Respuesta: Arbil, nuevo nº 120 Indice de contenidos
No he podido ver el documento sobre el genocidio del aborto, he descargado la película pero la ventana resultante me sale en blanco e ignoro a qué se deberá.
Pero sí he leído el primer tema, el relativo a los necios y que nos acerca a la figura de San Anselmo de Canterbury. Personalmente tengo muy claras ciestas cuestiones: creo en Dios Uno y Trino, me da fuerzas para cada día, la participación en la Eucaristía es vital y le da sentido a mi existencia.
Y, al tiempo que soy creyente, católico, apostólico, romano, soy ciudadano, vivo en un país, soy miembro de una sociedad, pago mis impuestos, procuro conducirme acorde con las enseñanzas de Cristo, cumplo con mis deberes sociales y exijo mi derecho a que Dios esté presente en la sociedad.
Por tanto, no voy a tolerar, es decir tolerancia cero como dicen ellos, que esta caterva de siervos de Satán quiera imponer su desierto helado de horror. Por tanto, ¿cuál debe ser la respuesta de todo cristiano ante esta maldad?: el enfrentamiento claro y directo, ni un milímetro atrás, haciendo profesión de fe y con exhibición de los símbolos religiosos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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