquilinos de las viviendas, mientras que el resto será de explotación pública. El Ayuntamiento asegura que después del verano el proyecto saldrá a concurso o subasta.
La reforma del solar permitirá pasar página a familiares de la víctimas y a muchos ciudadanos de Vic que vivieron la tragedia en primera persona. La escuela Sagrat Cor está situada a escasos metros de la antigua casa cuartel, y en el centro no han olvidado las consecuencias del atentado, que obligó a cerrar las puertas durante una semana. Los desperfectos materiales fueron mayúsculos, pero el lamento fue mayor. Dos alumnas de la escuela murieron porque la bomba las sorprendió jugando en el patio del cuartel.
El alto el fuego permanente anunciada por ETA ha actualizado el desconcierto que vivió Vic aquella primavera de 1991. Proyectada la reforma de la antigua casa cuartel, la Associació Catalana de Víctimes del Terrorisme recuerda al Ayuntamiento que sigue pendiente un espacio en memoria de los difuntos, en forma de placa o monolito. El asunto será tratado en el pleno de este lunes, después de que el concejal de Plataforma per Catalunya (PxC), Josep Anglada, haya presentado una moción al respecto.
Los familiares de las víctimas ya formalizaron una petición en noviembre del 2004 y volvieron a insistir a finales del año pasado. Pero el Ayuntamiento, gobernado por CiU, no considera adecuado un recuerdo en forma de placa o monolito y nunca ha accedido a la petición los familiares. "Compartimos el rechazo a la violencia, pero no la manera de visualizar este rechazo", apunta Ignasi Puig, primer teniente de alcalde del Consistorio. Puig recuerda que se organizan múltiples actividades bajo el lema Vic per la Pau, que la ciudad ha popularizado en los últimos años, iniciativas que persiguen una condena "unánime a cualquier tipo de violencia".
El colectivo de familiares de las víctimas no desean que la antigua casa cuartel se transforme en un bloque de pisos. Preferirían que el espacio se aprovechara para acoger un servicio social. En el caso de que no sea posible, reclaman un recuerdo para los difuntos. Portavoces de los familiares acudirán al pleno de Vic de este lunes.
El atentado con coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic causó diez víctimas mortales y más de 50 heridos. La capital de Osona se convirtió en la segunda ciudad catalana con un número más elevado de víctimas. La explosión destrozó el complejo, y sólo la fachada principal del edificio se mantuvo en pie. Los etarras Juan Carlos Monteagudo y Juan Félix Erezuma murieron al día siguiente en una urbanización de Lliçà d´Amunt, después de un tiroteo con la Guardia Civil.
