Lisboa: Memoria de la ciudad de las siete colinas
Lisboa es conocida como la ciudad de las 7 colinas, porque ese es el número de elevaciones que constituyen el soporte físico de la ciudad y que condiciona el paisaje de la ciudad lusa. La hoy en día capital de Portugal, es una joya histórica, tanto por el número de monumentos espectaculares que engloba en sus dominios, como por la variedad de acontecimientos de suma importancia que utilizaron la ciudad como escenario.
Lisboa debe su origen a los fenicios quienes decidieron denominarla “Alis Ubbo”,cuya traducción viene a ser algo así como “puerto delicioso”, ya que gracias al enorme estuario que constituía el Tajo, creaba un ambiente idóneo para que este pueblo de comerciantes pudiesen instalar allí uno de sus puertos bases. Ya existían asentamientos que databan del 5000 a.c más será a partir de los Fenicios cuando la ciudad empiece adquirir un cierto status. Los primeros pobladores fenicios se dispusieron en las inmediaciones de lo que hoy es el “Castillo de San Jorge”, fundamentalmente porque este constituía un bastión estratégico desde donde se podía divisar toda la ciudad, por lo menos lo que era la parte antigua, ya que a día de hoy Lisboa se esta convirtiendo en una metrópolis, de crecimiento desordenado pero continuo.
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Durante la época romana Lisboa adquirió ya cierta trascendencia a nivel regional. Los romanos la llamaron “Felicitas Julia”, aunque luego modificaron su nombre por el de “Olissopona”, una versión latinizada del nombre fenicio. En el “Museo Arqueológico del Carmo”, recoge algunas de las principales piezas romanas encontradas en la ciudad; para otros períodos también es muy recomendado acudir a diferentes exposiciones realizadas por el “Museo Arqueológico Nacional”, situado en el complejo del Monasterio de los Jerónimos.
La caída del Imperio romano, trajo la llegada de las hordas Visigodas que arrasaron la polis que entró en el primer periodo de decadencia.
La llegada de los musulmanes a la península hizo que Lisboa recuperase su importancia comercial y ganase de nuevo vigor.
Pero pronto llegó un acontecimiento que cambiaría el futuro de Lisboa; Portugal se independizaba del Reino de León y iniciaba su expansión en solitario hacía el sur. El rey “Afonso Henriques” en 1147 devolvió a Lisboa a manos cristianas y en honor a esa victoria mando construir la “Sé” (Catedral) que por su configuración recuerda mas una fortaleza que un edificio religioso. (n.a. Se plantea construir una nueva catedral en las inmediaciones del Parque de las Naciones espacio en el que tuvo lugar la Expo 98).
Lisboa se convertiría en la capital del reino y eso fue el inicio de su conversión en una gran ciudad; aunque será a raíz de los descubrimientos cuando alcanzaría su gran esplendor. Los navegantes portugueses fueron pioneros en la navegación de ultramar y desde África inicialmente y Asia o América procedían diferentes mercancías que empezaron a llenar los almacenes del puerto con productos (marfil, oro, esclavos…) de las colonias. Gracias a ello los “alfacinhas” (como se denominan popularmente a los lisboetas, la traducción es algo así como los “lechuguitas”), empezaron a mejorar su nivel de vida.
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Pero no será hasta la llegada del rey Manuel I cuando la ciudad empieza embellecerse de verdad. Gracias a su mecenazgo se construyó el “Monasterio de los Jerónimos”, obra culmen de un estilo arquitectónico conocido con el nombre de “Arquitectura Manuelina”. Dentro del monasterio podemos encontrar los sepulcros de tres grandes personajes de la historia de Portugal. Por un lado esta el más famoso navegante portugués “Vasco da Gama”; muy próximo esta el de “Luis Camoes” que en su poema épico “As Lusiadas” narró las epopeyas realizadas por los portugueses y dio a la literatura portuguesa un referente; y por último nos encontramos con uno de los personajes más peculiares de la historia lusa, “Don Sebastián”, personaje que quiso engrandecer su reino, para lo cual encabezó una expedición por el Norte de África que le conllevó su muerte y la subida al trono portugués del rey español Felipe II. Los portugueses dicen que algún día, Don Sebastián volverá y a lomos de su caballo volverá a convertir a Portugal en una gran potencia (n.a, El reconocimiento de estas figuras fue a posteriori, por lo que en algunas casos existe duplicidad e incluso triplicidad de sepulcros como ocurre en el caso de Vasco da Gama, o incluso estar vacíos como sucede con el de Luis de Camoes).
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Del mismo estilo manuelino y muy próximo a los Jerónimos esta, sin duda el monumento mas conocido de Lisboa, la “Torre de Belem”, construido para defender el puerto de Lisboa, la torre destaca por su color de piedra color marfil que recuerda a un cuerno de rinoceronte emergiendo de las aguas. De hecho un rinoceronte constituye la leyenda más conocida de este monumento; se dice que al rey le entro curiosidad por saber cual era el animal mas fiero y por eso realizó un combate entre un rinoceronte y un elefante, del que salio vencedor el rinoceronte, por lo que se gano el honor de figurar en la torre y de hecho una pequeña escultura recuerda la hazaña de este mamífero.
Tras el efímero, la dinastía de la “Casa de los Bragança” subió al trono de Portugal; dinastía que duro hasta el siglo XX cuando el último rey “Manuel II” tuvo que huir al exilio.
Uno de los reyes perteneciente a esta casa, reinaría durante la primera mitad del siglo XVIII; arquitectónicamente introdujo el “estilo flamígero” que serviría para decorar gran número de iglesias de la capital; también construyó el “Acueducto de Aguas Livres” obra de ingeniería que trajo agua a la sedienta Lisboa, que aun día de hoy permanece de pie.
Pero sin duda, en lo que se refiere a la configuración de Lisboa, hay un año clave 1755, año en el que se produjo el gran terremoto de Lisboa, uno de los seísmos más destructivos de la historia. La ciudad se quebró y gran parte de la ciudad desapareció, especialmente el barrio de la Baixa; quedaron de pie el Castillo de San Jorge y el Acueducto de Aguas Livres y parte del Barrio de Alfama con sus estrechas juderías.
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El rey dio poder al “Marques de Pombal”, que inició una reconstrucción siguiendo un modelo de grandes avenidas, entre las que destaca la espectacular “Rúa Augusta” que desemboca en la no menos espectacular “Plaza del Comercio”, donde una solitaria estatua de “José I” gobierna en el tiempo este lugar de esparcimiento.
Una vez superada la violencia asociada a las guerras napoleónicas, la ciudad respiró un periodo de tranquilidad, lo que se asoció a nuevas obras arquitectónica. La “Estación del Rossio” de estilo neomanuelino o el “Elevador de Santa Justa”, diseñado por un discípulo de Eiffel.
A nivel político la cosa cambio en 1910 con el fin de la monarquía y el paso a una falsa republica. “Salazar” llegaría al poder y con el centralismo lisboeta empezó a engrandecer. Las dos guerras mundiales no beneficiaron a los portugueses tanto como debería debido sido como consecuencia de la situación semineutral del país. Los tropas portuguesas si participaron en la I guerra mundial, aunque su influencia en el conflicto fue mínima; en plena Avenida da Liberdade un monolito que recuerda los muertos lusos en el conflicto.
Salazar concedió a Portugal, una de las dictaduras más longevas de Europa. La “PIDE” (policía del régimen), se encargaría de controlar a los disidentes y mantener el régimen en el poder.
Salazar no divergió mucho de los gustos arquitectónicos de otros líderes fascistas y apostó por el “monumentalismo” como corriente del régimen; de ella surgieron monumentos tales como el “Padrao dos Descobrimentos”, construido en conmemoración de los 500 años de la muerte de “Henrique el Navegante” y el “Centro Cultural de Belem”.
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Pero las guerras de ultramar y las ansías de libertad del pueblo portugués, fueron los motivos por los que un grupo de capitanes acuartelados en Santarem, el 25 de Abril de 1974 se sublevaron y avanzaron hacía la capital. Al sonido de la canción prohibida “Grandola vila morena”, los lisboeatas salieron a la calle y se unieron al golpe de estado, que debido al gesto de los soldados de colocar claveles en la bocana de los fusiles, adquirió el nombre que la acompañara en la historia la “Revolución de los Claveles”. El régimen heredero del Salazarismo desapareció en pocas horas y el “General Spinola” tomo el mando dando paso a la II republica, tras un período de inestabilidad y nuevo golpe dio paso a la III república, que consiguió la estabilidad y el consenso necesario para mantenerse hasta día de hoy.
La caída de El Salazarismo y la perdida de las colonias produjo un cambio de cara de Lisboa, aunque esta vez no fue a nivel arquitectónico sino de color de piel. Miles de emigrantes angoleños, cabo verdianos, guineanos etc., se trasladaron a la metrópolis proporcionando a Lisboa un toque multicultural que aun se mantiene.
El último gran cambio de Lisboa, se produjo en su barrio más conocido el “Chiado”; barrio conocido por ser el lugar de los intelectuales y bohemios portugueses, sufrió un terrible incendio durante los años 80 que estuve hacer desaparecer el mismo. Hoy en día el Chiado esta en pleno proceso de lavado de imagen y esta recuperando su antiguo esplendor, conservando la esencia del pasado; como muestra encontramos “A Brasileira”, lugar donde el afamado escritor “Pessoa”, tomaba sus cafés, en la puerta del mismo una estatua recuerda al mas prestigioso de los moradores del Chiado”.
Lisboa Hoy
Durante los últimos años ha sufrido diferentes lavados de cara con motivo de grandes acontecimientos en los que Lisboa ha actuado de anfitriona. Destacando sobre todo la Expo 1998 y en menor medida la Eurocopa 2004 que ayudaron a modificar el paisaje urbano de Lisboa.
Aun así el futuro no es muy halagüeño, no solo para Lisboa sino también para todo Portugal. La llegada del Euro, provoco una subida de los precios que no fue equivalente a la subida de los salarios, lo que creo un fuerte equilibrio. El déficit público es elevadísimo y el gobierno de “Sócrates” se ha visto obligado a realizar medidas impopulares, especialmente una subida el IVA que alcanzo el 21% en algunos productos. El desempleo es alto y la competencia de empresas de la unión europea y de fuera de la misma es alta.
Lisboa debe hacerse frente a una delincuencia creciente y luchar para evitar la creación de nuevos guetos de “pretos” (como se llama a los de raza negra en Portugal) e promover su reintegración en la sociedad.
También debe hacerse cargo de la recuperación de gran parte de los inmuebles de la capital, incluidos barrios enteros, que cuya decadencia amenaza con un derrumbe en el futuro.
También debe desarrollar nuevas infraestructuras y sobre todo promover la creación de polígonos industriales que constituyan la base en la que se apoye el crecimiento portugués.
Pero aun con todo hay que confiar en los portugueses, porque sólo las grandes naciones son capaces de resurgir de sus cenizas y Portugal es una gran nación, aunque le hace falta que sus habitantes se lo crean. Quizás pronto regrese Don Sebastiao montado en su caballo y con paso decidido lleve a Portugal por la senda del progreso, quien sabe lo que pasara…..
Fuente: http://usuarios.lycos.es/dominiohistoria/art_lisboa.htm
