HEMOS CUMPLIDO XXV AÑOS

NACIMOS un 6 de Marzo de 1982 en “Javierada”, mientras los jóvenes de Navarra y muchos de España y algunos de todas las partes del mundo peregrinaban cuaresmales al Castillo de Javier para la Novena de la Gracia.

La fecha programada del nacimiento de nuestro quincenal navarro católico SIEMPRE P’ALANTE coincidía en los días con la del natalicio de San Francisco Javier, bajo cuya advocación y patrocinio se había puesto en 1978 nuestra UNIÓN SEGLAR DE NAVARRA, asociación que se hacía responsable de la gestión administrativa y económica del quincenal.

Rompiendo las restricciones de admisión en horario lectivo del Instituto de la Plaza de la Cruz donde desde 1968 hasta mi jubilación impartía yo clases de Literatura Española, superando los controles e inquisiciones de los bedeles y mezclándose como uno más entre el ir y venir de los alumnos por los pasillos, llegó hasta el aula del segundo piso el bueno de Don Rafael Santesteban, y en los cinco minutos entre clase y clase el activísimo fundador de la Unión Seglar de Navarra, el que, puesto de rodillas, como él revelaba, me captó para que los dirigiera como sacerdote, con emoción en sus ojos, como quien compartía la paternidad del alumbramiento, me presentó como pan todavía caliente, recién salido del horno, la criatura recién salida de la imprenta, el primer número de SIEMPRE P’ALANTE.

La gestación había sido laboriosa, no en la idea, que era clara, la de continuar la línea de opinión tradicional social o político-religiosa teológica y moral del recientemente cerrado EL PENSAMIENTO NAVARRO, cuyas excelentes plumas se volcaron en colaborar con el nuevo empeño periodístico, sino laboriosa en el aspecto económico. ¿Cómo dar de comer con nuestros contados panes y peces a tan gran multitud de necesitados de resistencia en la fidelidad católica? Y en ese momento, el capitán don Carlos Etayo, que igual gobernaba carabelas que se apuntaba como marinero de base a todas las travesías apostólicas, fue el punto de confianza para que otro gran hombre del carlismo, Don Vicente Febrer, al saber que en ello estaba Don Carlos, nos enviase desde Gandía la primera ayuda sustanciosa que decidió mi ánimo para pensar que, con el buen augurio de esos primeros medios, era ya la hora de nacer. Y así fue. A ella seguirían vuestras ayudas, queridos suscriptores españoles de la primera hora, y las especiales de una dama y un caballero navarros y luego de otro riojano, y las de algunos ejemplares sacerdotes mayores y últimamente la del matrimonio Don Juan Lara-Dña. Carmen Gullón, de Sevilla, y día a día la generosidad perseverante de vuestras suscripciones, redondeos, especiales donativos y “pantanitos”.

Todo lo demás, desde ese primer número de 1982 hasta este de los XXV AÑOS, ha ido rodando tan fácil como las rotativas de la imprenta, y al mismo tiempo con mucho sacrificio, en medio de persecuciones eclesiales y sabotajes seglares domésticos profundos. Dios me ha dado salud y mantenido mi ánimo para no faltar, a pesar de los muchos tormentos y tormentas, a ninguna de estas 559 citas, y así llegar hasta este 2007 con mis leales de la Unión Seglar de San Francisco Javier de Navarra y otros muchos de la Uniones Seglares de España, y con los colaboradores, articulistas, bienhechores, suscriptores y lectores nacionales y también del extranjero, ahora también con la página WEB, en gran familia de amigos.

Con el tiempo, lector yo también en estas páginas de los artículos de Manuel de Santa Cruz, cerebro y corazón, pluma y acción de la lucha por la Reconquista de la UNIDAD CATÓLICA DE ESPAÑA, nuestro SP’ concretó su vocación en la defensa de este ideal, aceptando ser su órgano periodístico nacional. Los temas de la Unidad Católica de España, de la confesionalidad del Estado y de la laicidad de la Constitución de 1978, de cuya insistencia en nuestro SP’ se mofaban hasta hace poco los propios clérigos, hoy están transcendentes más que nunca sobre la mesa de la España político-religiosa.

“Poco he de poder, si no me lo cargo para el tercer número” profetizó el entonces arzobispo Cirarda refiriéndose al recién nacido SIEMPRE P’ALANTE. Poco pudo, y, contra lo que se hace por Dios, poco han podido los herodes clérigos o laicos hasta aquí.
José Ignacio DALLO LAREQUI