Re: Sobre el Día de la Raza
Hola, les dejo el decreto mediante el cual Hipólito Yrigoyen, durante su mandato como Presidente de la Nación, instituyó la celebración del Dia de la Raza o Dia de la Hispanidad en Argentina. Son muy interesantes los fundamentos.
Buenos Aires, octubre 4 de 1917:
Visto el memorial presentado por la Asociación Patriótica Española, a la que se han adherido todas las demás sociedades españolas y diversas Instituciones argentinas, científicas y literarias, solicitando sea (declarado feriado el día 12 de octubre, y considerando:
1 — Que el descubrimiento de mas trascendencia, que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores se derivan de este asombroso suceso que al par que amplio los lindes de la tierra abrió insospechados horizontes al espíritu;
2 — Que se debió al genio hispano —al identificarse con la visión sublime del genio de Colon— efemérides tan portentosa, cuya obra no quedo circunscripta al prodigio del descubrimiento, sino que la consolido con la conquista, empresa esta tan ardua y ciclópea que no tiene términos posibles de comparación en los anales de todos los pueblos;
3 — Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático y magnifico, el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales; y con la aleación de todos estos factores, obro el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de mi sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento, el Poder Ejecutivo de la Nación decreta.
Articulo 1; Declarase fiesta nacional el 12 de octubre.
Art. 2: Comuníquese, publíquese, al Registro Nacional y archívese.
Hipólito Yrigoyen
(Presidente)
R. Gomez
(Secretario)
Decreto 7.112 , dictado el 4 de octubre de 1917
Re: Sobre el Día de la Raza
¡Feliz día de la Hispanidad!
Así celebraban antes los argentinos el día de la Raza, que inventaron ellos.
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Re: Sobre el Día de la Raza
Hoy, en cambio, el gobierno trata de sacar el monumento de Colón de la plaza que lleva su nombre, y le quita el nombre de "Salón Colón" a un ambiente de la Casa Rosada y se lo cambia por el de "Salón de los Pueblos Originarios"; a la vez que tratan (empezando por la presidente) por todos los medios de encontrarse (y si no es posible, inventarse) antepasados indígenas, en un afán aparentemente maniático de convertir a todos los argentinos en incas, mapuches o lo que sea.
Re: Sobre el Día de la Raza
Hace poco leí este artículo, dentro de tanta demagogia indigenista que suele aparecer en estos días uno encuentra cosas como estas y da gusto.
Y aunque solo habla de la identidad mexicana, es obvio que la hispanidad a tenido mucho que ver en la forja de esta y de las de los otros pueblos alrededor del mundo. Pueblos con los cuales, a pesar de las diferencias, nos sentimos unidos.
Saludos.
Identidad mexicana construida desde el corazón
Autor: Eduardo Aguilar Chiu
Edición:328
Sección: Coloquio
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A pesar de la crisis, más inducida que real, la identidad mexicana es vigorosa y reconocida en el mundo. Hunde sus orígenes en raíces culturales provenientes del Viejo y el Nuevo Mundo, fusionados en un exitoso proceso de inculturación. Dio lugar a una nueva cultura diversa, mestiza y universal, cuyo profundo humanismo y religiosidad, aporta elementos clave para conformar la humanidad del siglo XXI.
Octavio Paz señalaba que es paradójico que el mexicano tenga problemas de identidad, cuando precisamente su cultura es una de las más exuberantes y vigorosas del planeta.1
¿Por qué esa crisis? En parte, el mismo Paz da la respuesta: «El mexicano asume su historia como una carga y no como una herencia».2 Lo que deriva en parte de la ignorancia de nuestra historia, de las deficiencias en su enseñanza, de la manipulación, consciente o deliberada, fruto de la llamada Historia Oficial, más bien oficialista, repleta de lagunas, contradicciones y mitos, que ha llevado a que insignes historiadores la tilden de pura fábula.3
Se educa al mexicano para idolatrar un mítico pasado indígena (reducido a lo puramente azteca) y rechazar nuestra raíz hispana o europea. En realidad, la famosa crisis de identidad de los mexicanos y su complejo de inferioridad no son reales sino inducidos, no ancestrales, sino recientes.
Acostumbrados como estamos a ver lo negativo, (tal vez por la suma de desastres acumulados sobre México en el siglo XIX y parte del XX), a partir de la década de los ochenta, se volvió un axioma suponer que la mexicanidad estaba en crisis, en retirada frente a la presencia cultural angloamericana. La sorpresa, sin embargo, es constatar que en pleno siglo XXI, diversas manifestaciones de la cultura mexicana están presentes en tantas latitudes.
Diversas encuestas internacionales muestran que la identificación cultural de lo mexicano es consistentemente alta en todo el planeta, con una asertividad superior a 50%. Los jóvenes de todo el mundo identifican a México y la cultura mexicana casi de manera instantánea, lo cual enfatiza la fuerte presencia cultural mexicana.
IDENTIDAD, EL ALMA DE UNA NACIÓN
¿Qué entendemos por identidad nacional o cultural? Su etimología viene de identitas y ésta de idem, que significa lo mismo, esto es, igual a sí mismo o semejante a sí mismo. Es un término muy expresivo; identidad es ante todo, tu ser mismo, lo que te hace ser lo que eres.
Respecto de la cultura, el filósofo González Carbajal da cuenta de 164 definiciones distintas.4 De esa profusión, rescata los datos esenciales: cultura, en sus orígenes, hacía referencia al cultivo de la tierra, como señala Catón el Viejo, y Marco Tulio Cicerón, en el siglo I a.C., lo aplicó al «cultivo del espíritu», dándole la connotación común de hoy.
Identidad nacional o identidad cultural hacen referencia a una nación, un pueblo, una colectividad o comunidad humana. ¿Qué hace que un pueblo, una sociedad, sean lo que son y no otra cosa? Ya los griegos, en medio de la inacabable diversidad de culturas de su entorno, se referían al ethos como el patrimonio intangible que todo hombre carga desde su niñez. El ethos es todo: la herencia cultural, forma de ser, pensar, hablar, vestir, de plasmar el arte, que deriva de las formas culturales que cada persona ha aprehendido y que no pueden ocultarse.
En México, la identidad nacional incorpora sus manifestaciones más evidentes: población racialmente mestiza; territorio grande; situación geopolítica privilegiada, entre los dos océanos mayores del planeta; la hermosa lengua de Cervantes, el castellano, hoy una de las 6 lenguas oficiales de la ONU y la más hablada por número de países como lengua oficial, a la vez que conserva en su seno 70 lenguas indígenas; arte reconocido mundialmente en todas sus manifestaciones y un folklore (artesanías, gastronomía, fiestas y tradiciones) con un posicionamiento envidiable.
Es interesante que, a pesar de la importancia del concepto, sea tan difícil definirlo con precisión. Es una realidad sustancial, vigorosa, contrastante, que se expresa en todas las manifestaciones de la vida. Y al mismo tiempo, es sutil, intangible en sí misma, evasiva al intentar ser delimitada. Con cierta frecuencia, se asimila la cultura de una nación con el «alma» que le da vida. No en balde expresa Chesterton en un célebre aforismo que «el alma de una nación es tan indefinible como un aroma».5
CUÁNDO SURGE EL GENTILICIO «MEXICANO»
Tratar de asir el alma de México es tarea monumental.6 Es indispensable atender a su historia y a su geografía, coordenadas que ubican y delimitan –pero nunca determinan– a una cultura.
La identidad propia, saber quién soy, se desprende del origen, de la pregunta ¿de dónde soy?, ¿de dónde provengo? Va de la mano con la historia, con la memoria histórica. ¿Cómo se define la identidad mexicana, cómo la descubrimos a lo largo de los siglos? Aunque la respuesta brota del devenir histórico, no es sencillo develarla por la complejidad del fenómeno.7
La polémica sobre «lo mexicano» se ha prolongado por siglos. Ya Bernardo de Balbuena, Francisco Cervantes de Salazar y algunos cronistas, como Joseph de Acosta y Fernando de Alba Ixtlilxóchitl apuntan algunos elementos de mexicanidad y el gran sistematizador es Carlos de Sigüenza y Góngora.
A partir de él, el pensamiento de los jesuitas aporta elementos para el ascenso del nacionalismo criollo en el siglo XVIII, como ha dicho David Brading.8 Esa pléyade de humanistas insignes (Alegre, Clavijero, Alzate, Bartolache, Gamarra…), estructuran en sus ensayos una historia y un acervo cultural novohispano que no es patrimonio exclusivo del indio, del criollo o del mestizo, sino patrimonio común de toda esa mezcla, en el que se atisba ya el gentilicio mexicano.
En el siglo XIX, encontramos la definición de México como entidad política en diversos textos jurídicos, –de la América septentrional en los bandos de Hidalgo, a la América Mexicana plasmada en los Sentimientos de la Nación de Morelos, a la noción de Imperio Mexicano con Iturbide. Pero la reflexión de lo mexicano y la mexicanidad se retoma hasta después de la Revolución y culmina con las aportaciones hechas del siglo XX de Antonio Caso, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Alfonso Reyes, Edmundo O’Gorman, Leopoldo Zea, Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Cada uno, a su manera, intenta captar la realidad de la mexicanidad, es significativo cómo destacan rasgos de la cultura mexicana, generalmente negativos, sin atinar siempre a la esencia. Antonio Caso afirma: «Lo mexicano no puede definirse porque aún está formándose».9
Podemos decir que México es un estilo de cultura. Estilo como estructura de una entidad básica, como comunidad de carácter, disposiciones y modos de comportamiento. Existe México porque existe lo mexicano y los mexicanos.10
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CUATRO CARACTERÍSTICAS DE LA IDENTIDAD MEXICANA
1. Diversidad geográfica e histórica
El primer rasgo que destaca es la diversidad, que hace inabarcable a la cultura mexicana. Un reciente catálogo de la SEP contabiliza más de 6 mil manifestaciones de la cultura mexicana en todos los ámbitos: platillos, lugares, trajes típicos, artesanías, fiestas y tradiciones.
Para muestra, el reconocido chef mexicano Ricardo Muñoz Zurita en su monumental Diccionario de gastronomía mexicana11 contabiliza 1, 350 diferentes tipos de tamales, con todo tipo de tamaños, envolturas, rellenos y salsas. Si recordamos que hace 50 años, el general Charles De Gaulle presumía la diversidad de la cultura francesa al afirmar que tiene «450 variedades de queso», podemos apreciar mejor la cifra.
Nuestra diversidad cultural es tan inmensa e inabarcable, que se habla de varios Méxicos, tantos como regiones culturales. Sin embargo, es innegable que existe como país y como referencia cultural. ¿Qué elementos aglutinan y unen a los mexicanos por encima de su diversidad cultural y las fuerzas centrífugas que actúan en nuestra historia?
No cabe duda que dentro de esa diversidad, hay unidad. Es innegable que una identidad común, profunda, nos unifica. La mexicanidad, sea lo que sea, no es unitaria sino diversa. Alguna vez vista como amenaza, hoy se aprecia como fortaleza que enriquece notablemente nuestra cultura.
¿De dónde surge esta diversidad cultural? Primero, de su variada geografía territorial, geológica y climática que genera, por fuerza, diversidad ecológica y después de su historia.
México tiene una de las mayores biodiversidades naturales del mundo. Es un mosaico natural que se incrementó con la diversidad de grupos humanos que la habitaron desde hace 30 mil años. En palabras de Carlos Fuentes: «América fue una vez un continente vacío. Todos los pueblos que han pisado nuestras playas o cruzado nuestras fronteras, físicas o imaginarias, han venido de otra parte».12 De las migraciones prehistóricas desde Asia nació la gran diversidad étnica de América y de México. Nuestras raíces amerindias.
LA INAPELABLE «SOLEDAD HISTÓRICA»
Es importante señalar que México como tal no existía en época prehispánica. En el territorio, que se conoce como Mesoamérica, se fue sucediendo en el tiempo un mosaico de civilizaciones y culturas que nunca constituyeron una unidad política.
A principios del siglo XVI se hablaban más de 90 lenguas y las culturas más importantes habían desaparecido o se encontraban en decadencia, en un perpetuo ciclo de construcción-apogeo-destrucción. A diferencia de las culturas del Viejo Mundo, que interactuaban vigorosamente entre ellas, Mesoamérica se desarrolló aislada, por sus propios medios y sin influencias externas.
Es lo que Octavio Paz denominó de manera inapelable «la soledad histórica», en la que «el continente americano vivió una vida aparte, ignorado e ignorante de otros pueblos y civilizaciones».13 Ese desarrollo en soledad determinó que a lo largo de casi cuatro milenios, las civilizaciones precolombinas ascendieran penosamente de la etapa neolítica a un nivel de cultura equiparable a los antiguos egipcios y babilonios. Al momento de la conquista, Mesoamérica presentaba casi dos mil años de disparidad tecnológica respecto de Europa, lo que la convertiría históricamente en un «capullo escondido», hermoso pero frágil, en expresiva frase de Carlos Fuentes.14
A la diversidad originaria, se agregó la del gran acontecimiento histórico: la llegada de pobladores europeos, nuestras raíces del Viejo Mundo, a su vez no unitarias sino diversas. Lo expresa el muralista José Clemente Orozco en su Autobiografía: «Lo español no es una sola raza, sino muchas y muy diversas (…) un principio cultural: la hispanidad».15 De la fusión de ambas surge la mexicanidad, que nos lleva al segundo rasgo: el mestizaje.
2. Mestizaje, una valiosa aportación
Que México es una nación mestiza, es una verdad y una riqueza intrínseca. Los procesos de mestizaje parten de lo biológico, pero no se agotan ahí. Son el detonante para un intercambio fructífero entre las culturas. A este toma y daca se llama mestizaje cultural o inculturación.
Cada cultura o civilización toma elementos de otra, los asimila y hace suyos al grado que pasan a formar parte de la propia. Un ejemplo claro de inculturación es la incorporación del jitomate mexicano (la fruta con ombligo, en su etimología náhuatl) a la gastronomía italiana, hoy inimaginable sin él. Eventos que se repiten miles de veces, a tal grado que para los especialistas, todas las culturas del mundo son producto de inculturaciones anteriores.
El mestizaje biológico y los procesos de inculturación recíproca son una constante en la historia humana. ¿Qué hace novedoso y original al mestizaje del Nuevo Mundo? La respuesta es que penetró en la conciencia mundial en grado nunca visto por su magnitud y universalidad.
En América no entraron en contacto dos etnias y dos culturas locales, sino centenares. Dos mundos completos en un proceso de mezcla de mezclas. Las raíces amerindia e hispánica tuvieron su expresión más concentrada y acabada en México, convertida en la nación mestiza por antonomasia. El resultado es fascinante y somos nosotros.
Tenemos la enorme fortuna de descender, por partida doble, de notables pueblos. Los legados de ambos mundos nos pertenecen y conforman nuestro ser. Todo: nuestro físico, gustos, tradiciones, pensamiento, lenguaje y arte, apunta a nuestra procedencia multisecular y pluriétnica.
Al despuntar el 2000, el historiador Enrique Krauze escribió que el mestizaje mexicano, real y vivencial, ha sido la aportación más trascendente de México a la humanidad en el milenio que recién concluyó.16 La reflexión no es baladí. Desde hace cinco siglos, individuos procedentes de todos los rincones del mundo aprendieron a convivir en un mismo ámbito, en calles y plazas, en haciendas, flotas, mercados e iglesias del México novohispano. El mestizaje vivido en la cotidianidad asombró a todos los viajeros que pasaron por el México virreinal, basta mencionar a algunos que dejaron constancia: Miles Philips, Thomas Cage, el capitán de Montsegur, Gemelli Carreri, al caballero Boturini y la marquesa Calderón de la Barca. También está el asombrado testimonio del capitán John W. Lowe de Ohio,17 (apuntes de la guerra), protagonista de la invasión norteamericana de 1847, deseó que pudiera verse lo mismo en su patria.
La palabra clave para entender el mestizaje es integración. Los procesos de mestizaje e inculturación son de integración, lo contrario a discriminar, excluir o marginar al otro. Carlos Fuentes afirma en El espejo enterrado que los mexicanos «…somos indígenas, negros, europeos, pero sobre todo, somos mestizos. Somos griegos, e iberos, romanos y judíos, árabes, cristianos y gitanos. España y el Nuevo Mundo son centros donde múltiples culturas se encuentran, centros de incorporación y no de exclusión. Cuando excluimos nos traicionamos y empobrecemos. Cuando incluimos nos enriquecemos y nos encontramos a nosotros mismos».18
3. Universalidad, mezcla y creación novedosa
Al hincar sus raíces en el Viejo y el Nuevo Mundo, la cultura mexicana recoge elementos de los rincones más apartados del planeta. Consideramos muchas cosas eminentemente mexicanas y lo son, pero su origen se remonta a las más diversas latitudes. Por ejemplo, el «arroz a la mexicana», cuyo ingrediente principal proviene de China llegó a través de los españoles vía los árabes. O el mango y la canela, plenamente integrados a nuestra comida, que provienen de la India y de Sri Lanka, a través del galeón de Manila.
Obviamente las corridas de toros vinieron de Castilla, pero pocos saben que las peleas de gallos llegaron de Filipinas y que el traje de «china poblana» aúna elementos andaluces y orientales. El rebozo, prenda mexicana por definición, proviene de la India. Adoptado al inicio como una especie de mantilla por la aristocracia novohispana, pronto tomó carta de naturalización y arraigó entre la clase media y popular.
Todo se integró lentamente, sin aspavientos, a la cotidianidad de la vida mexicana. Somos herederos de una de las inculturaciones más monumentales, completas y exuberantes de la historia universal. Toda nación se define por su pasado; en nuestro caso, la persistente presencia de nuestras raíces culturales en prácticamente todas las facetas de la vida, nos permiten conocer mejor nuestra identidad a la luz de los hechos que nos configuraron como nación.
La historia permite descubrir nuestra identidad cultural y tener una visión madura y objetiva de nosotros mismos, revela a veces potencialidades ocultas que sugieren retos, oportunidades y finalidades superiores.
La sociedad resultante de raíces venidas de todos los rincones del planeta, asentadas en la Nueva España dio a México una forma de ser cosmopolita, que aprendió con naturalidad a integrar lo nuevo. Los pintores indios que aprenden técnicas de colegas flamencos, las cocineras indias y mestizas que mezclan ingredientes de uno y otro lado del océano para inventar nuevos platillos, la gente común y corriente que mezcla el náhuatl, el castellano, el portugués, dialectos africanos y filipinos, o que inventa nuevos bailes, que adopta el traje andaluz para convertirlo en el charro mexicano…
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ORGULLO POR UNA NUEVA CULTURA INCLUYENTE
Los mexicanos de siglos pasados, no estaban ni acomplejados ni intimidados y sí imbuidos de un donoso aire de grandeza. Sabían y alardeaban que la Nueva España era la parte más opulenta del Imperio Hispano, que su ciudad capital –la muy noble e insigne, muy leal e imperial ciudad de México– era el mayor centro de población del mundo hispano, del continente americano y de todo el hemisferio occidental, al tiempo que uno de los principales focos difusores de pensamiento y cultura, allende los mares.
Octavio Paz definió a México como Polo excéntrico de Occidente,19 es decir, pertenece de pleno derecho a la cultura e historia occidentales, no de manera marginal sino como polo nucleador, como origen de nuevos modelos de cultura, aunque, paradójicamente no situado en el centro de occidente, sino en la periferia, excéntrico.
Claro que el fenómeno de una nueva nacionalidad que fragua y emerge no fue captado ni comprendido en los inicios, faltaba la perspectiva del tiempo para apreciarlo. Los logros materiales y culturales, los alardes novohispanos eran con frecuencia ignorados y desdeñados, cuando no rechazados y ridiculizados.
Más allá de las incomprensiones y de la lentitud del proceso de forja de la nueva nacionalidad, desde su inicio tiene aspiraciones de universalidad: por una parte recoge elementos de todo el orbe y los hace suyos, por la otra anticipa el futuro, la integración mundial de todas las razas al impulso de la globalización. José Vasconcelos concluye en La Raza Cósmica, que la cultura mexicana y por extensión la latinoamericana, es en cierta medida la suma de todas las demás, y que sería la matriz que engendrara la nueva cultura mundial, incluyente y no marginadora, afín a toda la humanidad. 20
4. Religiosidad «construidos desde el corazón»
Dejo al final el rasgo más trascendente de la identidad mexicana. La religiosidad en México brota espontáneamente en plazas y caminos, en santuarios, edificios públicos y en la privacidad de las casas. En la esencia de México está la impronta de la evangelización. Sin ella el fenómeno de integración de la nueva cultura mestiza no es comprensible. La conquista espiritual, proceso estudiado hace más de 50 años por el investigador Robert Ricard,21 supuso el más audaz proyecto de inculturación religiosa implementado en el hemisferio occidental.
En pocos años, millones de indígenas (entre 6 y 12 millones) fueron evangelizados e hicieron suyos los productos y la tecnología del Viejo Mundo. Al amparo de los conventos, repartidos en pocas décadas por todo el territorio en expansión, los indígenas encontraron cobijo y protección, aprendieron artes y oficios nuevos, asimilaron ideas y cambiaron su propia cosmovisión.
Como culminación, realmente se convirtieron, en el sentido teológico del término. Aunque no faltaron resistencias y sincretismos, realmente adoptaron al nuevo Dios que no pedía sacrificios humanos, sino que se sacrificaba Él mismo. Abandonaron costumbres como la antropofagia y la poligamia. Como reflexiona la doctora Gisela Von Wobeser, Presidente de la Academia Mexicana de la Historia, la evangelización, la conquista espiritual, no es un mito ni una farsa, en la que millones de indígenas fingieron su conversión, sino que fue real, ocurrió y dotó a la sociedad multiétnica que surgía de la unión de ambas raíces de una nueva y poderosa matriz cultural, en cierto modo inédita en el mundo.22
Aunque este proceso ha sido muy criticado en su significación, alcances e imperfecciones, no puede ser olvidado ni negado. El mismo Octavio Paz, preguntado sobre la cuestión, respondió: «La gran revolución que se ha hecho en México, la más profunda y radical, fue la de los misioneros españoles. En el ser mexicano está el pasado prehispánico indígena pero, sobre todo, está el gran logro de los evangelizadores: hicieron que un pueblo cambiara de religión. En esto ha fracasado el liberalismo y ha fracasado la modernidad. Esto yo no lo sabía, pero lo adiviné cuando escribí El laberinto de la soledad. Esta obra mía es un intento de diálogo con mi ser de mexicano y en el centro de ese diálogo está la religión, como lo está en mi ensayo sobre la poesía, El arco y la lira. No soy creyente pero dialogo con esa parte de mí mismo que es más que el hombre que soy porque está abierta al infinito. En fin, en México se logró la gran revolución cristiana. Ahí están los templos, ahí está la Virgen de Guadalupe…»23
Efectivamente, está la Virgen de Guadalupe, como imagen, signo y como presencia real. No en balde el historiador José Manuel Villalpando se refiere a La Morenita como un personaje crucial de la historia real de México.24 Ahí están también su santuario, presente en seis distintos templos que se han sucedido en el tiempo, y su culto, arraigado, popular, hoy continental, en continua expansión desde hace ya casi cinco siglos.
El guadalupanismo, fenómeno tan evidente y arraigado, puede considerarse una característica propia y distinguible de lo mexicano. A fines del siglo XIX el escritor liberal Ignacio Manuel Altamirano dejó constancia en un párrafo memorable: «El día en que no se adore (sic) a la Virgen de Guadalupe en esta tierra, seguro que habrá desaparecido no sólo la nación mexicana, sino hasta el recuerdo de los moradores del México actual».25
Indudable culminación de la conquista espiritual, punto de partida de una nueva nacionalidad,26 la mariofanía guadalupana transformará paulatina pero poderosamente toda la realidad que ya apunta como mexicana y que madurará en el transcurso del tiempo. Como señala el historiador Alberto Sarmiento, «El fenómeno guadalupano, indudablemente importante desde el punto de vista religioso, adquiere para los novohispanos un carácter vital desde el punto de vista cultural (…). Esta transformación permite pasar de una actitud de acercamiento a las novedades del mundo cristiano occidental, para adaptarlas y entenderlas, a una nueva actitud de mayor originalidad creadora. Logró también el rasgo distintivo de una personalidad propia, desde entonces vinculada al orgullo criollo de poseer un territorio inabarcable y materialmente rico, de tener un pasado glorioso, independiente del europeo, pero sobre todas las cosas, de sentirse pueblo elegido para cumplir un destino extraordinario».27
Más de uno se pregunta, ¿destino extraordinario México, con sus graves problemas, su pobreza endémica, sus carencias, la criminalidad galopante, su tercermundismo? Y sin embargo, sin negar esos problemas, haríamos bien en repasar nuestras potencialidades. Entre otras, que México posee grandes recursos, somos demográfica y territorialmente el séptimo país del mundo y ocupamos el lugar 11 entre las 220 economías del mundo. No en balde se ha dicho que México es «El secreto mejor guardado de la economía mundial»,28 y distintos estudios de la Secretaría de Estado de EUA, apuntan que para 2050 seremos la quinta economía mundial.
Más allá de las cifras, ante un mundo globalizado y tecnocrático, economicista y deshumanizado, resaltan los valores del espíritu, los valores familiares y personales, que aún conservamos. México es una potencia cultural y una presencia importante en el mundo. Y lo es, ante todo por su gente, afectuosa y cálida. A lo largo de los siglos, gran cantidad de visitantes se han prendado de México y de los mexicanos y han dejado constancia de ello. Muchos viajeros ilustres, han retratado, descrito y definido a México.
Pero creo que la mejor definición que un extranjero ha hecho es la proporcionada por un alma especialmente sensible, de gran capacidad intelectual, poeta y filósofo, personaje polifacético e imprescindible del siglo XX. Juan Pablo II se reunió con intelectuales mexicanos en mayo de 1990 en la biblioteca México, y más allá de su mensaje oficial, al final improvisó unas palabras que no recogió la prensa, pero que son altamente memorables:
«¿Me permitís hacer una observación? Me parece que se ha hablado poco en esta consideración, en esta meditación, se ha hablado poco de corazón. Se debe decir que el hombre latinoamericano, quizá sobre todo el hombre mexicano, la persona mexicana, mujer u hombre, está construida desde el corazón… también los intelectuales. Me permito decir que ésta es una gran riqueza y no se puede… ¡no se debe perder! ¡Que Dios bendiga a todos!».29
«Construidos desde el corazón…» es sin duda la mejor definición que pueda darse de los mexicanos y lo mexicano, de México y su identidad cultural.
Notas finales
1 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. México, Porrúa, 1984, p. 49.
2 Paz, Octavio. Op. Cit. p. 51
3 Cfr. Nexos. «Los cuentos de hadas y la historia patria». No. 85. Septiembre/2001.
4 González-Carvajal, Luis. Ideas y creencias del hombre actual. Santander, Sal Terrae, 2001, p.15.
5 Chesterton, G. K. Ortodoxia. Madrid. 1994.p. 56
6 La recopilación más reciente, auspiciada por CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), muy bien lograda con la colaboración de numerosos especialistas, cristalizó en una magna obra impresa y una serie audiovisual de 12 capítulos titulada precisamente Alma de México, en la que desfilan los rasgos más notables de la mexicanidad.
7 Como expresa Laura Benítez: «Si aún hoy resultan espinosos los temas del ser de lo mexicano y de la identidad nacional, más complejo es sin duda el tratar de establecer los primeros momentos de una conciencia nacional».
8 Cfr. Brading, David. El ascenso del nacionalismo criollo. México, FCE, 1981.
9 Caso, Antonio. El problema de México, en Obras Completas. México, UNAM, 1979, tomo IV.
10 Cfr. Basave Fernández del Valle, Agustín. Vocación y Estilo de México. Guadalajara, Secretaría de Cultura, 2013, Tomo I, p. 8.
11 Muñoz Zurita, Ricardo. Diccionario de gastronomía mexicana. México, Clío, 2000, p. 524.
12 Fuentes, Carlos. El espejo enterrado. México, FCE, 2008, p. 60.
13 Paz, Octavio. Claridad errante. Poesía y prosa. México, FCE, 1996, p.52
14 Cfr. Fuentes, Carlos. Op. Cit. p. 61.
15 Orozco, José Clemente. Autobiografía. México, ENA, 1968, p. 41.
16 Recapitulado en: Krauze, Enrique. «El mestizaje mexicano», México, Reforma, 31/X/2010.
17 Lowe, John. En facsímil de El águila americana de Veracruz. México, SEP, 1967, p. 53. Al entrar a una iglesia narra: «Una cosa en particular me agradó mucho, que era la igualdad de todas las personas ante el altar de Dios. Vi arrodillados sobre el pavimento de mármol por más de 15 minutos, al castellano altivo en cuyas venas fluía la sangre pura de los Cortés, al azteca amarillo, al indio y al negro decrépito, en conjunto, lado a lado, sin distinción de razas, de color, de riqueza o de posición y todos ellos parecían considerarse, al menos en el santuario, como iguales ante Dios, todos devotamente rezando sus oraciones al Dios Todopoderoso. Y entonces yo deseé que fuera así en mi propia tierra natal, en donde nos jactamos de que todos los hombres son libres e iguales».
18 Fuentes, Carlos. Op. Cit. p. 231
19 Paz, Octavio. Pequeña crónica de grandes días. México, FCE, 1990, p. 109.
20 Cfr. Vasconcelos, José. La raza cósmica. México, Porrúa, (colección Sepan Cuántos No. 719), 1989, p. 73.
21 Cfr. Ricard, Robert. La conquista espiritual. México, FCE. 1992.22
22 Testimonio en el tema «La conquista espiritual» dentro del ciclo Historia de la Iglesia en México, de la Academia de la Historia en México. IX/1999.
23 Paz, Octavio. Pequeña crónica de grandes días. México, FCE, 1990, p. 155.
24 Cfr. Villalpando, José Manuel. La Virgen de Guadalupe. Una biografía. México, Planeta, 2004.
25 Altamirano, Ignacio Manuel. Paisajes y Leyendas, Tradiciones y Costumbres de México. México, Porrúa. (Col. Sepan Cuántos, 275), 1978, p. 126.
26 Es significativo que Nuestra Señora de Guadalupe, Virgen del Tepeyac, diga a San Juan Diego: «pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen…», sin hacer distinción de indios, españoles, criollos y mestizos. Cfr. Nican Mopohua
27 Sarmiento, Alberto. «El Florecimiento del barroco», en El Alma de México. México, CONACULTA, 2000, p. 201.
28 Cfr. Foster, David. En la Feria Mundial de Franquicias. 5/III/2011.
29 Juan Pablo II. Encuentro con los intelectuales mexicanos. México, FUNDICE, 1991, p. 32.
Fuente
Identidad mexicana construida desde el corazón | Revista ISTMO
Re: Sobre el Día de la Raza
Re: Sobre el Día de la Raza
Inmaduro, ¿no te da vergüenza hacer el ridículo de esa manera? Pues ya te puedes volver a la selva con tus buenos salvajes roussonianos, cambia la camisa por un taparrabo y ponte a cazar con una cerbatana, y devuélvenos las iglesias y universidades que os construimos. Y dejá de hablar en castellano para decir zonceras y hablar de disparatados holocuentos; ¿no sería más lógico en cumanagoto o en taíno? Por cierto, ni tu apellido paterno ni el materno son indígenas; tienes algo de sangre indígena pero más europea. Así que deja de renegar de tus antepasados, ¡malnacido! Te digo lo mismo que dijo otro impresentable a un paisano tuyo (por una vez hizo algo bueno en su vida al decirlo): "¿Por qué no te callas?"
Re: Sobre el Día de la Raza
...Y deja ya de renegar de tus antepasados, ¡¡payaso malnacido!!. Que les debes un respeto, al igual que yo también se lo debo a los míos (quienes, por cierto, jamás salieron de la península, y murieron en el mismo pueblecito español en el que nacieron).
Pregúntale a los próceres de la oligarquía criolla que llevaron a cabo vuestra independencia. ¡Pregúntales por qué los sectores populares de tu país, indios, mestizos, negros y mulatos no sólo no apoyaron su revolución liberal e independentista de hace doscientos años, sino que la combatieron con todas sus fuerzas, haciendo causa común con las autoridades virreinales españolas...!. Y pregúntales también de qué forma y en qué número los asesinaron por permanecer fieles a la Hispanidad y a la monarquía en conexión con su fe católica, sabedores de que de España recibieron la civilización, mientras que de las élites y oligarquías criollas solamente obtuvieron crímenes y opresión a manos llenas.
Y ahora, en esta nueva etapa socialista de la revolución bolivariana, su barniz hipócrita neo-indigenista también se afana por seguir presentando a España como enemiga y opresora. Política infame que se utiliza para desviar hacia un supuesto enemigo opresor lejano las críticas que saben que merecen los opresores locales y presentes hoy en día. Pero, lamentablemente, han conseguido contagiar al pueblo de sus ideas falsas y tóxicas, dañándole aún más que con la opresión económica, social y política... porque están consiguiendo arrebatarles el alma del cuerpo. Y han conseguido impune y falsamente que el pueblo interiorice lo que los criollos en la fase liberal de la revolución proclamaban contra España e incluso se lleguen a autodenominar a sí mísmos: 'latinos', tal y como quería el imperialismo francés de Napoleón III y compañía.
¡Cuántas infamias hemos de soportar los españoles en relación a la conquista y cristianización de América!. Teniendo que soportar incluso sobre nuestras espaldas los supuestos abusos cometidos contra indios y negros por gentes que jamás se movieron de España... Cuando de quienes debieran avergonzarse es de aquellos que les traicionaron únicamente para mantenerse en la más alta posición social, económica (como antes de la independencia) y también política... tras la independencia. Por eso los sectores populares, constituídos por indios, mestizos, negros y mulatos... hicieron causa común con las autoridades virreinales españolas y jamás les apoyaron en su masónico movimento revolucionario independentista. ¿A que no cuenta eso el señor Inmadurillo...?.
http://www.cadal.org/slide_fotos/Mad...ez_Payasos.jpg
________________________
P.D.: Amén de que tampoco es necesario que te remontes tan lejos (a los tiempos de vuestra independencia e inmediatamente posteriores...). Hoy día, en Venezuela, presidente Inmaduro, aún se continúa exterminando a los indios, concretamente para extraer más y más oro de la tierra.
http://www.survival.es/noticias/8629
Matanzas que continúan todavía:
http://www.noticias24.com/venezuela/...-de-venezuela/
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/...mamis_bd.shtml
Re: Sobre el Día de la Raza
EL DOCE DE OCTUBRE
Y UNA ESTATUA TUMBADA
El 12 de Octubre pasó desapercibido. Apenas un feriado en un fin de semana largo. Ningún acto oficial. Ningún desfile. Ni una misa, siquiera, convocada por algún alma piadosa para agradecer a Dios la gracia y la gloria del Descubrimiento, Conquista, Civilización y Evangelización de América. Menos aún una de esas habituales “ofrendas florales” que se colocan al pie de los monumentos por la sencilla razón de que ya ni los monumentos permanecen en pie. La hermosa estatua del Almirante Colón que dominaba la Plaza homónima, detrás de la Casa de Gobierno —por obra y gracia de la mayor estupidez humana unida a la mala fe y a la perversión yace tumbada en el suelo a la espera de una supuesta reparación que no llega nunca. Así, el Gran Almirante —“el divo Cristóbal, Príncipe de las carabelas”, que cantó Darío— ya no mira el mar sino el cielo plomizo, gris y sucio de la Ciudad Apóstata.
¡Un 12 de octubre con Colón en decúbito dorsal! Jamás lo hubiéramos imaginado. Tampoco hubiéramos imaginado que el Día de la Raza se convirtiera, ahora, en el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Es cierto que aquella vieja denominación, obra del Presidente Yrigoyen, no era la más adecuada. Como bien decía Don Ramiro de Maeztu en su Defensa de la Hispanidad (a cuyas páginas hemos vuelto en estos días para consuelo y solaz del alma):
“«El 12 de Octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad». Con estas palabras encabezaba su extraordinario del 12 de octubre último un modesto semanario de Buenos Aires, El Eco de España. La palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside, D. Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?”
¿Qué diría hoy el ilustre sacerdote español ante esta denominación estúpida y aviesa que pretende cambiar la Historia o reescribirla en caracteres ideológicos? ¿De qué diversidad cultural hablan estos mentecatos? Tan malos cuanto indoctos, tan rencorosos cuanto brutos, estos mentores de la “historia nueva” que inventan estas denominaciones y las imponen a palos, sin consultar a nadie (ellos tan democráticos y amigos de los debates y discusiones), por su cuenta y riesgo, están logrando, merced a la pasmosa pasividad de quienes debieran salir al cruce de tales desatinos, que el nobilísimo significado y el sublime contenido de esta fecha entrañable se vayan borrando, paulatinamente, del alma argentina.
Me contaba una maestra, a la que le tocó reemplazar en un grado de escuela primaria a otra, que al hacerse cargo del aula, en la víspera del 12 de octubre, preguntó a los chicos qué era el 12 de octubre y qué se festejaba. La respuesta fue unánime:
— No hay nada que festejar porque es un día de luto; es el día en que los españoles malos llegaron a América y mataron a los indios buenos.
— Pero, exclamó azorada la maestra, ¿quién les dijo esto, de dónde han sacado esta historia?
— ¡La otra maestra, señorita!, respondieron los párvulos.
Esto ocurría en un Colegio católico.
¿Qué dice el Consudec? ¿Qué piensa el obispo a cargo de la educación católica en la Conferencia Episcopal Argentina? ¿Qué el Arzobispo de Buenos Aires en cuya jurisdicción funciona aquella escuela?
Nadie dice una palabra. Todos callan mientras Colón tumbado sobre el suelo es el símbolo mudo y elocuente de un pueblo al que le han robado el alma.
¡Qué tristeza!
Mario Caponnetto
CABILDO - Por la Nación contra el caos
Re: Sobre el Día de la Raza
Día de la RAZA - Poesía que promete
http://4.bp.blogspot.com/-lN9p_iA-Sj.../almirante.jpg
A COLÓN
SU ESTATUA ESPIRITUAL ES MÁS GRANDE Y MÁS SÓLIDA QUE LA QUE PUEDAN REMOVER O DESTRUIR LOS APÁTRIDAS QUE HOY GOBIERNAN
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
Un desastroso espirítu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.
Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.
Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.
Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.
Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
Rubén Darío
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=yKdM9-RVo2k
CABILDO - Por la Nación contra el caos
Re: Sobre el Día de la Raza
Re: Sobre el Día de la Raza
Indigenismo racista y útil a otros
En 1993, en plena Plaza Murillo, ciudad de La Paz, Bolivia, cómodamente sentado en un banco contemplando la arquitectura del lugar, fui protagonista del siguiente diálogo. Se acerca un señor mayor vestido de saco, sin corbata, con sombrero de los que suelen usar los lugareños de la zona del Altiplano y se dirige a mí, amistosamente, en lenguaje desconocido.
Notando mi sorpresa, me pregunta en castellano si el banco estaba libre y ante mi afirmativa, tomó asiento junto a mí. Tras un breve diálogo me espetó: “Yo soy aymara totalmente puro. Acá prácticamente no hubo mezcla cuando llegaron los españoles”. Me quedé pensativo con esas palabras del orgulloso anfitrión. Sensación ambivalente toda vez que por un lado tendía a valorar el orgullo por sus orígenes, pero por otra parte era inevitable preguntarse ¿qué diferencia tal afirmación que acababa de escuchar de la que podría haber ocurrido décadas antes, en una plaza de Berlín, con un prusiano nativo que se jactara de tener pureza racial germánica, sin mezclas de ningún tipo? ¿Por qué la progresía celebra, en el primer caso, una pretendida revalorización de los mal llamados pueblos “originarios” mientras que, en el segundo supuesto, se horroriza ante una afirmación indubitablemente racista? Sucede que tras la enunciación de fines muy loables que pueden sintetizarse en brindar mayores oportunidades de desarrollo a quienes son descendientes directos de los pueblos aborígenes que poblaban estas tierras a la llegada de Colón, pueden acaso ocultarse otras intenciones, más estratégicas e inconfesables a los oídos del común de los ciudadanos. La expresión “pueblos originarios” además de ser inexacta en términos históricos ya que, en todo caso, es el género humano de forma indistinta el que es originario del África Central y a partir de allí no hay pueblos estáticos en la historia de la humanidad, posee un tufillo a racismo pero a la inversa. Sugiere, tácitamente, que si hay pueblos “originarios” hay pueblos “invitados” o “agregados”. De ahí a sugerir implícitamente que los que descendemos de los últimos debiéramos volver a nuestros lugares de origen hay poco trecho. Por otra parte, esa distinción en base a la etnia choca flagrantemente contra el artículo 16 de la Constitución Nacional que prescribe que en nuestro país no hay “prerrogativas de sangre ni de nacimiento” vale decir, no puede haber privilegios basados en criterios raciales o de origen. En todo caso, al decir del pensador Alberto Buela, y mal que les pese a los otrora liberales exterminadores y hoy progresistas restauracionistas, lo auténticamente originario de nuestra América es el mestizaje, que se dio en Hispanoamérica y no, ciertamente en los lugares colonizados por ingleses y holandeses. Como suele repetir el periodista español Eulogio López, no hay que olvidar, al analizar el 12 de octubre, que España fundió su sangre con los nativos, cosa que jamás hicieron ingleses, franceses y holandeses, por eso sí existe la raza hispanoamericana, en tanto que no la hubo nunca angloamericana o francoamericana. Pero, si lo ya señalado no alcanzara para advertir sobre los riesgos y peligros que entraña este indigenismo racista de llamativo auge mediático en los últimos años, hay algo incluso más grave al respecto. Es posible que el fenómeno, lejos de proponerse como fin último la elevación de la calidad de vidas de los indígenas sudamericanos venga fogoneado, en cambio, por las mismas usinas ideológicas que han medrado en los últimos siglos con la desunión de este inmenso espacio continental. Tomemos el emblemático caso de la mal llamada “nación mapuche” que, curiosamente, tiene domicilio legal en el Nº 6 de Lodge Street, Bristol, Reino Unido y cuenta con financiación de organismos y Ongs todas ellas internacionales con sede en el Hemisferio Norte. ¿Porqué tanto súbito interés filantrópico, por quienes incluso en sus respectivos procesos colonizadores no dejaron tribu por arrasar, en financiar a los pueblos indígenas sudamericanos? Al respecto señala el pensador boliviano Andrés Solís Rada que “Los araucanos, hoy denominados “mapuches”, llegaron de Chile a territorio argentino a partir del siglo XVII. Este proceso, conocido como “araucanización de la pampa”, ocasionó el casi exterminio de puelches, tehuelches, ranqueles y pampas. Por esta razón, investigadores argentinos, como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla o Manuel Prado, no mencionan en sus libros a los mapuches como pueblo originario de su país. Todo parece indicar que se quiere englobar a los pueblos aborígenes de la región para impulsar una “nación mapuche”, en territorios argentinos y chilenos, dentro de los planes trazados en Bristol y apoyados por las Embajadas británicas en Chile y Argentina ¿Cuál sería la reacción británica si el gobierno argentino propiciara en Buenos Aires el funcionamiento de la sede central de separatistas irlandeses del Reino Unido y proyectara sus actividades a territorio británico?” El indigenismo racista y funcional a intereses que no son los de la Patria Grande sudamericana es la última etapa de la denominada leyenda negra sobre la conquista por España del Nuevo Mundo. Quizás convenga remitir al pensamiento de alguien que tenía bastante en claro este tipo de cuestiones. Eva Perón dijo: “La epopeya del descubrimiento y la conquista es, fundamentalmente, una epopeya popular. No sólo por sus hombres, que cortaron horizontes y abrieron a los siglos las puertas gigantescas de un nuevo hemisferio -como Cortés, Mendoza, Pizarro y Balboa- sino por la cruz que venía a la par de la espada. Esta era la herramienta del héroe aislado en el mundo agreste; aquélla, el signo de paz, de igualdad y de amor entre los fieros defensores de la fe y los conquistadores para el reino de Jesús más que para el reino de Fernando e Isabel. La leyenda negra con la que la Reforma se ingenió en denigrar la empresa más grande y más noble que conocen los siglos, como fueron el descubrimiento y la conquista, sólo tuvo validez en el mercado de los tontos o de los interesados. A nadie engañó que no quisiera ser engañado. Y cuando cuatro siglos después del descubrimiento los hijos de los conquistadores reivindicaron su mayoría de edad y su derecho a vivir en libertad y al margen de tutelas, las naciones que florecieron del esfuerzo de sus héroes habían recibido de la madre patria lo que es privativo de la maternidad: la sangre de más de la mitad de su pueblo, que había quedado en América, fructificándola, abonándola y dándole razón de ser durante el período de la conquista y la colonización.” (“Escribe Eva Perón, Buenos Aires, 1951, pág. 36). Es un hecho que excede la mera opinión: todos los movimientos de raigambre popular que se han enfrentado a los imperialismos de turno y sus administradores internos, el federalismo, el radicalismo de Yrigoyen y el peronismo (el de Perón y Evita) han rescatado, con orgullo pero también como herramienta política, la idea de hispanidad en los términos antes transcriptos.
Pablo Yurman
Indigenismo racista y útil a otros | Hispanidad.com
Re: Sobre el Día de la Raza
Perón tendría muchos defectos, pero siempre dejó claro que la leyenda negra contra la conquista española era un arma del imperialismo anglo-yanqui:
Cuando Juan Perón acusaba de imperialistas a los detractores de la Conquista española de América - Infobae
El tonto de Maduro está sirviendo al imperialismo anglo-yanqui.
Re: Sobre el Día de la Raza
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Kontrapoder
Perón, Perón... ¡qué grande sos!.
Re: Sobre el Día de la Raza
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Hyeronimus
EL DOCE DE OCTUBREY UNA ESTATUA TUMBADA
El 12 de Octubre pasó desapercibido. Apenas un feriado en un fin de semana largo. Ningún acto oficial. Ningún desfile. Ni una misa, siquiera, convocada por algún alma piadosa para agradecer a Dios la gracia y la gloria del Descubrimiento, Conquista, Civilización y Evangelización de América. Menos aún una de esas habituales “ofrendas florales” que se colocan al pie de los monumentos por la sencilla razón de que ya ni los monumentos permanecen en pie. La hermosa estatua del Almirante Colón que dominaba la Plaza homónima, detrás de la Casa de Gobierno —por obra y gracia de la mayor estupidez humana unida a la mala fe y a la perversión yace tumbada en el suelo a la espera de una supuesta reparación que no llega nunca. Así, el Gran Almirante —“el divo Cristóbal, Príncipe de las carabelas”, que cantó Darío— ya no mira el mar sino el cielo plomizo, gris y sucio de la Ciudad Apóstata. ¡Un 12 de octubre con Colón en decúbito dorsal! Jamás lo hubiéramos imaginado. Tampoco hubiéramos imaginado que el Día de la Raza se convirtiera, ahora, en el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Es cierto que aquella vieja denominación, obra del Presidente Yrigoyen, no era la más adecuada. Como bien decía Don Ramiro de Maeztu en su Defensa de la Hispanidad (a cuyas páginas hemos vuelto en estos días para consuelo y solaz del alma):“«El 12 de Octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad». Con estas palabras encabezaba su extraordinario del 12 de octubre último un modesto semanario de Buenos Aires, El Eco de España. La palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside, D. Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la totalidad de los pueblos hispánicos?”¿Qué diría hoy el ilustre sacerdote español ante esta denominación estúpida y aviesa que pretende cambiar la Historia o reescribirla en caracteres ideológicos? ¿De qué diversidad cultural hablan estos mentecatos? Tan malos cuanto indoctos, tan rencorosos cuanto brutos, estos mentores de la “historia nueva” que inventan estas denominaciones y las imponen a palos, sin consultar a nadie (ellos tan democráticos y amigos de los debates y discusiones), por su cuenta y riesgo, están logrando, merced a la pasmosa pasividad de quienes debieran salir al cruce de tales desatinos, que el nobilísimo significado y el sublime contenido de esta fecha entrañable se vayan borrando, paulatinamente, del alma argentina. Me contaba una maestra, a la que le tocó reemplazar en un grado de escuela primaria a otra, que al hacerse cargo del aula, en la víspera del 12 de octubre, preguntó a los chicos qué era el 12 de octubre y qué se festejaba. La respuesta fue unánime: — No hay nada que festejar porque es un día de luto; es el día en que los españoles malos llegaron a América y mataron a los indios buenos. — Pero, exclamó azorada la maestra, ¿quién les dijo esto, de dónde han sacado esta historia? — ¡La otra maestra, señorita!, respondieron los párvulos. Esto ocurría en un Colegio católico. ¿Qué dice el Consudec? ¿Qué piensa el obispo a cargo de la educación católica en la Conferencia Episcopal Argentina? ¿Qué el Arzobispo de Buenos Aires en cuya jurisdicción funciona aquella escuela? Nadie dice una palabra. Todos callan mientras Colón tumbado sobre el suelo es el símbolo mudo y elocuente de un pueblo al que le han robado el alma. ¡Qué tristeza! Mario Caponnetto
CABILDO - Por la Nación contra el caos
Es sorprendente como cambiaron las cosas, recuerdo que cuando yo iba a la escuela primaria(y también en la época de mis padres y abuelos) se festejaba el Día de la Raza, y no sólo eso sino que se hacían preparativos con mucho tiempo de anticipación, se hacían obras teatrales representando el descubrimiento de América, a nosotros nos hacían memorizar la canción "Navegante de Estrellas" para cantar el 12 de octubre. Obviamente ya no se canta, acá les dejo el link para escuchar esta hermosa canción, es una pena que no este completa. Navegante de Estrellas ( cancion de Cristobal Colon ) - YouTube
Re: Sobre el Día de la Raza
El concepto de pueblos originarios
3 Junio, 2013
Por admin
http://img507.imageshack.us/img507/3395/raizgr.jpg
TdE/A Pedro Godoy, el indoblegable
Alberto Buela
Uno de los rasgos del discurso político cultural de hoy día es su contenido homogéneo.Lo denominado políticamente correcto se vuelca en un discurso que exaltando las diferencias homogeniza todo y a todos. Este discurso está compuesto de grandes categorías de pensamiento entre las que se destacan para Nuestra América la de latinoamericano, multiculturalismo, pueblos originarios, etc.
Mucho hemos escrito sobre el falso concepto de latinoamericano para definirnos a nosotros los hispanoamericanos, iberoamericanos, indoibéricos o americanos a secas. Detenernos nuevamente a explicar que el origen del concepto es espurio pues nace de la idea de Chevallier, asesor de Napoleón III para intervenir en Nuestra América y ponerse al frente de “los pueblos latinos o la latinité”, sería redundante. Pero insistimos en que su instrumentación es ideológica y falsa pues ni los canadienses son considerados latinoamericanos, siendo gran parte de ellos de origen francés, ni los rumanos son considerados latinos, cuando hablan un idioma derivado directamente del latín. Y es falsa su instrumentación porque el concepto es falso, ya que latinos son solo los habitantes del Lacio en Italia. Ningún italiano se va de denominar latino sino es de la región del Lacio.
Tampoco nos vamos a detener en el concepto de multiculturalismo pues como ya lo hemos desarrollado en varios lugares es un concepto ideológico de dominación y extrañamiento pues nosotros los iberoamericanos no somos muchas culturas separadas sino muchas culturas juntas, somos una “intercultura” o cultura de síntesis. El concepto de multiculturalismo fue creado por los antropólogos culturales norteamericanos. En un reciente reportaje hemos afirmado: “La teoría del multiculturalismo como Ud. observa es una creación del think tankestadounidense en donde bajo la mascarada de respetar a las minorías lo que se hace es « otorgar derecho a las minorías por el solo hecho de ser minorías y no por el valor intrínseco que ellas representen ».
Es una falsa teoría pues por un lado dice respetar la identidad del otro pero lo encierra en su particularismo y por otro es un engaño que despolitiza el debate político (niega pensar en términos de Estado-nación) y se limita a las cuestiones sociales, raciales, económicas y de género.
Nosotros proponemos la teoría del interculturalismo que nos enseña que en los hispano-criollos habitan varias culturas que conforman un sujeto simbiótico, esta cultura de síntesis de la que hablamos, que somos nosotros mismos.”[1]
Nos vamos a ocupar ahora de la falsa interpretación y posterior instrumentación del concepto de pueblos originarios.
El primero del que tenemos conocimiento que llamó la atención sobre este asunto fue el historiador chileno perteneciente a la izquierda nacional, Pedro Godoy, cuando afirmó: El pueblo originario de Chile es el pueblo chileno real y concreto que conocemos en las calles, los estadios y las fiestas.[2]
Y esto se aplica a toda Nuestra América donde el pueblo originario es el pueblo criollo que se ha dado arquetipos en todos los países: huaso, gaucho, cholo, pila, montubio, ladino, llanero, jíbaro, charro, etc. Si bien ya no vamos más vestidos así, pues lo tiempos cambian, lo criollo es la valoración como lo más genuino de estos arquetipos.
Vayamos por parte.
Los indios, mal llamados aborígenes= ab ovo, que significa “desde el huevo”, son también inmigrantes porque llegaron a América como lo ha hecho todo el mundo. A América se llega y americano se hace. Por eso podemos definir a América como “lo hóspito”, pues recibe a todo hombre que viene de lo inhóspito. Y la diferencia con la inmigración europea que nace con Colón es que no cambiaron sus hábitos ni fecundaron a América, se quedaron pegados a la naturaleza que les ofreció este grandioso continente. Mientras que, españoles y portugueses, cambiaron hábitos, usos y costumbres al mixturarse con los indios y creando una cultura de síntesis o intercultura.
América se incorpora con rasgos propios a la historia del mundo cuando comienzan a nacer y a producir con rasgos distintivos los criollos americanos, que son, como dijera Bolivar: ni tan español ni tan indio.
Los indios son poblaciones preexistentes al concepto o la idea de América. El pueblo que da origen a América es España y en menor medida Portugal. Ahora bien, el carácter de originario nos lo da la mixtura o simbiosis, puesta de manifiesto en esos arquetipos que nombramos antes, y que resumimos en lo criollo.
Los indios como siglos después los vikingos, antes de Colón, han “hallado” un continente, pero no lo “descubrieron”. Pues hallar es toparse con algo sin hacerse cargo de lo que es, mientas que descubrir implica una conciencia y una voluntad de hacer manifiesto algo que estaba oculto.
El descubrir revela la originariedad de América como un mundo que estaba oculto, que era mudo pues nada le dijo a la conciencia india o vikinga, pero sí a Colón y los posteriores descubridores. A partir de allí nace la originalidad “en el sentido de lo que emerge y se sostiene y crece desde sí mismo”[3]
Vemos como la originariedad está ahí, muda como las plantas autóctonas, mientras que la originalidad es algo nuevo, es algo diferente. Así la originariedad puede existir sin descubrimiento, pero no puede haber originalidad sin originariedad.
Y esto último exige que nuestro pensamiento sea arraigado, que pensemos siempre desde América si queremos ser genuinos y auténticos.
Debemos rechazar por falso el concepto de pueblos originarios limitado a los pueblos indígenas, los pueblos originarios de América somos nosotros los criollos bajo sus distintas denominaciones. Además los pueblos indígenas no son tales pues la mayoría está mestizado. ¿ O Evo Morales es indio por más que se disfrace de tal?. Y al mismo tiempo debemos rechazar la copia y peor aun el remedo, pues ser americanos es un esfuerzo, es un trabajo, es una decisión. No somos genuinamente americanos por el simple hecho de nacer, comer y dormir en América sino que tenemos, de alguna manera, que hacer fecunda a América, como la fecundaron los mejores de nuestros antepasados.
Baste esto, dicho brevemente, para comenzar a desarmar otra categoría de dominación del pensamiento único y políticamente correcto, y que los “progres” utilizan a diestra y siniestra.
[1] En la revista parisina Nouvelle Revue d’Histoire, nº 65, marzo-abril 2013.
[2] Es interesante notar, que en los muy buenos pensadores chilenos, encontramos las mejores meditaciones sobre qué sea lo de pueblos originarios, por ejemplo Pedro Godoy o Petras Petrus. Seguramente, por los inconvenientes que presentan los partidarios de la República Pseudomapuche para el sur de Chile con sede en Londres.
[3] Caturelli, Alberto: El nuevo mundo, Ed.Edamex, México, 1991, p. 54
Enlace:
El concepto de pueblos originarios | Tribuna de Europa
Re: Sobre el Día de la Raza
Cita:
Iniciado por
Mexispano
Me indigna, pero no me sorprende, ni nos debería sorprender lo que dice Maduro. Esas mismas estupideces ya las decía Hugo Chávez, y son repetidas por Evo Morales, su impresentable canciller Choquehuanca, CFK, y la gran mayoría de la manada izquierdista hispanoamericana. Lo mismo, hasta ese cuento ridículo del holocausto indígena, incluyendo esa tontería de los 100 millones de muertos. Y no crean que es solo discurso de políticos populistas, ignorantes o que solo se limitan a hacer la de los loros. Lo que dice Maduro también lo dicen profesores universitarios e investigadores profesionales. Lo de los 100 millones, por ejemplo, lo leí yo hace casi 20 años en un libro de quien se supone es uno de los sociólogos más importantes de mi país. Así están las cosas. Y es que yo me atrevería a afirmar que la gran mayoría de los movimientos de izquierda en Hispanoamérica son indigenistas, y la casi totalidad son antihispanistas. Trato de ser cauto, pero lo cierto es que no conozco ningún movimiento importante de izquierda, al menos no aquí, que no comulgue con la leyenda negra. En su preocupación "antiimperialista" y "anticolonialista", no distinguen, y resulta que terminan metiendo en el mismo saco a los yanquis y al Imperio Español. ¡Por Dios! Y hasta tal vez terminen pensando que el segundo fue peor que el primero...¡Qué pena y qué rabia!
Re: Sobre el Día de la Raza
Cita:
Iniciado por
jasarhez
...
P.D.: Amén de que tampoco es necesario que te remontes tan lejos (a los tiempos de vuestra independencia e inmediatamente posteriores...). Hoy día, en Venezuela, presidente Inmaduro, aún se continúa exterminando a los indios, concretamente para extraer más y más oro de la tierra.
"Masacre" de indígenas yanomamis en Venezuela - Survival International
l
Al final, Survival retiró su denuncia:
Cita:
ONG Survival retiró denuncia sobre el caso de matanza de indígenas yanomami
La organización no gubernamental Survival International se retiró este martes de la reciente denuncia de una supuesta matanza de indígenas yanomami, por parte de buscadores de oro ilegales brasileños en el sur de Venezuela.
"Habiendo recibido su propio testimonio de fuentes confidenciales, Survival ahora cree que no hubo ataque de mineros contra la comunidad yanomami Iroratheri", indicó en un comunicado colgado en la página web de Survival International.
https://www.facebook.com/CENIZASETER...25781964126338
Ahora, yo lo último que quiero es defender a Maduro, y menos negar que se cometen abusos contra los indígenas; pero lo que sí quiero es llamar la atención pues creo que muchas de esas ONGs son precisamente indigenistas; piensan que el bienestar de los pueblos indígenas significa que se mantengan en taparrabos y aislados, aún ( y esto es lo grave) así no lo quieran. Y pero aún, se aprovechan de ellos y usan como excusa el supuesto interés que tienen por protegerlos y defender sus derechos, cuando lo único que quieren es llenarse del dinero que obtienen de la cooperación internacional y de donantes bienintencionados pero incautos. Para mí son igual de despreciables que cualquier empresario o minero que por lucro atropella a los nativos (de hecho, estas ONGs por lucro también están aprovechándose de ellos). Solo un ejemplo:
Cita:
En las últimas semanas, con motivo del caso de los nahuas en la zona dellote 88 de Pluspetrol, hemos presenciado el impactante desenmascaramiento de una serie de ONG que estaban intentando usar al mencionado grupo nativo como una simple y no consultada fichade un juego propio. Un juego propio, esto es, para detener el proyecto de ampliación del lote y, en el camino, para volver a mostrarse como los defensores de los marginados frente a la opinión pública y, ciertamente, frente a sus muchas veces bienintencionados donantes de la comunidad internacional.Comoquiera que varias de las ONG involucradas son de las que más aparecen bloqueando proyectos a lo largo y ancho del territorio, puede que el asunto, además de escandaloso, sea también emblemático, y ayude a explicar muchas actitudes que de otra forma podrían parecer puramente irracionales. ¿Por qué alguien –como sucedió en Espinar– tendría interés en convencer a la población de que la minera del lugar contamina con un mineral que ella no extrae ni utiliza? ¿O en persuadirla –como sucedió en Conga– de que no es posible transvasar exitosamente dos (por lo demás pequeñas) lagunas si uno “no es Dios” (en palabras de Gregorio Santos)?
La historia va así. Pluspetrol presentó un proyecto para ampliar la explotación gasífera dentro del lote 88 que tiene asignado. Un buen número de importantes ONG aparecieron entonces para decir que en la Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti (RTKNN) hay pueblos en aislamiento voluntario (“no contactados”) cuya vida se vería amenazada por la ampliación de esas actividades extractivas, lo que dio lugar incluso a un informe de Naciones Unidas.
Hasta ahí, todo era ya visto y parecía indignante: la historia de la multinacional dispuesta a pasar por encima de comunidades locales, que, por suerte, tenían a estas organizaciones altruistas para defenderlas.
Entonces, sin embargo, sucedió algo inesperado: los supuestos no contactados se contactaron. Una delegación de representantes nahuas de RTKNN se trasladó a Lima para decir que esos señores no hablaban en nombre de ellos y que, de hecho, ni siquiera habían visitado su comunidad (que es la comunidad nahua del lote 88: Santa Rosa de Serjali, SRS), ni les habían consultado su opinión sobre el asunto. La delegación dijo también que, de hecho, los nahuas no son “no contactados” y que, lo que es más, tienen una buena relación con Pluspetrol en la zona y no están en contra del proyecto de ampliación de la explotación gasífera. Los representantes nahuas afirmaron más bien que su interés era poder aprovecharlo y hacer uso de su fondo de compensación.
Los intentos que las así descolocadas ONG hicieron para seguir adelante con su “defensa” de los nahuas, en contra de los propios nahuas, empezaron entonces a volverse cada vez más inescrupulosos y a ponerlas en evidencia. Así, para el jueves 10 de este mes la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) habían organizado un desayuno de trabajo denominado Nahuas: Vida, Salud y Extracción de Gas Natural, organizado “para presentar las vulneraciones en nuestro país, durante el último año, a los derechos de los pueblos indígenas…”. Pues bien, ¿sabe usted lo que pasó cuando una delegación nahua se trasladó a Lima para intentar dar su versión en este desayuno sobre nahuas? No la dejaron entrar. Lo que, según parecería, no impidió que participaran de la actividad ONG como CNA, Onamiap, CCP, Femucarinap, Cunarc y UNCA (Aidesep sí habría dejado de asistir al saber de la exclusión a los nahuas).
No obstante lo anterior, según los nahuas, la desvergüenza de estas ONG en su intento por instrumentalizarlos ya antes había alcanzado un pico mayor. Así, estas organizaciones habrían propiciado el envío de una carta falsa, firmada supuestamente por dirigentes nahuas al viceministro de Interculturalidad, informándole que la comunidad de SRS había decidido no permitir el trabajo de Pluspetrol en su territorio. Una carta que el presidente y los principales dirigentes de la comunidad de SRS han desmentido por escrito (y con sus huellas digitales), en una comunicación en la que piden que el Estado los ayude a dejar de ser utilizados por estas ONG. Por lo visto, “no contactados” es solo la situación en que a estas les hubiera convenido tener a los nahuas.
Lo más increíble de todo esto, sin embargo, es que los falsarios están teniendo éxito: según informaron las propias ONG del mencionado desayuno “la CIDH ha dado una audiencia a Aidesep, la CNDDHH y DAR para que se pueda informar acerca de la situación de los derechos humanos de los pueblos en contacto inicial y aislamiento de la RTKNN, la misma que se realizará el 1 de noviembre del 2013 en la ciudad de Washington D.C.”.
Puede, pues, que la mentira tenga patas cortas. Pero está claro que las mueve rápido.
(Editorial) La rebelión de los nahuas | El Comercio Perú
Re: Sobre el Día de la Raza
Re: Sobre el Día de la Raza
CONTRA EL INDIGENISMO Y EL NACIONALISMO (EN TODOS LADOS)
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Con esto del 12 de octubre, el día que empezó a celebrarse en la Argentina como "de la Raza" y que pensadores vascos como Zacarías de Vizcarra y Ramiro de Maeztu redefinieron como "de la Hispanidad"; vuelve otra vez el tema de "los malvados españoles ladrones de oro que nos privaron del paraíso inca" O del azteca, o del maya, o de lo que sea....
Es gracioso cómo pocos indios son indigenistas; normalmente son mestizos o blancos.... O como Nicolás Maduro, mezcla de sefardí y negro. Pero insisto: Es para nada. Si el indigenismo fuera coherente, haría dos cosas:
1) No se expresaría en español.
2) Los mismos indigenistas -que no indígenas ni defensores de lo indígena, pues se basan en términos ideológicos eurocentristas- se suicidarían, al ser descendientes directos de los conquistadores y de esa historia a la que pretenden insultar y encima defendiendo las "ideas" y el sistema que más muertos viene provocando (Desde la guillotina está muy bien la cosa...), ya que mis antepasados jamás salieron de los pueblos de Andalucía, y como los míos, los de otros muchos españoles. Una vez más, recordamos las palabras del historiador Salvador de Madariaga:"perdona, pero creo que estás en un error al condenarme a mí, porque mis abuelos jamás abandonaron la península, e incluso murieron en el mismo pueblecito en el que nacieron... En todo caso, si deseas atacar tan injustamente la memoria española, ataca mejor a tus propios abuelos, aunque quiero que sepas que serás siempre un malnacido por hablar así de los que te dieron tu propia sangre... Yo te aseguro que, mis abuelos jamás pisaron, ni de lejos, esta tierra..."
Y si éstos ignorantes supieran por quiénes lucharon los indígenas peruanos a principios del siglo XIX.... Pero no hay que calentarse demasiado la cabeza: Aquí no hay más que pose, impostura e ignorancia.
Una vez le dije a cierta brasileña que me hacía siempre la misma bromita (Los españoles robamos el oro...) que si a ella le hacía gracia que yo dijera que ellos son asesinos de paraguayos y que de hecho han privado a todos sus vecinos de tierras y recursos, y que en todo caso, que dejara de lucrarse con el idioma que tanto debería denostar. Me dejó de hablar y hasta hoy. Y la verdad es que es un placer. Como sería un placer que los indigenistas fueran coherentes....
Aquí se habla de lo malos que fueron los chilenos... Pero es que el nacionalismo no se acaba nunca... ¿Le gustaría, por ejemplo, a un peruano ser calificado de ladrón y asesino de ecuatorianos? Me dirían: "No, pero es que esa no es la Historia...."
¡Ah, amigo!
Y dicho sea de paso, esa especie de "indigenismo iberista" que algunos esbozan en torno a la figura de Viriato por ejemplo, parte de la misma manipulación antihistórica. Como todo nacionalismo que se precie, nada tiene que ver. Una visión sesgada, con anteojeras; un gran impedimento y que precisamente en el mundo hispano lo único que ha provocado ha sido divisiones.
Con esto del "viriatismo", es curioso que se diga "terror romanorum".... ¡¡¡En latín!!! Una cosa es investigar sobre nuestra raíz nativa y otra presentar a los romanos como una especie de mafiosos que acabaron con un paraíso en la tierra,cuando la misma idea de Hispania es un concepto romano, en lengua latina y Derecho Romano, valga la redundancia. Romanos que, por cierto, aprovecharon las guerras internas y la invasión púnica para hacer la guerra con unos y pactar con otros (en especial con los iberos del sur y del levante); lo que después harían los conquistadores. Recordemos que con Hernán Cortés no iban ni quinientos españoles y Pizarro apenas llegaba al centenar.
Así que un servidor reitera: Estoy en contra de las versiones maniqueas y manipuladoras venidas del nacionalismo y del indigenismo allá donde se den. La Historia siempre es mucho más rica, contundente y compleja que las ideologías baratas.
*Recuérdese:
http://poemariodeantoniomorenoruiz.blogspot.com.es/