Últimos retratos del mártir requeté Antonio Molle Lazo



Son muy pocas las imágenes que se conocen del requeté mártir Antonio Molle Lazo, cuyo proceso de beatificación sigue a la espera. Las biografías publicadas hasta la fecha o bien carecen de fotografías o las mismas son escasas y de poca calidad. En la última de ellas y la más prodiga en fotografías, publicada hace algo más de una década por Fray Santiago Cantera OSB, se recogen algunas de las pocas imágenes existentes del joven requeté, y en una de ellas, se menciona expresamente que se trata de “el único retrato que se conserva del joven Antonio Molle Lazo, vestido de paisano. Esta fotografía ha sido utilizada para varias estampas que promocionan su beatificación”.



Si son pocas las fotografías conocidas, no son más abundantes los retratos artísticos realizados hasta la fecha, sean al óleo, pastel, carboncillo o técnica mixta.
La fotografía a la que se refiere Fray Santiago Cantera en su libro, y que era la única conocida del mártir en aquel momento, fue utilizado para la realización de un retrato de autor desconocido y propiedad de Victoriano Ruíz y Sánchez del Cueto, en el que Molle aparece con el uniforme de requeté, y que ha sido profusamente utilizado en estampas y octavillas con la Oración por su beatificación.



En esta misma línea de recreación artística a partir de los rasgos mostrados en esa entonces única fotografía, se inscribe el dibujo del mártir, igualmente con uniforme de requeté y también de autor desconocido, que forma la imagen más habitual en esas estampas y la más reconocible para todos los devotos del heroico requeté.

Un dibujo similar del requeté jerezano -aunque nacido en Arcos de la Frontera- fue el realizado por J. Ortega en 1940, que apareció en unos recordatorios de gran formato, de las que se hizo una amplia tirada.



La imagen de Molle plasmada en esa popular estampa es el que sirvió de base al óleo sobre cartulina realizado por la meritoria y vocacional pintora carlista Mónica Caruncho, que tantos otros dibujos de pequeño formato e igual técnica ha realizado ensalzando personajes y escenas de la historia del Tradicionalismo.

No era el primer retrato al óleo de Antonio Molle. Hace más de tres décadas, tuve la ocasión de visitar a Manuel Molle Lazo, hermano del mártir y también requeté en la Cruzada, en su casa de Jerez. Allí pude contemplar, y fotografiar con su autorización el retrato al óleo que presidía la sala de estar y del que, sorprendentemente, no se han hecho hasta ahora reproducciones de las que tengamos noticia.



Pero tampoco este era el único retrato al óleo realizado. En 2022, se incorporó a los fondos del Museo Carlista de Madrid un retrato de Antonio Molle completamente desconocido hasta entonces, debido al pincel del torero y después pintor carlista Domingo Hernandorena Lavandibar, realizado en torno a 1940, poco tiempo antes del fallecimiento de su autor en 1944.



En la composición del retrato y como fondo del mismo, junto a la silueta del convento que Antonio Molle defendía, se aprecia la imagen de Cristo Rey en la esquina superior derecha del cuadro, evocando con ello las últimas palabras que salieron de la boca del mártir.

El cuadro fue donado al Museo por la hija del pintor, Doña Felicia Hernandorena, residente en Madrid.

La muerte heroica de Antonio Molle, cuya fama se extendía entonces por España, debió de impresionar mucho al pintor bilbaíno, pues además del retrato realizó una acuarela sobre papel que representa, con verismo sobrecogedor, cómo debió ser el martirio del joven jerezano.



Después de algunos años en los que la figura de Antonio Molle fue cayendo en un cierto olvido, consecuencia de la progresiva desaparición de la generación que hizo la guerra, en tiempos recientes el martirio del joven gaditano ha recobrado actualidad en el contexto de las beatificaciones de mártires de la persecución religiosa llevada a cabo en España en los años 30 del siglo XX .
Con propósitos ilustrativos, se han llevado a cabo algunos dibujos evocando la muerte del heroico requeté. El de mayor calidad entre ellos fue un encargo de Javier Mª Pérez-Roldán al artista militar José María Crespo Gómez, en el que el mártir aparece yaciendo sin vida en el suelo con los brazos extendidos en cruz y en presencia de Jesucristo y la Virgen María.



Otro dibujo es el que representa a un miliciano propinando un tremendo puñetazo a Antonio Molle, que le hace perder el equilibrio. Se trata de un pequeño dibujo que hizo un colaborador de la revista carlista Ahora Información para la misma, y que se publicó siendo su director Javier Barraycoa.



El último de los dibujos es debido a un dibujante joven dedicado exclusivamente a la realización de bocetos.



Estas imágenes, y alguna pequeña variante de las mismas posibilitada por las técnicas digitales actuales, han constituido hasta ahora la totalidad de la iconografía de Antonio Molle.

Hace pocos años, gracias a la productora Agnus Dei, han salido a la luz tres nuevas fotografías de Antonio Molle hasta ahora inéditas, dos de ellas en los años en los que era ya un joven militante de la Comunión Tradicionalista, es decir, en los días de la República, y la tercera con su clase cuando cursaba Educación Primaria.


Una de estas fotografías desconocidas hasta ahora, recogida más arriba, ha servido de base para la realización del último retrato artístico de Antonio Molle, resultado del encargo hecho por el Museo Carlista de Madrid a Carmen Gorbe Sánchez. El retrato, realizado al carboncillo y manifestando una vez más esa extraordinaria facilidad para el dibujo que caracteriza a la artista aragonesa, presenta al joven gaditano con uniforme de requeté, luciendo sobre su pecho el detente del Sagrado Corazón y la cruz de San Andrés con los que tantos voluntarios carlistas dieron su vida en nuestra última Cruzada.



La memoria del requeté mártir sigue viva en los corazones de todos los carlistas. A esa tarea se consagra también el Museo Carlista de Madrid, en el que quedará expuesto este último y más reciente de los retratos del venerable siervo de Dios Antonio Molle Lazo, llamado con toda propiedad por sus primeros biógrafos el “mártir de Cristo Rey” y el “mártir de la boina roja”.





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