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Tema: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

  1. #1
    Avatar de rey_brigo
    rey_brigo está desconectado la TRADCIÓN es la ESPERANZA
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    Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

    La muerte, en circunstancias insuficientemente aclaradas, en acto de servicio, de diecisiete militares españoles en Afganistán; las contradictorias afirmaciones realizadas por miembros del gobierno sobre el alcance real de nuestra presencia en aquellas lejanas tierras; la comparecencia en el Congreso -tras varios días de incomprensible sobreactuación- del Ministro de Defensa, sin segundo turno de preguntas, acorazado en datos, abriendo nuevos interrogantes sobre los hechos; la puesta de manifiesto de la hipocresía de un gobierno que llegó al poder bajo la utilización demagógica de la palabra “paz” y que, al final, ha cubierto con eufemismos una política no muy distante a la realizada por el gobierno Aznar; la circunscripción del debate por parte de la oposición popular al cruce de acusaciones y a la idea de poner de relieve el engaño con que José Luis Rodríguez Zapatero se ha desenvuelto en este terreno, han privado, nuevamente, a los españoles, como sucediera tras la tragedia del Yak-42 o tras las denuncias de los problemas logísticos de nuestra permanencia en Irak, de un debate sobre la situación real de nuestras Fuerzas Armadas, de su grado de operatividad, de la utilización política de las mismas y de su sacrificio en las misiones denominadas -en ocasiones como la presente eufemísticamente- humanitarias.

    El abandono del neutralismo.
    Fue obra de los gobernantes socialistas la ruptura del tradicional neutralismo observado por la política exterior española en los últimos conflictos internacionales, incluyendo aquellos en los que los EEUU demandaron una intervención española.
    La integración de España, tras un polémico referéndum, en la estructura de la OTAN que, pese a las afirmaciones de entonces, obligaba a nuevos compromisos militares, junto con al intención del entonces presidente del gobierno, Felipe González, de dar mayo nivel a la posición española en el concierto internacional mediante la presencia militar abrió un increscendo que quedó puesto de manifiesto con la intervención en la I Guerra del Golfo, que convirtió España en la gran base logística del ejército norteamericano.
    Esta nueva línea política se adoptaba en medio de un proceso de conversión del Ejército español que conduciría al actual modelo de Fuerzas Armadas profesionales. Un modelo que reclama unidades altamente preparadas, dotadas de los medios más modernos, adecuadas a los marcos posibles de intervención y con una gran capacidad logística.
    Los gobiernos socialistas de Felipe González cubrieron la participación militar española en conflictos internacionales con la difusa limitación a los márgenes de misiones de paz o humanitarias, aunque estas estuvieran dentro de un espacio de guerra real. Concepción que sigue de forma sincrética el actual presidente socialista del gobierno.
    La realidad es que, desde 1989, de un modo u otro, fuerzas españolas, a través de unidades o de meros observadores, han cumplido misiones en Haití, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Etiopía, Sudán, Irak, Indonesia, Congo y en diversos países Hispanoamericanos. Despliegues de entidad muy dispar. Tras la presencia de unidades navales en la I Guerra del Golfo, el despliegue más amplio, casi al límite de nuestras posibilidades reales fue el realizado en Bosnia (1992). Presencia militar en la que existió un claro consenso ente el PSOE y el PP. Línea de comportamiento que se diluyó, por intereses electorales socialistas, durante la II Guerra del Golfo. Consenso que se mantiene en las misiones actuales, porque el Partido Popular no cuestiona la presencia militar española o las razones de la misma en escenarios tan problemáticos como el afgano. Lo que el PP denuncia es la ocultación de la misión española por parte del gobierno socialista, para poder, al mismo tiempo, sostener que asistía la misma razón al gobierno popular cuando decidió participar en la coalición contra Sadam que ha destruido Irak.

    La capacidad operativa de nuestras fuerzas.
    Ni populares ni socialistas se atreven a entrar a fondo en el necesario debate sobre la capacidad real, dados los medios de que se disponen, de garantizar a nuestras fuerzas la operatividad al más alto nivel que la situación demanda.
    Pocos se atreverían hoy a sostener que la conversión del Ejército a unas Fuerzas Armadas profesionales ha sido un éxito. Presupuestos reducidos absorbidos por las nóminas, modernización muy relativa, operatividad real inevaluable, inadecuación con respecto a los posibles escenarios de intervención son algunos de los temas tabú en un terreno donde la demagogia de los ministros y la brillantez de los desfiles cubren los problemas.
    Hoy contamos con una tropa cuyo operativo difícilmente supera los cincuenta mil hombres, pero cuya capacidad real de intervención directa no excede el 25% del total de los efectivos. Un ejército con unas tropas de elite que van de misión en misión manteniéndose en las dimensiones del antiguo ejército de reemplazo, incluso con disoluciones de cuerpos especiales internos de gran eficacia. Total de fuerzas de las que se han detraído cerca de tres mil efectivos para enviarlos a misiones internacionales, con las implicaciones que ello pudiera tener a la hora de garantizar la Defensa Nacional. De ahí la otra cara de la limitación del número de efectivos que pueden desempeñar estas misiones, presentada por Rodríguez Zapatero como demostración del cumplimiento de su “programa pacifista”.
    Tras cada uno de los accidentes que se han producido en esas misiones internacionales, tras cada retorno de tropas, tras cada reportaje publicado en España, pese a los apagones informativos que rodean a estas misiones, muchas en “territorio comanche”, se ha hecho evidente tanto el grado de inadecuación de medios como los problemas logísticos a los que se enfrentan nuestras fuerzas. Pese al muro de silencio que suele adornar al mundo militar han sido varios los militares de alta graduación que se han hecho eco de los problemas. Deficiencias que nuestros soldados cubren con entrega y sacrificio, con valor reconocido y ganando el aprecio de cuantas fuerzas de otros países han colaborado o han entrado en contacto con ellos.

    Misiones humanitarias y fuego real.
    En los últimos quince años ha sido usual encontrarse con la crítica de que los sucesivos gobiernos han tratado de convertir al Ejército en una especie de ONG destinada a repartir leche y galletas, en función precisamente de la escasa dotación presupuestaria y de la falta de modernización del mismo. Una imagen que se ha visto falsamente reforzada por el abuso de la calificación de misiones humanitarias, cuando la realidad es que, en muchos casos, tenían, además de ese componente humanitario, una faz bélica incuestionable.
    Sería muy difícil mantener que desde las misiones en la antigua Yugoslavia el componente humanitario no se ha desarrollado bajo fuego real. Situación que se ha ido haciendo más compleja con las intervenciones en Irak y en Afganistán; lugares donde, además, se está actuando en función de los intereses geoestratégicos y geoeconómicos de los EEUU con la aparente razón de combatir el terrorismo internacional (que jamás tuvo base en Irak) y de abrir la zona a la democracia. Razones por las que España no debería participar o haber participado de forma activa.
    En Irak primero y en Afganistán, antes y después, hemos participado de forma activa en un conflicto bélico. En ambos casos se ha hecho ocultado o distorsionando la realidad al pueblo español. Ante el caso de Irak, el poderoso agit-pro socialista, que no existió cuando se produjo la I Guerra del Golfo, se alzó contra la decisión del gobierno amparándose en el neutralismo y la paz. Ante el caso de Afganistán ese mismo agit-pro ha guardado silencio o ha apoyado, desde su faz mediática, el eufemismo de José Luis Rodríguez Zapatero.
    Tras las intervenciones del Ministro de Defensa y del propio Rodríguez Zapatero se ha hecho evidente que la misión de nuestras fuerzas en Afganistán es bélica y que va más allá de la misión humanitaria y de paz difundida.

    Por qué en Afganistán
    Cuando José Luis Rodríguez Zapatero anunció la retirada inmediata y apresurada de nuestras fuerzas en Irak lo hizo como gesto a su electorado; como demostración de que era el gobernante dispuesto a cumplir sus promesas electorales. Quiso jugar, al mismo tiempo, a la política de las compensaciones, para tratar de paliar el choque con la administración norteamericana, anunciando el envío de más fuerzas a Afganistán, porque allí si se daban las condiciones en las que España podía intervenir: mandato de la ONU, misión de paz y carácter humanitario. Probablemente lo hizo sin medir bien las consecuencias de su decisión.
    Cualquier experto medio en geoestrategia sabía que el mandato de la ONU era resultado de una cesión circunstancial a los EEUU y no fruto de una decisión madurada en el seno de la organización. El régimen talibán concitaba la reprobación internacional y Afganistán era -continúa siéndolo- un centro de distribución de droga y refugio de terroristas islámicos, lo que avaló sin mayor problema la decisión que puso fin al régimen fundamentalista afgano. La ulterior consideración de “misión de paz”, distinta a la “libertad duradera” americana, de la ONU no es más que una máscara con la que se intenta legitimar el futuro gobierno afgano.
    Cualquier experto medio en la situación del Próximo y Medio Oriente no ignora el programa norteamericano, de raíz geoeconómica, que aspira a reestructurar la zona mediante gobiernos amigos o tutelados con apariencia democrática. Cualquier analista de los Centros de Información sabe que el mapa de Afganistán es muy distinto, por ejemplo, al de Irak y que cualquier misión en la zona implica riesgos importantes porque se va a producir en un medio incomparablemente más hostil al irakí.
    De acuerdo con las promesas, el gobierno pidió al Parlamento (6-VII-2004) autorización para el envío de fuerzas a Afganistán en misión de paz, para apoyar el proceso de democratización con destino a la zona de Kabul, la más segura del territorio. Sin embargo, el 22 de junio de 2005 la Comisión de Defensa y no el Pleno autorizan la conversión de la misión: España asumirá el mando de la PRT Qala-I-Neu en Herat. Zona de señores de la guerra, tráfico de drogas y de resistencia talibán. No se informa ni a la Comisión ni al Congreso del alcance real de su misión ni de los peligros a los que se pueden enfrentar. Ha sido la trágica muerte de diecisiete militares en acto de servicio y probablemente en acto de guerra la que ha revelado que nuestras fuerzas están allí para “luchar contra el terrorismo”, lo que significa hacer frente tanto a las huestes de Al-Quaida como a los insurgentes. Zona de conflicto donde abundan, según los servicios de información, los cohetes tierra-aire que en Afganistán están abatiendo helicópteros norteamericanos.
    La pregunta es ¿por qué este cambio de actitud? Es evidente que viene determinada por el deseo de restablecer lazos con la administración americana a través de una intervención más efectiva en este escenario que se iba a concretar en los próximos meses y que ahora ha quedado paralizada. De ahí la distensión en las relaciones que se ha ido produciendo en los últimos meses.

    El vuelo del Cougar HT-21
    El vuelo de los aparatos Cougar HT-21 no es más que la demostración de la ampliación de la misión real de las fuerzas españolas en Afganistán; por eso iban armados y por eso transportaban tantos efectivos. Los Cougar HT-21 son buenos aparatos pero no disponen de blindaje ni de contramedidas electrónicas, elementos ambos básicos para enfrentarse a un enemigo que utiliza, desde los tiempos de la resistencia contra la URSS, los cohetes tierra-aire. Las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET) disponen de mejores aparatos o de aparatos más aptos para la zona, los afamados Chinook, pero no han podido ser utilizados porque están pendientes de obtener su correspondiente certificado de vuelo de acuerdo con las medidas preventivas adoptadas por el gobierno y el ministro de Defensa (noviembre 2004) en su campaña política sobre lo ocurrido con el Yak-42. Han tenido que morir diecisiete militares para que todos podamos saber que el 90% de los aparatos del Ejército de Tierra, independientemente de su valía y necesidad, permanecen en tierra porque están tramitándose esos certificados.

    Las responsabilidades.
    Urge pues que el Presidente del Gobierno comparezca ante el Congreso y explique cuál es la misión española en Afganistán. Urge que no se remita el caso a la Comisión de Secretos Oficiales. Urge que la oposición se libere de mirar hacia atrás buscando la autojustificación a tiempo pasado. Urge que España abandone una política de intervención que le ha colocado al servicio de los intereses geoestratégicos y geoeconómicos americanos. Urge que en el Congreso se debata la situación de nuestras Fuerzas Armadas y de la Defensa Nacional, en vez de circunscribir el problema a un aumento de sueldo que de no conseguirse llevaría a la dimisión del titular de Defensa según anuncio propio.

    Francisco Torres García.
    Portavoz de Alternativa Española.


  2. #2
    Avatar de Kontrapoder
    Kontrapoder está desconectado Miembro graduado
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    Re: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

    Interesante comunicado rey_brigo. Aquí se ve que la política exterior que defiende tu partido es muy diferente de la que tu defendías hace poco por estos lares. Me quedo con esta frase:

    Urge que España abandone una política de intervención que le ha colocado al servicio de los intereses geoestratégicos y geoeconómicos americanos

  3. #3
    Avatar de rey_brigo
    rey_brigo está desconectado la TRADCIÓN es la ESPERANZA
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    Betanzos dos Cabaleiros antiga Brigantium
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    Re: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

    efctivamente, yo en este foro nunca hable como voz oficial de aes...sino como n afialiado de base... mis opiniones siguen siendo las mismas. Pero aes es un proyecto plural donde pueden existir distintas sensibilidades sin q exista peligros de escision...paa q luego se hable de minifundismo...

  4. #4
    Frodo está desconectado Miembro graduado
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    Re: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

    Buen artículo de un murciano de pro como Paco Torres. No obstante por lo que conozco de AES no todos están en esa línea ni tienen la capacidad de analisis y argumentación de su portavoz.

  5. #5
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Re: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

    Sinceramente, me parece una vergüenza la presencia de nuestros soldados en la antigua Iranshahr. A ver qué pintamos allí....Y lo más vergonzoso, la argumentación de " libertad duradera "; que nos propone un país hijo del Imperio Judeobritánico y artista en eso de los campos de concentraciones desde los tiempos de Cromwell y Robespierre, demócratas de pro. Y sí, el régimen talibán es asqueroso; pero acaso, ¿ cómo es la monarquía wahabí que por el hecho de ser europeo por ley te pueden degollar con un alfanje ? ¿ Y notorios aliados del régimen yanki como Marruecos o Pakistán ( En el primero no se puede anunciar el cristianismo y en el segundo se practican violaciones legales y esclavitud contra todo no muslim ) ? ¿ Y los acuerdos con la bestialidad china ?.....Lo que va a venir ahora en la Mesopotamia va a ser mucho peor que la dictadura baasista, que al menos, procuraba respeto para los cristianos.

    A fin de cuentas, el " moralismo puritano " anglosajón es repugnante.

  6. #6
    Avatar de Breogan
    Breogan está desconectado Miembro graduado
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    Re: Ante La Presencia Militar En AfganistÁn

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    Cita Iniciado por Ordóñez
    Sinceramente, me parece una vergüenza la presencia de nuestros soldados en la antigua Iranshahr. A ver qué pintamos allí....Y lo más vergonzoso, la argumentación de " libertad duradera "; que nos propone un país hijo del Imperio Judeobritánico y artista en eso de los campos de concentraciones desde los tiempos de Cromwell y Robespierre, demócratas de pro. Y sí, el régimen talibán es asqueroso; pero acaso, ¿ cómo es la monarquía wahabí que por el hecho de ser europeo por ley te pueden degollar con un alfanje ? ¿ Y notorios aliados del régimen yanki como Marruecos o Pakistán ( En el primero no se puede anunciar el cristianismo y en el segundo se practican violaciones legales y esclavitud contra todo no muslim ) ? ¿ Y los acuerdos con la bestialidad china ?.....Lo que va a venir ahora en la Mesopotamia va a ser mucho peor que la dictadura baasista, que al menos, procuraba respeto para los cristianos.

    A fin de cuentas, el " moralismo puritano " anglosajón es repugnante.
    Sólo añadir que si los afganos quieren su régimen taliban o lo que sea, allá ellos, no se nos pierde nada allí, ni a nosotros ni a ningún extranjero.




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