Tanto para implantar un Estado totalitario como para restaurar la Monarquía tradicional, lo primero que hace falta son hombres. Obviamente, siendo un 0,0... % de la población, ni los falangistas ni los tradicionalistas estamos en condiciones de arreglar nada. Eso es evidente. Dicho esto: no, la libertad religiosa no se suprime o restringe "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Del mismo modo, la prohibición o control del Internet (equivalente, aunque mil veces peor, de la libertad de prensa que implantaron los primeros liberales, contra la que lucharon realistas y carlistas) no se hace "de manera vaga con foralidades", sino que se sanciona por Orden Real. Y como eso, otras cosas.
No sé qué tradicionalismo es el que conocen algunos, en el que se supone que el rey no pintaría nada. Esa será la monarquía de los Cánovas y Sagasta y la de los Primo de Rivera (padre e hijo). El rey que defienden los tradicionalistas, en cambio, siempre ha sido un rey que reina y gobierna, que es el primer servidor de la patria. Con Cortes representativas con mandato imperativo y sin partidos políticos.
Y si bien el pueblo católico español siempre fue por naturaleza anticentralista, la alusión a los fueros ni siquiera formaba parte del lema hasta por lo menos la segunda mitad del siglo XX. La foralidad no está para cuestionar lo principal, que es la unidad religiosa y política de España, que no se discute, sino para todo lo contrario. Algunos deberían estudiar por qué tanto los isabelinos nocedalistas (mal llamados "neocatólicos"), como luego los carlistas, reivindicaron los fueros vasco-navarros (antes de 1868 los fueros no habían sido una reivindicación central del carlismo). Pues resulta que precisamente porque garantizaban, al menos en aquellas provincias, la Unidad Católica que la legislación del gobierno revolucionario pretendía anular contra todo derecho. El lema vascongado (que no carlista) era «
Jaungoikoa eta Foruak».
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