Curioso articulo sobre el Euskera

EL VASCUENCE

Es verdaderamente tremendo la intransigencia de los sabios: Unamuno observa que el vascuence nos viene estrecho a los vascongados para expresar nuestros pensamientos, y dice: “ Como su material y tipos no se prestan a ensanche, rompámosle”. Y después añade: “Enterrémosle santamente con dignos funerales, embalsamado en ciencia; leguemos a los estudios tan interesante reliquia”.

Para un castellano, lo dicho por Unamuno es una revelación, para un éuzkaro es una blasfemia, para un vascongado inteligente es un verdad que está harto de saberla.

El vascuence no ha sido ni es una lengua literaria o filosófica, no “nos viene ya estrecho”, ha venido estrecho a todos los vascongados que han tratado de expresar su pensamiento en él.

Si algunos han querido demostrar que el vascuence es una lengua que puede trasformarse en un idioma literario y científico, ha sido un corto número de chiflados y un gran número de “éuskaros” carlistas con disfraz de filólogos que creen que toda la verdad del mundo está encerrada en el Astete.

El “éuzkaro” ha sido el padre del “bizcaitarra”, y el carlista el padre del “éuzkaro”.

El “éuskarismo” comenzó a manifestarse con energía poco después de la guerra y de que el gobierno de la restauración quitase los fueros.

En esa época, y a consecuencia de esta medida, todo elemento carlista y reaccionario se sintió impulsado por una misma aspiración tradicionalista y, como caballo de batalla, tomaron los “éuskaros” el



vascuence y trataron de hacer una restauración histórica, lingüística y literaria de él.

En un periodo fuerista llamado La Paz, que se publicaba en Madrid por aquel tiempo, comenzaron muchos de los éuskaros ha darse a conocer; luego fundaron periódicos en las Provincias Vascongadas y Navarra: hubo el Iruracbat (las tres, una), el Laurak bat (Las cuatro, una); se organizaron juegos florales, y Manterola publicó el Cancionero Vasco, y trató de iniciar un renacimiento en la literatura vascongada.

Tras de algunos años de cierta efervescencia, el euskarismo cayó en el olvido, como no podía menos de suceder, dada la falta de armonía de las ideas que le animaban con las del medio ambiente. El euskarismo sirvió para fijar las producciones de poetas vascongados, pero no influyó socialmente, no encarnó en el espíritu del pueblo, no pudo hacer literatura nueva en vascuence digna de ser estimada. Lo que hizo fue introducir la afección, el engolamiento, la cursilería entre los que escribieron en vascuence, de tal modo que no ha habido poeta vascongado moderno que no haya recurrido a la trompa épica para tocar en falsete aires en honor de la Madre Euskeria, del Padre Aitor y de otra porción de entes tan ridículos como fantásticos.

En cambio, ninguno de esos poetas se han dirigido a la tierra y ha ido a ver el vasco tal como es. No han hecho más que fantasear y mentir, han pintado vascongados de cromo, costumbres para ser representadas en los escenarios madrileños del género chico; todo lo han falsificado de un modo repulsivo.

Han llegado a querer demostrarnos que los vascos, cuando eran salvajes, ya creían en un Dios único, cosa que asegura el sabio jesuita Larramendi, probablemente en un rasgo de humorismo. De


estas piadosas mistificaciones hay a montones, inventadas por los éuskaros. (...) Otra necedad de euskarismo ha sido, a pesar de ser tan tradicionalistas, cambiar la ortografía antigua del vascuence por otra, basada en la fonética. No tiene esta ortografía sabia otro inconveniente más que cada uno de los cuatro o cinco éuskaros que dirigen el euskarismo tiene la suya, y que es tan confusa que un labriego de las provincias que sepa leer mediante el castellano, no sabe leer el vascuence con la moderna ortografía.

Yo he oído decir muchas veces, no a personas ilustradas, sino a maestros y curas de los pueblos próximos a Azpeitia y Azcoitia, que hablaban continuamente el vascuence, que entendían mal o que no entendían lo escrito en vascuence con ortografía moderna. Estos éuskaros no han tenido en cuenta que un idioma es un organismo vivo, cuya existencia y forma no depende de la voluntad de uno ni aún de la de todos; lo que las Academias de los idiomas fuertes y extendidos por el mundo no se atreven ha hacer, los éuskaros lo han hecho con una lengua que está dando las últimas boqueadas, y le han asestado una puñalada mortal.

¿Pero porque éuskaros y bizkaitarras se han dedicado a encubrir sus ideas sacristanescas con el euskarismo, hemos de desear los vascongados que desaparezca el vascuence? No. Ni los demás españoles tienen motivo para desearlo. El vascuence no ha hecho separatista a nadie. La provincia vascongada en que más se habla vascuence es Guipúzcoa y no ha habido en ella ningún separatismo.

Y respecto a que no caben en nuestro viejo idioma pensamientos modernos, todos lo sabemos; nadie creo que tratará de traducir al vascuence La Lógica de Hegel; pero no sólo se vive de pensamientos. En la vida también tiene su importancia la canción y el baile, y el refrán y el dicho agudo. Y todas esas cosas típicas nuestras desaparecerán de la tierra vasca el día que desaparezca el


vascuence, y como no es cierto que las almas se trasiegan y se manifiestan lo mismo en un idioma que en otro, y como no es cierto que Trueba sea tan vasco como Iparraguirre, y es seguro que no habrá nadie que en castellano pueda expresar las cualidades sentimentales e irónicas de las razas como el humilde y desconocido Viliuch, el único poeta vascongado, al morir el vascuence, sin honra alguna para la patria, sin favorecer en nada el desarrollo del pensamiento, dasaparecerá un matiz pintoresco de la Península, una nota simpática y amable de la vieja España, que siguiendo esta camino llegará a ser el país más uniforme y monótono del mundo.


PIO BAROJA (1901)