Llamemos al pan, pan, y al vino, vino. Dejémonos de eufemismos absurdos originados en países anglosajones por sus siglos de racimos. Para nosotros, hispanos y católicos, negro no tiene ninguna mala connotación en sí. Es una simple descripción física. Es más, en Hispanoamérica hasta es con frecuencia un apelativo cariñoso, y no necesariamente dirigido a una persona de raza negra. No sería un judío subsahariano, sino un judío africano de raza negra o un judío negro africano. ¿O es que acaso un criollo blanco de Angola o de Malabo no sería también subsahariano?
Marcadores