MENTALIDAD CRISTIANA HISPÁNICA DURANTE LA RECONQUISTA
El proceso que realizaron los Reinos cristianos hispánicos frente al islam durante ocho siglos de nuestra historia denominado Reconquista, se trató de una Restauración de la España perdida, del extinto Reino Hispanovisigodo. Fruto de este esfuerzo surgió durante la Edad Media una nueva mentalidad en la Cristiandad que legitimaba su lucha, que repoblaba el territorio recuperado, que recobraba el Derecho romano, o que idealizaba la España cristiana de su patrón el apóstol Santiago. Una creencia en la necesidad de Reconquista y Restauración.
EL TRIUNFO DE LA SANTA FAZ, POR MARCELINO SANTA MARÍA
1- LA LEGITIMIDAD DE RECONQUISTA
Desde mediados del siglo IX, Europa se hallaba sometida al empuje de las llamadas “segundas invasiones”, ejecutadas por los vikingos (normandos), magiares (mongoles) y sarracenos (musulmanes mediterráneos). A los reinos y condados cristianos que se formaron al norte de la península Ibérica le correspondió el protagonismo en este tercer frente.
Así fue como surgieron los primeros focos de resistencia y poder territorial, que derivaron en los condados y reinos cristianos hispánicos. Los monarcas asturianos iniciaron la marcha instalándose en la línea del Duero, con tres reinos bien definidos: Portugal en el Oeste, León en el Centro y Castilla en el este. En la otra mitad del norte peninsular, en la línea del Ebro los francos eran dueños de la antigua provincia de Septimania, una larga franja de condados, desde Pamplona a Barcelona, que restablecían el nombre común de Hispania: Marca Hispánica. Fue en el Pirineo en donde se empleó por primera vez el término “espanyol”. Esta serie de condados se unieron formando el Reino de Navarra al oeste del Ebro y la Corona de Aragón en el centro y este del valle del mismo río.
La gran resistencia comenzó en el año 920 y duró algo más de ochenta años. Abd al-Rahman III controlaba las dos terceras partes del territorio hispano, quedando el Sistema Central como línea fronteriza. En un principio la superioridad numérica de los musulmanes hicieron creer en la victoria, pero ya en dos fechas clave 932 (Osma) y 939 (Simancas/Alhandega), las fuerzas califales sufrieron terribles derrotas. Los cristianos consiguieron avanzar sus líneas hasta la cordillera fronteriza.
La resistencia continuó con la llegada al poder califal de Al-Mansur el Victorioso, que contrató mercenarios de diversos países adeptos a sus jefes antes que a una comunidad, rebasando las posibilidades de la economía andalusí.
Durante veinte años Almanzor asentó terribles golpes sobre la España cristiana. Sólo Burgos y Oviedo se libraron de los musulmanes. Compostela fue saqueada, llevándose a Córdoba las campanas que guiaban las horas de los peregrinos. Pero la España cristiana resistió, los campesinos volvían a la tierra después de que los depredadores se retiraran.
El impulso árabe se frenaba en buena medida a finales del siglo XVIII y principios del IX. Los reinos cristianos peninsulares resistieron al empuje del islam. Y es, precisamente, como consecuencia de presión del Islam el nacimiento de conciencia de frontera cristiana, de valladar, y de defensa de la fe católica que unificarían a los pueblos resistentes. Durante los siglos IX y X se forjó la mentalidad de Reconquista en los reinos cristianos peninsulares, herederos de la España “perdida”, ya que todos sabían que provenían del extinto Reino Hispano-visigodo.
CONDADOS DE LA MARCA HISPÁNICA SIGLO IX
La Reconquista no es un mito ni una leyenda, existió como que una realidad. Los cristianos de aquellos reinos del norte peninsular participaron en la gesta de manera muy consciente y sentida de lo que estaban haciendo: ocupar unos territorios que no eran suyos en titularidad, pero que tomaban de su consideración.
La mentalidad de Reconquista estuvo formada por dos motivaciones:
1- La voluntad política, el derecho a recuperar unas tierras legítimas. Cada reino sentía la legitimidad de reconquistar un viejo reino, el Reino Hispano-visigodo, la diferencia entre ellos era el uso de la potestad.
2- El espíritu religioso, la llamada de Dios a recuperar para la Cruz unas tierras ganadas por el Islam.
En el siglo XI, se empleó, por primera vez, el término cruzada: lucha en defensa de la Cruz. Fue en 1064 y se refirió a la expedición que tenía como objetivo la conquista y conservación de Barbastro.
Las élites de los reinos cristianos, tanto nobles como clérigos, tomaron conciencia de realizar esta misión, y miles de familias decidieron lanzarse a la aventura de la repoblación territorial tras la reconquista militar.
Esta conciencia no sólo se vivió en las iglesias, también en los palacios, en los campos y en los pueblos, alcanzado a todos los estamentos sociales.
Estimulando estos procesos, hay unas sociedades expansivas, bien organizadas, con fuerte demografía, que encontraron en la repoblación una vida con nuevas expectativas. Miles de familias de los montes cantábricos, gallegos y vascos se fueron instalando en el valle del Duero, siempre cada vez más al sur, de mismo modo que, algunos años más tarde, otras familias del Pirineo irán bajando hacia el valle del Ebro y hacia la plana de Vic, tomando posesiones de tierras y, en definitiva, poniendo carne y espíritu a la Reconquista.
CABALLEROS CRISTIANOS
2- LA VOLUNTAD DE RESTAURACIÓN
La tarea de Reconquista y Restauración consistía ante todo en estas dos operaciones: ocupar primero la tierra y luego defenderla. Para hacer realizable esta empresa, era necesario contar con más personas de las disponibles. La ética cristiana de aquella época se oponía radicalmente a la contracepción, por ello no tuvo más remedio que abrirse a las nuevas necesidades de favorecer el número de nacimientos y permitir la descendencia ilegítima.
Para conseguir que los campesinos se instalasen en la tierra vacía y la defendiesen después, era necesario concederles condiciones jurídicas más soportables que las de sus lugares de origen. Surgieron aquí dos condiciones pioneras en Europa: dar calidad de beneficio a la tierra que directamente se trabajaba y otorgar a los pequeños propietarios, cada vez más numerosos, los privilegios de la nobleza (caballería villana).
Estos fueron los alicientes que consiguieron que numerosos cristianos del norte peninsular participaran tanto en la lucha militar, principalmente, de Castilla y Aragón como en la fundación de villas. Y estas circunstancias fueron configurando una mentalidad de campesino-soldado hispánico muy particular.
Los reinos cristianos peninsulares se expandieron hacia el sur como espacios de libertad para el campesinado, mientras que en zonas del norte como en Galicia, en el norte de Cataluña o en las Provincias vascongadas la servidumbre se mantenía.
Este modelo de avecinamiento mediante fundación de villas y la asignación de Fueros privilegiados y ventajas fiscales y sociales para sus moradores fue establecido por los reyes de Castilla en los territorios que fueron reconquistando.
Por otra parte, con Abd al-Rahman II comenzaron las persecuciones contra los mozárabes. El islam revelaba cuál era la verdad de su política: los cristianos renegados debían abandonar su error para sumarse a la doctrina verdadera: la fe cristiana. Muchos mozárabes huyeron, con sus libros científicos y conocimientos culturales hacia las tierras del norte. Otros cristianos, en cambio, prefirieron resistir a las persecuciones, fueron los mártires de la Toledo y de la Córdoba del siglo IX o de la Ceuta del siglo XIII.
REINOS CRISTIANOS HISPÁNICOS PRINCIPIOS DEL SIGLO X
3- LA RECUPERACIÓN DEL DERECHO ROMANO
Desde comienzos del siglo X, una profunda revolución social se estaba produciendo, con distancia en relación con el feudalismo francés, que sólo en los Condados catalanes hizo acto de presencia. En todos los demás territorios (reinos, condados y señoríos) el vasallaje no pasaba de ser una relación de fidelidad, anclada precisamente en la lealtad, que garantizaba la benefactoría o behetría a la que podía acogerse también los simples propietarios. Todo esto servía de plataforma a una nobleza de dos niveles: una alta, formada por magnates o potentes directos del rey; y otra baja, formada por simples infanzones, que más tarde serían llamados hidalgos. De todas formas, seguían siendo numerosos los no propietarios que estaban sometidos a condiciones semejantes a las de los siervos, pero la libertad avanzaba.
La gran operación repobladora, frente a un enemigo que obligaba a recurrir constantemente a las armas, cambiaba muchas de las condiciones sociales. Junto a los nobles que participaron en la cruzada y repoblación con sus campesinos para llenar el espacio reteniendo la propiedad o al menos la administración, aparecieron comunidades administradas directamente por los propios repobladores que, al ser propietarios libres, recibían en título de vecinos. En muchas villas la administración recaía sobre un colegio de propietarios que solía ser un convento o iglesia denominada “conventus publicus vicinorum”, y que restablecía el viejo derecho de los ciudadanos romanos.
Se trata de un nuevo modelo social y administrativo que se estaba implantando en los reinos cristianos peninsulares, y que sería también contagiado a los otros reinos de Europa.
SIETE PARTIDAS DE ALFONSO X
4- LA RENOVACIÓN DE LA SOCIEDAD FEUDAL
La sociedad medieval española, como la europea, se estructuraba en estamentos; era un orden social jerarquizado y segmentado. La concepción de la sociedad como articulación de estamentos era una constante de la cultura política europea desde Sócrates, que ideaba la República como un cuerpo dotado de una cabeza, un pecho y un vientre.
Cada parte del cuerpo representa un estamento social:
- la cabeza (la razón, el pensamiento) la forman las clases rectoras
- el pecho (la fuerza, el coraje) la forman los soldados
- el vientre (el alimento, el trabajo, la reproducción) la forman los trabajadores o productores
Esa estructura jerárquica determinaron la formación de los estamentos medievales: oratores, bellatores, laboratores. La división en estamentos era una plasmación, en lo social, de ese orden ideal: los religiosos, los nobles y los campesinos. A cada uno de estos estamentos se le reconocía una función social específica y, en consonancia, una condición jurídica singular.
Este orden no se tradujo en instituciones representativas generales, donde cupieron todos, hasta que el estado llano entró en las asambleas, gracias a la aportación intelectual de la Iglesia. Son los teólogos quienes, hacia los siglos XII y XIII, reactualizan la visión socrática de la comunidad política y la compaginan con el concepto latino de bien común. Santo Tomás de Aquino lo expresa de manera inmejorable: "a la hora de garantizar el bien común, será bueno hacerlo por “gobernantes elegidos por el pueblo de entre el pueblo". Así aceptaron junto a los magnates y caballeros del estado nobiliario, junto a los prelados y abades del estado eclesiástico, los patricios de las villas y ciudades.
Las circunstancias de la Reconquista determinaron aquella efeméride. Los reinos cristianos hispánicos fundados después de la invasión musulmana empezaron a construir su estructura de poder sobre bases muy elementales: el rey, los nobles y los clérigos. Pero a medida que la Reconquista fue tomando impulso, se fueron formando nuevos núcleos de población y grupos humanos con una personalidad política singular: hombres libres que han construido ciudades autónomas, con un gobierno propio y tierras cultivadas para sí, que organizan mercados, y que poseían una vida económica y social independiente del poder feudal. Esa libertad implica el reconocimiento de un cierto número de derechos de naturaleza colectiva. Y como estas comunidades de hombres libres son la base de los reinos de la Reconquista, los reyes no tardan en convocarlos a las Cortes.
El rey era definido como el que ejerce una potestad plena que debe considerarse absoluta, no porque sea infinita, sino porque es independiente de cualquier otra potestad. La dependencia, en cambio, se reconocía en relación con el orden moral, ya que las leyes o fueros debían someterse a su vez a la ley divina que está establecida por Dios. De cuando en cuando, imitando la norma de los antiguos concilios, el rey convocaba una Asamblea o Curia a la que acudían los nobles y grandes eclesiásticos. En ocasiones se la denominaba Aula Plena, Curia o Corte Plena.
ESTRUCTURA FEUDAL EN LA ALTA EDAD MEDIA
5- LA POTESTAD DEL “PRINCIPE” CRISTIANO
Los reinos cristianos hispánicos que se constituyeron durante la Reconquista abandonaron definitivamente el sistema electivo en el siglo X para la designación de sus soberanos. Por ejemplo, en este mismo reino, León, la corona sería de transmisión electiva hasta el reinado de Ramiro I (842-850); posteriormente, fue de carácter hereditario.
El reino pasaba a definirse como una comunidad de bautizados que ocupaba un determinado territorio todavía no muy rigurosamente delimitado. El rey era definido como el que ejerce su potestad plena, que debe considerarse absoluta, no porque sea infinita, sino porque es independiente de cualquier otra potestad. La dependencia, en cambio, se reconocía en relación con el orden moral, ya que las leyes o fueros debían someterse a su vez a la ley divina que está establecida por Dios.
De cuando en cuando, imitando la norma de los antiguos Concilios del Reino Hispano-visigodo, el rey convocaba una Asamblea a la que acudían los nobles y grandes eclesiásticos. En ocasiones se la denominaba Aula Plena, Curia o Corte. Estas asambleas estaban constituidas por el brazo militar (Alta Nobleza) y religioso (Eclesiásticos), bajo la potestad del rey.
En 1188, el Reino de León convocó por primera vez en Europa al estamento civil a sus Cortes, que pasaron a denominarse Cortes Parlamentarias. Se trataba de representantes de las ciudades principales villas del reino, llamados procuradores. En ellas se reconocieron por primera vez importantísimos derechos civiles para los ciudadanos. Este importante conjunto de decretos ha sido calificado con el nombre de Carta Magna Leonesa.
En el año 1202, en las segundas Cortes Parlamentarias leonesas, y aún las segundas que se celebran en Europa, reunidas en la localidad de Benavente, se crea el primer impuesto territorial aprobado por un Parlamento, fue denominado como la “moneda forera”, y es considerado antecedente también de los presupuestos generales de los estados modernos.
REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO DE SEVILLA,
SEDE DE LAS CORTES DE LEÓN DE 1188
6- LA REUNIÓN DE REINOS BAJO LA MISMA CORONA
La formación y desarrollo de los reinos cristianos hispánicos durante la Reconquista estuvo marcada por una serie de uniones dinásticas y lazos parentales entre las familias reales, siempre para sumar esfuerzos e intereses en la lucha contra el invasor y la unidad católica peninsular.
Hacia el año 1000, más de un tercio peninsular ya era cristiano. Una diagonal trazada desde Lisboa hasta Barcelona separaba la España cristiana del Califato de Córdoba. A partir de aquí la marcha hacia el sur se fue complicando, por la falta de población y la fragmentación de los reinos y condados.
Durante esta etapa de la Reconquista, los reinos cristianos luchaban contra otros cristianos y contra los moros. Reyes cristianos se aliaban con moros para luchar contra cristianos y se aliaban con cristianos para luchar contra moros, los cuales, a su vez, también se aliaban con cristianos para luchar contra otros moros, los cuales también gastan mucho tiempo y recursos en rivalidades internas que en combatir al cristianismo.
Lo que sucede es que el poder se ha dividido tanto en el sur como en el norte. El Califato, que aportaba cohesión político-religiosa al conjunto, se ha hundido y todo el Al-Ándalus se rompe en pequeños reinos de Taifas, bastante débiles y enfrentados mutuamente. Estos reinos sobreviven pagando a los cristianos para que los protejan.
Los reinos cristianos han detenido la marcha por falta de población para ocupar nuevas tierras, pero militarmente son más poderosos que los musulmanes, por eso los musulmanes deben comprar su independencia. Es el Régimen de parias, común a los reinos cristianos, que enriquece sus arcas en espera de reanudar la cruzada. Los reinos cristianos también se han fragmentado. Del reino de León, anteriormente de Asturias, surgieron el condado de Castilla y el de Portugal.
Por otra parte, los cristianos parecen pensar que los reinos moros de taifas ya estaban bastante hispanizados y que no eran un enemigo exterior propiamente, por lo que tampoco era cuestión principal combatir inmediatamente. Pero, por el contrario, cada vez que llegaba una invasión de un ejército africano, considerado realmente exterior, entonces todos los reinos cristianos olvidaban sus diferencias y hacían causa común, lo mismo frente a la invasión de los almorávides en el siglo XI como frente a los almohades en el siglo XIII.
La tendencia fue siempre la progresiva expansión de la cristiandad hacia el sur y, al mismo tiempo, la progresiva unificación de los reinos cristianos frente al moro.
BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, POR VICTOR MORELLI
La soberanía del territorio se encarnaba en la persona del rey, territorio que ganada en combates o por uniones matrimoniales. Este fue el caso de Sancho III el Mayor de Navarra, que gracias a las uniones dinásticas consigue reunir bajo su soberanía casi la totalidad de los territorios cristianos denominándose Hispaniarum Rex. Pero ocurría que a su muerte, la soberanía regia se dividía y repartía entre sus hijos, fragmentándose los territorios en varios monarcas, suceso que se repitió también a la muerte de Sancho III de Navarra y de Fernando I de Castilla y León.
El caso de este rey pamplonés un ejemplo de la conciencia común de pertenencia a una realidad superior llamada España, por encima de las de su reino, ya que consiguió extender su dominio político por toda la Hispania cristiana.
Si desde Alfonso II el Casto de Asturias, se empieza a gestar en España una conciencia espiritual y moral común a todos los reinos, condados y señoríos cristianos, con Sancho III el Mayor de Pamplona se concibe un mismo origen parental. Desde entonces, los reyes hispánicos se consideraron una misma familia, con un objetivo político y religioso común, a imagen de sus pueblos, que se iría consolidando con nuevos enlaces matrimoniales.
El matrimonio entre el rey de Aragón y la reina de Castilla y León, Urraca, sentó un precedente en la unión definitiva que tres siglos más tarde realizaron los Reyes Católicos. Finalmente la unión política entre estos dos reinos no se consumó por cuestiones referidas a las formas y los tiempos de esa unidad indiscutible en su legitimidad.
Durante toda la Reconquista siempre existió una unión estrecha entre los diferentes reinos castellano, leonés, aragonés y navarro, con momentos puntuales de enfrentamientos internos pero con acuerdos, colaboraciones y relaciones familiares también. Por encima de estas diferencias los reinos cristianos hispánicos tenían la conciencia de participar en un proyecto común y de recuperar la unidad política y religiosa. El deber y la obligación de combatir unidos contra el islam fueron puestos de manifiesto cuando algún ejército proveniente de África amenazaba con invadir de nuevo la península.
Así ocurrió en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa de 1212 contra la invasión de los Almohades. Los tres reyes que participaron eran todos primos: Sancho VII el Fuerte, rey de Navarra, Alfonso VIII el de las Navas, rey de Castilla, y Pedro II, rey de Aragón. El rey que faltó a la cita fue Alfonso IX de León, también era primo de los otros tres, pero además era yerno de Alfonso VIII. Alfonso II de Portugal, aunque no estuvo presente en la contienda, también aportó tropas de su realengo para combatir contra los almohades y cuya vanguardia de ataque estuvo dirigida por el señor de Vizcaya, Diego II López de Haro que comandó las huestes vascongadas.
Heredero de Alfonso VIII de Castilla y de Alfonso IX de León fue Fernando III, quien unificó definitivamente ambos reinos. Mientras tanto, el rey aragonés Jaime I el Conquistador, fue suegro de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla.
Juan I de Castilla se convirtió en el primer rey de Castilla en ser señor de Vizcaya. La esposa de Enrique II Trastámara era señora de Vizcaya por derecho propio. Las Juntas de Vizcaya aceptaron que su hijo Juan I de Castilla fuera señor de Vizcaya en 1371, y desde entonces Vizcaya fue parte de Castilla, aunque conservando sus fueros y privilegios, y sus instituciones de gobierno propias, nunca implicó una unificación.
FUNDACIÓN DEL FUERO DE BRAÑOSERA
7- EL IDEAL DEL ORIGEN APOSTÓLICO
Desde la época de Dionisio el Exiguo una noticia venía circulando por Europa: el origen apostólico de España, lo mismo que Roma. El apóstol Santiago, el hermano de Juan, había viajado hasta la Hispania romana antes de su muerte para sembrar las primeras raíces cristianas.
La mentalidad católica de la época y el espíritu de cruzada ante el invasor musulmán hizo creer entre los cristianos peninsulares en la ayuda de Santiago, por la cual, desde el cielo acaudilló a los combatientes cristianos.
El mito del apóstol Santiago surgió durante el reinado de Ramiro I, a mediados del siglo IX cuando se enfrentó con su ejército al de Abderramán II en la legendaria batalla de Clavijo. Fue el 25 de mayo de 844, cuando el rey asturiano soñó su visión a todos los caballeros y obispos: el apóstol Santiago, armado con espada y escudo y montando un caballo blanco descendía de los cielos para encabezar el ataque cristiano contra el ejército sarraceno. Tras la victoria, el rey dictó en acción de gracias el voto de Santiago, que comprometía a todos los cristianos de la península a peregrinar a Santiago de Compostela para realizar ofrendas.
Aquella batalla nunca existió, pero se sabe perfectamente que en la zona de Burgos, La Rioja, Álava y el sur de Navarra se combatió durante esa época y mucho. Pocos años más tarde, durante el reinado de Ordoño I, sucesor de Ramiro I, y cerca de Clavijo, en Albelda, hubo dos batallas, una en 852 y otra en 859.
Pero lo cierto es que aquella ilusión se convirtió en una creencia: todo cristiano tenía el deber de luchar por la Restauración de la España cristiana que se había perdido frente al islam, pero no actuaría solo, ya que Santiago le acompañaría en el combate.
SANTIAGO MATAMOROS EN CLAVIJO
El lema de guerra fue “Santiago y cierra, España!!!!” . Una arenga militar pronunciada por los ejércitos cristianos justo antes de entrar en contienda contra el invasor musulmán durante la Reconquista.
El nombre de Santiago (San Iago en castellano antiguo) revela encomendarse a la suerte de Santiago (patrón de España), era una petición de protección al santo a la vez que sirve de señal a todos los contendientes cristianos para que inicien el ataque.
El verbo cerrar en aquellos tiempos significaba entablar batalla, embestir, acometer. Seguido de una coma.
El nombre de España, sustituye a Hispania o Reinos cristianos peninsulares, es un vocativo, una petición u orden de que cierre, embista, ataque. El rey o caballero ordena, pide, exhorta a España que cierre, que embista, que ataque.
La frase nunca puede significar que Santiago cierre España, pues si cerramos antes de que salgan mal pretenden echar a los invasores. Por eso es necesaria la coma de forma escrita, ya que España es vocativo, voz de llamada, sujeto que inicia la acción de cerrar, embestir, atacar.
Durante las contiendas de la Reconquista se pronunciaron estos gritos que continuaron en las batallas del Imperio en época moderna, tanto en los Tercios como en las Armadas.
SANTIAGO MATAMOROS, CATEDRAL DE BURGOS
8- LA REVITALIZACIÓN RELIGIOSA Y CULTURAL
A lo largo del siglo IX la sociedad cristiana establecida por toda la línea pirenaica comenzó a estructurarse, principalmente, en el ámbito de los diferentes conventos y monasterios que se fueron levantando en las proximidades de núcleos urbanos y fértiles valles: Oviedo, Pamplona, Leire, San Juan de Peña, San Pedro de Siresa, Ripoll, etc. Estos núcleos religiosos se confirman como catalizadores culturales de su época y cuya labor resulta fundamental en la concepción de sus respectivos reinos.
Alfonso II buscó en las raíces góticas el esfuerzo moral para su pueblo; vigorizó el uso del Liber Iudiciorum, texto legal que le permitía un mejor gobierno sobre las gentes asturianas. Se reivindicó Oviedo como la nueva capital de los cristianos, en detrimento de la perdida Toledo.
El descubrimiento de las tumbas de Santiago el Mayor y sus discípulos fomentó el auge de las peregrinaciones y el establecimiento del Camino de Santiago que favorece el desarrollo económico, religioso, político y cultural de los nacientes reinos cristianos hispánicos. Con todo ello, empezaba a recobrarse la idea de reconquistar el antiguo Reino Hispano-visigodo.
La vinculación entre los reinos cristianos de la península Ibérica con los reinos europeos permitió la circulación de corrientes de pensamiento y movimientos literarios y artísticos. La comunicación se dio también a la inversa y, gracias al Camino, la Europa cristiana pudo enriquecerse con la aportación hispánica a la cultura.
Los peregrinos llegados de todas partes de Europa convirtieron al Camino en un catalizador para el desarrollo artístico, social y económico. Por otra parte, la Corte carolingia incluyó en su Renacimiento el culto a Santiago, sentando las bases de la Europa Medieval.
La consolidación del Camino durante los siglos XI y XII coincidió con el máximo desarrollo del arte Románico, primer estilo artístico unitario y común de la Cristiandad europea de la Edad Media, acorde con la unificación de la liturgia que entonces demanda la Iglesia. En las iglesias del norte peninsular imperaba el arte románico, por lo que Roma renacía también en las piedras monumentales.
ITINERARIO DEL CAMINO FRANCÉS DE LA RUTA JACOBEA
Los intercambios culturales surgidos de la peregrinación provocaron que este movimiento artístico, con sus variantes regionales, se extendiera por toda Europa. Sus dos focos difusores fueron la abadía y Orden del Cluny, en el centro de Francia, y la iglesia de Lombardía, en el norte de Italia. El arte cluniacense se difundió por los territorios del Camino francés (principal itinerario del Camino), mientras que el románico lombardo tuvo una gran implantación en el Reino de Aragón y en los valles pirenaicos de los Condados catalanes. La liturgia romana se fue imponiendo sobre la hispánica, y el estilo mozárabe es vencido por las nuevas corrientes europeas.
Las antiguas construcciones cristianas de techumbre de madera y reducidas dimensiones se transformaron en otras más resistentes y monumentales. En la Hispania cristiana desaparecía el eclecticismo imperante hasta ese momento, que mezclaba detalles bizantinos con influencias locales, paleocristianas o godas. Aunque sí se siguió cultivando algún componente local como los arcos fajones.
El templo románico se caracterizaba por la utilización de la planta de cruz latina, provista de cimborrios y ábsides. Su característica fundamental es la sencillez, el purismo en sus líneas y formas, que sirven como afirmación del poder político y espiritual.
La catedral es la gran creación del arte románico. Tomando sus fundamentos arquitectónicos de las basílicas romanas y bizantinas, ingenia un edifico de gruesos muros y potentes columnas. Las catedrales de peregrinación del Camino francés fueron 7: Jaca, Pamplona, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, León, Astorga y Santiago de Compostela, originalmente construidas en estilo románico. De estas siete, las de Pamplona, Logroño, Burgos y León, fueron reconvertidas en templos de estilo gótico y renacentista.
El románico de peregrinación se materializó brillantemente en lugares como Leyre, Jaca, Frómista, León y Santiago.
En el siglo XIII, la ruta jacobea se convertía en una vía de recepción de un estilo mucho más impresionante: el arte Gótico. Surgido del románico, y con los mismos planteamientos y símbolos, crea un nuevo espacio arquitectónico, un nuevo lenguaje plástico de espectacular belleza.
CATEDRAL ROMÁNICA DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
9- LA CONCIENCIA DE ARREPENTIMIENTO Y PEDONANZA
Los monjes de la reforma gregoriana que sustituirían a los monjes mozárabes, dieron vigor a los movimientos de paz y tregua de Dios. Los reinos necesitaban paz entre sus moradores para atacar con todas las fuerzas a los musulmanes. Se trató de acabar con los enfrentamientos feudales prohibiendo a los caballeros cristianos combatir los jueves, viernes, sábados y domingos, días de fiesta y llevar las represalias sobre los hombros de inocentes. Esto originó la reunión frecuente de Asambleas o Cortes, así como el establecimiento de una norma para el derecho de guerra.
La reforma gregoriana puso especial énfasis en uno de los logros fundamentales de la doctrina cristina: el perdón y la penitencia para los pecados. La Iglesia católica insistía en que los pecados obtuvieran de Dios su perdón siempre que a cambio de ellos se ofreciese una adecuada y fructuosa penitencia, tras el recto arrepentimiento.
En el siglo XI, y bajo el impulso de la reforma y de la doctrina de la paz de Dios, se admitió que la lucha contra el infiel en defensa de la cruz podía ser una adecuada vía para esa penitencia. La primera vez se usó el término cruzada fue en 1064 y se refiere a la expedición que tenía como objetivo la conquista y conservación de Barbastro.
PÓRTICO DE LA GLORIA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
10- EL CASTILLO COMO BASTIÓN DE PODER
Los Castillos son el símbolo por antonomasia de la Edad Media española. Entre los años 722 y 1422 el paisaje ibérico se llenó de estas monumentales construcciones de piedra que se alzaban poderos en enclaves estratégicos. Su número aumentó espectacularmente en esta época gracias a la expansión económica que se vivía, y a la recuperación de territorios en manos de los árabes durante centurias.
Esta coyuntura socio-económica favorable le debe mucho al Camino de Santiago. El constante trasiego de peregrinos trajo consigo movimiento de capital y población venida de otras regiones de Europa, gente que llegó cargada de conocimientos y dinero.
Alrededor de los castillos se levantaron pueblos y en su interior se formaron pequeñas y bulliciosas ciudades con molinos, herrerías y pequeños mercados. Estas fortalezas se constituyeron en los núcleos sociales más relevantes del medioevo y cuando había peligro sus gentes se refugiaban en ellos.
La sociedad de entonces era básicamente rural: la tierra suponía el elemento económico más importante, a ella se destinaba la casi totalidad de la mano de obra disponible, que muchas veces se veía obligada a coger las armas para defender las posesiones de sus amos. El castillo se erigió en elemento catalizador de todas las actividades de la sociedad, agrícolas, gremiales, militares, etc.
Las ciudadelas estuvieron, también, relacionadas de manera muy directa con la consolidación y extensión de los feudos en los territorios reconquistados a los musulmanes. El castillo solía ser la recompensa o botín por los servicios prestados en una guerra al señor, era el centro de una naciente y boyante propiedad rural, y también la primera víctima de las revueltas populares y campesinas que se sucedieron en esos siglos.
Los peregrinos realizaron su marcha hacia Compostela al abrigo de estas magníficas construcciones que se alzaban en elevadas colinas oteando el horizonte. En el camino pudieron admirar castillos como el de Javier en Navarra, el del Temple en Ponferrada, el Castillo-Palacio de Villafranca del Bierzo, etc.
CASTILLO TEMPLARIO DE PONFERRADA
ESPAÑA ILUSTRADA: MENTALIDAD CRISTIANA HISPÁNICA DURANTE LA RECONQUISTA
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