Re: Madrid, villa castellana
Una cosa es la historia y otra la realidad socio-económica del Madrid de hoy que, en efecto, es lo menos castellano que se puede conocer en España. Madrid y su entorno es una megalópolis como tantas otras hay en el mundo. Y eso poco tiene que ver con la historia y el ser de Castilla. Madrid, por si misma tiene más población que ambas Castillas, población, por otra parte, que procede de 150 nacionalidades diferentes. En Madrid se hablan 100 idiomas distintos con la mayor naturalidad. En Madrid se concentran multinacionales de todos los sectores y de todos los países industrializados. ¿Qué tiene Madrid hoy de castellana?
Todo ello no significa que sea lo ideal, ni loable, ni satisfactorio, ni nada de nada semejante, pero Madrid hace tiempo que ha dejado de ser ese "poblachón manchego".
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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