LA CONSTITUCIÓN OBLIGA A SER MUSULMÁN
(En Malasia, en España aún no)
Unos 300.000 malayos ocultan su conversión a Cristo por miedo a las represalias del Islam
Bajo pena de ser acusados de apóstatas por la Sharia islámica, alrededor de 300.000 musulmanes de la etnia malaya ocultan que se han cambiado de religión, una doble vida que desconocen hasta sus familias. La Constitución de Malasia les obliga a profesar el Islam y si no lo hacen, las consecuencias pueden ser terribles: cárcel y cursos de reeducación.
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Ya sé que me diréis que nosotros los cristianos no podemos corresponder con la misma moneda, y estoy totalmente de acuerdo. Nuestra religión es una religión de amor, Jesús paradigma de mansedumbre y humildad, es sencillamente Amor.
28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» (Mt 11,28.30)
Pero aunque yo procuro seguirlo, me cuesta mucho trabajo comprender por qué los cristianos, el Occidente, damos tantas facilidades al Islam cuando ellos no sólo no dan facilidades sino que nos persiguen. Cuando veo la proliferación de mezquitas construidas en estos últimos años en nuestra España siento una rebelión de mi espíritu ante la injusticia que ello significa.
Si el Islam tolerara la libertad religiosa en los países islámicos, ¿serían tantos los seguidores de profeta? En nuestra patria son muchos (ignoro el numero) los españoles bautizados que han renegado de su fe y se han acogida al Islam. Claro que nosotros no tenemos una Sharia para nuestros apostatas.
Occidente, la antigua Cristiandad está viendo como sus cimientos se resquebrajan. Y lo ve con toda la pasividad del mundo. Somos indolentes, apáticos, fríos o lo que es peor tibios. Y al escribir esto recuerdo el impacto que me causó estas palabra del Apocalipsis:
14 Al Ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.
15 Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
16 Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
17 Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3, 14-17)
¿No estaremos en la situación de la Iglesia de Laodicea?
Las palabra “tibio”, “vomitarte”, “rico” y “desgraciado” siempre me han producido un escalofrío. Que siempre me aplique a mí mismo, pero que ahora y dada la situación creo que se pude aplicar a la Cristiandad, esa cristiandad descafeinada que padecemos.
