Si pocos meses tardaron Felipe González y sus allegados en mudarse de la pana a la alpaca allá por los ochenta, menos les ha costado a las actuales ministras del PSOE vestirse con las mismas marcas que la criticada jet. Sonsoles Espinosa ha sido la última en saltar del vaquero y el estilo progre a la ropa carísima y el look de chica bien.
Casi nadie reconoció a la Sonsoles Espinosa que escuchaba a Rouco Varela en el bautizo del cuarto hijo de los duques de Palma de Mallorca. El calzado siempre sobrio de tacón plano al que nos tenía acostumbrados en actos oficiales o las botas vaqueras que llevaba a los mítines antes del triunfo del PSOE se habían convertido en unos elegantísimos zapatos entre ocre y amarillo pálido al más puro estilo de Matilde de Bélgica o Rosario Nadal.
Los vestidos de punto de seda sin fruslerías, sin mangas y pegaditos al cuerpo que suele elegir para actos públicos o las faldas y fulares de estilo hippy a los que recurría antes de llegar a la Moncloa se habían transformado en un vestido muy chic. De aire retro, años cincuenta y línea Dior new look (cintura ajustada y vuelo en la falda) que recuerda al que escogen los BCBG (iniciales con las que se denomina en Francia al estilo bon chic, bon genre: caro, chic y de buena calidad). En idéntico color al de los zapatos.
El pelo también ha cambiado notablemente porque, hace tres semanas, su peluquera habitual desde hace pocos años, Ángela Navarro, se lo ha cortado a lo chico y tiene un aire más cuidado. Poco queda ya de aquella Sonsoles que, antes de ser consorte presidencial, acompañaba a su marido vestida al más puro estilo ?soy progre, de izquierdas, me gusta la ropa casual y frecuento Zara o Mango?, sin que esta afirmación incluya tono peyorativo alguno.
Tan grande ha sido el salto de uno a otro estilo, de uno a otro presupuesto, que muchos vuelven a preguntarse si la mujer del presidente y sus ministras deben o dan buen ejemplo vistiéndose y peinándose en las tiendas y peluquerías más caras de España.
Sabido es que hace años que la diseñadora Elena Benarroch, una de las mejores peleteras del mundo -que ha vestido a toda una generación de socialistas, famosos y millonarios-, asesora directamente a la mujer del presidente. Ella le aconseja sobre qué guantes, gafas, zapatos, chales o ropa ponerse en cada ocasión importante, entre otras cosas porque la mujer de Zapatero "pasa" de la moda. "Rica, creativa y de izquierdas", a la Benarroch no le gusta que la llamen asesora del presidente. "Ni yo soy asesora ni ella es presidente", ha dicho a El País. "Yo soy una amiga que les echa una mano. He hecho vestidos para mucha gente y nunca se ha sabido.
A Sonsoles le presto o le regalo cosas porque me da la gana", ha explicado la diseñadora, que no gusta de conceder entrevistas ni hablar demasiado de sus amigos.
Las telas más exquisitas
Eso sí, a Elena le gusta vender en su tienda la mejor de las mejores calidades. Un ramillete de marcas -sus favoritas siempre son italianas- de muy alto precio, que sólo unos pocos pueden comprar. Muy modernas, siempre con un toque fashion, pero no extravagantes y de materiales exquisitos.
Desde las velas perfumadas de Dyptique (no bajan de 60 euros) hasta los sombreros de Philip Tracy o Candela Cort o las maravillosas corbatas de cashmere, todo lo que vende es para una clientela que busca lo mejor.
Y la lista de conocidos que compran en su tienda se asocia a cuentas corrientes de muchos ceros y a la divine gauche: Isabel Preysler, Bibiana Fernández, Miguel Bosé, Carmen Maura (a quien regaló una preciosa estola de piel que lució en Hollywood al recoger el Oscar por Mujeres al borde...), Loles León, todo el clan Almodóvar, María Teresa Campos (a quien hace muchas prendas a medida, como aquel modelo que lució al recoger el Premio Ondas), Concha Velasco, Carmen Romero... Un abrigo de visón noramlito puede costar unos 18.000 euros.
Para la ropa que realiza a medida utiliza sólo telas de Loro Piana o Malo. La primera proporciona, después de seis generaciones, los mejores tejidos y el mejor cashmere del mundo a un puñado de tiendas para clientes sofisticados y millonarios. En España sólo la vende ella y la selecta boutique Santa Eulalia de Barcelona. También la utiliza para sus trajes a medida masculinos, por ejemplo, la sastrería Larraínzar, conocida por ser la proveedora de la Casa Real y de personalidades como Zubin Mehta, Oscar de la Renta o Plácido Domingo. Hasta Nueva York o París se desplazan todos los años para tomarles medidas.
Con estas telas -que pueden costar unos 180 euros el metro- se construyen siempre a la medida y con un diseño exclusivo -a pesar de que esta marca también vende ropa confeccionada- los trajes y vestidos de Sonsoles Espinosa para actos públicos, cuyo precio de mercado puede oscilar entre los 3.000 y 5.000 euros.
Por Eva Reuss.
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