La Editorial: Áltera ha publicado un libro de Víctor Farías que recoge las ideas vertidas por Salvador Allende en su tesis doctoral.
En 1933 Allende, licenciado en medicina, presentaba una tesis doctoral en la que sustanciaba que los delincuentes lo eran por herencia genética. Manifestaba además que la única forma de "reinserción de los homosexuales" era la quirúrgica.
Había otras afirmaciones racistas que acusaban a los judíos de ser una raza "genéticamente mentirosa". Los italianos y españoles del sur no salían mejor parados. Y defendía que el ambiente climático determinaba a los latinos a ser moralmente relajados.
En 1939 accede al poder el Frente Popular chileno, el masón Allende fue promocionado a Ministro de Sanidad. Desde allí lanzó un proyecto legislativo centrado en medidas eugenésicas.
Uno de los hechos históricos inexplicables de este político chileno es que años más tarde, gobernando Chile, se negó a extraditar al nazi Walter Rauff a petición de Alemania.
El libro de Víctor Farías ha generado asombro en muchos y enfado en otros. Pero no es extraño que Allende en su juventud pensara así.
En los años 30 del XX, el darwinismo social se consideraba la "verdad científica" más avanzada. En muchos países democráticos, incluso la República de Weimar, antes del ascenso al poder de Hitler el ambiente cultural, científico y político había asumido que el Estado debía garantizar la "higiene social"
En "democracias consolidadas" como EEUU aparecieron leyes eugenésicas que establecían que las razas y grupos sociales considerados como inferiores no debían reproducirse indiscriminadamente. Las leyes eugenésicas establecían como objetivos su desaparición mediante el control selectivo de nacimientos.
El nazismo siguió esas corrientes tan en boga y el ambiente "científico" que se había elaborado en las democracias occidentales. La mayoría de las políticas nazis que hoy escandalizan fueron la continuación de políticas públicas ya existentes en muchos países "democráticos".
Tras la IIGM, Occidente abandonó las tesis eugenésicas, pues el recuerdo del nazismo estaba demasiado presente.
Una generación después la memoria se ha perdido y las democracias recuperan las viejas tesis eugenésicas.
LA LARGA SOMBRA DE DARWIN.
El darwinismo ha tenido una influencia notable hasta hoy en muchos ámbitos, incluso el científico. Y sin él, aunque parezca extraño, apenas podríamos entender por qué se cometieron genocidios a lo largo del XX. Sin embargo, y ha sido muy discutido, la obra de Darwin por sí misma no hubiera dado lugar nunca a determinadas políticas eugenésicas.
Eso no quita que en escritos como El Origen del Hombre, Darwin afirmara que prefería descender del mono que no de los negros.
Tras el darwinismo siempre ha estado latente alguna forma de racismo. Así, las interpretaciones que se hicieron de esa teoría sí que permitieron la creación de un ambiente intelectual que, a la larga, llegaría a legitimar "científicamente" los genocidios.
El más famoso entre los darwinistas era Herbert Spencer que desarrolló el "darwinismo social". Spencer proponía que las sociedades tienen sus propios mecanismos espontáneos de selección y progreso social. Por tanto, los gobiernos debían limitarse a "gobernar poco" y a dejar que la naturaleza social siguiera su curso, ya que la propia naturaleza elabora los mecanismos de eliminación de los "no aptos".
En su principal obra sociológica, Primeros Principios, afirmaba que "eliminando al enfermizo, al deforme y al menos veloz ... se impide toda degeneración de la raza". Esta es la verdadera forma de "progreso".
En su obra Social Statistics, asocia las clases sociales más desfavorecidas a un problema de herencia genética, por tanto a una "inferioridad innata" contra la que no se puede luchar. Por eso la sociedad elimina a esos individuos relegándoles primero a clases sociales inferiores y luego haciéndolos desaparecer. El spencerismo facilitó un marco teórico para que fueran arraigando las tesis liberales del laissez-faire y de la selección social.
Otro personaje menos conocido pero de gran influencia en el mundo político fue el inglés Francis Galton. Partiendo de las tesis darwinistas, propició teorías de selección natural bajo criterios de herencia genética.
Para Galton las enfermedades y los desajustes sociales (pobreza, crimininalidad, etc.) se heredaban. La solución a los problemas sociales, por tanto, consistiría en controlar eugenésicamente a enfermos y delincuentes. En otras palabras, no había que permitir que se reprodujeran. Completaba su teoría afirmando que las razas y sus características eran fruto de las presiones ambientales. Ello permitía explicar por qué la raza blanca (expuesta a duras condiciones ambientales) era "superior" a otroas, que ésta se había tenido que esforzar más por sobrevivir. En cambio, la raza negra, habituada a un clima más favorable pudo vivir durante milenios sin esforzarse. Esto explicaba la "escasa inteligencia de los negros".
Galton realizó investigaciones para probar que las clases sociales superiores transmitían los coeficientes de inteligencia y desarrolló estudios antropométricos para intentar demostrar "científicamente" los "rasgos físicos" de la inteligencia en el tamaño de la cabeza.
EEUU UNA "DEMOCRACIA RACIAL".
Las tesis spenceristas y las propuestas "científicas" de Galton tuvieron una impresionante acogida en EEUU. Al morir Galton, en 1911, el movimiento eugenésico ya había arraigado con fuerza en EEUU. Uno de sus promotores principales fue John D. Rockefeller, que financió, por ejemplo, la Oficina de Registro Eugenésico en Long Island. El objetivo de dicha oficina era fijar las "líneas de sangre más eficaces en América".
Se desarrolló una gran campaña a favor de la eugenesia en los mejores colegios y universidades para demostrar que no todas las razas eran adecuadas para la construcción de la nación americana.
Este gran movimiento eugenésico (inicios XX) coincidió con la llegada de oleadas de inmigrantes europeos. De hecho, los primeros Test de Inteligencia en EEUU se elaboraron con la intención de filtrar la inmigración y permitir sólo la entrada de las razas "más inteligentes".
Uno de los psicólogos más famosos de EEUU: H.H. Goddard, realizó investigaciones entre inmigrantes con el fin de demostrar que los judíos, húngaros, italianos y rusos eran "débiles mentales".
El establecimiento de cuotas de inmigrantes según países (identificados con razas) tenía como objetivo mantener una nación "racialmente pura".
Por aquel tiempo, aparecieron obras como The Passing of Great Race (La caída de la gran raza) en 1916 de Madison Grant o The Rising Tide of Color (La creciente ola de color en 1920, de Lothrop Stoddard.
En 1940 Stoddard, director de la Liga Americana Pro Control de la Natalidad, publicaba un libro en el que manifestaba su admiración por la limpieza racial practicada por los nazis y abogaba por la consecución científica de una "super raza".
Estas investigaciones y textos "científicos", publicados en la democracia más vieja de Occidente, sacarían los colores a cualquier demócrata actual. En 1921, el Gobierno EEUU, influido por ese ambiente "científico" aprobó el Acta de Inmigración, que impuso cuotas para limitar la inmigración extranjera según las razas.
Psicólogos como Edwards Ross o William McDougall escribieron obras apoyando la eugenesia y la restricción racial de la inmigración. Este ambiente racial fue tan fuerte que en los '30 se denegó al entrada a los judíos que querían emigrar desde la Alemania nazi, basándose en que ya se había cubierto la cuota inmigratoria para esta raza.
Los vencedores de la IIGM no quieren recordar estos hechos, como tampoco suelen decir que las leyes de segregación racial en EEUU fueron abolidas muy tardíamente. Así en el ejército EEUU, las primeras derogaciones no llegaron hasta 1948, dándose la paradoja de que el ejército EEUU libró a Europa de Hitler aplicando las mismas leyes de segregación racial, lo que no hay mucho interés en airear desde que finalizó la guerra.
Durante la contienda los batallones de EEUU con soldados blancos NUNCA se mezclaban con batallones con soldados negros. De hecho blancos y negros no podían dormir bajo el mismo techo ni comer juntos. El ejército EEUU ya había sido estudiado, años antes, por el psicólogo eugenista Carl Brigham, de la Unviersidad de Pricnento, en su obra A Study of American Intelligence, de 1923. En el estudio se intentaba demostrar que los soldados procedentes de familias inmigrantes polacas, italianas y rusas eran "casi tan poco inteligentes como los soldados negros".
Esta mentalidad racial y eugenésica en EEUU había dado lugar, unas décadas antes, a la lucha "LEGAL" contra los menos capacitados. En 1898, en Michigan, se aprobaba un decreto de esterilización eugenésica. Ese mismo año se castró "terapéuticamente" a 26 niños.
En 1904 la Fundación Carnegie financiaba un laboratorio para investigar métodos de detección del "plasma germinal defectuoso" a fin de preparara políticas eugenésicas.
En 1905, el Estado de Pensilvania aprobó el Acta para la Prevención de la Idiotez. En esa ley se contemplaba un artículo que permitía la esterilización.
Entre 1909 y 1928 fueron 21 Estados (EEUU) los que aprobaron leyes eugenésicas con la intención de "prevenir la procreación de asexuados, criminales, idiotas, débiles mentales, pervertidos sexuales, sifilíticos, epilépticos o degenerados.
En 1914 se celebró en EEUU la Primera Conferencia Nacional para el Mejoramiento de la Raza, entre las conclusiones se urgía a extender las políticas eugenésicas. Se calcula que en el primer tercio del XX decenas de miles de ciudadanos norteamericanos fueron catalogados como INFERIORES y ESTERILIZADOS.
Todo este ambiente pervivió durante mucho tiempo. En los '60, el que fuera presidente de la Asociación Psicológica Americana, Henry E. Garret, publicaba folletos con títulos tan significativos como: La degeneración de la herencia. En ellos se afirmaba que "la raza negra sufre un retraso de 200.000 años respecto de la raza blanca" y abogaban por mantener las prohibiciones matrimoniales interraciales.
Basta echar un vistazo a las leyes matrimoniales de los diferentes estados norteamericanos, muchas de ellas vigentes hasta los '60, para entender lo arraigada que estaba la idea de una "comunidad racial". Lo más frecuente en estas leyes era la prohibición de los matrimonios interraciales.
TAMBIÉN EN LA FRANCIA MODERNA.
Aunque el mito de la Ilustración hace creer que tras ésta empezó a triunfar el espíritu igualitario universalista en Francia, no es exactamente así. Voltaire, el mito de la Ilustración, no pudo sustraerse a un "ambiente racial" que dominó la cultura francesa y afirmaría: "observamos a los judíos con la misma mirada con la que miramos a los negros, o sea, como una raza inferior".
Tras la Revolución ("francesa") el ideal de "igualdad" parecía dominar definitivamente la política francesa, pero ello no quita que frecuentemente aparecieran intelectuales que defendieran una "República aristocrática".
Las constantes sacudidas revolucionarias desprestigiaron poco a poco la idea de "igualdad".
Como reacción a la experiencia de 1848, Joseph Arthur De Gobineau escribio el Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas Humanas (1853).
De Gobineau proponía que la desintegración política que estaba sufriendo Francia se debía a una crisis racial. Las razas eran, para él, la clave para entender la evolución de la historia. Más aún, el declinar de Europa se debía a que la raza "aria" había perdido su posición de dominio. De Gobineau pretendía que restaurando a los arios (los aristócratas) en Francia se podría reconstruir la República.
Otro intelectual francés del XIX que alcanzó gran fama fue Georges Vacher de Lapouge. Escribió tres obras a finales del XIX para intentar demostrar que existían tres razas en Europa:
- la raza aria (Homo europaeus), compuesta por individuos altos y rubios.
- la raza alpina (Homo alpinus), de estatura media y pigmentación ligeramente morena, y
- la raza mediterránea (Homo contractus) de estatura baja, color oscuro y pequeña cabeza.
Este autor francés proponía que en la especie humana la selección natural de la que hablaba Darwin era sustituida por la selección social. Pero, añadía, este principio de selección estaba operando al revés ya que la raza aria se estaba extinguiendo rápidamente. Proponía, por tanto, impulsar una "aristocracia aria" que permitiera la preservación de sus cualidades innatas como únicor remedio para la degeneración de Europa.
En el ambiente intelectual francés, a lo largo del XIX, surgieron otros muchos pensadores que mezclaron el darwinismo social, el racismo y el nacionalismo.
Alfred Fouillée intentó conciliar el contrato social con el bioorganicismo, proponiendo que la sociedad era un "organismo contractual".
Alfred Binet desarrolló, 1905, los test de inteligencia para intentar demostrar que las razas poseían diferentes cocientes intelectuales, aunque, todo sea dicho de paso, Binet otorgaba gran importancia también a las cuestiones ambientales.
Gustave Le Bon en su famosa Psicología de las Masas usó el concepto de "raza" como factor explicativo.
Pierre Proudhom, 1847, escribía sobre los judíos: "esta raza lo envenena todo al entrometerse por doquier. Exigid su expulsión de Francia ... El judío es el enemigo de la raza humana".
Si bien en la Francia moderan no llegó a generarse un movimiento político racista consolidado, sí que estuvo latente en el ámbito cultural y científico. Además, fue parte de la cultura política, tanto en las derechas como en las izquierdas, el uso de los términos "civilizados" y "bárbaros" para establecer las distinciones oportunas entre el ciudadano francés y el indígena de las colonias.
A inicios del XX el famoso Premio Nobel de medicina (1921) Alexis Carrel, antes de su conversión al cristianismo, escribió L'Homme, cet inconnu (la incógnita del hombre) que fue un éxito de ventas en toda Francia y en la que se defendía la eugenesia.
Otro premio Nobel francés (1913) Charles Richet escribió La Sélection Humaine (la selección humana) donde proponía "la supresión de los anormales".
Otro conocido médico francés, Charles Binet-Sanglé, en su ensayo Le Haras Humaine (el acaballadero humano) animaba a que "los malos progenitores se suiciden".
OTROS RACISMOS OLVIDADOS.
El marxismo no se libró del ambiente de "racismo político" que dominaba la intelectualidad occidental. En la revista dirigida por Marx, Neu Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), Engels defendió la eliminación de los pueblos como los serbios, bretones, vascos y los escoceses, en cuanto que vetustos restos de "pueblos moribundos".
La idea es repetida por Marx en su obra Revolución y Contrarrevolución en Alemania. Y en su primer ensayo: Sobre la Cuestión Judía (1844), Marx (también judío como Engels) afirma que el judaísmo significa codicia y culto al dinero, por tanto, el triunfo del comunismo "haría imposible al judío".
No son afirmaciones accidentales, salpican los escritos de los fundadores del marxismo. Engels en las notas preparatorias del Anti-Dühring afirma que la superioridad de la raza blanca es un dato "científico".
Y Marx es el típico ejemplo del denominado síndrome del "auto-odio judío". Fenómeno que surge en el XIX y se prolonga durante la primera mitad del XX. Muchos judíos europeos, ante la pérdida de sus raíces culturales y religiosas generaron una aversión hacia lo judío que raya con las posturas más racistas conocidas.
Hay casos paradójicos como el de Arthur Trebitsch, periodista alemán que abandonó su religión y acabó apoyando al nazismo. Escribió un alegato anti judío que fue usado por los nazis austríacos como propaganda. De hecho, se llegó a constituir en Alemania una Organización de Judíos Nacional-Alemanes, para apoyar al nazismo.
Otro caso dramático fue el del judío Otto Weinigner que se suicidó tras publicar su tesis doctoral titulada Sexo y Carácter. Uno de los alegatos antifeministas y antisemitas más contundentes de los que se conocen.
En 1968, e historiador marxista Isaac Deutscher publicaba El Judío No-Judaico, obra en la que reflexiona sobre el fenómeno de los judíos anti-judíos.
Otras formas de racismo no denunciado se encuentran en la vida y obra de Margaret Sanger, "mujer rebelde" que es muy conocida en ciertos ambientes feministas por ser una de las grandes impulsoras las políticas de planificación familiar. Fundadora de la Planned Parenthood (Paternidad Planificada), una organización que actualmente tiene una gran influencia en organismo internacionales. Y que también escribió obras como The Pivot of Civilization (el pivote de la civilización) o Woman and the New Race (la mujer y la nueva raza).
Sanger, norteamericana de origen irlandés humilde, pasó a casarse con un millonario, lo que le permitió manejar una verdadera fortuna lo que no impidió que se definiera socialista y pasar toda la vida fundando periódicos, dictando conferencias y luchando para que se aplicaran políticas de control de la natalidad con fines "terapéuticos" y "eugenésicos".
Una de las revistas que más promocionó en los '30 fe la Birth Control Review (Revista del control de natalidad). Por su intermediación, en la revista colaboró, habitualmente, Ernst Rudin, director del programa nazi de experimentos médicos.
La publicación, editada en EEUU, colaboraron asiduamente articulistas alemanes nazis.
En 1931 Sanger fundó la Asociación de Población de América, y nombró director a Henry Pratt Fairchild, uno de los profesores racistas más conocidos en su época.
En 1932 diseñó un Plan por la Paz, proponiendo la esterilización obligatoria, la segregación e incluso la concentración en campos especiales de las razas "genéticamente inferiores".
De sus conferencias, obras y escritos podríamos recoger un elenco de afirmaciones que competirían con los escritos más racistas imaginables. Por ejemplo:
- "el acto más piadoso que puede hacer una familia numerosa por uno de sus hijos es matarlo" (1920);
- "la caridad no hace más que prolongar la miseria de los ineptos" (1922).
- "ninguna mujer, y ningún hombre, tendrán derecho a ser madre, o padre, sin un permiso de procreación (1934), etc. etc.
Todo escrito y publicado en países democráticos.
Y LA HIGIENE RACIAL LLEGA A ALEMANIA.
A finales del XIX el espíritu de Galton también llegaba a Alemania. En 1895 Alfred Ploetz publicaba una obra titulada: The Excellence of Our Race and the Protection of the Weak (la excelencia de nuestra raza y la protección del débil).
Trataba de demostrar que el humanitarismo no consistía en proteger a los más débiles. El humanitarismo auténtico había que aplicarlo a la "raza".
El industrial Alfred Krupp pronto se dio cuenta de la importancia de la eugenesia aplicada a la economía y la industria. Las políticas eugenésicas permitirían mejorar la "calidad" de los obreros. La familia Krupp realizó un concurso abierto para recompensar el trabajo científico que contestara mejor a la pregunta ¿Qué nos enseña la teoría de la evolución respecto al desarrollo político interno y la legislación de los Estados?.
La convocatoria contó con numerosas aportaciones, pero durante tres años el premio se declaró desierto. Por fin se concedió el galardón a "ilhelm Schallmayer, un intelectual bávaro que defendía que el "progreso social" no podía depender de la "selección natural". El Estado debía controlar dicha "selección natural" con políticas públicas.
Entre las recomendaciones prácticas instaba a que se estableciera un sistema de asesoramiento (Eheberatung) y un examen prematrimonial. Los médicos serían los últimos responsables de aprobar los matrimonios que reunieran las condiciones adecuadas para mantener la "raza sana".
A inicios del XX, el clima científico y político alemán ya estaba maduro para empezar a aprobar leyes eugenésicas.
En 1902 se funda la Revista Político-Antropológica, cuyo objetivo era otorgar fundamento científico y biológico a las propuestas políticas.
En 1904, Alfred Ploetz fundaba la revista Archivo de Biología Social y Racial.
En 1905 surgieron las primeras asociaciones de higienistas raciales y sociobiológos.
En 1914 ya habían pedido al gobierno que aprobase leyes eugenésicas.
El estallido de la IGM truncó estas decisiones. Tras la derrota alemana, los sociobiólogos encontraron argumentos para "demostrar" por qué se había perdido la guerra: el "pueblo" alemán estaba sufriendo una degeneración biológica que se debía remediar urgentemente. Las políticas eugenésicas eran el camino.
LA REPÚBLICA DE WEIMAR TAMBIÉN FUE GENOCIDA
Los legisladores democráticos de la República de Weimar aceptaron los argumentos de la degeneración racial. En enero de 1920 fue aprobada en el Parlamento democrático la Ley de asesoramiento matrimonial. En todas las oficinas gubernamentales encargadas de conceder las licencias matrimoniales se repartían folletos en los que se avisaba sobre los peligros de las enfermedades hereditarias, la debilidad mental y las enfermedades mentales.
Además, la ley, exigía el examen prematrimonial obligatorio y el médico podía desaconsejar el matrimonio. Se establecía así un claro precedente en el que se asumía la primacía de la salud del "Wolk" (pueblo) sobre el individuo.
También en 1920 se inicia en Alemania un debate sobre la conveniencia de eliminar a los pacientes que se consideren indignos de vivir. El motivo de este debate es la publicación The Release and Destruction of Lives Devoid of Value (la liberación y destrucción de vidas desprovistas de valor) de Karl Binding y Alfred Hoche.
Cuatro años antes de que Hitler escribiera el Mein Kampf (mi lucha), estos profesores universitarios defendían que el Estado debía autorizar el asesinato de los "devaluados".
Hoche era profesor de psiquiatría en la Universidad de Friburgo y Binding era profesor de jurisprudencia de la Universidad de Leipzig. Este último defendía que aunque se cometieran errores de juicio o diagnóstico, a la hora de decidir qué enfermo se debía matar, había que aceptarlo como un "mal menor".
La crisis de la República de Weimar, la extensión de la pobreza y la carencia de las ayudas de la Administración a los enfermos e incapacitados, permitió que las ideas eugenésicas fueran vistas con simpatía. en 1923 el delegado médico gubernamental del distrito de Zwickan (Sajonia) se convirtió en uno de los máximos defensores de la esterilización eugenésica de los "no aptos para la reproducción", el concepto incluía: sordomudos, ciegos, locos, madres solteras y delincuentes.
En carta al Ministro del Interior le solicitaba que se promulgara una ley de esterilización eugenésica. El argumento era que en los EEUU ya se había implantado hacía tiempo. El Gobierno alemán se puso en contacto con su embajada en Washington para investigar si era cierto. El informe emitido por la embajada constataba que la eugenesia se aplicaba ya en 24 Estados de la Unión.
El nacionalsocialismo pudo aprobar nuevas leyes eugenésicas y aplicar la eutanasia en la medida en que el cuerpo legislativo de Weimar ya había abonado el terreno. El ambiente social en toda Alemania (EEUU y Europa) pero especialmente la comunidad científica alemana (e internacional) daba su visto bueno.
En 1931, dos años antes de que Hitler ascendiera al poder, la revista Archivos de Biología Racial y Social defendía a Hitler como el único líder político capaz de solucionar el problema de la higiene racial.
LOS NUEVOS RACISMOS ENCUBIERTOS
Tras la IIGM el mundo académico evitó usar todo tipo de argumentos que pudieran sonar a nazismo. Sin embargo, de forma paulatina y sutil, en los '70 volvían a retomarse las ideas que habían triunfado a inicios del XX.
Un hito de este nuevo despertar es la obra de Edward O. Wilson: Sociobiology; The New Synthesis (1975). Para Wilson, "el único imperativo ético concebible es la supervivencia del patrimonio genético de la humanidad".
De aquí a la recuperación de las tesis genocidas y eugenésicas sólo había un paso. Obras posteriores de Wilson intentan demostrar que nuestros comportamientos están determinados genéticamente y que apenas difiere el comportamiento humano del de los insectos.
En los '80 la sociobiología causaba furor en el mundo académico y a ella se sumaron personajes como William Shockley (Premio Nobel de Física) que propone la esterilización de personas con bajo coeficiente intelectual, el también Premio Nobel, Francis Crick que solicitaba realizar pruebas genéticas a los recién nacidos antes de conferirles el estatus de "hombre".
A Wilson le han salido discípulos como Richard Dawkins y su obra: El Gen Egoísta en la que se reinterpreta al hombre como un ser subordinado a la supervivencia genética.
Sin darnos cuenta el mundo científico e intelectual ha ido asumiendo TODOS los principios y presupuestos que cuando en su día fueron aplicados por el nazismo horrorizan. Ahora encubiertos bajo apariencia de ciencia y democracia están dispuestos para aceptarse sin temor ni reparos intelectuales.
El artículo está muy bien, pero ocurre que Allende pertenecía a La Masonería ( como bien apunta el artículo expuesto ), y su tesis está centrada en un interés, político, claramente anti-occidental ( La Masonería es una secta anti-occidental, por tanto anti-cristiana como se sabe, de forma histórica ; herramientas de La Masonería son : el Comunismo y la usura, entre otros más aspectos ) y anti-nacionalsocialista ; por de pronto, porque, Allende ya conocía de La Famosa Propaganda y sus cifras mágicas de 6.000.000 para todo tipo de asuntos antes del s. XX.
El Racismo es un término manipulado por La Masonería anglosajona que según qué épocas lo hacía suyo. Acaso con Las Compañías ; donde los principales esclavistas eran judeomasones como también se ha constatado, principalmente operando en América. No se puede decir que los anglosajones fueran racistas sino que determinadas élites extranjeras afincadas en Inglaterra impusieron una serie de consignas con respecto a otras etnias que no fueran judías, y de menor medida de raza blanca.
El origen democrático, si se puede designar así, hay que encontrarlo en el Imperio Español, acaso porque el Racismo español no es el mismo que el que se ha incrustado en las Naciones Unidas y luego exportado a todo el orbe en las últimas décadas de nuestra Era. Cuando se dice democrático es algo que tiene que precisarse porque en la antigua Grecia la democracia de entonces prohibía el voto electoral a los esclavos y a las mujeres griegas. Para referir científico es algo poco definido, porque los avances tecnológicos a pesar de -Google- y otros portales interactivos de metabúsquedas ocultan esos resultados e investigaciones científicas de las diferentes razas humanas ; no así con la de otros seres vivos. Por tanto no es democrático, y tampoco científico si nos tuvieramos que centrar en determinados supuestos de análisis o de observación.
Interesante, con lo ya dicho. Gracias.
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores