El artículo está bien. Pero esas tesis las debería decir el Papa a los obispos, así como obligarles a cumplirlas... y no en abstracto el sr. Alvaro dOrs (que no era nadie en el ámbito eclesiástico y no podía obligarles a nada).
Desde 1939 a 1976 hubo un Estado católico en España, y los primeros que lo quisieron desmantelar fueron los propios obispos españoles. No hubo caso para un Estado católico con libertad política (ni siquiera se planteó que pudiera darse una coexistencia).Nos encontramos así con esta alternativa: o hay un estado católico, y entonces se puede dejar libre la opción política, o no lo hay y existe el riesgo de hostilidad, y entonces hay necesidad de un partido confesional que haga frente a tal hostilidad.
Respecto a un partido confesional... ni se plantea por los obispos.
Pues no hay ni una cosa ni otra. Los obispos españoles no quieren saber nada de la cosa pública. Bueno... sí, poner la x en la casilla de la declaración de renta para ser mantenidos por los mismos católicos a quienes ellos traicionan y contaminan con su radio: la COPE.En otros términos: hay que elegir entre Estado católico o partido católico.
La única forma que tendrían los católicos de a pie para cambiar las cosas, no sería sino la presión hacia sus obispos, y que ellos, presionados, a su vez, presionaran en instancias políticas.
El handicap es que la propia configuración religiosa de jefe-súbdito viene lastrada con el temor reverencial y religioso del católico hacia sus superiores.
Dicho de otro modo: si los mandados por los obispos fueran, pongamos, del tipo comunista-reivindicativo, los obispos irían tiesos como velas, pues la presión de las bases se les haría intolerable.
En cambio, tienen un rebaño bonachón, apacible, dócil, que les acompaña en los cánticos, les besa la mano, les ríe las gracias etc.
Con ese panorama no se puede esperar otra cosa.
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