OTRO ESTATUT ES POSIBLE Y NECESARIO
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La política catalana adolece de un excesivo planteamiento publicista y de marketing que impide que se afronten los verdaderos problemas de la sociedad. La PxC fiel a su ideario de servicio público desde*el sentido común pretende hacer un análisis sosegado y realista de la propuesta de reforma del estatut más allá del marketing político y la demagogia triunfalista y populista del tripartito y CiU y del alarmismo injustificado del PP.
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PREMISAS
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La devoción del pueblo catalán por su autogobierno y por la preservación de su identidad tuvo con la restauración de la Generalitat en 1977 un hito histórico que ha permitido a Cataluña avanzar social*y políticamente. El Estatuto que después se aprobó fue un instrumento útil en ese camino. Pero hoy, pese a los retoques realizados, los problemas y los retos que afronta Cataluña son otros y su reforma está más que justificada. No obstante, contemplamos como lamentablemente el gobierno autonómico se empeña en no reformar nada sustancial, siguiendo con sus indicativos macroeconómicos aderezados con una visión totalmente unilateral de determinados asuntos, que quiebra el espíritu de consenso que presidió las anteriores reformas estatutarias y que puede dar lugar de hecho a importantes problemas en orden a la gobernabilidad. La norma institucional básica de Cataluña no puede ser un programa de gobierno como pretende el tripartito, sino un mecanismo institucional que siente las bases de la convivencia sobre la base de la transacción y el respeto mutuo atendiendo a los verdaderos problemas presentes que exigen respuesta urgente. Esta reforma viene en medio de la indiferencia, en un ambiente frío y sin llamativos apoyos sociales. Además deja entrever posibles fracturas entre los grupos que lo han apoyado.
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El nuevo proyecto de reforma no ha sido capaz de generar un debate entre la sociedad ni entre las diversas entidades asociativas, que es una de las premisas básicas del derecho político y administrativo moderno a la hora de crear normas y disposiciones normativas que afecten a los ciudadanos. Se trata de una reforma de la clase política con discretos apoyos de algunas empresas más multinacionales que realmente catalanas. Una clase política que no sufre los problemas de la gente normal, que vive al margen de la realidad cotidiana, que por eso se ha convertido en una nueva clase social que cada día despierta menos entusiasmos.*Seria necesario preguntarse por la calidad de la democracia*en Cataluña cuando*se registran unos de los índices de abstención más grandes de Europa (40% en las últimas autonómicas).*
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El gobierno autonómico quiere entrar en la historia como lo hicieron los gobiernos de finales de los 70. Y de paso disimular los escándalos de su nefasta gestión pública, que tuvo en el barrio de El Carmel y en*la posterior verguenza del 3%*su último lamentable episodio. Por eso resulta necesario circunscribir esta reforma a una estrategia política del gobierno.
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Los problemas que ha creado el tripartito son superfluos, obsesivos y banales, aunque en su excéntrica y visceral defensa no ha dudado en usar una dialéctica agresiva y crispadora, llegando incluso a amenazar con "una guerra civil". Las ideas excéntricas y la personalidad errática de Maragall le inducen a hacer cualquier cosa… menos gobernar, es decir, gestionar recursos públicos y dirigir a una comunidad hacia la su bienestar.**
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EL TEXTO
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Lo bueno
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En un texto tan largo era inevitable encontrar alguna aportación positiva que nos gustaría señalar. El reconocimiento de la autonomia al Valle de Arán es un acto de justicia pendiente desde el siglo XVIII y queda suficientemente garantizada. Además reconoce la vinculación cultural de Cataluña con Occitania, la cual animamos a profundizar.
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El nuevo sistema institucional catalán que diseña el estatut es más respetuoso con la tradición política catalana. Sin embargo para que no se quede en una mera declaración grandilocuente se hace urgente y necesario la articulación de mecanismos que hagan efectiva la verdadera autonomía municipal y no una fiscalización excesiva y asfixiante por parte del poder autonómico central.
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Encontramos que el fomento y difusión de la lengua catalana así como los derechos y deberes lingüísticos son correctos y ajustados a la realidad, así como la posición que se otorga al castellano y al aranés.
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Resulta muy acertado defender los símbolos nacionales de Cataluña en la primera norma. Aunque también en este punto hay omisiones importantes: no se hace mención a Sant Jordi como Patrón de Cataluña. ¿No será esta intolerable claudicación una muestra del cambio cultural que pretende ERC por causa de la inmigración? Además no se aclara que letra del himno Els Segadors se usará, si la oficial hasta ahora y antihistórica y manipulada respecto a su contenido inicial o la tradicional, verdadera y originaria.
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La promoción del acercamiento con los territorios con los que nos unen vínculos culturales e históricos (art. 12) es una opción muy afortunada. Sin embargo, entendemos que la voluntad un tanto aislacionista con respecto al resto de España que preside ciertas manifestaciones del Estatuto puede ser un obstáculo que haga realidad esta aspiración y genere el efecto contrario al deseado.
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Respecto a las comunidades catalanas en el exterior resulta interesante que la norma institucional básica las mencione. Se nota no obstante la carencia de una política de promoción de la cultura catalana más allá de los términos del Principado, especialmente en el resto de España, para así pueda ser adecuadamente comprendida y valorada en toda su importancia.
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Lo negativo
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Entrando a analizar el texto enviado al Congreso de los Diputados podemos apreciar una inmensa cantidad de carencias. El tan manido tema de la definición de Cataluña como nación se queda en una mera propuesta retórica, contradictoria con multitud de artículos posteriores. Con la pluralidad de sentidos otorgados al término nación no queda claramente acotada la identidad de Cataluña como entidad política, social y cultural. Una nación requeriría en cualquier caso la existencia de nacionales y contemplamos como el gobierno autonómico no hace nada por la preservación de los catalanes. Ni una mínima mención a la promoción de una política familiar efectiva y realista, cuando Cataluña está en uno de los índices más bajos de natalidad, que hacen que se acechen muchos interrogantes sobre el futuro de nuestro pueblo, que vendría a ser sustituido por inmigrantes desarraigados y ajenos a nuestro historia, sociología,*cultura y tradición. En Barcelona por ejemplo se calcula en menos de cinco años habrá más nacidos fuera que dentro, y entre los que vienen de fuera no pocos procederán de*ámbitos y universos culturales, sociales y religiosos totalmente ajenos a Cataluña, sin ánimo de integración.*
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Asimismo en el recorrido histórico sobre la existencia de la misma el gobierno autonómico impone una visión demasiado unilateral sobre Cataluña, ignorando escandalosamente otros episodios. Nos encontramos una historia de Cataluña a la carta de ERC, omitiendo hechos de nuestro pasado histórico que recuerdan el multisecular heroismo del pueblo catalán y sus mitos, glorias y gestas que forman parte de nuestra memoria colectiva y son tan necesarias para el futuro.
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En cuanto a la enunciación de los derechos los mismos no son más que declaraciones abstractas, copiadas básicamente de otras declaraciones análogas, que lo único que hacen es ser repetitivos. Pero no hay derechos concretos ni mecanismos adecuados para hacer que sean exigidos.
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Mostramos cierto escepticismo ante la nueva maquinaria burocrática que se pretende impulsar. Muchos de los nuevos servicios no son más que meras repeticiones de organismos públicos autonómicos ya existentes, lo que no redundará en una mayor calidad de vida, sino en una mayor presión fiscal.
Respecto a la educación apoyamos que se establezca la educación pública, pero mostramos nuestra incertidumbre ante su contenido “laico”. ¿No será esto la coartada para que la religión islámica se enseñe al igual que las creencias mayoritarias e históricas de los catalanes? El Islam ya ha mostrado en Cataluña sobrados problemas de convivencia
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Lo que falta
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De todo lo apuntado se intuyen cuales son las omisiones más escandalosas de este nuevo texto. Cataluña y por extensión España y Europa sufren un problema severo de inmigración que hace imposible la convivencia pacífica, el desarrollo social y cultural de los pueblos y su propia continuidad comunitaria. Es necesario y urgentísimo que se blinde a Cataluña contra la inmigración. No se trata de un problema de competencias, sino de un problema que traspasa los limites de Cataluña. Pero cabe en cualquier caso abrir caminos jurídicos para hacer efectivo en Cataluña el derecho de preferencia nacional ante un puesto de trabajo.* O la articulación de medidas para la expulsión de todos los inmigrantes ilegales o delincuentes y para la defensa del comercio y los productos catalanes frente a la competencia desleal de los productos clandestinos e ilegales de los extranjeros. También desearíamos que para evitar el colapso de los servicios sociales se diese un orden de prelación en la atención social. Los catalanes de a pie no somos culpables de la inmigración ni del subdesarrollo en el mundo, y hemos dado muestras sobradas de saber acoger al que realmente lo necesita. Pero basta ya*de que*bajo la coartada de un falso humanismo los catalanes suframos robos, competencia desleal de productos clandestinos, humillación de nuestra cultura autóctona, etc... Es necesario un mejor control de la inmigración. Y el Nou Estatut es una oportunidad escandalosamente perdida.
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Tampoco se habla en este texto del control de la corrupción política. Para que la mención a nuestras tradiciones jurídicas no sea en vano es necesario que los políticos catalanes se sometan a la fiscalización de todos sus contratos y operaciones públicas y privadas.* Una democracia y un buen servicio público de calidad lo exige.
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Por último insistimos en la necesidad de la promoción da la familia. La natalidad es el principal activo con el que cuenta Cataluña para asegurar su continuidad social, política y cultural. Ignorar este hecho desde los poderes públicos es una omisión escandalosa que de hecho nos conduce a nuestra desaparición como pueblo. Resulta humillante y vergonzoso que en España una familia de once hijos reciba las mismas ayudas que en Austria una familia de once siendo estados con similares niveles de desarrollo. Es absolutamente necesario que en Cataluña se potencie la natalidad si queremos que nuestro pueblo tenga algún futuro. Creemos en la familia como célula base del engranaje social.
Tampoco entendemos como en el catálogo de derechos no se ha incluido el derecho fundamental a la seguridad, lo que demuestra lo fuera de la realidad que viven nuestros políticos, en sus urbanizaciones con seguridad privada y sin problemas convivenciales. La degradación de la habitabilidad y la convivencia en Cataluña ya nadie la puede disimular. Es un clamor que denuncian las asociaciones de vecinos, los comerciantes, la gente de a pie. ¿Estamos esperando a trasladar los incidentes de Perpignan a la Cataluña sur? El tripartito se ha empeñado en copiar derechos enunciados en la segunda mitad del siglo pasado, pero ha demostrado nula capacidad de innovar o adaptarse a los retos y necesidades actuales.
Conclusión
Nuevas respuestas para nuevos retos es la aspiración de servicio público de la PxC. Frente al uniformismo ideológico que pretenden imponer y que disimula los problemas reales reivindicamos un debate general y que represente a todas las entidades auténticamente representativas sobre los verdaderos problemas que asolan a Cataluña (y por extensión a todo nuestro universo cultural occidental). Copiar fórmulas periclitadas como las del nou estaut solo encuentra su explicación en el ansia de los políticos actuales por disimular sus fallos de gestión y autoglorificarse.
