Revista FUERZA NUEVA, nº 99, 30-Nov-1968
LA UNESCO, LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y LA MASONERÍA
Albert Lantoine, significado jefe de la masonería francesa, tras la disolución legal de las logias masónicas en Italia por Benito Mussolini (1925), en “Hiram couronné d’epines” escribía:
“Obligada, por decirlo así, a replegarse sobre sí misma, la Masonería va a dedicarse a trabajos intelectuales, evitando cualquier tentativa de exteriorización, que sería muy mal acogida, y llegado el tiempo de la probabilidad de las represalias, se vengará la primera de la afrenta que le ha sido infligida”.
En el diario “Arriba” del 10 de mayo de 1961, bajo la rúbrica de A. Bujalance, se podía leer:
“Se habla demasiado de comunismo y demasiado poco de quienes pueden ser, y son, sus más peligrosos y seguros introductores: los francmasones, que sólo tienen una obediencia y actúan en forma tan solapada y en tan varios sectores, que su acción, que cada vez tocamos y detectamos con más fuerza en nuestra Patria, resulta peligrosísima, y sus progresos francamente alarmantes”.
Que la masonería odia mortalmente a España, es cosa sabida. J. Boor, cuya firma parece corresponder a persona de máxima categoría e información, escribía en 25 de junio de 1950:
“El caso de España en las Asambleas internacionales de los últimos años es harto elocuente. En él la conjura masónica brilló a alturas insospechadas, llegando incluso a sacrificar el propio prestigio de la institución. En la historia de las relaciones internacionales quedará el caso como un hito,el más monstruoso y cínico que los tiempos modernos registran. Mientras Rusia destruía países, se armaba hasta los dientes, amenazaba la paz y arrastraba el Occidente a destruir los principios solemnemente proclamados de la Carta del Atlántico, se discutía en el Consejo de Seguridad si una nación (España) pacífica, con 28 millones de habitantes y una modesta industria, neutral en las dos mayores conflagraciones que la Historia conoce, podía constituir una amenaza en potencia para la paz. Se olvidaban, asimismo, las ayudas y concesiones hechas a Alemania por los principales países de Europa que cayeron bajo el área de su presión, en holocausto a la filiación masónica de sus príncipes y de sus políticos, al tiempo que se faltaba a las promesas públicas y solemnes que Roosevelt había hecho a España en los momentos más críticos de la guerra. Si alguien pudo hacerse ilusiones con la nueva sociedad, ella se encargó de desvanecerlas. Ni la carencia de causa unánime reconocida, ni la barrera de los propios estatutos, que prohíben a la O.N.U. inmiscuirse en lo que es privativo de cada nación: ni la ética internacional pisoteada en este caso como nunca, sirvieron frente a la conjura que las logias habían preparado”. (http://hispanismo.org/historiografia...tml?highlight=)
Pero la masonería no actúa siempre descaradamente. En el periódico masónico “Chronicle” se puede leer:
“La fuerza de la masonería en su trabajo externo está, sin duda, en que hay más masones, y muchas veces mejor calificados, para la ejecución de trabajos masónicos fuera de la hermandad que dentro de ella. Por eso la masonería, en Europa de América, funda sociedades e instituciones de semejante forma y fin e infunde en ellas su espíritu”.
Algo sobre la UNESCO
(…) Creemos oportuno dar algunas informaciones sobre la UNESCO. El primer director de la UNESCO, Julián Huxley, había declarado:
“No necesitamos más acudir a una revelación teológica o a un absoluto metafísico: Freud y Darwin bastan solos para darnos nuestra visión filosófica del mundo”.
En el periódico “Human Events”, del 27 de abril de 1960, se escribe:
“Varios periódicos dignos de estimación han denunciado la extraña coincidencia entre los disturbios estudiantiles procomunistas ocurridos estos años pasados en Corea, Turquía, Japón, Vietnam, etcétera, y la introducción en estos mismos países de delegaciones de la UNESCO”.
En la revista “Nouvelles de Chretienté”, del 6 de octubre de 1960, se constata:
“Esta organización -la UNESCO- está integrada por liberales internacionales de toda especie, inclusive comunistas. Prosigue una política que contraria todo lo que es anticomunista”. Pero hay algo más…
Habla la “Liga de los Padres Cristianos” de California
Para que nadie pueda creer que somos exagerados en nuestros juicios sobre la UNESCO, será útil recordar la declaración de la “Liga de los Padres Cristianos de California”, de confesión protestante, publicada bajo la firma de su presidente y en fecha de enero de 1956. Los párrafos principales de dicho escrito los extractamos aquí:
“La UNESCO es una de las once organizaciones especializadas de la ONU. Ha sido creada después de la ratificación de la Carta de las Naciones Unidas. El nombre puede parecer nuevo, pero el espíritu que anima las actividades de la UNESCO no lo es, pues su espíritu es el ateísmo mismo y el agnosticismo: la negación de Dios. Tanto las Naciones Unidas como la UNESCO están firmemente consagradas a la realización de un Gobierno mundial con su plan para una sola religión, una sola ley, un control universal. Para este efecto, al entrar en los servicios de la ONU y de la UNESCO, todo miembro empleado de las mismas, despreciando la fidelidad debida a su propia patria, hace un juramento de obediencia a este internacionalismo que es la antítesis del patriotismo… A través de la Historia puede verse el encarnizamiento continuo de los enemigos del cristianismo para destruirlo por su base y demoler con suavidad o con violencia las manifestaciones de su caridad y de justicia y de su libertad y, por encima de todo, desacreditar y destruir su enseñanza…
La UNESCO tiene un doble fin profundo: 1. La perversión de la enseñanza y de los maestros. 2. La subversión universal y colectiva de la juventud. La perversión de los maestros y de su enseñanza es la tarea más importante impuesta a la UNESCO y tiene su esquema muy sistemáticamente trazado y realizado. Los maestros están formados para tomar posesión de la mente del niño desde su tierna edad para lograr un lavado de cerebro. Así se elimina toda huella de influencia de los padres en la religión cristiana y en el patriotismo. A quien quisiera conocer más a fondo este sistema de destrucción de los lazos familiares aconsejamos la lectura de una serie de pequeños volúmenes y opúsculos, destinados a los maestros, editados por la UNESCO. Esta serie se llama ”Toward World Understanding”–“Hacia una comprensión mundial”- y ha sido traducida en todos los idiomas. Es de lamentar que algunos de esos volúmenes no pueden recibir otra calificación sino la de obscenos.
La UNESCO es como una pantalla…¿Qué halla uno si mira para atrás con los ojos abiertos? La corrupción sistemática de los niños, la educación pagana, el despertar de satisfacciones sensuales anormales, el gusto y el deseo desenfrenado en la droga, la carrera al abismo de perdición que se llama delincuencia juvenil. ¿Quién da la participación en la carrera? Los maestros de la educación progresiva, formados y dirigidos en y por la UNESCO.
Todos los norteamericanos deben mirar de frente estos hechos, que no pueden negarse, y atacar el mal siempre creciente de la delincuencia infantil y de la criminalidad en su fuente, es decir, en la escuela, en donde la mala enseñanza de la UNESCO, así como su poder, son soberanos… La UNESCO debe ser destruida”.
Hasta aquí la Declaración de la “Liga de Padres Cristianos de California”. ¿Quién advierte hoy ante estos peligros?¿Estamos en un tiempo de pastores mudos y de entreguismo universal?
Pero ya no bastan las múltiples proliferaciones de estrambóticas y extranjeras organizaciones, que en otro tiempo merecían puntualizaciones y denuncias de la jerarquía eclesiástica. En este año (1968) se está celebrando la conmemoración del XX aniversario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Hombre, aprobada en 10 de diciembre de 1948. Estamos en el Año Internacional de los Derechos del Hombre.
En el XX aniversario de la Declaración de los Derechos del Hombre
Voces autorizadas, cátedras relevantes, predicadores y conferenciantes católicos citan, como si fuera la Biblia, los artículos de dicha Declaración. Ya que tan sutilmente se vienen disimulando los gravísimos errores que para un católico encierra dicha Declaración que, como decía el papa Juan XXIII y ha recordado el papa Pablo VI, suscita “objeciones” y es “objeto de reservas justificadas” nos complacemos en reproducir lo que el padre A. G. de Otaola, S. J., en la revista “Hechos y Dichos”, de marzo de 1949, siguiendo la excelsa doctrina de Pío XII -reflejo del perenne magisterio eclesiástico y de las propias exigencias de la Revelación-, escribía magistralmente:
“Dos graves errores, entre otros, ha cometido la ONU en este punto: primero, negar conscientemente a Dios como origen del Derecho y, segundo, suponer que una decisión aprobada por mayoría de votos en materia de principios doctrinales puede obligar a la minoría derrotada en votación como se tratara una decisión sobre la cuantía de una partida del presupuesto.
1. En el artículo primero se afirma que el hombre “está dotado de razón y de conciencia”. Aquí, algunos delegados, entre los que es preciso incluir para honra nuestra a varios hispanoamericanos, propusieron reconocer de una u otra forma el origen divino del hombre. Inútilmente: ¡Dios sobra en la ONU! Por mayoría de votos, Dios fue echado de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Jamás se había cometido un pecado tan horrendo como éste de la ONU. Interpretemos esta votación. Las estadísticas mundiales nos dicen que el 95% de la humanidad cree en Dios. Siendo ello así, ¿cómo puede suponerse que la delegación que los pueblos hacen en sus mandatarios de la ONU, les autorice a votar contra el sentimiento religioso de la humanidad y, en concreto, de sus representados? ¿Puede suponerse que el resultado de un mundo creyente puede ser la profesión pública y solemne de un agnosticismo ateo?¿Quién autoriza a los delegados a sustituir abusivamente sus propias creencias o la falta de ellas por las creencias de aquellos a quienes debieran interpretar?
Se ha perjudicado, y aun anulado, la autoridad de la Declaración de los Derechos ante la opinión pública del mundo al seguir la ONU el criterio del delegado comunista de Rusia, que dijo: “No hay necesidad de una Declaración de orden teológico en la Declaración de los Derechos del Hombre. Se puede y se debe pasar sin ella”.
Advertimos nosotros que una referencia a la existencia del Creador no es necesariamente de orden teológico: la filosofía natural basta, como lo demuestras la Historia. A esta deficiencia radical de la Declaración aludía el Papa Pío XII en su discurso a los federalistas europeos, el 11 de noviembre de 1948, cuando les dijo que la cuestión fundamental de la reconstrucción europea consistía en darle una base moral inquebrantable y que esta base no puede hallarse fuera de la religión.
Nada se conseguirá -añadía el Papa Pío XII-“mientras no se llegue al reconocimiento expreso de Dios y de su ley, por lo menos del derecho natural, sólido fundamento en el que están anclados los derechos del hombre”. Sin Dios, en efecto, no puede hablarse de derechos naturales sino, a lo más, de derechos efímeros concedidos por el Estado o por las Naciones Unidas. Y si no existen derechos naturales no puede ser misión del Estado el defenderlos; más bien será función del hombre el servir humildemente y totalitariamente al Estado.
2. El artículo 16, 1º de la Declaración, que reconoce la igualdad de derechos del hombre y de la mujer ante la “disolución del matrimonio”, fue votado por 17 votos contra 16, y 9 abstenciones. Este artículo no puede ser admitido por los católicos, ya que el dogma defiende la indisolubilidad conyugal. Además, es fácil demostrar que la Asamblea se contradice a sí misma al conceder tal derecho, porque por 37 votos, 3 en contra y 3 abstenciones, afirma en otro sitio que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad” (16, 3º).
Preguntamos los católicos: ¿Cómo puede votarse tan hermosa teoría, que aceptamos con aplauso, y en el mismo artículo, anularla, destruirla con la forma equivoca de que ese elemento natural y fundamental de la sociedad puede disolverse cuando y como lo juzguen oportuno los cónyuges? Esto es alabar y admirar un cuerpo sano, ponderar su robustez y gallardía, para inyectar a continuación un veneno letal. ¿Cómo puede proclamarse en el artículo 25, 2º, que “la infancia tiene el derecho a una ayuda y una asistencia especiales” y afirmar el artículo 16 la legitimidad del divorcio? Estoy equivaldría a acunar cariñosamente al bebé, mientras se destruye la fuente de su florecer vital rompiendo la fuerza natural y el valor fundamental de su educación somática, humana y espiritual. Es evidente, pues, que el artículo 16 de la Declaración carece de fuerza obligatoria ni con votación ni sin ella, con mayoría o sin ella, porque sobre la mayoría está una minoría omnipotente: Dios.
Es una lástima que en esta conmemoración, junto al elogio que pueda merecer la parte positiva de la Declaración de los Derechos del Hombre, ninguna voz, como imperativo del deber de estado y enseñanza debida, no haya recordado tales trágicas lagunas y fallos, lográndose, por el contrario, que una propaganda indiscriminada de dicho documento hunda más y más a amplios sectores católicos en los errores del aconfesionalismo, de la enseñanza neutra, del pluralismo religioso, del Estado separado moralmente de la Iglesia, de la admisibilidad del divorcio.
Previsión comprobada
J.Boor, en 3 de mayo de 1951, escribía clarividentemente:
“En dos grupos dividió a la masonería la guerra: el de los capitostes, que por haber contraído graves responsabilidades criminales se exiliaron, y aquellos otros que, por no haber tenido una actuación pública y ser en parte desconocidos, se acogieron a la paz y a la generosidad de la nueva España. Y mientras los que aquí quedaron parecieron fundirse en la vida ciudadana, disfrutando de la paz y el orden interno de nuestra nación, los otros continuaron fuera de las fronteras la acción criminal antiespañola y fueron los constantes voceros de la BBC británica, de Radio París y de otras muchas radios minadas por la masonería y adscritas a su servicio. Desde entonces, cuantos vientos de fuera nos soplaron han tenido su principal motor en la dispersión de esa criminalidad masónica por las logias del mundo, a las que, después de haber recibido su auxilio, parasitaron con levadura de su espíritu criminoso. Los que creen que la masonería se da alguna vez por vencida se equivocan. Hija de la maldad, su espíritu demoníaco sobrevive a la derrota y encarna en nuevos seres y nuevos territorios…Después de diez años de grandes esfuerzos y fracasos sentimos hoy de nuevo sobre nuestra Patria la acción disociadora de las logias masónicas…en esta acción de filtración masónica no escapan ni las propias jerarquías eclesiásticas, a las cuales igualmente se pretende influir, comotodos aquellos sectores que, cual el Ejército, el Movimiento Nacional o los Sindicatos, son considerados por los masones como pilares en que el régimen se asienta”.
Esto se escribía en 1951. A estas horas (1968) el mal ha avanzado mucho más. ¿Quién nos advierte ahora?¿Hasta dónde llega actualmente la fuerza tentacular del cáncer masónico?
Charles Ledré, en “La Masonería” (1958), escribe:
“La propaganda masónica se ha preocupado, sobre todo desde 1930, en organizarse en las altas esferas, con el fin de alcanzar mejor en todos los terrenos sus fines más esenciales. Esta propaganda no se contenta con obrar sobre los partidos políticos o por su intermedio. Pone en obra los medios más diversos: ciertos periódicos, asociaciones “fraternas”, que ha multiplicado en muchos ambientes; las Ligas que proceden más o menos directamente de ella, o que ella inspira, o que son sus aliados: Liga de los Derechos del Hombre, Liga de la Enseñanza, convertida en Confederación General de las obras Laicas; Liga del Libre Pensamiento, Agrupaciones Racionalistas, de defensa laica, de funcionarios, de combatientes, de mutualistas, de enseñanza popular, etcétera. Ha desarrollado obras de juventud, scouts, asociaciones deportivas, patronatos de laicos, colonias de vacaciones… Ha invitado a sus miembros a tomar parte en las acciones locales de las diversas obras. Ha llamado en su auxilio al teatro, al cine, la radio, las bibliotecas populares y volantes. A menudo procede mediante personas interpuestas. Recomienda a sus fieles el empaparse bien, en las logias, de las enseñanzas masónicas, y después dejar el mandil y su cualidad de masón, para bajar a la ciudad como simples ciudadanos. Que se trate de la acción parlamentaria o de cualquier obra, son medios de que la masonería se vale para hacerse sentir en todas partes y no ser descubierta en ninguna”.
Jaime TARRAGÓ |
