El 1 de Mayo transcurrió tranquilo; sorprendentemente tranquilo.

Adelantémonos a decir que el sentido festival de la fecha no nos ofende ni poco ni mucho. Al contrario:
encontramos magnífico, lleno de profundidad humana y civil
, esto de que huelguen un día todos los que a diario trabajan y hagan de ese mismo trabajo lazo de solidaridad y advocación de fiesta. Mucho más nos repugnan las bromas fáciles de zánganos de casino, acerca de si el día dedicado al trabajo es aquel en que no se hace nada.

Ahora bien: el 1 de Mayo tiene un significado más el de ser la jornada marxista.

Y he aquí lo sorprendente: la jornada marxista se ha celebrado en perfecta normalidad: como si el marxismo viviera en la mejor armonía con el Estado vigente. Es tan perfecta normalidad, que acaso haya convencido a los gobernantes
de que todo está apaciguado y les mueva a reanudar la vida sin inquietudes de las agrupaciones marxistas.


me he reido un ratin, aún con la seriedad de aquellos momentos. Y lo que José Antonio enfrentaba. La risa, ha sido, por lo atemporal, que cada año, se repite la matraca en las televisiones, periodicos, internet.....Pero si el personal, está curtido y aburrrido de ver año tras año, a sindicalistas pancarteros....¡ discursos de mejoras y luchas obreras! ¿Y cuánto ha mejorado buena parte de ello? Pues aparte de la seguridad en el trabajo, alguna subida nímia de nómina, que para ello la carestía y productos suben, poco más. Entonces, a veces hasta te hacen gracia, por momentos. Porque son unos falseros de cuidao. Que por encima, nos alegan: pues si no hubiese sindicatos
(los suyos, claro) nos devoraban los oligarcas.

Bueno, vuelvo al respeto merecido y adecuado.



¿Fué acaso en 1920? ¿1910? No; fué en Octubre de 1934, hace un semestre, cuando el socialismo
a golpe cantado (¿quién no recuerda los anucios de Prieto en las Cortes?), se lanzó a la revolución. De los horrores revolucionarios no hay para qué hablar: aún está fresca la tinta de los fotograbados de Oviedo y de los relatos oficiales. Millares de bajas, incendios, dinamita, martirios, saqueos....

A los seis meses, los socialistas celebran su fiesta como si tal cosa, y no ocurre nada
( fuera del asesinato de ese magnífico agente de Vigilancia que dio la vida por el deber
).


Dentro de muy poco podrán volver a celebrar las fiestas que quieran, cuando no esparcimientos de otra índole

Este es el inefable Estado español de nuestros días; ............Y ¡a bailar a la Dehesa de la Villa!.

Fuente: Obras completas de José Antonio Primo de Rivera. Arriba, Mayo de 1935.

A mi me gustaria ver e incluso salir a la calle, celebrar, congratularse; no exigir. Creo que exigir debería de tener unos cauces serios, formales, estudiados por los representantes. Y por sobre todo, no con pancartas donde mas de uno y una, que encabezan han sido hallados en inmerecido cargo para representar.
Además es una farsa, los problemas laborales no pueden ser motivo de enfrentar clases sociales. Es incongurente. Sin sentido. Pero bueno....hay personas muy cultivadas que a esta plutocracia la defienden como democracia. Supongo, que por ello, salir a la calle en masa "así" es la muestra que hace sentir mejor a trabajadores que observan y acuden. Será eso, que los millones de defraudados (seguro) que miran, deben luchar contra su propia distorsión concepctual.