Reflexiones sobre la polémica de la reforma de Estatuto de Castilla y León

La primera pregunta que nos hacemos los ciudadanos es : ¿Pero tan necesaria es esta segunda reforma del ya reformado Estatuto ¿Cuál es el objetivo cierto de esta nueva reforma?.

La hipótesis más verosímil es la de que los partidos políticos quieren dejar mejor atada su posición dominante frente a los ciudadanos, o cerrar con cerrojo y candado la posibilidad de que Valladolid pierda el mínimo poder sobre las otras 8 provincias. Al parecer lo que se quiere es hacer desaparecer las provincias y el sentimiento provincial, cuando todas las encuestas indican que el sentimiento más arraigado entre la población, es precisamente el provincial. Somos españoles de nuestra provincia, y esto es lo que no consigue desarraigar el igualmente provincialismo vallisoletano. O mejor aún, para ser más ajustados al contenido de cada palabra, “al provincianismo” (estrechez de espíritu y apego excesivo a la mentalidad o costumbres particulares de una provincia, CON EXCLUSIÓN DE LAS DEMÁS)

Al principio de este sospechoso proceso de reforma de Estatuto los dos grandes partidos estaban de acuerdo en todo, pero en el intermedio se celebraron las elecciones municipales del 27 de mayo y se produce algo inesperado para los dos grandes partidos. Se trata del pacto PSOE - UPL (Unión del Pueblo Leonés) para la alcaldía de León, que termina en manos del PSOE, y que deja fuera al hasta entonces alcalde del PP.

Este acuerdo representa un acercamiento del PSOE a las posiciones de un amplio número de ciudadanos de León y de algunas otras provincias (votantes de UPL, del PP, y PSOE). El PSOE, con visión política (aunque de baja intensidad), pretende introducir en el texto alguna de las pretensiones de los leonesistas que coincide con las de los castellanistas, y de lo que siempre han huido los políticos mandamases desde Valladolid: el reconocimiento de que Castilla y León no pasa de ser una Comunidad de intereses que solo beneficia a Valladolid y que ha perjudicado y sigue perjudicando a las 8 provincias restantes ( a unas más que a otras) pero no es una Región, sino dos: León y Castilla, o al revés (tanto monta).
Del diccionario de la lengua española: REGIONALISMO: Tendencia o doctrina política según la cual en el gobierno de un Estado debe atenderse ESPECIALMENTE AL MODO DE SER Y A LAS ASPIRACIONES DE CADA REGIÓN. Amor o apego a determinada región de un Estado y a las cosas pertenecientes a ella” Y en principio aquí hay 2 regiones a las que no se ha tenido en consideración ¿Es el modo de ser igual el de un castellano soriano de Agreda con un leones de Astorga? o ¿el de un castellano de Espinosa de los Monteros con un leonés de Salamanca?. ¿Puede decirse sin rubor que en todos los casos tienen el mismo amor o apego a las mismas cosas, costumbres, identidad, etc., ?. En lo que hoy es Castilla y León no se ha tenido en cuenta ninguna de las anteriores premisas. ¿Y en cuanto a lo de respetar las aspiraciones de cada región ?. Los políticos de los dos grandes partidos decidieron, por su cuenta y sin contar con los deseos y las aspiraciones de los ciudadanos de ambos Reinos, que debían de ser uncidos al mismo yugo para tirar del carro juntos, en beneficio de la oligarquía y políticos de Valladolid.

La mayoría de los ciudadanos de ambas Regiones, no terminamos de comprender porqué tanto miedo a reconocer algo que es de perogrullo: que esta comunidad está compuesta por el antiguo Reino de León junto a los restos de Castilla la Vieja.

Este debate está produciendo mucho nerviosismo entre los políticos de ambas “religiones” pero de manera más notoria entre los del PP que dominan el Gobierno de Valladolid, que intuyen certeramente que ésta chapuza de Comunidad, tiene fecha de caducidad, como todos los enjuagues políticos, y en este especial caso, por su falta de base identitaria. Es notorio el fracaso de la Fundación Villalar para crear esa identidad, después más de 20 años de derrochar nuestro dinero y recursos, lo que algunos consideramos que es una inmoralidad. Así lo dejan constatado todas las encuestas, y hasta el propio presidente de la Fundación lo ha reconocido públicamente cuando declara “la necesidad de abrir un auténtico debate en la sociedad castellano y leonesa que aborde la conveniencia o no , de fortalecer o superar la endeblez de nuestra conciencia regional” “Reconocello pero no enmendallo” no es justo ni inteligente, además del toque de inmoralidad ya citado.

Declaraciones como las del Consejero portavoz de la Junta, el vallisoletano Sr. De Santiago, “advirtiendo” al líder regional de PSOE que no se puede poner en venta la Comunidad denota el histerismo que provoca entre los sectores más absorbentes del provincialismo centralista vallisoletano, (que es el causante del descontento generalizado entre la mayoría de los ciudadanos de las 8 provincias que no son Valladolid) la posibilidad de que en algún momento tengan que compartir alguno de los múltiples privilegios acumulados por Valladolid en estos 24 años. Un ejemplo ha sido la salida del presidente de la Cámara de Comercio de Valladolid, cuando repite una frase acuñada por el actual alcalde de Valladolid “Lo que es bueno para Valladolid es bueno para Castilla y León”. Ahí está la interpretación clara de cómo se piensa en Valladolid: Valladolid es Castilla y León. Pero resulta que esto no lo ven así las otras 8 provincias, porque lo que es bueno para Valladolid es bueno para Valladolid y no para las demás provincias, es más, hay casos concretos en que lo que ha sido bueno para Valladolid, ha sido malo para otras provincias, con las que no se reparte más que las cargas a través de los impuestos que pagamos a esta Comunidad, y que la mitad de nuestro dinero que queda en Valladolid.
No se puede hablar de solidaridad entre los ciudadanos de Castilla y León y a la vez poner cerrojos a las puertas que puedan abrir la posibilidad de compartir con las demás provincias, que es lo que se ha estado haciendo desde Valladolid los 22 años que están en el mando. Aplicando el principio de que “ el que manda, manda, aunque mande mal” ¡Y si además es el que dispone del dinero de nuestros impuestos, aún peor, porque es muy fácil la compra de voluntades y adhesiones interesadas!.
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Uno de los grandes egoísmos que sufrimos los ciudadanos de las 8 provincias que no son Valladolid es la diferente forma de ver las cosas de los dirigentes desde la capital del Pisuerga, que desde el resto. Uno de los múltiples casos de ver las cosas de forma tan diferente la refleja el Presidente de las Cortes cuando aboga por “trabajar en desterrar los desequilibrios existentes en España”, así cómo que “ la solidaridad es uno de los tres componentes básicos del Estado de las autonomías. La pregunta que surge entre los ciudadanos (aunque sabemos la intención) es: que cuando cita los desequilibrios ¿se refiere a los desequilibrios que soportamos desde hace 24 años las 8 provincias perjudicadas de Castilla y de León?, o cuando se refiere a la solidaridad ¿ se refiere a la que estamos obligados los castellanos y los leoneses con Valladolid, o quizás a la solidaridad que debiera de ejercerse desde Valladolid con las 8 provincias que soportan los impuestos para ser invertidos en su mayoría en el centro geográfico?. Un poco de sentido de lo que es justo o injusto, es lo único que podemos pedir a los que reparten nuestro dinero de forma discrecional: Solidaridad para acabar con los injustos desequilibrios propiciados por quienes ejercen el poder desde el Centro.

Todo esto es el resultado final de que las cosas se hicieron mal desde el primer momento, cuando se excluyó de este proyecto de Comunidad a las provincias castellanísimas como Santander y Logroño, con el claro objetivo de desplazar el centro geográfico hacia Valladolid, como así ha resultado
Alguno de los actores de aquella tropelía han reconocido públicamente la posibilidad de que fuera un error unir Castilla y León, cuando las 2 Regiones, y antiguos Reinos, tenían la suficiente personalidad, historia y entidad como para haberse convertido cada una de ellas en Comunidad Autónoma, pero esto no satisfacía las ansias capitalinas de Valladolid, porque en ningún caso hubiese sido capital ni de Castilla ni de León, y por eso tuvo que inventarse esto de Castilla y León.

Todos hemos leído con que desparpajo y desvergüenza se descalifica en algunos medios de comunicación a quienes estamos en desacuerdo con esta injusta e insolidaria Comunidad. Se intenta por todos los medios, ridiculizar con mordaz ironía, haciendo gracias y burlándose del los respetabilísimos sentimientos de muchos ciudadanos que se sienten Castellanos o Leoneses (pero no las dos cosas). ¡ Que falta de clase, elegancia, respeto y sensibilidad!, llegándose, hoy ya, sin ningún pudor, al fácil insulto ( aplaudido por el provincialismo de Valladolid y los beneficiados personalmente por esta situación). Expresiones como: provincianismo cateto, miopes, reduccionistas, ignorantes, cortos de mente, discurso anacrónico, pueblerinos,( es el mundo al revés: acusar a los demás de nuestros propios defectos), y lo que ya es el colmo de la ceguera vallisoletanista se nos acusa a los que nos declaramos como castellanos o leoneses, carecer de espíritu democrático. Nos preguntamos, sin animo de ofender, ¿son respetuosos, educados y democráticos esos insultos por no participar del pensamiento único vallisoletano?.¿Es democrático que esta comunidad de castellanos y leoneses no haya tenido ninguna oportunidad de manifestar su opinión sobre la constitución de la autonomía?. ¿ Porque no se ha sometido a ninguna consulta al Pueblo ?. Por la sencilla razón de que los políticos saben a ciencia cierta que el resultado sería negativo respecto a lo que es hoy Castilla y León, y favorable a la separación ¿ se someterá ahora?, o como siempre, será lo que se decida en Valladolid entre los que están viviendo estupendamente del invento, de forma directa o indirecta.

Lo verdaderamente democrático es respetar a las personas que opinan de distinta forma de los que escriben desde Valladolid, ( lo otro es fascismo) así como proponer una consulta al Pueblo Castellano y al Pueblo Leonés, para saber lo que opinan los ciudadanos que no participan del “pastel” y que contribuyen con sus impuestos, al mantenimiento de este “matrimonio no decidido por los contrayentes” y que ven como la otra parte: la que se lleva los privilegios, el poder y el dinero, es quien al final, toma las decisiones que nos afectan a todos. Igual que ocurría con el sistema feudal, que quien decidía sobre vidas y haciendas eran el Señor feudal con todo su acompañamiento. ¡ TÓMA DEMOCRACIA !
Como final: queremos dejar claro que nuestro objetivo es recuperar la identidad castellana o leonesa y el orgullo de ser castellano o leonés, y exigir el respeto que nos merecemos las personas que nos sentimos leoneses o castellanos a palo seco, y por favor, que no se hiera más nuestros más íntimos sentimientos patrios con expresiones impropias de personas educadas, cultas, democráticas , con sensibilidad y respeto a los demás.

Ciudadanos de Burgos por Castilla