Sobre los «Provida»



EFE

Publicado Por: CIRCULO HISPALENSE - SEVILLA mayo 4, 2022

Uno de los movimientos más asociados al mundo católico es el llamado movimientoProvida. Derivado de la lógica oposición al aborto, la contestación al crimen de los no nacidos ha sido monopolizada por los movimientos provida. Ahora bien, ¿basta la oposición al aborto para la legitimación de dichos grupos?

Primeramente, los provida esgrimen el llamado «derecho a la vida» como argumentación frente al aborto. Sin embargo, este concepto plantea dificultades de asimilación cuando los sujetos que lo incorporan participan del pensamiento católico. El derecho a la vida es una prolongación de los derechos humanos, siendo una concreción del artículo respectivo referido a la vida humana. Pero los derechos humanos se asientan sobre unas bases muy discutibles. Primeramente, entienden el derecho como poder individual del sujeto, subordinado al proceso de configuración personal propio del liberalismo. Este proceso tiene diversas manifestaciones. Así, para el liberalismo conservador, se asienta sobre la autonomía individual frente al Estado, mientras que, para el liberalismo progresista, se enmarca en el proceso de libre autodeterminación personal. La raíz de ambos matices es la misma: la libertad sin regla, entendida como fuente de lo bueno, la libertad negativa. De esta forma, el derecho a la vida no nace de un orden natural que imprime la realidad y su lectura jurídica, sino de presupuesto para la autodeterminación individual. La dimensión individual de los derechos humanos se evidencia en que, avanzada la marea abortista, se insta a losprovida a resignarse por la mayoría social aceptante del aborto, limitando su resistencia a no practicar el aborto, si así lo estiman.

Otro de los elementos negativos del llamado derecho a la vida, nacido de su imbricación en la ideología de los derechos humanos es la dimensión anarquizante del mismo. La política se entiende según los falsos principios del liberalismo y se ve, en el «mejor» de los casos, como un mal necesario. Lo relevante es la llamada «sociedad civil», y la política sirve a la misma. Esto debe ser matizado. Si bien es cierto que la política nace de la necesidad de perfección moral de la sociedad, el bien no se determina en función de la mayoría social, sino del orden natural. Por ello, la política sirve en la acepción referida a condición necesaria, no en lo relativo a medio de alcance más sofisticado de las aspiraciones individuales y subjetivas. La renuncia a la política es un elemento común a los provida, abandonando todo esquema político y limitándose a pretender configurarse como un lobbyo grupo de presión, que apoya a los partidos según su determinación sobre el asunto. Así, vemos contradicciones sangrantes, como aquellas en las que los católicos provida apoyan a partidos liberales por su opinión sobre la ley del aborto, desentendiéndose de lo demás, arguyendo la apoliticidad del movimiento.

Uno de los legados más espinosos de la introducción de la lógica provida en el mundo católico es la asimilación social de conceptos como «dignidad» humana. Y digo asimilación social, dado que la eclesiástica ya se ha encargado de asumirla mucho antes y de instar a las masas a hacerlo, por la vía del antropocentrismo modernista. La dignidad, lejos de asimilarse con la concepción clásica ligada al orden natural, se concibe según su acepción kantiana, definida como «atributo nacido de la capacidad de darse el hombre la ley a sí mismo». En este marco, bastará, como ha ocurrido, fijar el aborto como medio de configuración individual, para quedar amparado por la dignidad kantiana imperante.

Como vemos, el combate contra el crimen del aborto, al no realizarse desde las premisas que combaten no las consecuencias, sino las causas, resulta espinosa. Siendo el liberalismo, en su acepción vitalista, el que impulsa la matanza de no nacidos como presupuesto de construcción individual, se entiende contradictorio oponerse a sus consecuencias asumiendo sus postulados. Con ello no queremos sostener la abstinencia de medios problemáticos en determinadas circunstancias para evitar males, pero esa problemática situación debe realizarse cautamente, acompañada de una pedagogía sobre los viles fundamentos. De lo contrario, el combate será aparente, siendo sus verdaderos frutos la conversión del combate por el orden dado por el pseudo orden individual.

Miguel Quesada, Círculo Hispalense




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