Hondarribia y Donostia, nidos de corsarios en el siglo XVII
San Sebastián y Hondarribia fueron las dos principales plazas corsarias de la península ibérica en el siglo XVII, según se desprende de la tesis doctoral de Xabier Alberdi, que analiza los "Conflictos de intereses de la economía marítima guipuzcoana durante la Edad Moderna".
El autor apunta en su estudio que entre 1621, fecha en la que estalló la guerra con Holanda, y 1635, año en que se inició la contienda hispano- francesa; las dos localidades guipuzcoanas se convirtieron en las principales suministradoras de corsarios al servicio del rey.
Según las investigaciones de Alberdi, el floreciente comercio con America y el monopolio sevillano propiciaron también el auge del comercio ilegal en la provincia hasta que, en 1728, con la creación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, el monopolio del comercio con Venezuela recayó en la empresa de accionistas del territorio.
Previamente, en el siglo XVI, Guipúzcoa se dedicó a la pesquería transoceánica de la ballena, pese a los intentos de la Corona para que se dedicara al transporte de lana castellana. Esas pesquerías propiciaron, según el estudio, que la construcción naval del territorio se dedicara a armar buques especialmente preparados para ellas, o bien para su venta en Sevilla, para destinarlos a la "carrera de Indias".
Construcción naval y pesca
En el último tercio del siglo XVI, la Corona española se convirtió en el gran cliente del sector de la construcción naval, ya que precisaba de galeones de combate cada vez más grandes para mantener la supremacía militar en los mares.
Ya en el siglo XVII, llegó una grave crisis pesquera por la disminución de las capturas de ballenas en Terranova y porque los otros caladeros importantes, en Islandia, Groelandia, Noruega y el archipiélago de Svalvard; pertenecían a la corona danesa, que no permitía el desembarco de extranjeros en sus tierras.
«El corso es vergonzoso visto hoy, pero entraba de lleno en la lógica de la época»
San Sebastián y Hondarribia fueron las dos principales plazas corsarias de toda la Península en el siglo XVII. Es una de las conclusiones a las que llega este historiador en su recién cerrada tesis.
Diez años ha tardado Xabier Alberdi en escribir las 1.500 páginas repartidas en los dos volúmenes que conforman Conflicto de intereses en la economía marítima guipuzcoana durante la Edad Moderna, tesis doctoral con la que ha obtenido el sobresaliente cum laude y que ahora intenta publicar. El resultado es un trabajo que muestra las luces y sombras de la industria marítima de Gipuzkoa, lo cual es casi tanto como decir de buena parte de la memoria colectiva del territorio: la construcción de galeones, el saqueo bajo patente de corso y la pesca de la ballena.
- ¿Cuál ha sido la metodología que ha seguido a la hora de escribir este trabajo de investigación histórica?
- Teníamos un problema a la hora de estudiar la historia marítima de Gipuzkoa entre los siglos XVI y XVIII: las fuentes. La quema de San Sebastián en 1813 supone una pérdida irreparable de documentación, precisamente, en la principal plaza mercatil y de armamento. Existió esa limitación de partida, pero hubo otras, de tipo documental y derivadas de los cambios que tiene la misma administración a lo largo de los siglos. A la hora de hacer una historia económica tradicional, hay carencias que había que solventar para avanzar.
- ¿Y cómo lo hizo?
- Éste es un estudio de historia económica, pero en lugar de centrarnos en las variables habituales, me he centrado en los conflictos de intereses de aquellos que participan en las actividades económicas, de tal manera que aunque no tenga datos cuantitativos exactos año a año, sí dispongo de una serie de comportamientos e intereses económicos para observar qué actividades se fomentan y cuáles se relegan. Todo esto te permite ver cuál es la evolución y los altibajos de las distintas actividades.
- En cuanto al contenido de la tesis, ¿cuáles han sido los hallazgos más importantes?
- Hasta el momento, hay interesantes aportaciones sobre la industria marítima guipuzcoana centradas en actividades concretas. ¿Quién no ha oído hablar de las pesquerías de Terranova? En este punto, hay que destacar la labor del Untzi Museoa. Su revisión de la pesca, el comercio, la construcción naval y la guerra ha resultado capital. Ahora bien, pienso que mi idea ha sido ver la economía en un todo, no con cada actividad por separado. Esa sería la principal aportación.
- Había muchos conflictos de intereses a pesar de que las mismas personas mantenían actividades muy diversificadas, incluso en sectores contrapuestos.
- Aquel era un mundo plagado de inseguridades. Hoy en día un barco va a pescar a Terranova con radio, GPS, navegación por satélite... Hace doscientos años, armabas un barco y te encomendabas a los santos porque quizás no lo veías más. Estas actividades conllevaban un grave riesgo de pérdida, que se multiplicaba con la gran peste europea que ha sido la guerra, que es una constante durante aquella época. En el siglo XVIII, creo que hubo veinte años de paz y ochenta de guerra. ¿Cuál es la manera de los armadores de asegurar el éxito de sus inversiones? Diversificar.
- ¿Funcionaba la guerra como un motor económico?
- Sí y especialmente en Gipuzkoa. Hay tres aspectos a destacar: la guerra puede ser un instrumento para conseguir ventajas fiscales y privilegios reales en actividades que no tienen que ver directamente con la guerra. Se trata de aprovechar las circunstancias para conseguir una serie de privilegios. Por otra parte, sirve como arma para atacar a quienes te hacen la competencia, por ejemplo, a comerciantes o pescadores enemigos, de forma que lo que no vendan ellos, lo vendes tú.Y finalmente, el factor más directo es que la misma acción armada sea fuente de lucro, como puede ser el corso, guerra realizada por particulares, siempre al servicio de la Monarquía. Los beneficios son para el armador y para la Corona, que se lleva una participación.
- Señala en su tesis que Donostia y Hondarribia fueron las principales plazas corsarias de la Península.
- Bueno, eso no es una aportación mía. Por ejemplo, Otero Lana ha descrito la actividad corsaria en toda la Península Ibérica. En la época moderna, sobre todo el en siglo XVII, época dorada del corso, Gipuzkoa está a la cabeza. Por una parte, es una zona en la que el enemigo está al lado; por otro, las rutas comerciales que comunican la Península con el norte de Europa pasan por los puertos vascos.
- Y se supone que también contribuiría la disposición de la población.
- También y se podría hablar de factores psicológicos, como la Hidalgía Universal, asumida por la población. Un hidalgo es quien tiene el privilegio de usar armas. Sí hay cierta predisposición hacia el uso de las armas por parte de los pobladores de esta zona.
- Y aunque los historiadores no son partidarios de entrar en juicios retrospectivos, ¿diría que esta actividad de corso resulta vergonzosa y algo de lo que sentirse orgullosos?
- Desde la óptica actual, es vergonzoso, pero entra de lleno en la lógica de la época. En aquel entonces, es una forma de obtener honores. Los grados se consiguen en los campos de batalla y, al final, estás sirviendo a tu rey y a tu Dios.
- ¿Y qué fama tenían los corsos guipuzcoanos? ¿Sanguinarios? ¿Codiciosos?
- Bueno, hay algunos que son verdaderos pájaros. Hay algunos bastante conocidos en el mundo de los historiadores, como El Campanario, cuyas andanzas son bastante conocidas: desde bombardear ciudades francesas hasta saqueos en alta mar. Estaba la cuestión de los límites: cuál es la rapiña legal y cuándo la sobrepasas. En alta mar, sólo estaban ellos y el enemigo, entonces... Hubo acusaciones de excesos cometidos contra tripulantes. El objetivo del corso era robar el cargamento que iba en el barco, pero hay también acusaciones de robar pertenencias personales a los miembros de las tripulaciones. Hay cuestiones que sobrepasan los límites legales que estaban establecidos.
- ¿Hubo casos en los que el rey o las autoridades llamaran al orden a determinado barco corsario?
- Una de las diferencias entre piratería y corso es que en este último caso se celebraba una vista judicial sobre todo apresamiento que se realizaba. Se decidía si el apresamiento era legal o ilegal. Si era ilegal, se devolvía la carga.
- En cuanto a la construcción de galeones, ¿eran tan buenos los construidos aquí como siempre se ha dicho?
- ¿Hombre! Los de la época tenían que hacer cierta propaganda de sus productos. Los constructores daneses dirían lo mismo de los suyos. Lo que sí es cierto es que Gipuzkoa consigue especializarse en la construcción de barcos de guerra y grandes galeones destinados al transporte de la plata. No se puede hablar de monopolio, pero a lo largo del siglo XVII los constructores guipuzcoanos consiguen controlar el mercado sevillano, de forma que estos barcos gozan de una primacía a la hora de participar en la carrera de Indias. Esto es una fuente de riqueza muy importante y, al mismo tiempo, permite a los comerciantes guipuzcoanos meter la cabeza en el comercio americano y establecer redes comerciales. Para mediados del siglo XVII, los comerciantes y constructores guipuzcoanos están ya establecidos en este negocio y es la antesala de lo que será la Compañía de Caracas.
- ¿Existen cifras sobre el número de barcos construidos en esa época?
- No, pero se pueden establecer fases de auge y decadencia de las actividades. Son tendencias aproximadas. Hay años de hundimiento, por ejemplo, en la guerra franco-española de 1635, cuando Francia entra aquí, sitía Fuenterrabía y arrasan Oiartzun, Errenteria, Pasaia y todos los barcos que se estaban construyendo allí, lo mismo que los guipuzcoanos arrasaron el año anterior el puerto de Sokoa en San Juan de Luz. Hay un parón de la inversión en esas actividades, pero a la vez, hay un boom del corso.
- ¿Y cuándo surgió la pesca de la ballena?
- A partir de mediados de los años cuarenta, hay una serie de permisos concedidos por el Rey a guipuzcoanos y vizcaínos para comerciar con el enemigo francés -y lo mismo al otro lado de la frontera, respecto al enemigo español- con productos de primera necesidad, concepto muy flexible que acaba incluyendo a muchos productos. Entonces, hay una reactivación de otras actividades y para inicios de la década de 1650, se registra un máximo en lo que a pesca de ballena se refiere. Una veintena de balleneros se dedica a pescar, no en Terranova, ya bastante esquilmada, sino en el Ártico, Groenlandia y la costa norte de América. Todas las flotas van acabando con las ballenas y cada vez se tienen que meter más al norte.
- La industria marítima guipuzcoana, ¿fue más próspera en la guerra o en la paz?
- Es una pregunta interesante y compleja de responder porque esa tendencia a invertir en distintas actividades les llevaba a tener muy claro que cualquier circunstacia política puede ser favorable para obtener beneficios. Hay momentos en los que la paz es beneficiosa para algunos y obtienen grandes ganancias, mientras que algunos sectores salen perdiendo, y otros en los que el estallido de una guerra beneficia a unos y perjudica a otros.
- En todo caso, sorprende la capacidad de adaptación de la industria marítima a todo tipo de circunstancias.
- Efectivamente. Muchas veces asombra la tardanza en la aparición de compañías fijas en el País Vasco. En miembros de la elite donostiarra, se observa cómo en momentos de choque de intereses, un mismo individuo aparece firmando peticiones de privilegios dirigidas al rey o la provincia en contra de otro sector en el que también figura. Salga una opción o salga la otra, yo gano. Las Juntas Generales y la Diputación actúan de forma proteccionista hacia los intereses de los principales armadores, que son quienes controlan el poder, pero hay momentos en los que algunos apoyan privilegios de unos que son perjudiciales para otros.
- ¿Cómo afecta toda esta actividad a la población?
- La economía global de Gipuzkoa estaba basada en las ferrerías y la industria naval. El principal mercado de las ferrerías era América. Sólo para exportar esos productos, necesitan disponer de una economía marítima que apoye sus intereses y permita vender hierro en buenas condiciones. Los grandes comerciantes de la costa tienen establecidos factores en Sevilla y en las principales plazas americanas para que el hierro guipuzcoano vaya a América.
Donostia y Hondarribia en el siglo XVII
«San Sebastián era una de las principales plazas financieras de la Monarquía española en actividades, como el armamento, que sostenían a la Corona. Hay que tener en cuenta que los galeones que traían la plata que mantenía al estado español se construían aquí. Tendría unos 10.000 habitantes, dentro de las murallas, aunque luego había un entorno». «Hondarribia, que no llegaría a los 2.000 habitantes, es la segunda plaza en Gipuzkoa. Su cercanía a Navarra favorecía el comercio, pero su gran baza era la frontera con Francia, el lugar donde se pelea pero también donde se cierran los negocios. La esperanza de vida en aquella época estaba distorsionada por la gran mortalidad infantil. En todo caso, la mortalidad es más elevada en las comunidades marítimas que en las de interior».
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