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Tema: Cristóbal Colón, navegante y descubridor

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  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Cristóbal Colón, navegante y descubridor

    Cristóbal Colón, según Ignacio B. Anzoátegui



    Una de las pocas leyes que la excepción no confirma es aquella que establece que todo hombre nacido para realizar un acto extremadamente importante debe carecer de su partida de nacimiento. Naturalmente que esta comprobación no tiene por objeto demostrar la inutilidad de los registros parroquiales o civiles, sino recordar sólo -por un procedimiento indirecto- que Cristóbal Colón, nacido para descubrir un continente, realizó un acto extremadamente importante.
    La carencia de la partida de nacimiento importa para cualquier hombre de nuestros días un quebradero de cabeza: el mismo quebradero de cabeza que aflige en nuestros días a los historiadores de Colón y que a él le tenía sin cuidado.
    Sus historiadores oficiales afirmaron que había nacido en Génova, y para ello se fundaban en las manifestaciones del propio navegante: «que, siendo yo nacido en Génova», «pues de ella salí y en ella nací», «como pobre extranjero»… Pero hubo otros historiadores que entraron a desconfiar de aquellas manifestaciones, y, desconfiando y desconfiando, llegaron a afirmar que era natural de Galicia y que, además, era sobrino y servidor de un pirata, su tío.
    La sangre no llegó al río: se la disputaron el Atlántico y el Mediterráneo, los piratas gallegos y los colchoneros genoveses. Y el misterio del nacimiento de Colón y la enconada disputa de los historiadores de uno y otro bando amnistiaron con amnistía de olvido el crimen de usurpación de nombre cometido inocentemente por Vespucio, común denominador de América.
    Creo lealmente que la nacionalidad geográfica de Colón no interesa. La geografía es un mero accidente nacional que no determina por sí solo una nacionalidad.
    La nacionalidad es un destino: un destino cargado de penas que han de purgarse y de glorias que han de ganarse, de dejaciones que duelen como pecados y de irredentismos que chisporrotean como esperanzas.
    Colón nació -Dios sabe dónde- para que España redimiera a un mundo irredento. Nació para eso y, por lo tanto, nació en eso. Su partida de nacimiento es su punto de partida. Su punto de partida y de llegada, porque en la mañana de Palos ya amanecía América; esta América cuyo descubrimiento y cuidado le encomendaron los reyes «aunque no fuese sino piedras y peñas».
    Como el otro Cristóbal, nació para llevar a Cristo -Cristo ferens- y, dando tumbos, le depositó sano y salvo en una isla que él creyó un continente y luego en un continente que creyó una isla. Traía a Cristo y además traía un contrato de explotación, que los reyes cumplieron o no cumplieron o que él cumplió o no cumplió -porque para cumplir un contrato es menester no sólo querer cumplirlo, sino también saberlo cumplir, y para eso es necesario saber administrar los bienes que han de ser administrados y, sobre todo, saber administrar a los hombres que intervienen en la administración-.
    Colón triunfó descubriendo, pero fracasó administrando; y los reyes, instrumentos de la divina voluntad evangelizadora, no podían honradamente supeditar el éxito de la evangelización al pequeño gusto de satisfacer a los historiadores del futuro fracasando junto con el administrador fracasado.
    La grandeza del descubridor nada tiene que ver con su incapacidad como empresario. A él se le cruzó la idea de comunicarse con el Asia por un camino distinto de los transitados hasta entonces, y, fuera de él o de otros, él se la comunicó a los reyes. Y acertó por eso: por lo que tenía de loco y de poeta; y por eso España se jugó en la empresa: por lo que tenía de locura y de poesía.
    El eco de la voz que sonaba: «¡Ancha es Castilla!» despertaba ya en sus ojos la tentación de la anchura del Atlántico. España se lanzó al mar para evangelizar a los asiáticos tomándolos por la espalda o para evangelizar, en último caso, a los tritones y a las sirenas. Un botero cuya nacionalidad ignoraba le ofreció sus servicios, y con él partió, rumbo a la conquista de lo inconquistable, como sólo saben hacerlo las almas de rumbo.
    Partió, no en plan de colonización, sino de entrega; no para explotar una tierra, sino para volcar en ella su ser y su sangre, para volcarse con alma y vida. La traía un botero a quien ella llamó su almirante; pero las estrellas que a él le guiaban a ella le pertenecían: porque a ella estaba destinada -a ella, como administradora de las más altas aventuras- la alta condecoración de la Cruz del Sur.
    *Prólogo de “Cristóbal Colón.Los cuatro viajes del Almirante y su Testamento”, Editorial Espasa-Calpe, 1946

    Cristóbal Colón, según Ignacio B. Anzoátegui | Tradición Digital

  2. #2
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    Re: Cristóbal Colón, navegante y descubridor

    Sobre los orígenes de Colón se han vertido ríos de tinta (como dicen los cursis). Pero hay un dato que es evidente hasta para un ciego: Todos los escritos de Colón están en castellano (con giros gallegos). Según creo, no hay nada escrito en italiano por la mano del Almirante...

    Sobran más comentarios: Colón era gallego.

  3. #3
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    Re: Cristóbal Colón, navegante y descubridor

    La tesis de D. Celso García de la Riega, “Colón español”, se presentó “oficialmente” en Madrid durante la conferencia que el insigne historiador pronunció en la Real Sociedad Geográfica, la noche del 20 de diciembre de 1898. En su contexto original, se apoyaba en varios documentos de los siglos XV y XVI hallados en Pontevedra, en los que figura una familia de mareantes de apellido Colón, y en una serie de nombres impuestos por el Almirante en el Nuevo Mundo, cuyos homónimos corresponden a accidentes geográficos de las Rías Bajas. Durante los últimos cien años, y en una labor conjunta de investigación sobre el mismo tema, se alcanzaron resultados espectaculares: Primero, se catalogaron más de 300 vocablos gallegos empleados por Cristóbal Colón en sus escritos autógrafos. Segundo, se reunió una colección de 30 documentos originales, a través de los cuales se demuestra que los Colones pontevedreses –establecidos en la Moureira y en Porto Santo- son el tronco y raíz de los Duques de Veragua (1).
    La importancia de estos hallazgos nos indujo a revisar el testimonio de Lucio Marineo Sículo, del año 1530, y de la propia Academia de la Historia, llegando a la conclusión de que su nombre de pila completo era Cristóbal Pedro, tal y como refleja la abreviatura del polémico documento de 1496: XPº de Colón. Por otra parte, la cita de Marineo, “Petrum Colonum”, viene corroborada por el reciente hallazgo de un texto del gran humanista y sacerdote portugués Gaspar Frutuoso (1522-1591) en su obra manuscrita “Saudades da Terra”, publicada hacia 1580.
    Otras pruebas sobre la verdadera identidad del Descubridor se refieren a la audiencia que le concedieron los Reyes Católicos, en Alcalá de Henares, el 20 de enero de 1486; a la interpretación de la firma y a los apellidos de su madre, Constança Gonçálves Colón. Dato, este último, que confirma el testamento de Pero Gonçálves, “hijo de Bartolomé Colón”, fechado en 1489 (Boletín de la Real Academia de la Historia, correspondiente al mes de diciembre de 1900, página 469).
    (1) Los documentos aportados por García de la Riega, e impugnados -en 1928- por la Academia, fueron de nuevo revisados -en 1966- por un equipo de especialistas , encabezado por la profesora doña Emilia Rodríguez Solano, mediante la aplicación de modernas técnicas fotográficas, análisis de tintas y empleo de luz negra. Como consecuencia de dichos análisis, se concluye que “no existe falsificación en los documentos de Pontevedra”. Hecho al que ya hiciera referencia el ilustre historiador D. Antonio Ballesteros Beretta: “Algunos le negaron autenticidad, pero no están en lo cierto; yo los he examinado por dos veces, una en el mismo Archivo de Pontevedra, donde me los enseñó el archivero D. Casto Sampedro Folgar, persona dignísima e incapaz de falsificaciones.”
    Última edición por Valderrábano; 06/01/2014 a las 23:46

  4. #4
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    Re: Cristóbal Colón, navegante y descubridor

    De la Riga aportó unos 20 documetos de los cuales en 2 o 3 se habia recalcado algunas letras para que las fotografias que se les hacían resultaran legibles, algo muy habitual en la época. Debido a ese recalcado de unas letras en unos pocos documentos, y a instancias de Mussolini y del embajador español en Italia, Altolaguirre, la Academia de la Historia Española descalificó absolutamente a De la Riega y toda su teoria, hasta el punto de que en cualquier siti en que se hbla del origen de Cristobal Colon, cuando se nombra a la tesis gallega se dice que su documentación está falsificada.

    En diciembre de 2013, tras casi un siglo de infamia, el Instituto de Patrimonio Cultural Español, dependiente del Ministerio de Cultura, dictaminó que los documentos de De la Riega no están falsificados y son auténticas y validos. Han tardado casi un siglo, como ya dije.

    Patrimonio Cultural avala la autenticidad de los papeles de De la Riega
    El día de la victoria de Celso García de la Riega - Faro de Vigo

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