Re: Sobre el exceso de tecnología.
La Tecnología no es otra cosa que la religión materialista. No es la Ciencia como muchos creen abusando de su nombre, primero porque la Ciencia verdadera no tiene la tecnología por objeto sino el conocimiento de Dios, el hombre y la sabiduría sobre las cosas; segundo, porque hay unas dos mil disciplinas científicas cuyos resultados no se expresan en más cacharrología. En tercer lugar, las ciencias no precisan de la tecnología necesariamente. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en que mientras que para encontrar el indicio del bosón de Higgs ha hecho falta construir el CERN y su acelerador de hadrones (un anillo tecnológico subterráneo de 20 km de longitud y 8 de diámetro), EINSTEIN se sirvió de una pizarra (un par de metros por metro y medio) y unas tizas para elaborar toda su teoría y LEMAÏTRE empleó sus extraordinarios conocimientos matemáticos para corroborar la teoría de Einstein y, simultáneamente, FRIEDMANN llegaba a las mismas conclusiones en otra pizarra. Con anterioridad, un sabio medieval, unía sus extraordinarios talentos a la santidad y a la luz de las velas, rasgando el papel con pluma de ave, respondía a las mayores incógnitas del hombre con toda la lógica. Se llamó Tomás de AQUINO, y no llegó a cumplir los cincuenta años, ¿qué hubiera hecho si hubiese vivido otros treinta más? Lo cierto es que con su pensamiento se puede replicar y hacer callar a muchos investigadores materialistas, sacerdotes de la "religión tecnológica".
Por eso, cuando se escucha a la gente afirmar "que les encanta la ciencia", lo cierto es que no tienen ni idea de lo que están diciendo pero, en cambio, si que les "encanta la tecnología", y eso es lo que no distinguen. No se dan cuenta de que la diferencia es abismal: la tecnología se compra con dinero, no hace falta más que ir al sitio correcto, sacar la cartera, entregar la tarjeta de crédito o el dinero en efectivo, y el "comprador-tecnológico" sale del establecimiento con su "nuevo juguete-cacharro" debajo del brazo, instrucciones incluidas. Pero la ciencia no se puede comprar con dinero, el conocimiento científico requiere de todo un proceso largo y difícil de muchos años de preparación y esfuerzo personal. Y a eso tampoco están predispuestos los que se definen como "amigos de la ciencia", por cierto, ¡qué expresión más estúpida e irreal!
Y, la realidad cotidiana nos muestra que la Tecnología requiere de un reciclar continuo para que la maquinaria no se pare. En ese proceso el consumidor a título general es un importantísimo elemento de la cadena, una especie de organismo viviente al que hay que alimentar mientras crece y crece, mientras que, a nivel individual no es más que un siervo del sistema, una célula que alimenta el engaño en el que está inmerso. Le cuentan las excelencias de su servidumbre, le anulan el sentido crítico, o se lo mantienen mientras no represente un peligro real, y siguen poniéndole en la boca el becerro de oro tecnológico para que siga siendo una parte más del engranaje. No importa si no tiene dinero, para eso están los Bancos y sus créditos. No importa si tampoco puede con los créditos, los harán extensivos a la siguiente generación e incluso a la tercera, atrapando ya desde pequeños a los futuros peones del sistema. Más aún, ya a los pequeños suficientemente mayorcitos, los "inician" con los juguetitos electrónicos. A esos niños los matan en vida, porque dejan de ser niños, dejan de soñar como hacen los niños dejando de creer, y ya desde pequeños los transforman en automatitas materialistas de la nueva religión tecnológica. Se ha llegado a la aberración de que muchos de esos niños "hacen la primera comunión" sólo para que les regalen el fraude tecnológico, mientras se les roba el Sacramento en toda su plenitud.
Al Hombre, ése que es el mayor de los cuentistas, o sea, el mayor de los mentirosos, le ha contado el cuento más viejo del mundo... "y seréis como dioses" le dijo, y lo peor es que se lo ha creído. Ahora, el día que despierte y descubra que no hay suelo debajo de él, porque lo que le daba firmeza y seguridad no era más que un holograma... que Dios se apiade de él.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores