Trato de ser siempre lo más preciso posible en mis escritos para evitar toda posible ambigüedad (lo cual no quiere decir que siempre lo consiga, por lo que nunca dejan de venir bien las interpelaciones para aclarar lo más posible). Digo esto porque a lo mejor en estas materias económico-financieras es posible que se me pueda tachar de quisquilloso o puntilloso cuando corrijo o matizo afirmaciones realizadas por otros foreros.Extiéndete, por favor, esto es interesante. Efectivamente, el interés no es la única fuente de distorsión. Hay otra también importante, que parte juston en el momento en que el dinero nuevo entra en circulación. ¿Por quién, cómo, para qué y a través de quién?
Repito: yo no digo que "el interés es la única fuente de distorsión", sino que la forma en que el actual sistema financiero emite-crea y saca-destruye el dinero en la economía real es la única causa o fuente originaria de la distorsión de la economía. Otra cosa distinta es que ésa única fuente originaria de la distorsión venga acompaña después por elementos o factores (como, por ejemplo, aunque no únicamente, el interés) que aumentan o agravan ese efecto distorsionador. Simplemente quiero dar a entender la diferencia que hay entre una causa única principal que produce un fenómeno, y todas las causas puramente secundarias que simplemente se limitan a exacerbar el efecto (efecto, repito, que ellas, por sí mismas, no producen sino que se circunscriben a exacerbarlo o agravarlo). Dicho con otras palabras, si se arreglara la forma en que actualmente actúa el sistema financiero en su función (supuestamente) instrumental al servicio de la economía real, la presencia de interés no supondría, per se, ningún problema para la buena y correcta marcha de la economía real con un sistema financiero asociado a ella (otra cosa distinta sería que la exigencia de ese interés, viendo cada caso concreto, fuera moralmente justa; pero aquí, insisto, no hablo de una cuestión moral o de filosofía social, sino de una cuestión meramente técnica, de contabilidad para ser precisos).
En su día, también puse otro ejemplo para diferenciar entre la única causa original del problema y una simple causa secundaria agravante o ampliadora del problema, cuando señalé la distinción entre una asociación económica que puede crear o destruir dinero, y otra asociación económica que sólo se limita a acumular dinero. El problema no está en que haya asociaciones económicas que puedan crear o destruir dinero (obviamente, si no las hubiera, no habría dinero en la economía, y eso sería fatal para una economía que necesitara del dinero para su buen funcionamiento) sino en la forma en que esas asociaciones económicas, en su conjunto, crean y destruyen el dinero de la economía. Existen dos formas, en el marco de la contabilidad correspondiente a una comunidad política, de emitir y retirar el dinero de dicha comunidad: o bien ajustándose a la realidad física de la economía (que es como debería realizarse esa emisión-retirada del dinero) o bien no ajustándose a esa realidad física de la economía (que es lo que actualmente ocurre).
Los principios fundamentales para el adecuado y propio funcionamiento de un sistema financiero asociado o adjunto a la economía de una comunidad política en la que se quieran adaptar lícitamente los progresos de la técnica en materia de producción-distribución de bienes y servicios, fueron resumidos por C. H. Douglas en su testimonio del 1 de Mayo de 1930 (es decir, prácticamente contemporáneo a la iniciación por José Antonio Primo de Rivera y los demás nacionalsindicalistas de sus teorizaciones económicas) ante el Comité MacMillan (1929-1931), comité creado por el Gobierno británico expresamente para la investigación de las causas de la crisis económica iniciada en 1929 (parecida a la de nuestros días, iniciada en 2008).
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