VIRIATO


Aunque son muy escasos los datos que se poseen sobre la vida de este valeroso guerrero, a excepción de sus hazañas frente a los romanos, sabemos que tenía fama de ser generoso y austero, así como de poseer gran corpulencia física. Respecto a su talento estratégico dio sobradas pruebas en las batallas, siendo en cierto modo, el creador de la guerra de guerrillas. Todo esto junto a su gran talento político y su oratoria, sobria pero eficaz, le convirtieron en uno de los héroes hispanos de más prestigio de aquellas centurias.



Según la tradición y posteriormente el estudio realizado por varios historiadores dan a Viriato nacido en tierras sayaguesas, más concretamente en Torrefrades.

Así, todavía son muchos los habitantes de la zona que pueden señalar con exactitud dónde el famoso guerrero tenía la cueva que le servía de vivienda en el teso de Várate; o en el cerro de las Espadas, donde ganó una de sus batallas; o la ermita del Castillo, donde se llevaron a cabo varias de sus hazañas.

Desde su infancia había tenido que cuidar los ganados de su familia por los montes de Torrefrades y en invierno se trasladaba a Extremadura en busca de mejores pastos, por eso no es de extrañar que fuese buen conocedor de la zona.

La llegada de los romanos irrumpió en la vida de aquellos pueblos a los que asaltaban, asesinaban y esclavizaban, Viriato, ante aquellos trágicos acontecimientos se puso al mando de unos cuantos hombres, que más tarde llegarían a ser 10.000, para hacer frente al invasor mediante la práctica de las emboscadas, obteniendo importantes victorias. Fueron tales en importancia y en número, que llenó de pavor al senado romano, enviando contra él a sus mejores generales siendo todos ellos igualmente derrotados.

Tras casi ocho años de cruentas guerras (147-139 a. de J.C.), los romanos firmaron la paz con ventajosas condiciones para Viriato, declarándolo el Senado “amigo del pueblo romano”.

Llegado a España Servilio Cepión rompió el tratado, con el beneplácito del Senado, atacando a Viriato por sorpresa, teniéndose éste que retirar urgentemente a Toledo.

Deseando Viriato la paz, envía a tres de sus más prestigiosos capitanes para ratificarla: Audaz, Ditalco y Minuro. Recibidos con honones por Cepión, éste les convenció para asesinar a Viriato, por cuyo servicio Roma les premiaría como se merecían.

Una noche del año 139 a. de J.C., estando durmiendo en su tienda, irrumpieron en ella los tres capitanes apuñalándolo hasta su muerte. Tras ello, los tres traidores huyeron al campamento de Cepión, desde donde fueron trasladados a Roma. Allí fueron conducidos ante el Senado, donde, al reclamar su recompensa, recibieron por respuesta la frase que se haría célebre:“Roma no paga traidores”.





Fuente: http://inicia.es/de/zamoranos/personajviriato.htm