IGLESIA vs CIENCIA
1ª Parte.- INTRODUCCIÓN.
Es un tópico tan manido como FALSO el de la "oposición" entre Ciencia e Iglesia.
A otros muchos les han convencido de que la Iglesia no quiere el progreso científica porque precisa de la ignorancia de la gente para adoctrinarlas. A extender estas calumnias han contribuido numerosas publicaciones, películas, artículos, etc. Y es que sólo desde la mala fe o la ignorancia de la verdad histórica ha podido consolidarse tal malentendido.
Pero estos interesados tópicos no responden, para nada, a la realidad. De hecho la Ciencia, tal como la entendemos hoy nace en el seno del Catolicismo.
Sólo la verdad católica, que afirma que un mundo creado por Dios, a través del Logos (Jesucristo), la que convencen al hombre de que toda la realidad está dotada de una estructura lógica, de un orden, y que, por tanto, puede estudiarse metódica y científicamente.
Para los católicos la naturaleza (no está poblada por genios ni diablos como consideraban los paganos) PUEDE SER RACIONALIZADA. No cabe atribuir los fenómenos metereológicos a la ira de los dioses, sino que TODA LA REALIDAD ESTÁ IMPREGNADA DE UNAS LEYES QUE EL HOMBRE, MEDIANTE EL USO DE LA RAZÓN, PUEDE DESCUBRIR Y FORMULAR.
Una fehaciente e irrefutable prueba de que la Iglesia es precursora y defensora del progreso científico es la pléyade de eclesiásticos que lo han cultivado y que, por méritos propios, merecen figurar en la galería de científicos ilustres.
Muchos se sorprenderán al comprobar que ni mucho menos todos los científicos eran (ni son) ateos. Así, entre otros: Mendel (genética) era un monje agustino, o que Lamaître (formulador teoría Big-bang) era sacerdote, y así tantos y tantos otros.
El legado científico y artísitico de la antigüedad fue conservado y difundido gracias a la callada labor de los monasterios medievales.
Hay un proverbio que dice: "mucha ciencia acerca a Dios, pero poca aleja" pero es incorrecto. TODA CIENCIA, PEQUEÑA O GRANDE, ACERCA A DIOS.
Porque, como enseña la Iglesia, el mismo Dios que se ha dado a conocer mediante la Revelación, ha creado el mundo. Por tanto, es absurdo afirmar que Dios pretende equivocarse o confundir al hombre poniendo contradicciones entre lo que debe creer y lo que le muestra su razón.
La cultura actual recoge, en gran medida, la herencia de la Ilustración. Del siglo de las "luces" que para poder brillar, despegó una densa sombra sobre la anterioridad histórica y su reflejo deslumbró a las generaciones posteriores. Así, los supuestos y malentendidos se han sucedido de forma acrítica, tejiendo un velo de confusión, difamación y duda.
Pero el amor a la ciencia es muy anterior a ese período en que el hombre para entender la naturaleza, quiso prescindir de Dios.
El autor afirma (y hace reflexionar) sobre el hecho de que el actual colapso de la ciencia, pese al enorme deslumbramiento que produce la técnica alcanzada, es debido a que se ha debilitado la confianza en Dios.
Antaño, había la certeza de que un Dios bueno había creado el mundo, bajo esa premisa miles de investigadores y científicos se lanzaron a experimentar y descubrir y leer lo que Dios había escrito en la naturaleza.
Hogaño parece que la misma ciencia se encuentra mal consigo misma y abandona su impulso para dejar el "progreso" en manos de la técnica.
Es ese afán de controlar y manipular la naturaleza lo que conduce al imperio de la técnica, conecta más con la obscuridad de la alquimia o magia que con el secular camino de la ciencia.
Una de las razones por las que la Edad Media fue poco técnica es porque era muy competitiva. De hecho, es en esa fase histórica donde se sientan las bases para todo conocimiento científico verdadero.
Sin embargo, a partir del Renacimiento, usar dichos conocimientos, sin referencia a Dios, era una tentación grande.
Así cabe preguntarse si los actuales callejones, sin salida, a los que conducen los manipuladores genéticos de embriones, o el mal uso de la energía nuclear, no responden a un olvido de Dios y de que el mundo es su creación. Y, por tanto, sólo cuando el hombre camina con humildad puede llegar a descifrarlo de manera satisfactoria.
2ª Parte.- CIENCIA POSITIVA Y FUNCIÓN DE LA IGLESIA.
Cuando se plantea la cuestión de la fe y la ciencia, la mayoría mencionarán, irremediablemente, el "caso Galileo Galilei"
Asombra como miles de personas que no saben nada, o casi nada, de la Iglesia, de Historia, y menos aún de Doctrina Católica saben de pé a pá esa parte de la Leyenda Negra. Evidentemente la deformación histórica y la propaganda desde hace siglos tienen gran peso.
Pero la condena del sabio pisano ha influido en tanta gente que ha sido considerada un paradigma de las "malas" relaciones que "afirman" han "existido siempre" entre la Iglesia y la ciencia.
Y eso aunque todos esos miles de personas no puedan poner ni un solo ejemplo más, ni uno solo, de todos los sabios católicos, de los cientos de sus descubrimientos, ni de otro sabio condenado (Galileo fue condenado, sí, pero a una pena tan suave que siguió siendo amigo de Papa y Cardenales, siguió investigando, y murió en su cama unos años después sin haber pasado un día en la cárcel y sin que se le infligiera ningún castigo).
LA FUNCIÓN PRIMORDIAL DE LA IGLESIA.
Empecemos por clarificar un tema ¿Tiene la Iglesia obligación de amparar la ciencia?
Una cosa es el conocimiento científico (experimental) y otra el saber religioso que nos proporciona la Revelación divina.
La Iglesia ha recibido de Jesucristo el encargo de custodiar la Revelación. No tiene ninguna misión encomendada en orden a otro tipo de conocimientos.
Cuando se leen los textos evangélicos se comprueba que no aparece ninguna enseñanza científica. Únicamente hay alguna referencia al saber vulgar sobre la naturaleza y con la intención de ejemplarizar alguna verdad religiosa.
En RESUMEN la Iglesia para ser fiel a su fundador, debe considerar que su función es la de salvaguardar las verdades de fe y no tiene por qué ocuparse de las científicas. Cristo vino a salvarnos, no a instruirnos sobre la naturaleza de este mundo. La salvación no es terrenal, sino eterna.
Es desconocer la misión de la Iglesia pensar que también debe ocuparse de verdades contenidas en las ciencias. Así, estas pueden seguir su curso tranquilamente con plena autonomía respecto de la religión ya que no constituyen labor de la Iglesia.j
Cierto que ha habido momentos en la Historia en que la Iglesia se ha pronunciado sobre cuestiones que correspondían a las ciencias ¿Qué hay de eso?
1º.- en temas exclusivamente científicos no hay un solo caso en que haya habido intervención eclesiástica.
2º.- si la jerarquía o alguno de los doctores de la Iglesia en nombre de la Teología, ha dicho algo referente a la ciencia siempre ha sido en cuestiones relacionadas con la verdad bíblica. Y la razón mantener la Palabra de Dios íntegra.
¿Qué a veces no deberían haberlo hecho por no requerirlo la cuestión? Es posible. Se equivocaron como nos ocurre a todos alguna vez, pero no se puede negar la buena fe. Y está claro que no hay ni un solo caso en que se haya comprometido la infabilidad prometida por Jesucristo.
En el tan aireado caso Galileo lo que se decidía no era una cuestión científica (de la que Galileo no tenía más que una hipótesis sin prueba alguna, como sus detractores que tampoco la tenían a favor de sus tesis) se debatía un DECRETO DISCIPLINAR porque Galileo había DESOBEDECIDO a lo que se le había ordenado y comprometido.
¿QUÉ OCURRE ENTONCES EN LA RELACIÓN DE LAS CIENCIAS CON LA FE?
De un lado las ciencias de la naturaleza y, en general, todas las ciencias positivas tienen por objeto, o campo de estudio, lo que proporciona la observación. Nada pueden afirmar de lo que les supera sin salir de su objetivo.
Por otro lado, la Revelación divina confiada a la Iglesia sólo hace referencia a verdades religiosas, o sea, a las relaciones del hombre con Dios.
Por esa razón los puntos de contacto entre fe y ciencia son escasos. Se ciñen a aspectos muy concretos relativos, principalmente, a la constitución del hombre, su origen, y al origen del mundo en que habita.
La fe dice que el hombre y el mundo son creaciones divinas, y es algo que a día de hoy no puede ser negado por la CIENCIA.
Si la Iglesia no tiene por misión ocuparse de las ciencias de la naturaleza ¿Debe permanecer indiferente ante el progreso de esas ciencias? ¿Tiene algo que decir?
Según el Génesis (1, 26-27): "y dominad la tierra" nos dicen que en el plan de Dios entraba el progreso de la humanidad, así pues, el progreso científico es querido por Dios y por ello la Iglesia no será indiferente a él.
Pero la Iglesia, como tal, ha estado de acuerdo en el progreso de todo tipo, y por supuesto, en el científico. Es más lo ha fomentado.
3ª Parte : EL CULTIVO DE LAS CIENCIAS EN LOS PRIMEROS SIGLOS DEL CRISTIANISMO.
El Magisterio de la Iglesia, por su misión, sólo debe ocuparse de la Revelación divina. No le hace falta ni le compete preocuparse de cuestiones científicas. No es su deber.
Pero ello no impide que sus miembros puedan contribuir al progreso de la humanidad en el campo de las ciencias pero ¿Lo ha hecho siempre?
Indiscutiblemente durante los primeros siglos de la era cristiana no se encuentran eclesiásticos que hayan aportado avances notables a la ciencias de la naturaleza o matemáticas.
Por eso algún osado o ignorante culpa a la Iglesia en ese período de haber actuado contra el progreso científico.
LA CULTURA ROMANA NO ERA CIENTÍFICA.
Durante los primeros cuatro siglos del Cristianismo, donde la cultura helenística (griega) siguió dominando encontramos científicos. Evidentemente ya no es la edad de oro de la ciencia griega (finalizó hacia el 200 adC) pero aún sobrevive la edad de plata con personajes célebres como:
· el matemático Menelao de Alejandría (I dC),
· el astrónomo Ptolomeo (II dC),
· el médico Galeno (II dC), y algunos más que contribuyeron al progreso de la ciencia.
Sobresalen dos matemáticos importantes, probablemente cristianos:
· Diofanto (III dC) que dedica su obra Arithmetica a Dionisio (obispo de Alejandría) y
· Pappus que sobre el 320 publica Synagoge Matemática en la que se alude a Dios (algo que no haría un pagano). El tratado de Pappus es, para los historiadores, el último tratado original verdadermanete importante de la antigüedad clásica.
Habría otros, pero se considerarán obras menores.
La ciencia antigüa (escuelas de saber y grandes filósofos) entraba en su decadencia definitiva y se apagaría, con independencia del surgimiento del Cristianismo.
Como remate comentar que una Iglesia escasa en número, débil, perseguida y martirizada difícilmente podría ser campo abonado para investigaciones. Primero debía asentarse y crear la sociedad y ambiente apropiado, algo que siglos después daría sus frutos.
TRANSMISIÓN DE LA CIENCIA AL INICIO DE LA EDAD MEDIA.
Cuando los pueblos germánicos y eslavos (bárbaros) en sucesivas oleadas se apoderan de los restos del Imperio, la cultura científica helenística como la civilización romana ya están en plena decadencia.
Es el momento que aprovechan algunos para afirmar que la actitud de la Iglesia con la ciencia se manifestó en algún Concilio Provincial, concretamente en Toledo 447 en el canon nº 15 dice: "si quis astrologiae vel mathesiae (sic) aestimat esse credendum, anathema sit" (si alguien cree que hay que creer la astrología o la matemática, sea anatema).
Y en el Concilio de Braga (561) en el nº 10: "si quis duodecim signa vel sidera, quae mathematici observare solent, per singula aniame vel corporis membra dissipata credunt ... anathema sit" (si alquien cree que los doce signos o astros (zodiacales) que dicen los matemáticos, se hallan dipersos por los miembros del cuerpo o del alma ... sea anatema)
Acusar a la Iglesia de no aceptar la ciencia basándose en estas decisiones conciliares no tiene fundamento. Es un problema de nomenclatura. Del contexto se deduce que matemática y matemáticos no se toman en sentido actual, sino que está referido a las elucubraciones supersticiosas de la astrología.
EMPIEZA UNA ERA DIFERENTE PARA LA CULTURA Y LAS CIENCIAS.
El fin de la edad antigua también es el fin de la época de las ciencias naturales las matemáticas y la filosofía, tras un declive prolongado algunos historiadores datan el punto final de la edad antigua en:
- 324 (fundación de Constantinopla),
- otros en 375 (muerte Valentiniano I),
- otros en 395 con la división del imperio entre Aracadio en Oriente y Honorio en Occidente (a la muerte Teodosio el Grande), y
- otros en 476 (cuando Odacro) con los hérulos depuso al último emperador romano Rómulo Augústulo.
Estos son los hitos normalmente aceptados, pero hay más. Incluso se retrasa hasta el 600 el auténtico inicio de la Edad Media.
Aunque varíe el criterio de los historiadores es innegable una nueva etapa histórica que se inauguraba con los cambios al final del V. También la cultura científica se encontraba en decadencia pero experimentará un resurgimiento ¿Cómo?
Una vez destituido el último emperador romano, Odoacro se proclama rey de Italia (476) después de que el Senado hubo enviado al emperador Zenón en Constantinopla las insignias imperiales en señal de vasallaje y éste, vía hechos consumados, dio a Odoacro el trato de patricio.
El ostrogodo Teodorico, que fuera rehén de Constantinopla desde 462 donde aprendió ciencia clásica y política, convertido también en patricio por el emperador Zenón y con su beneplácito invade (468) Italia contra Odoacro que reinaba desde Ravena. El sitio duró tres años (490-493) hasta que Odoacro capitula y Teodorico se proclama rey godo y romano siendo reconocido por el emperador de Constantinopla en 498.
EL CATÓLICO BOECIO TRANSMISOR DE LA CIENCIA CLÁSICA.
Teodorico era cristiano arriano, pero totalmente tolerante con los católicos y se propuso favorecer el estudio de las ciencias. Ravena se convirtió en un centro científico y cultural.
Uno de los mejores colaboradores de Teodorico, en la política y la cultura científica, fue el católico Severinus Boetius (480-524).
Boecio era de familia romana consular que desde los 10 hasta los 28 años había vivido en Atenas estudiando filosofía y matemáticas. A su regreso a Roma (510) fue nombrado cónsul y magister Palatii. En dos de sus obras Boecio queda demostrado que era católicos (De unitate Trinitatis y De persona et duabus naturis) pero no se limitó al campo teológico sus obras principales fueron en el campo de las ciencias.
Fue el matemático más importante de la Antigua Roma (según Carl B. Boyer). Tradujo al latín los Elementos de Euclides y escribió libros de texto de aritmética, geometría, astronomía y música que serían la base del quadrivium de la enseñanza medieval.
Boecio también muestra conocimiento de la lógica Aristotélica, añadiéndole algunos elementos de la escuela estoica.
Gracias a él se inicia un movimiento de recuperación de la ciencia clásica. No pudo finalizar la obra que se imponía de traducir y comentar la totalidad de las obras aristotélicas, por una falsa acusación de traición cayo en desgracia, fue encarcelado y ejecutado, aunque se le venera en la alta Italia como mártir es inapropiado, su cárcel y muerte fueron por motivos políticos.
Boecio puede decirse que fue el último romano y el primer escolástico, el puente entre el mundo clásico y el medieval debido a la gran cantidad de materiales que recoge de la antigüedad.
LOS PRIMEROS MONJES EUROPEOS : LOS SALVADORES DE LAS CIENCIAS.
Los monjes de VI al IX en Europa fueron los que salvaron la mayor parte de la cultura clásica, incluso de las ciencias profanas (matemáticas, ciencias naturaleza y filosofía) lo afirman TODOS los historiadores de la ciencia.
Sigamos a uno de ellos (Josep M. Millás Vallicrosa en Estudios Sobre la Historia de la Ciencia Española): "todos los historiadores han hecho justicia a la obra meritísima de estos monjes que en los albores de la moderna Europa la salvaron de los forzados cataclismos ... También fue vida cultural, conservando vigilante la llama del saber y del estudio, en una época en la cual el quehacer intelectual había perdido su sentido en gran parte de la población"
¿QUIÉNES FUERON ESTOS RELIGIOSOS SALVADORES DE LA CIENCIA?
EL MÉRITO PRINCIPAL ES DE LOS BENEDICTINOS, aunque el iniciador no fuera San Benito sino un coetáneo suyo. San Benito (480-547) de joven se retiró a Subiaco para llevar vida de eremita, pero en 530 hace su gran fundación (Montecasino) que se convertirá en el centro de irradiación monacal.
Al tiempo, en Calabria, se hacía otra fundación, la que instauró el trabajo de scriptorium para los monjes con el fin de conservar los clásicos. El fundador de este monasterio era Flavius Magnus Aurelius Cassiodorus (490-580) de familia noble e iniciado en la política. En 507 era cuestor, y en 514 cónsul. Teodorico lo convirtió en su secretario particular.
En 540 fundó un monasterio (Vivarium) en una finca de su propiedad y él mismo entró de monje. Convirtió el monasterio en un centro cultural e impartía enseñanza, religiosa y secular.
Buscó manuscritos por todos lados y los confiaba a los monjes para que realizaran copias, que él también hacía. Además escribió obras originales como una especie de enciclopedia en dos tomos en que dividía las artes (gramática, retórica y dialéctica) y quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
CALLADA, PERO EFECTIVA LABOR MONACAL.
En el Vivarium se ejecutó una obra muy importante para la conservación de los textos antiguos. Pero también se realizó un trabajo aún más importante en muchos otros lugares por los monjes que se responsabilizaron de la transmisión del tesoro cultural de la edad antigua.
En la alta edad media europea no existió ninguna producción científica digna de reseñarse, ni nuevos descubrimientos ni teorías originales.
La inseguridad de la vida diaria en la Europa de la época era constante entre el VI al IX (invasiones del Este, Vikingas, Islámicas, etc.) eran una constante fuente de incendios, demoliciones, saqueos e intranquilidad.
Por eso resultó tan decisiva la obra de transmisión y conservación de los conocimientos clásicos efectuada por los monjes. Toda la actividad intelectual que no podía darse en las ciudades se cobijó e los monasterios benedictinos.
Hasta en la agricultura serían los monjes quienes enseñarían a aprovechar la tierra y mejorar los cultivos. Acción benéfica que se prolongaría hasta pasado el XIII.
Por todo ello San Benito ha sido proclamado patrono de Europa, el gran defensor (con sus monjes) de la cultura y la civilización.
En todos los monasterios benedictinos había una gran sala: sciptorium, donde los monjes (scriptores) en completo silencio, se dedicaban a la copia de los códices que habían obtenido.
Al tiempo mejoran la escritura para hacerla más inteligible, los monasterios intercambian copias y enriquecen sus bibliotecas.
Según J. Beaujeu (Historia General de las Ciencias, Barcelona, 1971): "sin Casiodoro, sus monjes y todos los que durante siglos, sin tregua, copiaron textos .... todas las obras científicas y literarias de la Antigüedad se habrían perdido y nunca se habría producido el Renacimiento".
Un benedictino que divulgó las ciencias fue el inglés san Beda el Venerable (673-735) se distinguió por su dedicación al estudio y enseñanza, impulsor de las ciencias de la naturaleza, (escribió De Natura Rerum, compendio de cosmología), astronomía, propuso la reforma del calendario (similar a la gregoriana) y se ordena sacerdote, observó la relación directa entre las mareas y los movimientos de la luna, los equinoccios, registró su variación real de un punto a otro de las costas inglesas, etc.
Los monjes no eran simples transmisores de las ciencias, sino también protagonistas de su desarrollo. La explicación de mareas de Beda sería más exacta y científica que la posterior de Galileo que las achacaba, erróneamente, al movimiento terrestre.
Sería Newton, ya en el XVII cuando se ratificaría lo acertado de los estudios de Beda y se descartaría a Galileo.
El diácono Alcuino (735-804) discípulo de Beda, formado en la escuela de York, introdujo en Francia y Aquisgrán (fundando una escuela palatina) los métodos y conocimientos que ya había en Inglaterra. Fue el principal promotor del renacimiento carolingio.
LA CIENCIA ÁRABE (INDIA) LLEGA A OCCIDENTE GRACIAS A LA IGLESIA.
En el VII el mundo árabe empieza a ocupar un puesto importante en la historia. En el 632 Mahoma muere pero ya toda la Península Arábiga es musulmana. Poco tiempo después habrán conquistado para el Islam: Palestina, Siria, Irak, Mesopotamia, Egipto, Irán, Túnez y Marruecos. A inicios del VIII ocuparán casi toda la Península Ibérica.
Inicialmente sólo propagaban su fe. Cuando los soldados de Omar, a las órdenes de Amrú, llegan a Alejandría (621) no respetaron la biblioteca porque Omar dijo: "si estos escritos son conformes al Corán son inútiles, si son disconformes no pueden tolerarse" La leyenda de que fueron quemados todos los papiros para calentar los baños públicos durante seis meses es poco verosímil, pero sí se destruyeron.
Aunque EL PUEBLO ÁRABE NO HABÍA DESARROLLADO UNA CULTURA PROPIA ERA HÁBIL ASIMILANDO LA DE LOS PAÍSES QUE INVADÍA, y aunque no era su propósito (sólo transmitir y expandir su fe) hicieron de transmisores de la cultura y ciencia.
Su alta capacidad de asimilación, unidas al afán de saber, les hicieron tolerantes con los "sabios" que no seguían su fe aprendiendo de ellos la ciencia y la cultura.
Con la dinastía abasida se traslada la capital de Damasco a Bagdad (762) y los califas protegieron la ciencia, especialmente el tercer califa: Al-Mamún (809-833) que funda la Casa de la Sabiduría (Bait al-hikma) y ordena traducir al árabe todas las obras griegas que puedan obtenerse, así se hace también con Euclides, Apolonio, Diofanto, Arquímedes, Tolomeo, Aristóteles, el Corpus hipocraticum, Galeno, ...
Esta ciudad será el nuevo centro del cultivo de las ciencias a donde acuden los estudiosos de todas partes, incluyendo cristianos nestorianos.
FLORECIMIENTO DE LA CIENCIA ÁRABE.
Como los monjes cristianos no se limitaron a traducir y surgieron buenos científicos. Con los conocimientos clásicos de base empiezan a aportar con buenas observaciones reformulan la astronomía, matemáticas, óptica, química, medicina, ...
Especialmente en astronomía la aportación árabe fue notable, y aún conservamos nombres árabes: cenit, nadir, azimut, almanaque ... y nombres de estrellas: alcor, Algol, Aldebarán, Altair, Déneb, Mizar, Rigel ...
Unidos a los astrónomos también surgirán matemáticos, así Muhammada ibn-Mussa alKhawarizmi (780-840) que nos legó dos palabras: algoritmo (método de cálculo) y guarismo (signo o cifra), logró resolver con éxito las ecuaciones de primer y segundo grado, y a él debemos la introducción del SISTEMA INDIO de numeración (nueve cifras y un punto para el cero) que sustituiría, ventajosamente, al sistema de letras romano (I, V, X, L, C, D y M) y se denominan, erróneamente, cifras arábigas (son indias).
De la traducción al latín de su libro (Liber Albebrae et Mucabala) deriva la palabra álgebra (resolución de ecuaciones).
En química Yabir ibn-Hayyan (VIII) conocido más por su nombre latinizado de Geber influyó grandemente en la alquimia medieval.
Además de Bagdad destacaron El Cario y Córdoba por sus científicos. Ésta con el califato (X y XI) sobrepasará a Bagdad en producción científica.
Pero SERÍA LA IGLESIA LA ENCARGADA DE TRASPASAR TODO EL BAGAJE CULTURAL Y CIENTÍFICO A EUROPA.
La introducción de la nueva ciencia y cultura árabe pasará al mundo europeo gracias a la labor de la Iglesia con sus monjes y escuelas que van fundando bajo su amparo y aportación de los eclesiásticos.
A medida que la ciencia árabe se desplaza hacia Occidente empieza a permeabilizarse en la Cristiandad el saber, especialmente en dos puntos: España y Sicilia.
Los cristianos establecen varias escuelas de traductores del árabe (Toledo, Vic, Ripoll, etc.)
4ª Parte: EL MONJE CIENTÍFICO Y PAPA.
Este extraordinario hombre merece capítulo aparte.
Estamos a mitad del X, cuando ya han llegado a Vic textos árabes, traducidos, incluso antes de la fundación de la famosa Escuela de Traductores (Toledo).
Sobre el 940 en Aurillac nacía en una familia humilde Gerberto. Recibiría la primera educación (el Trivium) como era habitual en el monasterio benedictino de su ciudad. Pronto se distinguiría por su viva inteligencia.
Profesó de monje y el abad (Geraldo) le permitió ir a cursar el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música) a Barcelona (967) y se confía su formación al obispo Atón de Vic.
El joven monje Gerberto se encontró con la ciencia árabe, ya asimilada por los sabios locales, entre ellos el arcediano de la catedral (Sunifred Llobet) traductor de textos árabes y con el que sostuvo una buena amistad. Gerberto adquiría una sólida formación científica. Se entusiasma con las matemáticas y aprende astronomía y ciencias naturales.
Ya tenía fama de científico cuando en 975 acompaña al conde de Borrell y a Atón a Roma. El Papa quiso disfrutar de una inteligencia tan brillante y lo mantiene a su servicio dos años.
En el 999 era nombrado Papa. Fue el primer francés que llegó al solio pontificio con el nombre de Silvestre II, aunque siempre se mantuvo como un monje austero, humilde y fuerte.
Fue un pontífice ejemplar y sumamente beneficioso para la Iglesia. Promovió la evangelización de Polonia y Hungría, se esforzó por establecer la paz entre naciones. Otorgó privilegios a Sant Cugat del Vallés donde se había formado e intervino en la reforma del monasterio de Sant Benet de Bages.
LA OBRA CIENTÍFICA DEL MONJE GERBERTO.
Gerberto fue uno de los científicos más brillantes de su época. Especialmente en matemáticas, pero también en química y astronomía.
Sus enemigos (políticos, especialmente por apoyar a Otón III se creó enemigos en Italia: Condes Tívoli, Crescenzi de Roma, etc.) hicieron correr leyendas difamatorias sobre que hacía magia, etc.
Fue el primer matemático que introdujo el sistema numérico posicional con los signos arábigos, mostrando las ventajas sobre la numeración romana (intentar multiplicar 38 x 840 con la numeración romana = XXXVIII x DCCCXL).
Aplicó el uso del ábaco para el cálculo y escribió un tratado sobre ello (tras desarrollar el modelo cuando era profesor en Reims).
Escribió, también, sobre geometría.
Como astrónomo escribió obras de las que se conservan once copias manuscritas.
Sus conocimientos de música y física le permitieron construir un órgano, a vapor, para la catedral de Reims.
E inventó algunas máquinas hidráulicas e incluso se comenta que construyó un reloj de péndulo.
Gerberto es el claro ejemplo de que el cultivo de la ciencia no era en modo alguno incompatible con cargos eclesiásticos, ni siquiera con el más elevado de todos.
LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO.
En los libros de historia de la ciencia se comenta siempre que Toledo, a partir del XI, fue la principal puerta de entrada en Europa de la ciencia elaborada y asimilada por los árabes (que habían traducido, a su vez, del griego).
La Escuela de Traductores de Toledo fue el principal vehículo transmisor de esos conocimientos. Lo que muchos historiadores se "olvidan" es que el FUNDADOR y PRIMER PROMOTOR de las traducciones fue su ARZOBISPO.
En esos momentos de la historia de la ciencia EL PAPEL DE LA IGLESIA ES FUNDAMENTAL.
No solo porque la Escuela de Toledo, que es la primera, sino por los otros varios centros que se dedicaron a traducir y trasladar de los árabes todos a la sombra y amparo de monasterios y sedes episcopales.
Toledo, en la era de esplendor del califato de Córdoba ya tenía muchos volúmenes procedentes de Córdoba. Cuando Alfonso VI conquista la ciudad del Tajo, respetando a los musulmanes que allí vivían, se convierta en un centro de intercambio cultural de primera magnitud, abastecida por la ciencia griega y árabe.
EL ARZOBISPO RAYMUNDO DE AGEN.
Era un monje proveniente de Cluny. Nacido en Gascuña (1070) y conocido por Raymundo (Raimon) dwe Salvetat.
Vino a España acompañando al monje Bernardo, al monasterio de Sahagún al que Bernardo introdujo en el rigor de la regla cluniacense.
Cuando Alfonso VI (1085) obtiene la capitulación de Toledo se pensó en un arzobispo, y la elección recayó sobre el monje Bernardo que pidió el título de primada para la sede y que consiguió de Urbano II (1088).
Raymundo era elegido, a su vez, obispo de Osma. Al morir Bernardo era designado sucesor de su primacía.
El nuevo arzobispo, amante de la ciencia, patrocina (1130) con miembros de su capítulo catedralicio un equipo de traductores para difundir la ciencia de los árabes. El equipo se conocía como Escuela de Traductores de Toledo, no era una escuela propiamente dicha, ni originó escuela, ya que algunos de los centros menores (Vic, Ripoll, etc.) que también traducían, eran anteriores a Toledo pero el más importante de Europa fue el de Toledo.
La técnica de la traducción era obra de dos personas. Una conocía bien el árabe y bastante bien el castellano. La otra, generalmente un clérigo, la que sabía castellano y dominaba el latín.
La primera traducía al castellano lo que leía en el texto árabe, la otra escribía en latín (la lengua culta de todo Occidente).
Luego se hacían las copias y se llevaban a París y a centros de estudios de TODA EUROPA.
La materia predominante en las traducciones era la ciencia, hasta mediados del XIII, cuando Alfonso X el Sabio pidió que se tradujeran también obras literarias.
LA IMPORTANCIA DE LAS TRADUCCIONES PARA EL PROGRESO CIENTÍFICO EN EUROPA FUE DE PRIMER ORDEN, nada tiene de raro que un traductor tan poco sospechoso de clericalismo como Renan diga (Averroes et l'averroisme, París, 1861, pg. 201): "la introducción de los textos árabes en los estudios occidentales divide la historia científica y filosófica de la edad media en dos épocas diferentes ... el HONOR DE ESTA EMPRESA CORRESPONDE A RAYMUNDO, EL ARZOBISPO DE TOLEDO"
Raymundo de Agen muere en 1152. Su obra, ya consolidada, la sigue el arzobispo sucesor, Juan, que siguió la línea de su predecesor.
LA INFLUENCIA DE LA ESCUELA DE TRADUCTORES, DE LOS ARZOBISPOS DE TOLEDO, LLEGÓ HASTA EL RENACIMIENTO.
Probablemente el traductor más famoso de Toledo sea el italiano Gherardo de Cremona (1114-1187) el fue quien más contribuyó a la difusión de la ciencia árabe-griega por Europa. Debido a su interés por un ejemplar del Almagesto de Tolomeo tuvo que ir a Toledo, al no hallarlo en Italia.
En Toledo lo encontró y estudió a fondo traduciéndola al latín (1175), al estar tan interesado por las matemáticas y ciencia en general hizo que ya no se fuera de Toledo, tradujo a Arquímedes, Euclides, Apolonio, Diocles entre los matemáticos, a Aristóteles entre los filósofos, a Hipócrates y Galeno entre los médicos, y también obras árabes.
Al menos puso 85 obras en latín. Ingente obra de incalculable valor.
No fue un caso aislado. Hubo más.
NO FUE LA OBRA CASUAL DE UN ECLESIÁSTICO LA FUNDACIÓN DE LA ESCUELA DE TOLEDO, MUCHOS HOMBRES DE IGLESIA TRABAJARON ALLÍ DURANTE DÉCADAS.
DE LOS ESTUDIOS GENERALES A LAS UNIVERSIDADES
Desde el VI hasta el X los únicos centros de cultura científica en Europa fueron las ESCUELAS MONÁSTICAS y EPISCOPALES.
Durante los tres siglos siguientes surgirán los Estudios Generales y LAS UNIVERSIDADES como resultado de la evolución progresiva de estos centros de la Iglesia.
TODA LA CIENCIA MEDIEVAL SE DESARROLLA BAJO LA GUÍA Y/O PATROCINIO DE INSTITUCIONES ECLESIÁSTICAS.
En estos siglos LA CIENCIA ES LA IGLESIA.
DE LAS ESCUELAS MONÁSTICAS Y CATEDRALICIAS A LOS ESTUDIOS GENERALES.
Desde el VI los monasterios empezaron a tener una institución docente para la formación e sus monjes. Esta institución se amplió para escuela externa y enseñar a los niños y jóvenes de los alrededores. Era EL ÚNICO RÉGIMEN DE ENSEÑANZA Y EDUCACIÓN EXISTENTE, y esta tarea se fue extendiendo cada vez más al extenderse las instituciones monásticas por toda Europa.
Estas escuelas fueron adquiriendo, en ciertos monasterios, gran prestigio y relevancia: Montecasino, York, Jarrow, Fremières, Fulda, ...
Los obispos y capítulos catedralicios también erigen por su cuenta escuelas de formación de clérigos pero que pronto se abren al exterior para quien quisiera ser instruido.
La enseñanza impartida, al igual que en las monásticas, era: las siete artes liberales, es decir, las tres del tradicional trivium (gramática, lógica y retórica) y las cuatro del quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
Sólo más tarde se añadirían: Teología, Derecho y Medicina.
Hacia el XII se introducen cambios en el sistema formativo. Empiezan a enseñar maestros que no están incorporados a ninguna escuela monaśtica o episcopal. Ya no se depende directamente de un abad u obispo, sino que ahora son los Papas los promotores de esta iniciativa que se intensifica en el XIII.
También cambia su denominación, su nombre será Studium Generale para indicar que se abrían a todo tipo de alumnos, fuera cual fuese su nacionalidad y que comprendía todas las ciencias.
Fueron durante un tiempo los centros superiores de enseñanza del Occidente Europeo.
LA FUNDACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
Fueron los Centros de Estudio General más competentes los que se convirtieron en Universidades.
Se les dio otro nombre, pero fue eso, solo un cambio de nombre.
La palabra latina universitas se adoptó inicialmente para designar la "organización de un grupo de personas", un gremio o corporación. Y en este sentido genérico se usaba incluso para la corporación municipal.
Así Universitas Scholarium empezó a significar la corporación estudiantil de un Studium Generales, y poco más tarde se le añadieron los maestros.
El primer documento que se conserva con esta designación: universitas, para la asociación de profesores y alumnos es de 1208, del Papa Inocencio III dirigiéndose al Studium Generale de París que desde ese momento se llamará Universitas.
Pronto la palabra universitas pasará a designar al propio centro de estudios (Studium Generale) siempre que hubiera sido reconocido como centro superior por el Papa.
Este nombre facultaba para otorgar títulos académicos válidos para enseñar en toda Europa, dar la licencia (autorización) para ejercer de maestro.
Muy, muy pocas universidades europeas carecen del documento pontificio o la intervención de un delegado de la Santa Sede en su partida de nacimiento.
La primera universidad (Centro de Estudios Generales) que tuvo autoridad para expedir licencias fue la de Bolonia (1158) que procedía, como no, de una escuela eclesiástica anterior, procedente de la fusión de la episcopal, la teológica y la jurídica, establecidas en el monasterio camaldulense de San Félix.
La segunda fue la de París que tanto influiría en la enseñanza de la mayor parte de Europa. Se fundó sobre 1200 a la sombra de Nôtre Dame, bajo la jurisdicción del canciller de la escuela episcopal.
Y hasta el historiador E. Gilson (La Filosofía en la Edad Media, Madrid, 1985) dice: "las circunstancias favorables como la buena disposición de los reyes de Francia no tuvieron en ello más que un papel secundario; EL VERDADERO FUNDADOR DE LA UNIVERSIDAD DE PARÍS FUE INOCENCIO III; Y LOS QUE ASEGURARON SU DESARROLLO FUERON LOS SUCESORES DE INOCENCIO III, ESPECIALMENTE GREGORIO IX"
Los primeros estatutos son de 1215, dictados por el legado pontificio, cardenal Robert Courson.
La tercera universidad fue la de Oxford, originada en dos escuelas monacales (Oseney y Santa Frideswyde, regidas por clérigos competentes). En 1167 recibió a un grupo de estudiantes parisinos que organizaron los estudios a semejanza de la de París.
En 1214 el cardenal legado les concede los privilegios y sus estatutos se confirman en 1232.
Luego vendrían más, muchas más: Montpellier (especializada en medicina), la de Orleans, Cambridge que se desgaja de la de Oxford.
En España la primera universidad es la de Palencia, aprobada por el papa Honorio, 1221, tras ser ya un centro docente de primer orden gracias al obispo Tello Téllez.
La de Salamanca es fundada por Alfonso IX de León, que en 1219 la inició desde el colegio catedralicio ya existente. El papa Alejandro IV la consolida con su aprobación 1254.
LA INMENSA MAYORÍA DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS TIENEN ORIGEN SIMILAR Y DEMUESTRAN COMO LOS PONTÍFICES ROMANOS INTERVINIERON EN EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y EL SABER EN LA EDAD MEDIA.
Parte 5ª.- SIGLO XIII : LOS FRANCISCANOS DE LA UNIVERSIDAD DE OXFORD.
La fundación de universidades en la Edad Media fue a cargo de la jerarquía eclesiástica. Aunque quizás este hecho, aunque significativo, no sería suficiente para demostrar la acción de la Iglesia a favor de la ciencia si en dichas universidades no se trataran y estudiaran las llamadas "ciencias profanas".
Pero está demostrado que no fue el caso, aunque a algunos se les quiera hacer creer así. Y los que se dedicaron a la ciencia en estos centros de estudios eran MAYORITARIAMENTE religiosos, hombres de la Iglesia.
Son dos órdenes religiosas las que se implicaron más intensamente durante el XIII en las investigaciones científicas: Franciscanos y Dominicos.
Los Franciscanos en Oxford, los Dominicos en París.
ROGER BACON (1214-1294)
Puede considerarse como fundador de la escuela científica experimental de Oxford, a Robert Grosseteste, llevaba 15 años como canciller de la universidad cuando fue nombrado obispo de Lincoln (1235).
Había dado una especial importancia al cultivo del quadrivium, subrayando el gran valor de la matemática para el estudio de los fenómenos naturales y había orientado la filosofía sobre la base de los conocimientos científicos.
Entre sus alumnos el más destacado fue el franciscano Roger Bacon. Tras estudiar en Oxford viajó a París para ampliar estudios y de vuelta ejerció de profesor en Oxford. Aunque por ciertas suspicacias fue obligado a dejar su cátedra, el papa Clemente IV (Guy de Foulques) que había sido alumno suyo lo restituyó.
El franciscano Bacon le dedicó la Opus Maius, su obra más importante, probablemente el escrito científico de más valor de toda la Edad Media (escrita por un franciscano y dedicada a un papa).
Robert Grosseteste dio gran importancia al estudio de las ciencias. Por la razón de que la verdadera naturaleza contiene asimismo una revelación del Verbo divino (idea ya expresada anteriormente por San Justino).
Realizó experimentos variados de óptica y química. Precursor de Galileo y Newton estudió la reflexión, la refracción y propagación de la luz.
Realizó observaciones sobre perspectiva.
Observó la magnitud de los discos solares y lunares en el horizonte.
Descubrio los focos en los espejos cóncavos y explicó cómo construir espejos parabólicos.
Fabricó una especie de pólvora.
Anunció la posibilidad de construir máquinas voladoras, barcos sin remeros, vehículos automóviles, aparatos para bucear, cómo construir microscopios y telescopios ...
Mostró grandes conocimientos científicos y técnicos superiores a los de su época. Se mereció el título de Doctor Mirabilis.
Escribió también Opus Minus, Opus Tertium, Compendium studii Philosophiae, Epistola de Secretis Artis et Naturae Operibus, y otras obras científicas.
MÁS FRANCISCANOS AMANTES DE LA CIENCIA:
Compañero de estudios de Bacon, en Oxford, y también franciscano fue Johm Peckham, que llegaría a arzobispo de Canterbury, autor de varios tratados científicos, entre ellos: De Spaera, Theroir Planetarum, y Perspectiva Comunis (óptica) muy influeyente y editado aún cuando Kepler y Newton ya publicaban sus obras varios siglos después.
Otro franciscano, discípulo de Grosseteste fue Bartholomew, que escribió una enciclopedia de 19 volúmenes sobre las propiedades de las cosas, traducida del latín a italiano, francés, castellano e inglés como obra de divulgación de las ciencias naturales.
Guillermo de Occam, también franciscano formado en Oxford, además de su obra filosófica fue amante de las ciencias y antes que Galileo y Newton ya enunció una ley física que venía a decir lo mismo que el "principio de acción y reacción", así como otra proposición general, un principio de economía, conocido como la "navaja de Occam" que expone que no se tiene que recurrir a muchos elementos para dar explicación de algo si con menos se puede explicar. Es el principio de simplicidad tan a tener en cuenta para enunciar y formular una teoría científica.
Franciscano Pierre Jean Olieu, que aunque francés y no perteneciente a Oxford también cultivó la ciencia. Estudió en París y enseñó en París, Florencia, Montpellier y Narbona. Dejando aparte su doctrina filosófica, realizó aportaciones a la ciencia natural, especialmente la física. Formulando, antes que Galileo, la ley de la inercia (impulsus seu inclinationes datae poriectis a proiectoribus movent ipsa proiecta etiam in absentia proiicientium).
El profesor de Oxford Thomas Bradwardine, que aunque no era franciscano fue arzobispo de Canterbury que escribió sobre matemáticas: Tratatus de proportionibus, Geometria speculativa, y De continuo.
LOS DOMINICOS.
Santo Domingo de Guzmán (1170-1221) fundó la orden de los dominicos con 16 frailes en 1217.
Tras su primer capítulo general (1220), la orden, por común acuerdo, se convirtió en mendicante con una dedicación especial a la predicación y enseñanza. Desde entonces se le denomina Orden de los Predicadores.
SAN ALBERTO MAGNO (1206-1280)
Antes del gran doctor Alberto ya había en París dos dominicanos en su profesorado que se dedicaban a las ciencias.
Uno Vicent de Beauvais, que resumió la ciencia de su tiempo en la obra Speculum majus (1244) con muchas cuestiones de física, química y ciencias naturales.
Otro Thomas de Cantimpré, citado en la historia de la zoología por haber escrito la obra enciclopédica De Natura rerum en 20 volúmenes, con muy buenas descripciones de la vida animal.
Pero sin duda fue Alberto Magno el científico más brillante del XIII. Tras ingresar en los dominicos estudió Colonia donde sería también profesor y luego en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo y finalmente en París desde 1240.
En París adquirió el grado de Teología y tuvo por alumno a Santo Tomás de Aquino.
En 1260 es nombrado obispo de Ratisbona, cargo al que renuncia dos años después para centrarse más en sus estudios.
La obra científica de Alberto, dejando de lado la filosofía y teología, es de enorme extensión. Dice Beaujouan (en la obra de Traton Historica general de las ciencias) que fue el mayor naturalista de toda la Edad Media. Pío XII lo declaró patrono de los que se dedican a las ciencias naturales, fue canonizado y proclamado Doctor de la Iglesia (1931).
La lista de todas sus obras es inmensa.
Fue teólogo, exegeta, filósofo, científico, predicador, obispo, santo y doctor de la Iglesia.
En el campo científico enseñó y escribió sobre: astronomía, metereología, zoología, botánica, medicina, agricultura ... por eso se le dio el nombre de Doctor universalis y Doctor expertus.
En sus muchos tratados no solo recoge pensamientos y obras de autores anteriores sino que sus aportaciones son valiosísimas basadas en sus propias observaciones.
De animalibus comprende 26 volúmenes y describe, completamente, la fauna europea.
De vegetabilibus demuestra gran conocimiento de la flora alemana, un botánico consumado.
Habrían de pasar siglos para que se superasen sus aportaciones. Los historiadores científicos hoy, reconocen, que de haberse seguido el camino que había iniciado San Alberto, se habría ahorrado a esta ciencia más de tres siglos de estancamiento.
Su método se basaba en la observación, experimentación e inducción, en un sentido totalmente moderno. Su investigación siempre se basa en la observación y experimentación inmediata de los fenómenos naturales.
Dietrich von Freiberg, otro dominico de la escuela de San Alberto, también profesor en París tuvo celebridad con su obrar científica: De iride que explica el arco iris de forma experimental. Su teoría la recogerá más tarde Descartes.
Jordanus Nemorarius es otro dominico del que sólo se conservan parte de sus obras. Escribió sobre aritmética, geometría, mecánica y astronomía.
Da por primera vez la formulación correcta de la ley física del plano inclinado. Ley que Galileo redescubrirá más tarde.
Introduce novedades en el cálculo al introducir letras para designar cantidades fijas en los problemas, etc.
El historiador Egmont Colerus en Breve Historia de las Matemáticas habla de la vasta obra de este fraile dominico que ejerció gran influencia en todos los sentidos del saber. En su obra hay definiciones más acordes a las del XIX y atribuibles a Bolzano o Dedekind ... pero él era del XIII, sorprendente.
Demuestra que la matemática infinitesimal, con todas sus dificultades y contradicciones, ya se abría camino entre los escolásticos. Jordanus será uno de ellos.
Así, la contribución de la orden de los frailes Predicadores contribuyó de manera esencial desde el XIII a la marcha ascendente de las ciencias,
En la Edad Moderna, alcanzarán un nuevo impulso, sólo posible sobre la base que ellos habían establecido en siglos anteriores.
MÁS CIENTÍFICOS ECLESIÁSTICOS DEL XIII.
Los científicos eclesiásticos de los inicios de las universidades no se limitaron, obviamente, a franciscanos (Oxford) y dominicos (París).
También otras órdenes religiosas y el clero diocesano hicieron grandes aportaciones. No es una lista corta.
ES TODA LA IGLESIA LA QUE, CON SUS DOCTORES, ESTÁ A LA VANGUARDIA DEL CULTIVO CIENTÍFICO QUE LIDERA DURANTE ESTOS SIGLOS.
DOS PREMONSTRATENSES Y UN CAPELLÁN PONTIFICIO.
El autor de los libros de textos usados en las universidades durante más de 4 siglos fue un escocés religioso premonstratense: Johannes de Sacrobosco. Se formó en Oxford pero en 1230 fue a París donde viviría el resto de su vida.
En la universidad parisina ejerció de profesor de astronomía y matemáticas. El libro que le dio más celebridad fue Tractatus de Sphaera Mundi, una especie de compendio del Almagesto de Tolomeo, pero más digerible y pedagógico para sus estudiantes.
Se hicieron miles de copias a mano para todas las universidades europeas, en 1742 se hizo una edición impresa, con más de 70 ediciones se tradujo del latín al italiano, francés, castellano, inglés, alemán, ... incluso al hebreo.
No fue la única obra del fraile, también De Arte numerandi para la clase de matemáticas, trata del cálculo aritmético y contiene un opúsculo sobre el calendario eclesiástico.
Otro fraile premonstratense: Erasmo Ciolek fue matemático y físico. Escribió Perspectiva, un tratado de óptica desarrollado a partir de axiomas y teoremas de tratados griegos y árabes, pero con temas y perspectiva propios y originales sobre refracción, la naturaleza de la luz, la fisiología de la visión.
Siglos después Kepler estudiará dicha obra para sacar, a su vez, sus conclusiones. Erasmo también escribió sobre astronomía y filosofía.
Johannes Camparo fue capellán del papa Urbano IV se dedicó a la ciencia. Hacia 1260 ya había traducido a Euclides al latín (del árabe) y añadido comentarios y construcciones nuevas. Por ejemplo una nueva forma de triseccionar un ángulo (desconocida hasta entonces) y su obra se convertirá en un clásico de obligado uso en las universidades.
También se dedicó a la astronomía, escribió sobre los planetas y explica la construcción del instrumento astronómico denominadoo aequatorium.
También trata sobre la esfera del mundo presentando la hipótesis, que dos siglos después, establecerá Tycho Brahe que propone que los planetas giran alrededor del sol y éste, junto con ellos, alrededor de la Tierra.
OTRO CIENTÍFICO QUE LLEGÓ A PAPA.
Al igual que Gerberto (IX) que fue un científico que llegó a papa, también Petrus Julianus (Hispanus por haber nacido en Lisboa), muy pronto fue a estudiar a París donde obtuvo todos los grados universitarios y luego se dedicó a la medicina.
Fue médico del papa Gregorio X y escribió Thesaururs pauperum un texto completo de medicina (enciclopedia médica)
Escribió comentarios de obras aristotélicas, y su tratado sobre los ojos le da, por derecho propio, un lugar de honor en la oftalmología.
Su libro más famoso fue Summulae Logicales, tratado de lógica que fue libro de texto mucho tiempo en todas las universidades. No es una síntesis pedagógica aristotélica, sino que añade nuevas cuestiones no tratadas por el griego, como las propiedades de los términos, la suppositio escolástica, la amliación, la restricción, la distribución.
Tuvo tnato éxito que fue traducido al griego.
Nombrado obispo de Braganza y cardenal de Túsculum.
6ª.- Parte : CIENTÍFICOS ECLESIÁSTICOS DE LA EDAD MEDIA (XIV y XV)
Hoy ya es insostenible por ningún historiador de la ciencia que el Renacimiento científico del XVI surgiera espontánea y repentinamente. Más aún, tras las últimas investigaciones históricas hay que afirmar que HAY UNA ESTRICTA CONTINUIDAD, y los avances de Galileo y Newton ESTÁN BASADOS en los hallazgos y estudios anteriores, como no podría ser de otra manera.
El historiador de la Ciencia M. Mindán (Historia de la Filosofía y las Ciencias, Salamanca, 1986, pgs. 187-188): "no es exacta la idea bastante común que entre la Edad Media y la Edad Moderna existe, desde el punto de vista cultural, un corte separador, como si la Edad Media se hubiera consumido a sí misma y hubiera aparecido el Renacimiento con un nuevo impulso sin conexión alguna con los siglos anteriores.
La realidad es muy diferente. El Renacimiento, al menos en sus aspectos científico-filosófico, empieza en el XIII; cuando se siembran las semillas que germinarán en el XIV y se desarrollaran durante los siguientes siglos".
Y LOS SEMBRADORES FILOSÓFICOS Y CIENTÍFICOS DEL XIII Y XIV FUERON TODOS ECLESIÁSTICOS.
UN OBISPO DE LISIEUX.
Llamado Nicole d'Oresme (1323-1382) fue la gran estrella de la Ciencia en el XIV. Nació cerca de Normandía y en 1348 entraba en el collège de Navarre, Universidad de París (dominicos).
Sería profesor en la misma y en 1356 su director.
Doctorado en Teología, daba clases de dicha materia, pero la fama le vino de lo que decía y escribía como filósofo experto en matemáticas.
Siempre tuvo inclinación por las matemáticas y en 1350 escribió De proportionibus proportionum, que luego ampliaría con Algorismus proportionum donde por primera vez se introducen exponentes fraccionarios en las proporciones que llamó irracionales.
Aplica la nueva teoría a la aritmética, geometría y armonía.
Más interesante aún fue su obra Quaestiones super Geometriam Euclidis que contiene importantes descubrimientos en materia de sumación de series.
Y su visión matemática ya difiere de la visión griega que tenían aversión al infinito y Euclides lo evita totalmente. En cambio Oresme recurre a él con naturalidad y no encuentra inconveniente alguno en estudiar qué valor habrá de atribuirse a una suma de infinitos sumandos: una serie.
También halla sumas nuevas e interesantes como que la serie: 1/2 + 2/4 + 3/8 + 4/16 + 5/32 + ...es igual a 2, y otras.
Demuestra también que la suma 1/2 + 1/4 + 1/5 + 1/6 + 1/7 + ... (serie armónica) supera cualquier valor, se hace infinita (que es divergente).
Pero su obra más importante fue Tractatus de latitudinibus formarum que se difundió (transcrita a mano) rápidamente y con la imprenta alcanzó cuatro ediciones entre 1482 y 1515.
Es un resumen, hecho por uno de sus alumnos, de otra obra suya más extensa: Tractatus de figuratione potentiarum et mensurarum.
Con aspectos nuevos e interesantes.
En resumen, las latitudines eran las PRIMERAS COORDENADAS generales para expresar la variación de una forma (magnitud) a través del tiempo. Así, mucho antes que Descartes, obtenía la representación gráfica de la marcha de un fenómeno con la determinación de su dependencia temporal. Y la figura expresaba la ley del movimiento.
También aparecen, por primera vez problemas de tangentes a una curva, cociente diferencial, y área de un recinto limitado por un gráfico, cuestiones que no se abarcarían extensamente hasta finales del XVII por Leibiniz y Newton.
Pero Oresme no se limitó a las matemáticas, también intentó resolver problemas de:
- física como la de caída de cuerpos (deduce que la velocidad aumenta de forma que el teimpo que ha durado la caída es el mismo que si el cuerpo hubiera ido todo el rato a la mitad de la velocidad final, que es correcto).
- lanzamiento de proyectiles (teoría del impetus ya propuesta por Alberto de Sajonia y Buridan), germen del principio de inercia de Galileo.
- astronomía, en su obra, en francés, Le livre du ciel et du monde, que es más probable que la Tierra gire sobre sí misma que no que lo haga el cielo a su alrededor, preparando el camino copernicano.
Oresme es uno de los creadores del lenguaje científico francés.
Fue archidiácono en Bayeux, canónico en Rouen y París. En 1337 es nombrado obispo de Lisieux cargo que ejerció hasta su muerte.
CIENTÍFICOS CONTEMPORÁNEOS DE ORESME:
Jean Buridan (1290-1360) eclesiástico de la diócesis de Arras, profesor y dos veces rector de la Universidad de París.
Escribió obras de lógica, psicología y física (teoría impetus)
Alberto de Sajonia (1316-1390) alemán que tras ser rector de la universidad de París fue el primer rector de la Universidad de Viena y obispo de Halberstadt.
Marsilius de Inghen (1330-1396) sacerdote holandés, profesor y rector en París fue nombrado rector de la nueva universidad de Heidelberg.
Escribió sobre física
El francés Pierre de Ailly (1350-1422) profesor en París y obispo y cardenal. Defendió la esfericidad y el movimiento de rotación de la Tierra en su obra Imago mundi. Afirmando que es posible llegar a Oriente navegando siempre hacia Occidente, un ejemplar de esta obra fue leído (con anotaciones) por Cristobal Colón.
Jean Fusoris (1355-1436) canónigo de Nôtre Dame que se dedicó a la astronomía y construyó instrumentos de observación de los astros. Escribió, entre otras obras, Traité de Cosmographie y Practique de l'astrolabe.
También construyó un reloj astronómico para la catedral de Bourges.
UN CARDENAL CIENTÍFICO DEL XV.
Se inicia la Edad Moderna. Muchos historiadores sitúan su entrada en 1453 con la caída de los restos de Constantinopla. Pero sólo este fenómeno, de escasa trascendencia en Europa, no inauguraría nada. Los últimos Paleólogos (emperadores bizantinos) tenían un estado minúculo y su caída no fue significativa en la Historia.
Pero otros hechos coetáneos generaron un cambio cultural de gran dimensión, el auténtico nacimiento de la Edad Moderna (tras la decadencia cultural europea por guerras y peste negra del XIV).
En Italia el Renacimiento transforma la mentalidad literaria, artística y científica. El estudio e imitación de los clásicos griegos y latinos con el impulso literario: HUMANISMO promovieron un cambio cultural. Con más influencia en el arte afecta, también, a la ciencia.
El hombre más representativo del Renacimiento: Leonardo da Vinci, artista y científico.
La invención de la imprenta origina una revolución en la intercomunicación cultural escrita.
En España, descubriendo el Nuevo Mundo hace variar muchas cosas y que afecta a otros estados europeos.
La dirección del comercio cambia del Mediterráneo al Atlántico.
La Iglesia no estuvo al margen de dichos cambios.
NICOLÁS DE CUSA(1401-1464)
Recibió la tonsura clerical de joven, después estudió gramática en Deventer y filosofía en Heildelberg. En Padua se doctoró en derecho canónico.
Estudió matemáticas y entablado amistad con Toscanelli. Estuvo en Roma y Colonia en la cartuja de esta ciudad, encontró, en la biblioteca, el Liber Contemplations deRamón Llull y sacó extractos. Se interesaba por todo tipo de saber. Escribió mucho.
Su obra más famosa fue De docta ignorantia (copiando a San Agustín y San Buenaventura) en la que expone una teoría epistemológica muy diferente a la seguida, hasta entonces, por la escolástica: la intuición, no la deducción racional para conocer a Dios, el Universo y el Hombre.
Su teología también es original. Cuando Descartes dirá, más tarde, que el espacio es infinito lo hará aludiendo a la autoridad del cusano.
Su obra contiene consideraciones científicas, entre otras: que la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés, adelantándose a Copérnico.
Dejó escritos específicamente matemáticos: De transmutationibus geometricis.
Afirma que todo conocimiento científico debe basarse en la medición, de dónde deducía la importancia de la geometría, ya que toda medición puede representarse con un segmento recto.
Quiso resolver la cuadratura del círculo y logró una construcción gráfica muy aproximada (hoy sabemos que es imposible que sea exacta) lo que estimuló a otros a realizar estudios e interesarse en matemáticas.
También desarrolló una actividad eclesiástica notable. Fue cardenal y obispo. En Tréveris fundó un hospital al que donó todos sus bienes.
Tuvo gran influencia en muchos hombres del Renacimiento, Johann Müller de Königsberg, obispo de Ratisbona, puede considerarse discípulo suyo, y pese a su muerte prematura (40 años) dejó un notable legado científico.
En Nuremberg había fundado una imprenta y un observatorio para promover el interés científico, tradujo al latín el Almagesto de Tolomeo, y escribió obras matemáticas como De triangulis omnimodis que hace renacer la trigonometría, y Tabulae directoonum que completa la obra anterior.
Su influencia se dejó sentir en toda Alemania, y el Humanismo alemán tuvo un carácter más científico que en otros lugares por el peso de su obra. Precursor de Copérnico y citado por Kepler con gran admiración que aprovechó una idea suya en la obra Stereometria doliorum.
Hasta Leonardo da Vinci se inspira en De transmutationibus geometricis.
Y Galileo llevó a la práctica algunas de sus sugerencias de medidas y observaciones físicas.
En resumen el cusano es un medieval que se pasó a innovador renacentista de la ciencia. Sin dejar de ser eclesiástico y hombre de confianza de los papas.
UN FRANCISCANO EN LA HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS.
Luca Pacioli hizo resurgir las matemáticas en Italia. Amigo de Leonardo da Vinci (que le ilustró algunos libros).
Se dedicó a la enseñanza de la ciencia de la cantidad con nuevo espíritu pero fiel cumplidor de la regla religiosa.
Da clase de matemáticas en Peruggia y Zara (Dalmacia) donde compone un tratado de álgebra. Luego obtiene el título de Magister con derecho a cátedra universitaria.
En 1448, en Roma, hace de secretario del obispo de Carpentrasse. Luego será profesor en Padua y en 1494 salía de la imprenta su obra Summa di Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalitá.
Leonardo también le ilustrará su obra De divina proportione que saldrá de la imprenta veneciana en 1509.
Escribirá otro libro: de viribus quantitatis que quedará inédito.
En 1514 rige la cátedra de matemáticas de la Sapienza.
Además de matemático obtuvo el título de Magister de Sacra teología.
En su obra más interesante De divina proportione, realizó tres copias manuscritas, el primero conservado en Biblioteca Pública de Ginebra (ilustrado por Leonardo con 60 dibujos a mano) contiene el problema de dividir un segmento en media y extrema razón, que ya había resuelto Euclides pero Pacioli saca muchas nuevas conclusiones del mismo tanto que le da para escribir un libro es lo que Kepler denomina secto divina, o más conocido por sección aúrea.
Aparece en muchos problemas de construcciones geométricas (el lado del decágono regular es la sección áurea de su radio) pero también tiene repercusiones estéticas, y el valor raíz cuadrada de 5 menos uno / 2 es el límite de la sucesión resultante de dividir cada término de la sucesión de Finobacci por el siguiente.
Entendía por matemáticas (aritmética, geometría, astronomía, música, perspectiva, arquitectura y cosmografía).
LA REVOLUCIÓN COPERNICANA.
En la historia de la relación entre Ciencia e Iglesia llegamos a uno de los científicos más típicos del Renacimiento: Copérnico y su teoría heliocéntrica.
Esta teoría revolucionó, en cierta forma la mentalidad de la época, pero no era totalmente nueva. La expuso por primera vez Aristarco de Samos (III adC), y la defendieron eclesiásticos como Oresme y Nicolás de Cusa.
Aquí los detractores de la Iglesia en su relación con la ciencia recuerdan que la obra de Copérnico (condena de Galileo) fue puesta en el índice de libros prohibidos.
Así ahora, echan en cara, cuando se inicia la "auténtica" ciencia, la renacentista, no la medieval, se ve claro el enfrentamiento Iglesia-ciencia.
Incluso algunos añadirán que la Iglesia contribuyó a la ciencia en tanto esta estaba sometida a su autoridad pero se opuso cuando dejó de hacerlo.
EN REALIDAD LA CIENCIA MEDIEVAL NO ESTABA SOMETIDA A LA IGLESIA que le reconocía su autonomía. Y la inclusión en el índice de la obra copernicana no respondió a ninguna animadversión contra la ciencia renacentista.
Las NOVEDADES científicas del Renacimiento están basadas en elucubraciones, teoremas, hipótesis, estudios y trabajos medievales que en gran mayoría son autores eclesiásticos.
Por lo demás COPÉRNICO TAMBIÉN ERA ECLESIÁSTICO Y NO TUVO PROBLEMA ALGUNO CON LA IGLESIA
Su nombre era Nikolaus Koppernigk (1473-1543) él mismo latinizó su nombre a Copernicus.
Nació en Polonia de padres alemanes. Su padre murió pronto, cuando tenía 10 años y se encargó de su educación su tío y obispo Lucas Watzelrode.
Estudió matemáticas en Cracovia y derecho en Bolonia con medicina, griego y filosofía. Y trabajó como asistente de astrónomo. Estudió medicina en Padua y derecho canónico en Ferrara.
Desde 1512, atendió su diócesis y ejerció la medicina. Se interesó por la astronomía. Había estudiado el Almagesto de Tolomeo, la obra de los pitagóricos y a Aristarco de Samos.
Y bajo la posición de éste, dejando de lado los círculos deferentes con los epiciclos de Tolomeo, la estructura del movimiento astral se simplificaba mucho.
En 1509 escribe sus primeras reflexiones sobre el tema en un opúsculo: De hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus. No llegó a editarse pero circuló entre sus más próximos.
Era el germen de su gran obra que le llevó 25 años: De revolutionibus Orbium Coelestium (sobre las revoluciones de las esferas celestes). La finalizó e 1532, pero no la publicó temeroso de poner al sol en el centro universal.
Pero un admirador suyo, J. A. Widmanstadt, en 1530 ya había leído un resumen en Roma y el Papa Clemente VII, aficionado a la astronomía, no puso objeciones. El cardenal de Capua le escribe para que publique la obra.
En 1539 un joven luterano (25 años) llamado Rheticus, profesor de matemáticas y astronomía, cree en la veracidad del sistema heliocéntrico, interviene para convencer a Copérnico de que publique su obra. Consigue un informe que se publica en 1540 como Narratio Prima.
El éxito convence a Copérnico para publicar todo.
Cuando se consigue publicar, Copérnico ya está enfermo y no puede ni hojearlo antes de morir.
LA NOVEDAD DE LA OBRA COPERNICANA.
La obra se editó con un prólogo de Osiander, que no creía en el heliocentrismo, y cambió el proemio original del autor por uno suyo (no firmado) y en el que decía que lo expuesto era una hipótesis que facilitaba los cálculos matemáticos.
El prefacio original de Copérnico no se editará hasta 1854.
PERO NADIE SE ESCANDALIZÓ NI NADIE VIO NADA HERÉTICO EN LA OBRA.
La novedad era la exposición matemática y el razonamiento era convincente, tan detallado como nunca antes se había hecho, si bien no podía dar ninguna demostración basada en la observación astronómica.
El heliocentrismo copernicano es la primera aproximación, luego Kepler (1609) demostrará que las órbitas no son circunferencias sino elipses
¿Realmente la nueva exposición de Copérnico era revolucionaria? puede que para sus contemporáneos, pero no puede considerarse tan grande.
Sólo da un cambio de centro y mantiene el círculo como curva seguida por los astros (como Platón).
Aunque la obra copernicana supuso un avance notable faltaba corregir los dos puntos (centro y órbitas).
DOS JESUÍTAS MISIONEROS Y CIENTÍFICOS.
Un acontecimiento de gran trascendencia que marcó el paso de la Edad Media a la Moderna fue el descubrimiento del Nuevo Mundo.
También influyó mucho las novedades que surgían de los viajes de los portugueses a las Indias Orientales, China y Japón. Sus hallazgos y comercio.
Va surgiendo una nueva forma de ver el mundo, las cosas y la humanidad. La diversidad cultural propicia los intercambios y una consecuencia para el mundo cristiano es la decisión que toma la Iglesia de evangelizar esos nuevos países.
La obra evangelizadora fue enorme y como la evangelización conllevaba ciencia pues muchos misioneros además de predicar el evangelio se dedicaron a investigaciones científicas de todo tipo.
Nuevamente la Iglesia fue la pionera en los estudios realizados en esas nuevas tierras. No fueron casos aislados, hay muchos, muchos nombres que podrían citarse. Nos limitaremos a dos, uno por sus descubrimientos en América y el otro por su labor científica en Asia.
EL ESPAÑOL JOSÉ DE ACOSTA(1539-1600)
Nacido en Medina del Campo pronto entraría en la Compañía de Jesús, tras ejercer como profesor de Teología embarca para América llegando a ser el segundo provincial jesuíta en Perú.
No perdió la ocasión de obtener datos y realizar observaciones en el Nuevo Continente, la ingente cantidad de muestras serán la base para escribir su obra más célebre.
De vuelta a España será profesor y luego rector de la Universidad de Salamanca hasta su muerte.
Considerado el jesuíta más sabio de su tiempo, el rey Felipe II le consultará varias veces. Escribió mucho en latín y castellano.
De teología: De Christo revelato (9 libros), y De procuranda salute Indiorum (6 libros).
Pero su obra principal es Historia Natural y Moral de las Indias (7 libros). Primero en latín, luego en castellano.
Los tres primeros libros exponen la geografía física de América, el cuarto trata de los minerales, fauna, flora. Se tradujo cuatro veces al francés y una al alemán.
Toda la información es original, y aportando importantes novedades, es pionero de la geofísica (estudia las variaciones de la declinación magnética, de las mareas, de los alisios, de las corrientes marinas, de la interrelación volcánica y terremotos, etc.).
Se esmera en la fauna y flora comparada (América-Europa) resaltando sus diferencias, adelantándose a Darwin que lo redescubrirá.
UN ITALIANO, MATEO RICCI(1552-1610)
Hizo de la ciencia en Asia un instrumento de evangelización. Entró en la Compañía de Jesús e 1571. En el Colegio Romano tuvo de profesor al P. Clavio que le enseñó matemáticas, cosmografía y astronomía, también filosofía.
En 1577 por deseo propio es destinado a las Misiones, y ordenado sacerdote en Goa, estuvo en Macao estudiando chino, entró y predicó el evangelio en China.
En 1584 ya había compuesto un catecismo en chino.
Sus conocimientos en matemáticas y astronomía le granjeó la simpatía de los mandarines que le dejaban predicar.
Observa los astros mediante el uso de instrumentos y el gnomon. Convenció a parte de la nobleza china de que la ciencia no es incompatible con la fe.
Traduce al chino los Elementos de Euclides, construye cuadrantes solares, esferas terrestres y celestes, relojes, ... Escribe libros de ciencia para los chinos y una obra para europeos (5 libros) explicando este enorme país, fauna, flora, metales, productos de la tierra, artes mecánicas chinas, ...
El P. Ricchi fue un misionero que llevó ciencia europea a China y de ésta a Europa. Murió en Pekín pero su obra la continuaron otros misioneros también conocedores de las ciencias: los jesuítas Longobardi, Schall y Verbiest que dirigieron el Observatorio Imperial de Astronomía.
7ª.- Parte: LA ENSEÑANZA CIENTÍFICA EN LOS COLEGIOS JESUITAS DEL XVI y XVII.
Aunque el P. Ricci pudo penetrar hasta Pekín por sus conocimientos sobre matemáticas, física y astronomía que luego usó para evangelizar LA IGLESIA CULTIVÓ LA CIENCIA POR SU VALOR INTÍNSECO.
AL ENTRAR LA EDAD MODERNA ES LA IGLESIA LA ENCARGADA DE COMUNICAR Y HACER PROGRESAR LOS CONOCIMIENTOS CIENTÍFICOS en los Colegios regidos por sus religiosos, principalmente los jesuítas.
FUNDACIÓN DE COLEGIOS POR LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
Indudablemente fue el impuso nacido del Renacimiento y que recogía la labor ímproba realizada por los eclesiásticos, de siglos anteriores, la que provocó la expansión de la cultura y la instrucción en todas las capas sociales. Y los hombres de la Iglesia siguieron dando la cara y contribuyeron, decisivamente, a intensificar dichas tendencias.
Los religiosos de Loyola no se limitaron a formar a sus novicios en las escuelas superiores y universidades, sino que impartieron enseñanza a todo el que quisiera.
El colegio fundado por Francisco de Borja en Gandía ya acoge, al año de fundarse, todo tipo de alumnos con el beneplácito de Loyola y Borja, que acceden gustosos a la petición de la población.
Pronto se abren muchos más centros docentes. Personalmente el fundador de la Compañía aprueba 39 durante los últimos diez años de su vida. A los veinte años de su fallecimiento ya son 144. A finales del XVI sumaban 245.
Y su prestigio es tal que no pueden, es materialmente imposible, atender tantas peticiones de apertura. Consta que Claudio Acquaviva, prepósito general de 1581 a 1593 tuvo que denegar 150 peticiones.
Los colegios no entienden de niveles sociales ni económicos. Se establecen en ciudades y pueblos. Algunos alcanzarán gran nivel y convirtiéndose en Universidades. Así el de Gandía e 1548 obtiene privilegios análogos a los de Salamanca o París. Y el Colegio Romano, fundado por San Ignacio en 1551 puede en 1556 conceder grados académicos.
Uno de los colegios que se hicieron célebres fue el de La Flèche, fundado en 1602 y que en un año ya tenía más de 1.000 alumnos. Uno de ellos fue el filósofo René Descartes que estudió allí 8 años y siempre habló elogiosamente de la educación allí recibida.
UN COLEGIO QUE ACABÓ SIENDO UNIVERSIDAD.
El Colegio Romano gozó de profesores que ahora figuran en los textos de la historia de la ciencia.
El primero que merece destacarse en matemáticas y astronomía es el P. Christophorus Clavius (1537-1612) profesor del P. Ricci. Creó escuela y su influencia se extendió por toda Europa.
En 1574 publicó la traducción al latín de los Elementos de Euclides con muchas notas y se convirtió en la edición tipo del matemático alejandrino durante más de un siglo.
El P. Clavio es considerado el maestro de las ciencias para toda la Europa católica, su obra científica y magisterio fueron más allá de simples traducciones.
Enseñó aritmética, geometría, álgebra, trigonometría, gnomótica y astronomía, escribiendo sobre todas estas ciencias. Su Opera Mathematica ocupa 5 volúmenes.
Descartes aprendió matemáticas en sus libros de Clavio, se decía que aunque los jesuítas solo tuvieran un Clavio ya les bastaría para dar gloria a la Compañía. Y fue el que respondió mejor a la solicitud papal de reformar el calendario.
Posterior a Clavio fue Christophorus Scheiner (1573-1650) que hizo progresar la óptica y la astronomía desde el Colegio Romano. El Padre Scheiner era un buen científico distinguido, sobre todo, en física. Fue el primero en demostrar que la imagen que se forma en la retina humana es una imagen invertida.
Descubrió las manchas solares antes que Galileo.
Construyó un pantógrafo y un opúsculo explicando su función.
8ª.- Parte : UN FRAILE DE LOS MÍNIMOS PROMOTOR DE LA CIENCIA.
Antes de Galileo fueron franciscanos y dominicos los más numerosos representantes de la ciencia. Luego los Jesuítas.
Siempre hombres religiosos adscritos a catedrales, colegios y universidades católicas.
Pero hubo otras órdenes también destacadas en Ciencia.
UN HOMBRE ANSIOSO POR HACER PROGRESAR LA CIENCIA.
Marin Mersenne (1588-1648).
Estudió en colegio de jesuítas (La Flèche) aunque era 8 mayor que Descartes coincidieron en la época escolar y tenía admiración por él que luego, desde 1623 sería una buena y auténtica amistad que duraría de por vida.
Mersenne finalizados los estudios en La Flèche se va a la Sorbona y luego al College de France, con 23 años abrazaría la vida religiosa ingresando en la Orden de los Mínimos (fundada por San Francisco de Paula).
Ejerció de profesor de filosofía. Desde 1623 (en el convento Pza. Vosgos de París) empieza a agultinar científicos a su alrededor en un rico intercambio de opiniones.
Empezó llamándose Acadèmie Mersenne, pero en 1635 se les une el grupo Dupuy se denominará Academia Parisiensis.
Inicialmente las reuniones se hacían en la propia celda de Mersenne, luego hubo de recurrirse a un local más amplio.
Acudían Pascal, Descartes, Roberval, Gassendi, Hobbes y muchos otros que cuando dejaban París seguían en contacto epistolar con él.
Era costumbre que los descubrimientos y hallazgos no se publicaran, o sólo el resultado, sin aportar demostración. Así también actuó, en ocasiones, Galileo.
Mersenne luchó contra esta costumbre en los hallazgos matemáticos o físicos. Ponía un gran empeño en que se divulgaran los conocimientos en el mundo científico y así todos progresaran.
A su muerte se encontraron grandes montones de cartas de más de 78 científicos de alto nivel que le consultaban. Respondió a todas. Una de las más interesantes era la correspondencia con Descartes.
No solo era el enlace científico, aportó con investigaciones personales interesantes, especialmente en física y matemáticas.
Entusiasta de Galileo fue un gran propagandista de sus obras, publicó Les mécaniques de Galilée; Nouvelles Découvertes de Galilée, etc.
Hizo aportaciones en mecánica, construyó un laboratorio y comprobó los resultados de Galileo y realizó algunos descubrimientos propios, enunció dos leyes sobre cuerdas vibrantes (relacionando la masa con la tensión y el número de vibraciones), observó que la cuerda emite sonido fundamental y los armónicos.
Escribió varios libros.
Realizó un impagable trabajo de relación entre matemáticos, especialmente entre el genial Fermat y Pascal. Y aunque en matemáticas no hizo aportaciones valiosas cuestionó un problema curioso a Fermat: los números primos de Mersenne.
ESCUELA ESPECIAL DE MATEMÁTICAS SUPERIORES.
En la historia entre Ciencia e Iglesia no puede pasarse por alto que EL PRIMER CENTRO EUROPEO DE ESTUDIOS EXCLUSIVAMENTE MATEMÁTICOS FUE DE INSTITUCIÓN ECLESIÁSTICA.
Muchos colegios superiores derivaron en Universidades, pero en Amberes ocurrió algo diferente. Un colegio regentado por jesuítas no se convirtió en universidad sino en el primer centro superior de enseñanza de matemáticas (1617).
Un año tras la amonestación del cardenal Bellarmino a Galileo la Iglesia sigue protegiendo y tutelando la ciencia. El colegio tenía de rector al P. François d'Aguilon (1566-1617), que tras enseñar teología se dedica a la física y matemáticas y buenos conocimientos de arquitectura. Elaboró los planos de la iglesia de los jesuítas de Amberes.
Como matemático y físico escribió Opticorum libri sex philosophis iuxta ac matehmaticis utiles (1613) donde se menciona por primera vez la "proyección estereográfica" aceptada desde entonces, y hoy, en todo el mundo.
Expone algunos puntos que nadie había tratado aún, como la visión binocular en la que introduce el término horótero.
Con el beneplácito de la Santa Sede transformó dicho colegio en la École spécial de mathematiques superieurs.
Elaboró el plan de estudios con la ayuda del P. Saint-Vincent pero ya no pudo ejercer de profesor al fallecer tras la inauguración, dejando a medias otro libro Catoptrica et Dioptrica. La Escuela hizo importantes aportaciones a las matemáticas del XVII.
Y podría seguirse un buen rato por el XVII, XVIII, XIX, etc. etc.
9ª.- Parte: LA IGLESIA ANTE LA TEORÍA DEL EVOLUCIONISMO
Aún se dice que la Iglesia tuvo dos conflictos con la Ciencia.
Uno con Galileo y el otro con Darwin y su teoría del evolucionismo.
El caso de Darwin es diferentes por dos razones:
1ª.- el evolucionismo no es una teoría del mismo orden que la copernicana.
2ª.- la actitud de la Iglesia no fue de condena como en el caso del pisano.
DE DARWIN AL NEODARWINISMO.
Hoy ya son sinónimos Darwinismo y Evolucionismo.
Desde que en 1859 Darwin publicara The Origin of Species by Means of Natural Selection ha llovido mucho.
Pero la concepción darwiniana original ha recibido múltiples correcciones y añadidos hasta hoy.
La primera provino de la genética. En 1890 Weisman demostró que los caracteres adquiridos en vida por los individuos no afectan a las células generativas por lo que NO pueden transmitirse a los descendientes.
Más tarde un análisis profundo mostró que la sola selección natural no podía explicar ciertos pasos de la supuesta evolución (por ejemplo: ¿cómo de un animal sin ojos se puede pasar a uno con ellos?) estas cuestiones, plenamente científicas, planteadas sobre 1900 causaron auténtica crisis en el darwinismo.
El historiador Peter J. Bowler en The Eclipse of Darwinism, Baltimore, 1983, lo expone con detalle: "se tenía que recurrir a otros mecanismos si se quería mantener la tesis evolucionista, aparte de la selección natural, que sólo podía dar razón de la evolución a pequeña escala; y los darwinistas vieron el cielo abierto cuando Hugo de Vries, entre 1900-1903 expuso sus investigaciones genéticas al descubrir las mutaciones, cambios genéticos espontáneos que aparecen súbitamente en individuos de una especie que generan otra nueva. La diferencia es pequeña pero clara. Ahora bien, la mayoría de las mutaciones son degenerativas y las especies nuevas tienen escasas posibilidades de sobrevivir. Pero no todas lo son.
Su porcentaje es muy pequeño, pero si ponemos un elevado número de años, las no degenerativas, por pocas que sean, pueden mejorar la especie.
Acabamos de entrar en el Neodarwinismo.
Aún así selección natural y mutaciones no pueden explicar, todavía, toda la evolución. Por lo que para mantener la tesis evolucionista los autores siguen pensando nuevos mecanismos.
Con métodos estadísticos (R.A. Fisher, S. Wright, y J.B. Haladane) expusieron una teoría neodarwinista basada en la genética de poblaciones (siendo población un conjunto, aislado, de individuos de una especie de determinada área) afirmando que se puede ir diversificando respecto de otros individuos de otra área, acumulando mutaciones y adaptaciones al medio ambiente por selección natural.
Con todo sigue sin verse claro y no explica toda la evolución por lo que se siguen buscando otros factores evolutivos".
LA TEORÍA SINTÉTICA DE LA EVOLUCIÓN.
Es la teoría más aceptada a día de hoy. Los pioneros fueron Theodosius Dobzhansky, Julian S. Huxley, Ernst Mayr, y Georgeus G. Simpson.
Profundizando en genética añadieron el mecanismo de las recombinaciones genéticas. Así ya tenemos cuatro mecanismos evolutivos:
- selección natural.
- mutaciones,
- aislamiento geográfico, y
- recombinación genética.
Pero muchos autores aún sostienen que ni los cuatro mecanismos pueden explicar, satisfactoriamente, toda la evolución, y menos aún, si se añade que de cuatro o cinco animales y otros tantos vegetales, (teoría de Darwin) proceden todos los seres vivos hasta el hombre, sino de un viviente único, microscópico, originado espontáneamente en el "caldo primordial" de aminoácidos y proteínas sintentizado en océanos primitivos.
El origen de la vida, pese a las múltiples teorías lanzadas y experimentos realizados, es un punto de difícil explicación.
¿Qué se puede afirmar, científicamente, de la Teoría Sintética de la Evolución?
Que hay que pensar en algún otro factor evolutivo para explicar a satisfacción la evolución.
Y ¿qué podemos decir del hecho evolutivo?
Que dentro de ciertos márgenes puede ser cierto: ha habido una evolución de los vivientes, quizás no tan total como para decir que de una primitiva ameba haya venido toda la vida, pero ha existido.
¿Cómo se sabe?
Por la palenteología (la única y verdadera ciencia de la evolución) es la que lo demuestra: la fauna y la flora ha variado a lo largo de las eras geológicas; ha existido una sucesión de distintos seres vivos.
Pero esta ciencia de la evolución encierra aún grandes interrogantes. Por ejemplo que muchas veces (la mayoría) no aparecen fósiles de especies intermedias entre grupos en los que se supone que uno procede del otro.
Este inconveniente ha hecho introducir una variante, otra mas, a la Teoría Sintética: hay que añadir (según Stephen Gould y Niles Eldredge) que la evolución se ha producido co intermitencias, no de manera continua como afirmaba Darwin. Una especie se mantiene inmutable cierto tiempo y luego da un salto evolutivo repentino: Teoría de los equilibrios puntuados (punctuated equilibria).
Pero la paleontología plantea más interrogantes ¿por qué hace 570 millones de años, al inicio de la era primaria, aparecen prácticamente todos los tipos de seres vivos y no se encuentran sus predecesores en los estratos sedimentarios anteriores?
Y ahora viene la pregunta ¿QUÉ DICE LA IGLESIA ANTE UNA TEORÍA CON TANTAS COMPLEJIDADES?
Sólo lo referente al origen del hombre tiene alguna relación con la fe cristiana, el resto pertenece solamente a la ciencia.
ENTONCES ¿QUÉ DICE LA IGLESIA ANTE EL EVOLUCIONISMO?
Hoy, como en el XVII la Iglesia sabe que no debe emitir juicio alguno respecto a cuestiones puramente científicas. ESA NO ES SU MISIÓN, sino la custodia y el ministerio de la Palabra contenida en la Revelación Divina (Sagradas Escrituras y Tradición).
Únicamente en el supuesto caso de que una teoría científica diera una explicación divergente sobre hechos o doctrina cierta de esta Revelación, la Iglesia velaría y diría lo que correspondiera.
Evidentemente en una teoría evolucionista que afirma que unos seres vivos han venido de otros de diferente especie, la Iglesia no tiene nada que decir, son puntos que no pertenecen a la Revelación.
Fue Aristóteles el que afirmó que las especies son inmutables, NO LA BIBLIA que tampoco dice nada sobre si es este, u otro, el mecanismo válido para explicar la evolución. Ni siquiera se inmiscuirá en si el origen espontáneo de los primeros seres vivos en el "caldo primordial" de los oceános va contra la fe.
Dios pudo hacer surgir la vida valiéndose de ese mecanismo o de cualquier otro, de causas segundas, de la propia naturaleza (incluso la narración del Génesis parece sugerir eso: "Que la tierra produzca hierba, ... que las aguas produzcan seres vivos ..." Gn, 1, 11,20) como si no fuera Él quien diera la vida directamente.
Por tanto, si se llega al día en que se "creara" vida en un laboratorio, reproduciendo las condiciones iniciales que tenía la tierra en sus inicios (por voluntad divina) no se derrumbaría ni atacaría ningún dogma cristiano.
Solamente hay una cosa en el evolucionismo que afecta a la doctrina cristiana: que la especie humana haya venido de una especie animal anterior sin ningún salto cualitativo. Porque la Revelación nos dice que EL HOMBRE TIENE UN ALMA INMORTAL y es ontológicamente superior a las bestias, por tanto, no puede decir "padre" a un animal IRRACIONAL anterior. De aquí surgió la controversia.
PRIMERAS REACCIONES ECLESIÁSTICAS A LA OBRA DE DARWIN.
La doctrina presentada en The Origin of Species (1859) era simplemente científica, pero muchos contemporáneos no lo entendieron así.
Que su primera edición (1250 ejemplares) se agotar en poco tiempo, dicen que en un día, no fue por amor a la ciencia. La expectación levantada se debía a las implicaciones religiosas que supuestamente contenía.
Los ateos materialistas vieron una oportunidad, en ella, para confirmar su pensamiento apoyándose en "ciencia", que todo venía por "evolución", no por "creación" (obviando que Dios pudo perfectamente crear la vida y dejar que evolucionara). Por reacción los creyentes creían que era un ataque a la verdad bíblica.
El asunto se exacerbó aún más cuando en 1871, con The Descent of Man, Darwin incluía explícitamente al hombre en la escala evolutiva.
De todas formas LA PRIMERA OPOSICIÓN ECLESIÁSTICA AL DARWINISMO FUE DE LOS ANGLICANOS, en esa época del XIX todavía dominaba en ellos una interpretación literalista del Génesis.
Ya en 1650 su anticatólico y visceral arzobispo James Ussher afirmó, categóricamente, que según la Biblia el año de la creación del mundo fue el 4004 adC, algo que aún admitían muchos anglicanos del XIX.
De todas formas Darwin no admitió nunca controversias con ninguna jerarquía eclesiástica, pero sí lo hizo uno de sus seguidores Thomas H. Huxley que intervino en famosas polémicas.
En el catolicismo la lista de autores (teólogos y no) que rechazaron el darwinismo también fue larga, pero fueron prudentes y moderados. Y también los hubo que congeniaron y aceptaron la teoría darwinista.
El Magisterio ordinario de la Iglesia ante la afirmación de la procedencia gradual y espontánea del hombre de un animal anterior, teniendo en cuenta la naturaleza espiritual del alma, intervino algunas veces para afirmar que éste era un punto que afectaba la fe. Sólo Dios puede conceder el alma inmortal, no una bestia como lo expresa el Concilio de Colonia (1860): "va contra la Sagrada Escritura y la fe de la doctrina que afirme que por una evolución espontánea de una naturaleza inferior a una superior se haya llegado a la del hombre" (espontáneo = sin intervención divina).
Como la cuestión sobre el origen del cuerpo humano era delicada también hubo intervenciones del Magisterio pidiendo cautela. El Santo Oficio llamó en 1895 al P. Leroy para avisarle que no enseñara que venía de un animal, igual hizo con el Dr. Zahm que en 1899 se había posicionado contra el concilio de Colonia.
También hubo una declaración de la Comisión Bíblica sobre los primeros capítulos del Génesis en el mismo sentido.
Fue el papa Pío XII el primer pontífice que habló explícitamente del tema (1941) y expone, en la sesión inaugural de la Pontificia Academia de las Ciencias, sobre el origen del hombre que el alma espiritual ha venido de Dios y en cuanto al cuerpo, como la ciencia aún no ha llegado a ninguna conclusión clara y cierta "no queda, sino, dejar al porvenir la respuesta de la cuestión, y un día la ciencia iluminada y guiada por la Revelación, podrá dar resultados seguros y definitivos sobre un asunto de tanta importancia"
En la Encíclica Humani generis, repite lo mismo. El Magisterio de la Iglesia no prohíbe qu la doctrina del evolucionismo, en la medida que investiga el origen del cuerpo huamno como procediendo de materia ya preexistente y viva (las almas, por la fe católica creemos que son creadas inmediatamente por Dios) según el estado de las ciencias humanas y la sacra teología, sea tratada en las investigaciones y discusiones de los peritos de ambos campos.
DOCTRINA DE JUAN PABLO II.
Tras la Encíclica de Pío XII la polémica entre evolucionistas y defensores del dogma católico menguó. Aunque los católicos se han ido volcando en el evolucionismo moderado.
Como la MACROEVOLUCIÓN (que todos los seres vivos procedan de un mismo microbio) no está suficientemente probada aún en el XXI, unos piensan que sólo deben de haberse producido cambios de especie dentro de un mismo y reducido grupo biológico (familia o como mucho el orden biológico), no más allá (clase y tipos), y otros que es probable el hecho de la evolución total pero como el espíritu humano no puede derivar de la materia fue precisa la intervención divina, ambos grupos mantienen la ortodoxia doctrinal.
Y esta forma de ver las cosas se va generalizando, especialmente tras los nuevos descubrimientos de homínidos fósiles.
Por eso Juan Pablo II dirá: "si en tiempos de la Humanis generis había que expresar cautela en cuanto al origen del cuerpo humano procedente de un animal predecesor, porque sólo era una hipótesis, ahora ya se puede afirmar que es más que una hipótesis; lo que la fe nos dice que tenemos que seguir manteniendo es que hay un salto ontológico entre el animal y el hombre" (22 octubre 1996)
EN RESUMEN:
En el evolucionismo hay lecturas materialistas y reduccionistas pero también otras espiritualistas.
Las que consideran el espíritu como emergido de las fuerzas de la materia viva o como un simple epifénomeno de esta materia son incompatibles con la verdad del hombre. Son incapaces de fundar la dignidad de la persona.
Con el hombre nos hallamos ante una diferencia de orden ontológico, ante un salto ontológico.
El papa, pues, no ha aprobado INDISCRIMINADAMENTE cualquier teoría evolucionista.
Evidentemente la lectura materialista es irreconciliable con la doctrina católica, pero no está ni demostrada ni es la única lectura posible.
La línea doctrinal de la Iglesia se ha mantenido intacta, como era de esperar.
LA TEORÍA DEL BIG-BANG.
Esta teoría ya es de dominio público, afirma que el cosmos se origina de una gran explosión (Big Bang) de toda la materia cósmica concentrada.
Ya se enseña en las escuelas y el "hombre de la calle" la conoce.
Lo que no es tan conocido es quién fue el iniciador de dicha teoría. Y de los pocos que conocen su nombre muy pocos saben que es un SACERDOTE.
Algunos, normalmente los no cristianos o los que saben poco incluso nada de la Iglesia, aún dirán que es una teoría que los cristianos no podemos admitir porque va contra las tesis de la creación.
Pues resulta que el autor de la explicación científica del origen del universo que afirma que surgió de la expansión de un núcleo material densísimo y a gran temperatura fue un sacerdote católico que no se opone, en nada, al dogma de la Iglesia.
La descripción del Génesis, el cómo se fue realizando la obra divina no pertenece al contenido de nuestra fe. Si la ciencia puede afirmar algo de cómo se originó el universo, bienvenido sea lo que nos diga.
UN SACERDOTE Y PROFESOR DE ASTROFÍSICA.
Georges Édouard Lemaître (1894-1966) nació en Bélgica (Charleroi).
Con la IGM tuvoe que ir al servicio militar y al frente, donde fue condecorado por su valor. De temperamento y carácter fuerte.
En una clase de preparación militar fue expulsado al levantarse y corregir al profesor que explicaba, de forma incorrecta, un problema de balística.
Su inclinación por las ciencias no se cortó por la guerra durante la que leyó la obra del matemático Poincaré sobre cosmología que le dejó impresionado por los problemas que planteaba.
El presenciar hechos muy dramáticos y horrorosos en el curso de la guerra (como un ataque con gas de cloro), el ver la muerte tan de cerca, le empujó a entregarse a Dios.
Al finalizar la guerra cursó la carrera eclesiástica y era ordenado presbítero (1922) con 28 años. Destinado a ser profesor en la Universidad Católica de Lovaina estudió astronomía en Cambridge donde tuvo de profesor al célebre astrónomo Arthur S. Eddington.
También completó sus estudios en EEUU (MIT) y en 1926 volvió a Bélgica a ocupar la cátedra de astrofísica de Lovaina.
Ya en su primer año empezó a estructurar su teoría del origen cósmico. Partió de consideraciones cosmológicas teóricas y observaciones del matemático ruso Alexander Friedmann al que había hecho notar (1922 y 1924) que la "constante cosmológica" introducida por Einstein para explicar la estabilidad del cosmos era inútil porque el cosmos podía no ser estable, podía expanderse y/o contraerse.
Así, Lemaître estableció que una expansión del universo a partir de toda la materia condensada encajaba matemáticamente con la ecuación de Einstein sin necesidad de la constante, o sea, que el cosmos podía proceder de una cierta explosión de un huevo cósmico formado por toda la materia a altísima temperatura.
Lamaître ya introducía el concepto del átomo que había en su época y expuso todo en las Conferencias que dio en la universidad de Lovaina sobre el tema.
Ese mismo año asistía a la Quinta Conferencia Solvay en Bruselas con otros científicos, y se encontró con Einstein al que expuso su idea. Al autor de la relatividad no le gustó mucho la exposición de Lemaître al que dijo: "sus cálculos son correctos, pero su visión física es abominable"
Eddington tampoco aceptó las elucubraciones de su antiguo discípulo al que dijo: "me parece una teoría más satisfactoria que no fuera tan antiestéticamente abrupta" pero el sacerdote no se desanimó por ello.
Explicó su teoría en un artículo enviado a la revista Nature (9 mayo 1927) donde establecía una comparación de cómo él veía el cosmos (citada por muchos autores que exponen el tema), que dice así: "la evolución del universo es comparable a una traca de fuegos artificiales que acaba de finalizar: unas pocas chispas, cenizas y humo. En pie sobre un fuego que se ha enfriado, vemos cómo los soles se apagan, e intentamos recrear el resplandor que se ha desvanecido del origen de los mundos"
A fines de 1929 el astrónomo estadounidense Edwin Hubble publicaba los resultados de diez años de observaciones de las galaxias: "el universo se expande porque las galaxias se separan a una velocidad de "fuga" que es proporcional a su lejanía" encajando perfectamente con la teoría de Lemaître que se animó a desarrollar más su teoría que publicaría en 1933 en Discussions sur l'evolution de l'Univers, y todavía hizo una exposición más detallada y razonada en 1946: Hypothèse de l'atome primitif.
ADAPTACIÓN DE LA TEORÍA DEL ÁTOMO PRIMITIVO.
Lamaître nunca llamó a su teoría el Big-Bang. Es una denominación que le puso su oponente teórico: Fred Hoyle, astrónomo británico que no creía en ella y lo dijo despectivamente con una paranomasia con el conocido reloj londinense (Big Ben).
Pero tuvo fortuna y fue aceptado el término, sin animosidad, por George Gamow, el gran defensor de la teoría del sacerdote belga, en EEUU y luego por toda la comunidad científica.
Con la evidencia de la "fuga" de las observaciones de Hubble se generalizó la aceptación de la teoría de Lamaître como explicación válida del fenómeno. El propio Einstein acabaría reconociendo que la introducción de la constante cosmológica fue el mayor error de su vida, dándole así la razón al sacerdote. Hizo las paces con Lemaître y dijo que "el Big Bang era la mayor, más bella y satisfactoria interpretacion de los fenómenos astronómicos"
Eddington sacó del cajón (1932) los manucristos de Lemaître que había recibido en 1927 y no había estudiado, pero ahora sí los leyó, los hizo traducir al inglés y lo publicó en las actas de la Royal Astronomical Society.
Evidentemente surgieron más contradicciones y más pruebas a favor hasta hoy, pero cada vez se asienta como la respuesta más probable a medida que se han ido solventando las dificultades detectadas. Se han añadido muchos detalles pero hoy es la teoría más aceptada por la comunidad astronómica mundial.
Por ejemplo, una de las confirmaciones más célebres fue la del descubrimiento de la radiación del fondo cósmico. La teoría contemplaba que tenía que permanecer en las profundidades del universo una débil radiación. Pues bien, la detectaron unos que no la buscaban ni sabían nada de ella. En la primavera de 1964 dos funcionarios de la Bell Telephone: Robert Wilson y Arno Penzias, con el radiotelescopio de cuerno de Holmdel, captaban esta persistente radiación de ondas correspondientes a una temperatura de unos 3,5º K.
El astrofísico Robert Dicke fue quien interpretó lo captado por los operadores que no sabían qué era aquello: la radiación prevista por el Big Bang.
Tras varias comprobaciones, y fuera ya de toda duda, se publicó el resultado en la portada del New York Times (21-5-1965) con grandes titulares.
Georges Lemaître aún vivía y pudo obtener la satisfacción de esta nueva confirmación observacional en pro de su teoría, ya generalizada.
Moriría al año siguiente siendo profesor en Lovaina.
10ª.- Parte: CONCLUSIÓN.
Después de 9 tocho-post de cómo la Iglesia Católica, a lo largo de la Historia, ha Fomentado, Promovido, Difundido y Protegido la CIENCIA puede creerse, al menos por el lector católico, que la Ciencia siempre es buena, que entra en el plan divino y la Iglesia la bendice.
Pero ... ¿acaso la Ciencia no presenta puntos oscuros?
¿es culpable la ciencia de la destrucción de las armas y bombas atómicas, químicas, explosivas, biológicas ... etc.?
Esto no puede ser el plan de Dios, ni la Iglesia puede bendecirlo.
La Ciencia ha hecho muchos otros descubrimientos: TV, Internet, ... que se usan para el mal ¿puede bendecirse esa ciencia y sus frutos?
LA RESPUESTA ES QUE ES LA TÉCNICA LA QUE NO SIEMPRE ES BUENA.
Hay que distinguir entre CIENCIA y TÉCNICA que aún siendo consecuencia de la ciencia es otra cosa diferente.
La libertad humana puede usar cosas buenas para hacer el mal. La Iglesia no bendice todas las técnicas (fecundación in vitro) por ejemplo, eso ha hecho que los que quieren atacarla no quieren distinguir entre Ciencia y Técnica y sus aplicaciones, acusando, mendazmente, a la Iglesia de ir contra la Ciencia cuando lo que ha hecho es levantar la voz contra una experimentación que genera graves problemas éticos.
Desgraciadamente no ha sido, ni será, la única vez en que la Ciencia y su tecnología, se usan de forma éticamente reprobables por mucho que se les apellide como "ciencia".
Incluso en la naturaleza hay muchas cosas que pueden usarse para el mal, lo mismo ocurre con la Ciencia.
LA IGLESIA SE POSICIONA CONTRA EL MAL USO QUE ALGUNOS HOMBRES HACEN DE LA TECNOLOGÍA, no contra la CIENCIA.
La Iglesia también ha alzado la voz contra el "cientismo" (que sostiene que no hay más verdad que la dada por la ciencia)
Porque para la Iglesia una visión cientista es inadecuada y falsa para la DIGNIDAD HUMANA.
El cientismo reduce al hombre a su definición científica.
NO PUEDE JUSTIFICARSE TODO EN NOMBRE DE LA CIENCIA, menos aún lo que denigra la dignidad humana.
Ni puede tolerarse que se SOMETAN los pueblos a las decisiones del nuevo poder: LA TECNOCRACIA. Una INGENIERÍA SOCIAL que controle los espacios de libertad individuales e instituciones REDUCIÉNDONOS A SIMPLES ELEMENTOS DE CÁLCULO.
Bajo el nombre de Ciencia se esconden, a veces, técnicas y teorías que atentan contra el plan de Dios sobre el hombre y van contra la dignidad de las personas.
CIENCIA, SÍ. TÉCNICA Y TECNOLOGÍA desenfrenada, uso sin control y cientismo NO.
LA CIENCIA NECESITA EL COMPLEMENTO DE LA FE.
Una ciencia sin religión está coja, la religión sin la ciencia es ciega (Einstein en 1941)
La CIENCIA NECESITA el complemento de LA REVELACIÓN.
Cuando sólo se cree lo que dice la ciencia experimental se cae en el cientismo o en el cientificismo que no puede satisfacer de ningún modo las exigencias del ser humano.
Y también es muy cierto que la fe católica ha sido ayudada por la ciencia.
La FE y la RAZÓN son las dos alas de que dispone el espíritu humano para elevarse en la contemplación de la verdad. Renunciar a alguna de ellas es limitar el conocimiento.
Los conocimientos científicos son la base de la reflexión filosófica y ambos nos permiten llegar al conocimiento de la existencia del Creador.
No tener en cuenta esto nos hará caer en el fideísmo (creer sin base racional), la FE sin CIENCIA es CIEGA.
Entonces ¿en qué punto o puntos la FE completa los conocimientos científicos?, ¿cómo estaría coja la Ciencia sin la FE?
EL PORQUÉ DE LA CREACIÓN.
La ciencia sola es impotente para dar razón del orden del cosmos, que como decía Galileo está escrito en orden matemático.
En el mundo se observa racionalidad y por ello decía Einstein que: "lo más incomprensible del cosmos es que sea comprensible" es decir, el cosmos es admirable por cómo está sometido a leyes que el hombre, con su razón (y gracias a las matemáticas) ha ido descubriendo.
Y ¿Por qué es así?
Es una pregunta que todos los científicos de verdad se plantean lealmente. Y ese interrogante nos hace pensar en LO TRASCENDENTE.
Siguiendo, una vez más a Einstein (Mein Weltbild): "difícilmente encontraremos entre los talentos científicos más profundos uno solo que esté sin un sentimiento religioso propio" y también dijo (New York Times, 9-IX-1930): "en estos tiempos materialistas en los que vivimos LA ÚNICA GENTE PROFUNDAMENTE RELIGIOSA son los INVESTIGADORES CIENTÍFICOS SERIOS", frase algo exagerada pero que refleja su experiencia personal en el trato con otros pensadores científicos y gente vulgar.
El orden del universo hace pensar a los que lo estudian sinceramente y con profundidad.
Como católicos podemos dar una respuesta totalmente satisfactoria: todo ha sido creado por un Ser infinito en sabiduría que puso un orden para colocar después a un ser racional "a imagen y semejanza" suya.
Varios científicos se preguntan ¿por qué hay cosmos y no la nada más absoluta?
Evidentemente si ahora existen los seres que vemos, es impensable que haya existido antes un momento en el que no existía absolutamente nada, ya que de la nada, sin intervención de nadie, puede generarse nada.
En consecuencia, eternamente tiene que haber existido algún ser.
La única respuesta es: existe un Ser eterno.
Por eso los científicos que se niegan a admitir un Dios personal, caen todos en el panteísmo (Dios es la propia naturaleza o como dijo Fred Hoyle: "el universo es inteligente") pero si esa naturaleza ha tenido un inicio (Big Bang) o se ve que es contingente (no tiene en ella misma la razón de su existencia) y el panteísmo se hace imposible de sostener razonadamente.
Por el contrario, un Dios personal, lo explica todo.
Entonces ¿Por qué un Ser eterno e infinito en perfección crea un universo material con una criatura racional?
Otra vez, la Revelación católica nos da la respuesta: porque Dios es amor y como dice Santo Tomás Aquino: "la llave del amor abrió su mano para crear las criaturas".
EL SENTIDO DE LA VIDA HUMANA.
Es el gran interrogante de los que carecen de fe, y, por tanto, se plantean todos los científicos que no recurren a la luz de la Revelación.
Si todos tenemos que morir ¿qué vinimos a hacer a este mundo?
Caer en la nada eterna no tiene sentido.
Si pensamos en lo que la ciencia ha ido descubriendo sobre la naturaleza y su evolución, cósmica y biológica, desde millones de años, con una orientación hacia la vida humana, aún se hace más intrigante la pregunta.
SegúnClaudeTresmontan (El Problema del Alma, Edit. Herder, Barcelona, 1974): "el conjunto de la evolución cósmica, física y biológica nos presenta un espectáculo con una evidente estructura y orientación.
A lo largo del tiempo, en la historia natural del mundo, la información crece de forma continua y acelerada ... la evolución está orientada en un sentido de cefalización creciente y de gradación ascendente del psiquismo.
Si es así, no podemos decir que la aventura creadora de la naturaleza sea un absurdo ...
El hombre es el fruto de una larga labor, siempre orientada en el mismo sentido ... Es muy poco verosímil que la naturaleza se haya molestado durante millones de años en producir, progresivamente, un ser provisto de cerebro (14.000 millones de neuronas) provisto de CONSCIENCIA REFLEXIVA, capaz de cuestionarse y buscar las respuestas, para después eliminarlo radical, brutalmente.
Haberle dado la conciencia de su existencia, simplemente para que sienta la angustia de la muerte, que es un instante, y luego precipitarlo a la nada, es difícil de imaginar. La naturaleza sería el colmo de la maldad y un derroche de trabajo inútil y absurdo".
La respuesta de la Doctrina Católica que nos muestra que la existencia humana no es absurda. La existencia del ser humano en este mundo y una PLENITUD de vida para la posterior eternidad.
La Doctrina Católica se encuentra expresada en la fórmula ignaciana del principio y fundamento: "el hombre ha sido creado para alabar, reverenciar y servir a Dios Señor nuestro, y mediante esto salvar su alma"
Reconocer esto y vivirlo es la expresión del sentido sublime que tiene la vida humana.
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores