¿Están prevaleciendo las puertas del infierno?

Cita:

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De todos modos, las puertas del infierno o de la logia no prevalecerán contra la Iglesia, porque Cristo no puede fracasar.

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Ejemplo típico: siempre observo que en cualquier tema que se saquen a relucir infiltraciones masónicas o subversivas en la Iglesia, se suele quitar hierro al asunto con alguna de las dos famosas frases consolatorias que Cristo dio a sus Apóstoles:
o bien:
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

o esta otra:

Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.

Dejando a un lado la realidad de esas palabras (y su certeza absoluta, que sólo en un ultimísimo sentido serán ciertas), me parece que se suele abusar de su interpretación en un sentido tan rotundamente optimista que se las priva de su valor auténtico y se hace con ellas juego a quienes precisamente vienen destruyendo la Iglesia desde hace casi 50 años.

Un sector (el mayoritario) de católicos las interpretaría en el sentido de que los enemigos son, fueron y han de ser exteriores a la Iglesia y ajenos a ella, al modo que lo fueron los emperadores romanos, el Islam o el comunismo.
Ese enemigo hoy en día lo asociarían bien con el Islam o bien con confusas ramificaciones masónicas conspirativas en medios, gobiernos y partidos políticos (tipo ZP).
Pero desconocedores, por supuesto, de la encíclica Pascendi, del Syllabus, de la “Humanum genus” y de la penetración de la ideología masónica en la cúpula de la Iglesia, jamás podrán imaginarse que el enemigo verdadero realmente está en el interior de la Iglesia, y que es realmente el que les está dictando órdenes y al que están obedeciendo a través de instancias jerárquicas católicas.

Para este grupo, la cita bíblica “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”, no vendría a significar (visto lo visto, y el rumbo que esto lleva) sino que mientras haya una persona vestida de blanco en el Vaticano, que sea llamada Papa, y que diga algunas vagas referencias de vez en cuando sobre Cristo y la Iglesia (a saber cuáles...), ya sería suficiente para que “hubiera” Catolicismo. Y que eso habrá de existir siempre porque... las puertas del infierno no prevalecerán contra ella...

Conclusión: que mientras eso suceda, digan lo que digan, hagan lo que hagan el papa o la jerarquía todo será “católico”; aun las mayores herejías no serán ya herejías, no podrán serlo... porque Cristo estará con el papa siempre... O sea, con tal de que en el Vaticano alguien se vista de blanco y salga por la tele.
Un círculo vicioso absoluto.

En eso estamos y esa es la dinámica. Esa sería para ellos la promesa de Cristo.
Y todos contentos:
-los masones, encantados, de ser los amos ocultos de la masa católica;
-la jerarquía, encantada de no tener problemas con enemigos que quemen iglesias, y que encima les subvencionan;
-los católicos, encantados de que la jerarquía les venda un cielo sencillito y baratito.
Y como los únicos que chafarían esa maravillosa película son los “integristas”, que denuncian fantasmagóricos complots masónicos, recuerdan las conjuras denunciadas por León XIII y San Pío X; y tesis ocultistas y satanistas en documentos de la jerarquía... pues duro con ellos, no vayan a fastidiar el tenderete.
Así pues, los integristas, y no los masones, pasan a ser los únicos enemigos para los valedores de las ideas ocultistas-satanistas infiltradas en la Iglesia.
Evidentemente, lógico.

Ante la promesa de que no prevalecerán las puertas del infierno, cabría recordar un refrán: “A Dios rogando y con el mazo dando”; es decir, que independientemente de la voluntad última de Dios; aunque ella nos hubiera de ser favorable, debemos actuar al margen de ella como si todo dependiera de nosotros.
Así lo entendió siempre la Iglesia; la Iglesia peleó siempre contra sus enemigos, siempre los tuvo y los tendrá, y aun conociendo el apoyo divino nunca bajó la guardia ni dejó de luchar contra el error y sus valedores, alegando (como hubiera podido haber hecho, y al modo de hoy) que como las fuerzas del infierno no prevalecerán contra mí, ¿para qué habría de complicarme yo la vida, peleando?

No olvidemos que esa es, precisamente, la piedra de toque que los progresistas han usado para amordazar y hacer desesperar a la Iglesia de siempre:
hacerla ver que lo que (los integristas) llaman “error” o “enemigos” existen, sólo en la imaginación del “integrismo”; pero que, realmente no hay tal enemigo, sino gente incluso más cristiana que los católicos(¡¡), y que la Iglesia debe asumirlos (o sea aceptar las tesis satánico-ocultistas); reconciliarse con la modernidad y reconvertir sus dogmas y así, reconvertida, modernizada (o sea, infiltrada) podrá sobrevivir, y sobrevivirá de hecho (pacto de caballeros).

E incluso se sobreentiende hasta el ofrecimiento de una cierta coartada: que así (o sea, infiltrada de ocultismo satanista) y sólo así, sería cierto que hasta podrá sobrevivir siempre (sirviendo conscientemente, o no, al ocultismo) y de hecho se le garantiza que sobrevivirá... porque si los masones os elimináramos (como, de hecho, podemos hacerlo, y de sobra)... ¿cómo podríais justificar, de otro modo, a vuestros católicos que Cristo estará con vosotros hasta el fin de los tiempos?

Yo no dije ni quise decir en ningún momento que hubiera que quedarse cruzados de brazos esperando que todo se resuelva por sí solo. Por supuesto que a Dios rogando y con el mazo dando y que me preocupa lo que pasa. Por supuesto que tenemos que hacer lo que esté en nuestras manos, y desde luego rezar. Simplemente recordaba la promesa del Señor para que no nos dejemos vencer por el pesimismo. Y no importa que al final solo quedemos cuatro gatos, porque también dijo que donde estuvieran dos o más reunidos en su nombre estaba Él. En algún momento tendrá que intervenir, y espero que sea pronto, porque el mundo se está poniendo que es un asco. Ya estamos viviendo la apostasía. Ahora falta la otra señal que dio San Pablo, que venga el Anticristo, si es que no ha venido ya.

Aunque no lo dijeses en ese sentido, el comentario de el cura y el barbero (ambos) es muy bueno y apropiado. Ciertamente muchos estamos hartos de oír esa sentencia como excusa para no hacer nada y para evitar pensar sobre ciertos asuntos.